Se dice que un balazo disparado desde las filas de sus amigos le destrozo el ojo derecho y lo derribó. A 148 años de ese misterioso asesinato todavía suscita controversiales pasiones. Y la polémica ideológica sobre el general Ezequiel Zamora (1817-1860) se agudizará cuando se estrene, durante el último trimestre de este 2008, el largometraje Zamora, el cual actualmente rueda el director Román Chalbaud. Ahí se muestran las razones por las cuales luchaba ese gran protagonista de la Guerra Federal y además las sinrazones que tenían sus enemigos para eliminarlo.
Zamora se rueda gracias al aporte del guionista Luis Britto García, quien escribió el libro para esa película porque lo ocurrido con Zamora es una especie de tragedia latinoamericana repetida. “Es el héroe derribado por la mediocridad, por la cobardía. Es el héroe al que el enemigo no pudo vencer en el campo de batalla y lo derrotó a través de la traición, como pasó, en otros tiempos y en otros escenarios, con Simón Bolívar, Emiliano Zapata, Jorge Eliécer Gaitán y hace miles de años con Jesús de Nazareth. Si se piensa nada más que en el aspecto dramático de saga, impresiona como aquella persona es empujaba hacia la violencia en contra de su voluntad. Él tiene que ir a la guerra, triunfa y finalmente es traicionado y asesinado, para después desechar su obra. Eso dramáticamente es prodigioso”, precisa este intelectual.
Subraya que sociológicamente para Venezuela la Guerra Federal tiene una enorme importancia, a pesar de haber sido frustrada. “Una parte del igualitarismo de nuestro pueblo se debe al remezón de esa conflagración. Aquí las oligarquías han sido muy feroces pero no han logrado un dominio total como en otros países. Gracias a ese igualitarismo los venezolanos hemos desafiado a las dictaduras y gobiernos fuertes. A pesar de que se perdió esa guerra su espíritu sigue vivo y renace a cada instante”.
Cree que con el comandante Hugo Chávez hay un renacimiento de ese espíritu zamorano. “La época republicana venezolana la podemos dividir en el siglo XIX, el siglo de los llaneros o las lanzas de Páez que se impusieron hasta el fin de siglo XIX, y después el siglo de los andinos con Cipriano y Gómez. Aunque hay que subrayar que Venezuela, a finales del siglo XX, estaba en trance de muerte, se había decretado su desaparición y todo había comenzado con la privatización de Pdvsa y la liquidación o venta del país. Y es en ese momento que el país recurrió a sus arquetipos míticos y vuelve el siglo XXI con un llanero, un llanero en la capital, para reaparecer la invocación a la bandera, al joropo, a la nacionalidad, a la venezolanidad. Todo es no es gratuito”, enfatiza.
Comenta que la gran incógnita es si estamos inaugurando otro siglo de los llaneros o avanzamos hacia lo desconocido. Insiste en que a Zamora lo mataron por su receta o por su consigna personal que él hizo nacional: Tierra y hombres libres. “Era antiesclavista y cuando liberaron a los esclavos no sólo los defendió sino que propuso que se debían entregar tierras ejidales a los libertos para que las trabajaran, pero eso nunca fue aprobado, lo que sí aprobaron fue una indemnización pero a favor de los propietarios de los ex esclavos ahora liberados. Primera gran frustración para Zamora y su ideario”.
Proclama que “el ideario zamorano está vigente porque no ha perdido actualidad y todavía se lucha para aplicarlo, porque aún hay grandes latifundios y los campesinos al no poder vivir de su trabajo ni de sus siembras se vienen a las ciudades. Pero trabajadores migratorios de otras republicas hermanas han ocupado esas tierras y también han sido prácticamente semi esclavizados. Muchos campesinos están luchando contra eso y los matan con sicarios. Hay casi 200 muertos en esas circunstancias y no hay nadie preso por eso. Evidentemente sigue la tensión de la lucha por la tierra y por la libertad de quienes las trabajan. Cuando Zamora se exhiba se verá que es una reivindicación del pensamiento o el ideario o las luchas de Zamora y la de muchos socialistas utópicos que llegaron a Venezuela en esas épocas”.
