Franklin Tovar, actor y director, no menor de 60 años y venezolano, se dio a conocer como el primer esteta chavista al mostrar, durante las temporadas 2004 y 2005, en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, su espectáculo musicoteatral A barrio vivo. Era una colosal viñeta, con orquesta y canciones populares, actores y bailarines, sobre los cambios socioeconómicos y hasta culturales que se desarrollan en diversas urbanizaciones populares de la actual Venezuela. Ahí se aludía al desempeño de las misiones Robinsón, Rivas y Barrio Adentro, además de la comunitaria labor de los consejos populares de planificación con fines sociales y de mejoramiento del hábitat, dentro de una barriada amenazada por un brutal desalojo. Hay que subrayar que ese ameno espectáculo, muy inmerso en la actualidad sociopolítica, hizo equilibrios para no caer en el panfleto ingenuo, pero se sobrepuso y quedó como un modelo de la eventual teatralización que se podrá hacer de algunas facetas del actual proceso, o revolución, bolivariano.
Ahora Tovar ha retornado con otro espectáculo músicoteatral, donde se deslinda de la ideología chavista y se enruta por la historia de un gran personaje popular, el más grande latinoamericano antes de Ernesto “Che” Guevara: se trata del montaje Gardel...vivito y tangueando, con el cual ha optado por hacerle un gran homenaje al tango y en especial al legendario Carlitos Gardel, a quien corporiza con el actor Simón Pestana y lo lleva a que éste sea una especie de guía en una artística exposición o visita didáctica cultural sobre ese baile marginal que se apoderó de Uruguay y Argentina, cuando inicialmente se bailaba entre hombres, porque las mujeres no podían acudir a esos antros de puros machos... pero después se convirtió en la joya de las fiestas de la gran sociedad mundial.¡Y la historia es interminable!
Es, pues, algo más de un siglo de la historia del tango lo que ha concebido Tovar, autor del libreto y de la puesta en escena, aderezada por sendas agrupaciones de tangueros y correctos intérpretes como Yamandú Pereira, Oscar Jurado. Germán Segura y William Alvarado, apuntalados por la Orquesta Sinfónica Venezuela, con Angelo Pagliuca en el podio, y dos agrupaciones musicales. ¡Impecable musicalmente hablando!
Tovar, que no es mezquino, porque es uno de los pocos pecados que no pueden cultivar los artistas, hace un hermoso homenaje a José Ignacio Cabrujas, quien viene a ser el primer venezolano que materializó a Carlos Gardel en el teatro, como lo logró con su pieza El día que me quieras, estrenada en 1979, teniendo a Jean Carlos Simancas en el comprometido rol del mítico cantante. Tovar detiene a su Gardel (Simón Pestana), en ese peculiar descenso al infernal mundo del tango, por unos cortísimos minutos en la Plaza Mayor de Caracas, en abril de 1935 y ahí... casi al pie de la estatua del Libertador, lo muestra haciéndole una galantería a Matilde Lofriego, y después él dice que ella “será la madre de un gran dramaturgo venezolano” que lo reviviría en una gran pieza de teatro. Este gesto del autor arrancó aplausos del público que no olvida la grandeza del ausente escritor criollo.
El espectáculo, cuya equilibrada duración alcanza las dos horas sin intermedio, resultó gratísimo. Tanto en lo teatral como en lo musical y lo coreográfico. Hacía años que no veíamos un producto artístico con tamañas ambiciones y tan bien resuelto, lo que hace suponer que ahora sí, el Teatro Teresa Carreño tiene un equipo propio que podrá afrontar la realización de más musicales, eventos que tienen mucha demanda entre todos los públicos, pero en especial aquí en Venezuela, donde la música y el baile se llevan en la sangre, donde hay intérpretes calificados para las sendas expresiones artísticas, sin contar las manifestaciones del folclore negroide y caribe, que son palabras mayores.
Vale la pena subrayar la conducta del público caraqueño, el cual, durante tres días, plenó al Teatro Teresa Carreño, enamorado por el tango gardeliano del espectáculo y atraído por los precios tan bajos de la boletería.
Es posible que el Teatro Teresa Carreño haga, después de Semana Santa, dos o tres fines de semana con este regalo de Franklin Tovar a la comunidad, con ese audaz teatro musical que revive a Carlitos Gardel y lo muestra cual Dante en una visita a los infiernos. ¡Felicitaciones
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