El sabio venezolano Humberto Fernández Morán revive en un escenario teatral londinense el próximo mes de septiembre, gracias a la obra Siete grados de entropía tropical, del caraqueño Roberto Azuaje, la cual será traducida al inglés y representada durante 11 funciones en el Reino Unido, como parte del Segundo Festival de Teatro Latinoamericano; pero además estará incluida en el Ciclo Escrito Aquí que producido por el Teatro San Martín de Caracas para la temporada del 2009.
Siete grados de entropía tropical, ganadora de manera unánime del Premio CASA de Dramaturgia Venezolana, creado en el Reino Unido, otorgado de manera unánime por un jurado presidido por el director británico Daniel Goldman, recrea siete eventos de la vida de Humberto Fernández Morán (Maracaibo, 18 de febrero de 1924/-Estocolmo, 17 de marzo de 1999), en la que enfrenta a la “entropía tropical”, término con el cual él definía la problemática de Venezuela con respecto al desarrollo de las ciencias básicas.
Su autor explica que “él, como todo visionario, sabía que el futuro de los países productores de minerales estratégicos, como Venezuela, se vería amenazado cuando éstos se hiciesen escasos y se necesitaba desarrollar la investigación científica para conjurar tal amenaza. Con la fundación del Ivnic (luego IVIC), intentó anticiparse a esta situación, pero una serie de acontecimientos desafortunados le impidieron desarrollar sus proyectos, incluyendo el desacertado manejo que le dio a la situación la clase política de entonces. En la obra se trata también la parte humana del científico zuliano, y el porqué jamás aceptó cambiar su nacionalidad para acceder a premios como el Nobel”.
ABOGADO Y TEATRERO
El premiado Roberto Azuaje (6 de octubre de 1965) advierte que su verdadera vocación fue siempre la literatura, pero estudió derecho como un medio alterno para ganarse la vida. “Sin embargo, al final el destino me condujo al lugar donde realmente pertenezco y aquí estoy, metido de lleno en la dramaturguia, donde he escrito tres obras largas: José Amindra, Él más mejor y ahora Siete grados de entropía tropical, editadas las tres. También he escrito otras tres piezas cortas: Activos congelados, Podría sentir un poco de molestias y Beso de mariposa”.
Comunicó Azuaje que durante los venideros meses de septiembre y octubre, el grupo Rajatabla estrena José Amindra, dirigida por Dairo Piñeres. “El actor Francisco Alfaro confirmó su participación para encarnar al protagonista, que no es otro que Francisco de Miranda durante su vida carcelaria. Es un espectáculo que siempre pensé para ese grupo que fundó Carlos Giménez y ahora se hace realidad”.
Destaca que tiene alrededor de 11 proyectos por desarrollar, “por lo que tengo bastante trabajo para los próximos tres años. En este momento estoy terminando un guión cinematográfico, junto a Cristhian Navas y Héctor Puche (seleccionado por el CNAC en el Concurso de Desarrollo de Guión de Largometraje de Ficción 2008), titulado El espíritu de la calle, y además escribo una obra de teatro larga que presentaré en un importante certamen de dramaturgia. No puedo dar mayores detalles del título y la trama, por razones obvias, pero si puedo decir que en esta oportunidad trataré conflictos de la gente común, más anónimas que las de mis anteriores obras. Será un texto de un corte un poco más intimista, pero sin perder el rasgo innovador y el sentido de gran espectáculo que caracteriza mis piezas”.
OBLIGACIÓN MORAL
Siete grados de entropía tropical, ganadora de manera unánime del Premio CASA de Dramaturgia Venezolana, creado en el Reino Unido, otorgado de manera unánime por un jurado presidido por el director británico Daniel Goldman, recrea siete eventos de la vida de Humberto Fernández Morán (Maracaibo, 18 de febrero de 1924/-Estocolmo, 17 de marzo de 1999), en la que enfrenta a la “entropía tropical”, término con el cual él definía la problemática de Venezuela con respecto al desarrollo de las ciencias básicas.
