La muerte de Carlos Giménez el 28 de marzo de 1993 escindió en dos la historia del grupo teatral Rajatabla. La fundacional y su brillante ascenso, que arranca el 28 de febrero de 1971 con el montaje emblemático Tu país está feliz, versión del poemario de Antonio Miranda, y la otra que comenzó tras la desaparición del fundador y la cual es liderizada, desde entonces, por el actor y gerente Francisco Alfaro, integran por ahora su saga.
La primera etapa suma montajes verdaderamente históricos y por ende casi imposibles de superar, además de ser escuela de cómo se debe trabajar no sólo para el público venezolano sino del mundo, porque en esos primeros 22 años la institución fue el faro de las artes escénicas latinoamericanas y punto de referencia para el resto del teatro universal. Y enseñó la más positiva gerencia cultural artística posible en esta Tierra de Gracia.El segundo trecho ha sido complejo y convulso porque se ha mantenido dentro del vendaval de cambios sociopolíticos del país, los cuales terminaron por afectar no sólo los recursos financieros de Rajatabla, sino que generó un severo deterioro en su calidad artística, al no conseguirse o poderse contratar una selecta plantilla de directores artísticos o de escena para la realización de espectáculos cercanos a la tradición conocida, a pesar de los esfuerzos del gerente Alfaro. Eso ha lastrado a la institución y esta ya no tiene la preponderancia de las primeras dos décadas, aunque la última página de la crónica rajatablina no está escrita todavía ni tampoco está en la víspera de su hundimiento final.
Sin embargo, sería imposible ignorar la persistencia de Alfaro y de su gente para proseguir con dignidad en la lucha artística. Otros habrían cambiado de ramo o se habrían exiliado. Éstos, al menos, están haciendo todo lo posible porque la historia no fenezca sin aviso. Por supuesto que han acertado con algunos montajes, pero con otros se han equivocado, porque equivocarse es un "pecado" de la inteligencia, como enseña Dios y la ciencia , libro producido por el pensador venezolano Julio Chaparro Alfonzo y publicado por Monte Ávila, en el 2005.
Y otro equívoco, el más reciente, lo ha tenido este Rajatabla de la segunda etapa con la obra En un lugar de la Mancha , de Javier García Montero, dirigida por José Domínguez Bueno. Ahí se convoca a Miguel de Cervantes a una venta manchega en la que se encuentra con los rufianes Rinconete y Cortadillo y donde además conoce a un tal don Quijote, quien confundiendo a la posada con un castillo llega pidiendo ser armado caballero andante, aunque en ello se le fuese la vida, y donde conoce también al ventero (Sancho Panza), y a otros ilustres personajes que le inspirarían la más grande obra escrita en lengua castellana.
Sí, el autor, con gran audacia, mezcla fragmentos de la vida literaria y otros personajes de Cervantes, pero aquel "arroz con mango" no convence. No termina de cuajar. No se explica en la escena el para qué se hizo ese injerto. Ni se comprende por qué se mutila una obra de las dimensiones de El Quijote para hacer un show con ribetes de "pastillita" o de "resumen" al estilo de la revista Selecciones. Si se quería meterle mano a El Quijote, pues se hace una versión con todas las de la ley, pero mezclar los textos cervantinos y además amputarlos, no se comprende tal tarea. ¡Mucho riesgo y nada convence... salvo la dignidad del trabajo escénico!
La puesta en escena es bastante plausible al menos. Ya se le ve cierta madurez al director José Domínguez, aunque debe prohibirle a sus actores que griten en la forma como lo hacen, porque tapan la poesía y el humor de Cervantes. La torta teatral se habría puesto bien grande si el montaje no hubiese logrado esa dignidad profesional y esos preciosos 75 minutos que dura. Ahí trabajan, con convincente solvencia, especialmente Francisco Alfaro (Miguel de Cervantes) y Germán Mendieta (Don Quijote), apuntalados por José Sánchez (Sancho Panza), Gerardo Luongo, Yurahy Castro, Dora Farías, Rufino Dorta, Demis Gutiérrez y además Pedro Pineda tiene una participación especial. Todos ellos logran darles vida a los famosos personajes cervantinos. Ellos habrían podido hacer íntegra una versión de El Quijote y así Rajatabla habría retomado el ascenso. Por ahora no será.
Habrá que esperar los otros espectáculos anunciados en ocasión del 35 aniversario. ¡Se hace historia teatral con buenos montajes!
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