Sin celular
Zamora se rueda gracias al aporte del guionista Luis Britto García, quien escribió el libro para esa película porque lo ocurrido con Zamora es una especie de tragedia latinoamericana repetida. “Es el héroe derribado por la mediocridad, por la cobardía. Es el héroe al que el enemigo no pudo vencer en el campo de batalla y lo derrotó a través de la traición, como pasó, en otros tiempos y en otros escenarios, con Simón Bolívar, Emiliano Zapata, Jorge Eliécer Gaitán y hace miles de años con Jesús de Nazareth. Si se piensa nada más que en el aspecto dramático de saga, impresiona como aquella persona es empujaba hacia la violencia en contra de su voluntad. Él tiene que ir a la guerra, triunfa y finalmente es traicionado y asesinado, para después desechar su obra. Eso dramáticamente es prodigioso”, precisa este intelectual.
Subraya que sociológicamente para Venezuela la Guerra Federal tiene una enorme importancia, a pesar de haber sido frustrada. “Una parte del igualitarismo de nuestro pueblo se debe al remezón de esa conflagración. Aquí las oligarquías han sido muy feroces pero no han logrado un dominio total como en otros países. Gracias a ese igualitarismo los venezolanos hemos desafiado a las dictaduras y gobiernos fuertes. A pesar de que se perdió esa guerra su espíritu sigue vivo y renace a cada instante”.
Cree que con el comandante Hugo Chávez hay un renacimiento de ese espíritu zamorano. “La época republicana venezolana la podemos dividir en el siglo XIX, el siglo de los llaneros o las lanzas de Páez que se impusieron hasta el fin de siglo XIX, y después el siglo de los andinos con Cipriano y Gómez. Aunque hay que subrayar que Venezuela, a finales del siglo XX, estaba en trance de muerte, se había decretado su desaparición y todo había comenzado con la privatización de Pdvsa y la liquidación o venta del país. Y es en ese momento que el país recurrió a sus arquetipos míticos y vuelve el siglo XXI con un llanero, un llanero en la capital, para reaparecer la invocación a la bandera, al joropo, a la nacionalidad, a la venezolanidad. Todo es no es gratuito”, enfatiza.
Comenta que la gran incógnita es si estamos inaugurando otro siglo de los llaneros o avanzamos hacia lo desconocido. Insiste en que a Zamora lo mataron por su receta o por su consigna personal que él hizo nacional: Tierra y hombres libres. “Era antiesclavista y cuando liberaron a los esclavos no sólo los defendió sino que propuso que se debían entregar tierras ejidales a los libertos para que las trabajaran, pero eso nunca fue aprobado, lo que sí aprobaron fue una indemnización pero a favor de los propietarios de los ex esclavos ahora liberados. Primera gran frustración para Zamora y su ideario”.
Proclama que “el ideario zamorano está vigente porque no ha perdido actualidad y todavía se lucha para aplicarlo, porque aún hay grandes latifundios y los campesinos al no poder vivir de su trabajo ni de sus siembras se vienen a las ciudades. Pero trabajadores migratorios de otras republicas hermanas han ocupado esas tierras y también han sido prácticamente semi esclavizados. Muchos campesinos están luchando contra eso y los matan con sicarios. Hay casi 200 muertos en esas circunstancias y no hay nadie preso por eso. Evidentemente sigue la tensión de la lucha por la tierra y por la libertad de quienes las trabajan. Cuando Zamora se exhiba se verá que es una reivindicación del pensamiento o el ideario o las luchas de Zamora y la de muchos socialistas utópicos que llegaron a Venezuela en esas épocas”.
Sin celular
Luis Britto García (Caracas, 9 de octubre de 1940), abogado y escritor de numerosas obras incuestionables y originales, es de los pocos venezolanos que no usa celular. “Prendo el fogón, es decir la computadora, a las siete de la mañana y lo apago hacia la media noche. No tengo teléfono móvil porque casi todo el tiempo la paso en mi casa, que es mi taller del trabajo.Trato de salir lo menos posible. Para mí el celular es una oficina y no lo utilizo ni lo necesito porque no trabajo en la calle. Estoy jubilado y ahora le dedico todo mi tiempo a la escritura, desde principios de siglo XXI. En mí casa, construida hace 40 años, tengo unos 30 mil libros. No sé que harán con ellos cuando ya no esté, posiblemente los done antes para impedir que los venden como papel usado, después”.
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