Una profunda depresión, por una mala jugada laboral, sumada a un desengaño sentimental lo precipitaron hacia la muerte. Dejó una amplia familia no sanguínea, esa que Isaac Chocrón llama “la elegida”, y una obra intelectual compuesta por memorables actuaciones, además de numerosos guiones originales para la televisión y cuatro piezas teatrales que sí lo han mantenido vivo en los escenarios venezolanos. Nos referimos al escritor, dramaturgo y comediante Fausto Verdial (Madrid, 11 de enero de 1933/Caracas, 19 de octubre de 1996), el histrión favorito de José Ignacio Cabrujas.
Héctor Manrique (Madrid, 14 de enero de 1963), el productor y director más trabajador de Venezuela, no quiere que mientras él viva se pierda el rastro de su amigo Fausto Verdial y es por eso que ensaya los montajes de sus piezas Todos los hombres son mortales, y ¡... Y las mujeres también!, las cuales, junto a ¡Que me llamen loca! y Los hombros de América, “constituyen su gran legado teatral, caracterizado por una mordaz e inteligente ironía que asalta al espectador con sus emociones, angustias y, especialmente, con su humor”.
Verdial, con modestia que no ocultaba, había recordado ante la prensa que la gente ama, sufre, ríe y llora desde los inicios del mundo, y esos son los matices o ingredientes de miles de historias de amor, dolor, odio, poder y venganza que han sido escritas por otros, “pero yo no quiere escribir una obra rosa”, puntualizó.
Hay que recordar que al morir Verdial se dijo, entre sus amigos, que él tenía listos los dos actos, pero que no había logrado hacer la revisión final de Ese loco amor, la cual habría sido su quinta pieza. A casi 12 años de su muerte, nadie sabe donde está ese texto, que estaba escondido en el disco duro de su computadora.
¿Qué pasó con Ese loco amor?, preguntamos nosotros en estos tiempos donde ya nada puede estar oculto, salvo torvos intereses que al menos en el mundo cultural no hay o están muy bien ocultos.
HOMBRES Y MUJERES
Las temporadas de Todos los hombres son mortales y ¡... Y las mujeres tambien!, sendas producciones del Grupo Actoral 8O y el Grupo Teatral de Caracas, se presentarán en la sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas, a partir del 7 de febrero, donde se alternarán semanalmente y estarán hasta mediados de junio, según la respuesta del público.
Juan Manuel Montesinos, Carlos Cruz, el mismo Héctor Manrique y Héctor Palma integran el elenco de Todos los hombres son mortales, que sube a escena el próximo jueves 7 de febrero; mientras que ¡... Y las mujeres tambien!, que se podrá disfrutar desde el jueves 14 de febrero, cuenta con Fabiola Colmenares, Beatriz Valdez, Lourdes Valera y Maritza Román.
Recuerda Manrique que Verdial escribió Todos los hombres son mortales para retratar la vida íntima de tres varones mayores y uno más joven, quienes viven solos y comparten un apartamento. “Son seres, especialmente, los maduros, que han estado casados y ahora o están divorciados o separados legalmente. El conflicto de uno va desde el enamoramiento por una mujer tan joven que él le dobla la edad. Mientras que el otro es un eterno machista, copulador a ultranza, que tiene una novia en el congelador, aunque ella sí esta desesperada por desposarse; su conflicto es que llega un fin de semana y ella no aparece, eso lo le crea la sospecha, que es verdadera, de que ella lo ha dejado definitivamente por un hombre más resuelto. El otro caballero está separado de su esposa y ha descubierto que en una visita que le hizo para ver a los hijos que había procreado, ella quedó preñada, y eso lo tiene contra el piso, porque debe regresar al hogar que abandonó por la razón que fuera. Todo eso se desarrolla en un domingo cualquiera, precisamente durante ese día de la semana cuando la soledad se hace más patética para los que están solos o a la espera de una llamada telefónica que les resolverá el rato, la compañía para ese larguísimo dia. Y hay un cuarto hombre joven, entre los 25 y los 30 años, que no tiene tales problemas y además disfruta de una novia y ambos sueñan con casarse en cualquier momento. La obra es muy reveladora sobre lo que pasa en las clases medias venezolanas, donde la lucha por la felicidad conyugal es una meta, porque hasta sirve de catapulta para el éxito profesional. Esta pieza fue un verdadero fenómeno de taquilla en 1993 cuando se estrenó y ahora en el siglo XXI también lo será porque tales conflictos con las parejas están presentes y ahora mucho más agudizados por el contexto sociopolítico, mientras que hay una juventud, que no ha vivido y por ende sueña ser feliz o que al menos así lo intenta. Es una crítica feroz al machismo de todos los tiempos. Es una pieza sobre la soledad del hombre y la imposibilidad de vivir en pareja, salvo que ambos así se lo propongan y trabajen para ello”.
Cuenta Manrique que “Verdial consideró que el drama de las mujeres era similar al de los hombres, a pesar que las féminas se han emancipado o igualado socialmente, y por ello escribió ¡... Y las mujeres tambien! , que no es nunca una oda al feminismo, donde hay cuatro mujeres que tienen los mismos conflictos o que ambicionan lo mismo con los hombres: la felicidad. Una cincuentona empatada con un carajito, la supermujer que se las sabe todas y se devora a cuanto macho elige y la separada que se dejó embarazar de su ex marido; hay, por supuesto, una jovencita que se burla de ellas y que sí insiste en perseguir la felicidad en compañía de su noviecito, a sabiendas de lo que les puede pasar. Esta pieza también transcurre en un domingo cualquiera”.