Su autor explica que “él, como todo visionario, sabía que el futuro de los países productores de minerales estratégicos, como Venezuela, se vería amenazado cuando éstos se hiciesen escasos y se necesitaba desarrollar la investigación científica para conjurar tal amenaza. Con la fundación del Ivnic (luego IVIC), intentó anticiparse a esta situación, pero una serie de acontecimientos desafortunados le impidieron desarrollar sus proyectos, incluyendo el desacertado manejo que le dio a la situación la clase política de entonces. En la obra se trata también la parte humana del científico zuliano, y el porqué jamás aceptó cambiar su nacionalidad para acceder a premios como el Nobel”.
ABOGADO Y TEATRERO
El premiado Roberto Azuaje (6 de octubre de 1965) advierte que su verdadera vocación fue siempre la literatura, pero estudió derecho como un medio alterno para ganarse la vida. “Sin embargo, al final el destino me condujo al lugar donde realmente pertenezco y aquí estoy, metido de lleno en la dramaturguia, donde he escrito tres obras largas: José Amindra, Él más mejor y ahora Siete grados de entropía tropical, editadas las tres. También he escrito otras tres piezas cortas: Activos congelados, Podría sentir un poco de molestias y Beso de mariposa”.
Comunicó Azuaje que durante los venideros meses de septiembre y octubre, el grupo Rajatabla estrena José Amindra, dirigida por Dairo Piñeres. “El actor Francisco Alfaro confirmó su participación para encarnar al protagonista, que no es otro que Francisco de Miranda durante su vida carcelaria. Es un espectáculo que siempre pensé para ese grupo que fundó Carlos Giménez y ahora se hace realidad”.
Destaca que tiene alrededor de 11 proyectos por desarrollar, “por lo que tengo bastante trabajo para los próximos tres años. En este momento estoy terminando un guión cinematográfico, junto a Cristhian Navas y Héctor Puche (seleccionado por el CNAC en el Concurso de Desarrollo de Guión de Largometraje de Ficción 2008), titulado El espíritu de la calle, y además escribo una obra de teatro larga que presentaré en un importante certamen de dramaturgia. No puedo dar mayores detalles del título y la trama, por razones obvias, pero si puedo decir que en esta oportunidad trataré conflictos de la gente común, más anónimas que las de mis anteriores obras. Será un texto de un corte un poco más intimista, pero sin perder el rasgo innovador y el sentido de gran espectáculo que caracteriza mis piezas”.
OBLIGACIÓN MORAL
Reitera Azuaje que no abandonado definitivamente la abogacía, pero que escribe teatro porque considera que la vanguardia de la literatura venezolana del siglo XXI se encuentra en la dramaturgia y siente que pertenece a este movimiento palpitante. “Esta afirmación se demuestra con los resultados del Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturgia Innovadora de 2006. He conversado con los organizadores y me han manifestado que se presentaron alrededor de 25 obras de gran calidad. Tan es así que están buscando la manera de publicarlas, pues sería un desperdicio para la cultura no divulgar trabajos tan importantes. Asistir a los cursos y talleres de dramaturgia que se hacen en Venezuela es asombrarse ante la diversidad de temas y formas de expresión que están manejando los dramaturgos criollos, tanto los nuevos como los consagrados. Por último, estamos viviendo un momento histórico en el cual se hace necesario escribir dramaturgia, en cualquiera de sus facetas. Por primera vez en la historia de la humanidad, Estados Unidos y Europa no tienen nada que contar. Ahogados en sus propios mitos, sus productos culturales se componen de refritos y secuelas que no llaman la atención. De allí el éxito de películas y telefilmes que antes se realizaban para un público selecto, así como la presencia ya habitual de autores latinoamericanos entre los galardonados de los premios más influyentes del cine, teatro y televisión mundial. Este es el momento de América Latina, y de Venezuela en particular, para mostrar al mundo sus historias y sus personajes. Según Gustavo Ott, los latinoamericanos tenemos la asignatura pendiente de crear nuestro gran personaje del teatro. La tarea no es sencilla, pero contamos con personajes e historias sin divulgar, pidiendo a gritos ser representadas, que escribir teatro se ha convertido en casi una obligación moral”.
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