“La creación del Festival Internacional de Teatro de Caracas en el año 1973 no solamente valió la pena, fue el mejor de los legados de Carlos Giménez, hoy en las inteligentes manos de Carmencita Ramia. Los Fitc, como los llamamos después, han tenido la doble referencia recíproca y reflexiva del público y sus hacedores. Nos formó como público y como hombres de teatro. Tuvimos la ocasión de ver lo mejor del mundo. De medirnos, compararnos e incluso igualarnos. El master listde directores, montajes y divos de la escena es larga y conocida. También aterrizó mucho abrojo y supimos discriminar. Hoy, el Fitc es otra cosa, porque todos somos ‘otros’ . Siendo el mismo río es otra agua la que bebemos”.
Así se expresó el actor Javier Vidal ante una pregunta relacionada con la historia de los Fitc, precisamente ahora que se prepara para la exhibición de la pieza Autorretrao de artista con barba y pumpá, de Josè Ignacio Cabrujas en el Festival. "Como miembro del grupo Theja inauguramos el Fitc en Cumaná con la pieza de Cabrujas. En estos días estoy de ensayos y con la misma alegría de siempre estaré en Cumaná. Para mí es una fiesta presentarme en el interior, mucho más que en Caracas, sin demagogia que valga.
-¿Tiene sentido hacer un festival de estas proporciones y no hacer, por ejemplo, un festival nacional?
-Creo y me comprometo en mi creencia, que ahora más que nunca debe seguirse haciendo el Fitc. Lo desproporcionado es el Encuentro de Juventudes Comunistas en La Carlota. Eso sí que es pornográfico, eso sí que es corrupto. Eso sí que es asqueroso, vomitivo. El Fitc tiene un sentido de continuidad y tradición. Festival es fiesta y viviendo como vivimos, mal no nos viene un respirito frente a la mareada proselitista de un régimen que sólo ha logrado convertir a su Primer Mandatario en un payaso de circo y a sus acólitos ejecutivos en enanos velazqueños que le babean las gracias domingo a domingo. ¿Recuerdan la niña declamadora frente al Istúriz educador? ¡Pornografía pura! Que siga el Fitc para seguir formando a un público que sepa distinguir un payaso de un héroe. Aunque sea sólo por eso que viva el Fitc.
-¿Qué fallas detecta en la organización de los festivales?
-El Fitc, hoy por hoy, es una entidad privada con un pequeño aporte del Estado que en estos días está muy lejos de serlo.Si viviéramos en una democracia el Estado tendría independencia del gobierno, pero sabemos que no existe Estado. El régimen y sus lineamientos de partido son los que deciden con la máscara de un Estado democrático. Tanto el Festival Nacional como Internacional tendrían que ser operaciones de Estado. Pero con éste es preferible que no meta mucho el cucharón.Por otra parte, el Festival Nacional ha quedado sustituido por los festivales regionales más importantes, como son los de Oriente y Occidente que gracias a la iniciativa privada y al coraje de hombres como Kiddio España y Carlos Arroyo aún viven dando bocanadas fuera del agua.
- ¿Debería haber un festival nacional?
-Debería, primero, haber una unidad escénica nacional... y en estos momentos es imposible, en parte porque los grupos de teatro no han aprendido aún a ser entes independientes de un Estado, que le gusta practicar el terror ideológico.
-¿Usted cree que los festivales deben ser realizados por el sector privado, en este caso el Ateneo, pero asumidos como una política de Estado?
-Creo que deberían ser realizados totalmente por el sector privado y la única política del Estado sería la de subvencionar económicamente y de esta manera poder ofrecer entradas de alcance popular. Pero insisto en recordar que aquí no hay línea de Estado. Aquí hay línea de partido y línea de partido es el capricho de la nalga del bufón de Stalin. Muy al estilo de los comisarios culturales de Cuba. Muy Proletkult.
-¿Cómo escogería usted a los grupos foráneos visitantes y a los grupos criollos participantes?
-Creo que los llamados “criollos” tienen un muy buen proceso de selección. El equipo seleccionador es intachable e independiente.Es más yo lo propondría para que seleccionara el nuevo CNE. Claro que ya al proponerlo yo, lo descalificaría ipso facto. El proceso de selección de los foráneos, lo ignoro. No sé quién los selecciona, cómo se seleccionan y cuáles son los costos políticos o económicos de la selección.Este año observo una hegemónica preponderancia alemana que le dará el mayor de los puntos positivos.Creo, eso sí, que el caso del Zulia amerita una reflexión.
-¿Por qué?
-Tengo entendido, hasta donde yo sé, que no va a participar como estado regional y eso es grave, gravísimo, para el futuro del Fitc, si el mismo tiene interés de cubrir la nación y, aunque soy partidario de la autonomía zuliana, el Zulia sigue siendo de Venezuela y debe ser respetada como primera entidad nacional y cultural después de la metrópoli.
-¿Qué le hace falta a los festivales?
-No olvidar nunca la dimensión humana del mismo.El teatro es gente. El intercambio humano y estético es vital. No olvidar a las nuevas generaciones.Yo he visto todos los Fitc, pero, por ejemplo, mis hijos apenas han sido testigos de algunos eventos aireados.¿Cómo es esa nueva mirada? ¿Esa nueva sensibilidad?¿Cómo influyen las nuevas tecnologías interactivas en la mirada de las nuevas generaciones y qué papel juega el teatro en ese discurso ecuménico?
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