Héctor Manrique (Madrid, 14 de enero de 1963), el productor y director más trabajador de Venezuela, no quiere que mientras él viva se pierda el rastro de su amigo Fausto Verdial y es por eso que ensaya los montajes de sus piezas Todos los hombres son mortales, y ¡... Y las mujeres también!, las cuales, junto a ¡Que me llamen loca! y Los hombros de América, “constituyen su gran legado teatral, caracterizado por una mordaz e inteligente ironía que asalta al espectador con sus emociones, angustias y, especialmente, con su humor”.
Verdial, con modestia que no ocultaba, había recordado ante la prensa que la gente ama, sufre, ríe y llora desde los inicios del mundo, y esos son los matices o ingredientes de miles de historias de amor, dolor, odio, poder y venganza que han sido escritas por otros, “pero yo no quiere escribir una obra rosa”, puntualizó.
Hay que recordar que al morir Verdial se dijo, entre sus amigos, que él tenía listos los dos actos, pero que no había logrado hacer la revisión final de Ese loco amor, la cual habría sido su quinta pieza. A casi 12 años de su muerte, nadie sabe donde está ese texto, que estaba escondido en el disco duro de su computadora.
¿Qué pasó con Ese loco amor?, preguntamos nosotros en estos tiempos donde ya nada puede estar oculto, salvo torvos intereses que al menos en el mundo cultural no hay o están muy bien ocultos.
HOMBRES Y MUJERES
Las temporadas de Todos los hombres son mortales y ¡... Y las mujeres tambien!, sendas producciones del Grupo Actoral 8O y el Grupo Teatral de Caracas, se presentarán en la sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas, a partir del 7 de febrero, donde se alternarán semanalmente y estarán hasta mediados de junio, según la respuesta del público.
Juan Manuel Montesinos, Carlos Cruz, el mismo Héctor Manrique y Héctor Palma integran el elenco de Todos los hombres son mortales, que sube a escena el próximo jueves 7 de febrero; mientras que ¡... Y las mujeres tambien!, que se podrá disfrutar desde el jueves 14 de febrero, cuenta con Fabiola Colmenares, Beatriz Valdez, Lourdes Valera y Maritza Román.
Recuerda Manrique que Verdial escribió Todos los hombres son mortales para retratar la vida íntima de tres varones mayores y uno más joven, quienes viven solos y comparten un apartamento. “Son seres, especialmente, los maduros, que han estado casados y ahora o están divorciados o separados legalmente. El conflicto de uno va desde el enamoramiento por una mujer tan joven que él le dobla la edad. Mientras que el otro es un eterno machista, copulador a ultranza, que tiene una novia en el congelador, aunque ella sí esta desesperada por desposarse; su conflicto es que llega un fin de semana y ella no aparece, eso lo le crea la sospecha, que es verdadera, de que ella lo ha dejado definitivamente por un hombre más resuelto. El otro caballero está separado de su esposa y ha descubierto que en una visita que le hizo para ver a los hijos que había procreado, ella quedó preñada, y eso lo tiene contra el piso, porque debe regresar al hogar que abandonó por la razón que fuera. Todo eso se desarrolla en un domingo cualquiera, precisamente durante ese día de la semana cuando la soledad se hace más patética para los que están solos o a la espera de una llamada telefónica que les resolverá el rato, la compañía para ese larguísimo dia. Y hay un cuarto hombre joven, entre los 25 y los 30 años, que no tiene tales problemas y además disfruta de una novia y ambos sueñan con casarse en cualquier momento. La obra es muy reveladora sobre lo que pasa en las clases medias venezolanas, donde la lucha por la felicidad conyugal es una meta, porque hasta sirve de catapulta para el éxito profesional. Esta pieza fue un verdadero fenómeno de taquilla en 1993 cuando se estrenó y ahora en el siglo XXI también lo será porque tales conflictos con las parejas están presentes y ahora mucho más agudizados por el contexto sociopolítico, mientras que hay una juventud, que no ha vivido y por ende sueña ser feliz o que al menos así lo intenta. Es una crítica feroz al machismo de todos los tiempos. Es una pieza sobre la soledad del hombre y la imposibilidad de vivir en pareja, salvo que ambos así se lo propongan y trabajen para ello”.
Cuenta Manrique que “Verdial consideró que el drama de las mujeres era similar al de los hombres, a pesar que las féminas se han emancipado o igualado socialmente, y por ello escribió ¡... Y las mujeres tambien! , que no es nunca una oda al feminismo, donde hay cuatro mujeres que tienen los mismos conflictos o que ambicionan lo mismo con los hombres: la felicidad. Una cincuentona empatada con un carajito, la supermujer que se las sabe todas y se devora a cuanto macho elige y la separada que se dejó embarazar de su ex marido; hay, por supuesto, una jovencita que se burla de ellas y que sí insiste en perseguir la felicidad en compañía de su noviecito, a sabiendas de lo que les puede pasar. Esta pieza también transcurre en un domingo cualquiera”.
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