¿Qué es la muerte? ¿Cómo vencerla? ¿Hay regreso del más allá? Son preguntas que los seres humanos nos estamos haciendo desde hace miles de años y que ha retomado el dramaturgo venezolano Néstor Caballero (Maracay, 7 de julio de 1951) con su obra Musas, la cual hace temporada en una sala de Buenos Aires, mientras en Santiago de Chile se ensaya para estrenarla a finales de mes, bajo la dirección de Claudia Echeñique y con Catalina Cruzatt y Úrsula Silva.
Informa Caballero que Musas la estrenó en 1993, en el Ateneo de Caracas, en la Sala Horacio Peterson y con las actuaciones de Natalie Cortes y Beatriz Vásquez. Luego la colocó en su portal de Internet y ha sido montada en Lima, bajo la dirección de Viviana Andrade; en Ciudad de México lo hizo Sofía Olmos y obtuvo un premio de dramaturguia; Marta Monzón la estrenó en Bolivia, con las actuaciones de Claudia Mendizábal y Glenda Rodríguez, participando, el año pasado, en el Festival de La Habana y además se ha presentado en el Festival Internacional de Teatro de Londrina-FILO, en la Muestra Internacional de Teatro en Lengua Española y en los Corredores Culturales del Mercosur, todos con sede en Brasil; además en el boliviano V Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra. También la estrenó otro elenco mexicano, en Guadalajara”.
Explica que la pintora mexicana Fridha Kahlo y la poetisa estadounidense Silvia Plath, fallecidas en los años 1954 y 1963, son las protagonistas de Musas. “Reviven en un espacio que es todo arena, para que yo pueda ahí abordar las grandes preguntas que se hace la humanidad sobre la muerte, el fin de la existencia y cómo entender ese estado tan temido. Se mueven en ese territorio del misterio teatral y desde ahí observan sus obras, sus amores, sus vidas. No es una obra fácil, pues el enigma sigue vivo en su morir. Están vivas y predicando con sus ejemplos existenciales”.
POR QUÉ Y PARA QUÉ
Subraya que él escribe desde una necesidad angustiante por diseccionar el mundo en el cual vivimos y así, quizá, entenderlo, interpretarlo, y, ojalá, hacerlo respirable, vivible. “Escribo, pues, desde esa carestía, desde esa insuficiencia para opinarnos en un momento histórico del devenir de la existencia como seres humanos. No sé si son temas de moda, lo que sé es que una obra al encontrar ese momento histórico, se pierde de vista y la comunión entre ésta y el espectador es total”.
La carrera teatral de este maracayero constructor de personajes la comenzó El rey de los araguatos, en 1978.Fue su primer montaje profesional llevado a cabo por el siempre recordado y nunca olvidado Nuevo Grupo. Desde entonces ha escrito 36 piezas y da testimonio que 22 las han escenificado. “Hay algunas que montaron diferentes grupos, de carácter popular, las cuales no cuento, porque no tenían nivel profesional. Hay otras obras que aún están en mi archivo, en período de reposo, para estudiar y analizar si poseen alguna importancia conceptual. Hay que colocar distancia una vez escritas las obras, para ser revisadas a la luz del tiempo. Muchas de ellas, las desecharé, las borraré. El arte es y debe ser implacable. En dramaturgia esperamos parir colosos, no seres humanos, vamos al encuentro de crear universos, y eso se tarda”.
Desde que lo empezaron a publicar, él enviaba sus libros a directores y grupos de diferentes países y si alguna obra estaba a tono con el imaginario dramático de ellos, pues la montaban. “Con la llegada de Internet, pues las he ido colocando en mi portal (www.nestorcaballero.com), o enviado a otros, y se han montado. No escribí para ganar dinero. Quien escribe para ganar dinero, no es un artista. Quien dirige para ganar dinero, lo es aún menos. Actualmente, muchas de las ‘cosas’ que hay en la cartelera de la capital, están dirigida a la respuesta mercantil de la taquilla. Dije ‘cosas’ a propósito, para llamarlas de alguna forma, pues no son teatro, aunque estén representándose sobre un escenario. Es mercancía para hacer más fácil la digestión. En el exterior han respetado lo concerniente a mis derechos de autor, en el ámbito nacional se torna un poco más cuesta arriba y hay que dirigirse a Sacven para que presionen y hagan valer nuestros derechos. También hay otro caso como lo es el de los grupos de teatro popular, quienes montan nuestras obras y eso lo hacen por amor al arte, entonces sería poco más o menos que un acto delictivo y canallesco contra ellos, cobrarles los derechos”.
TEATRO Y PÁEZ EN CARRERA
Ha terminado de escribir dos piezas. Una de ellas sobre el terrorismo, enmascarado sobre supuestas diferencias religiosas, la otra sobre la intolerancia a la que son sometidas las personas que padecen VIH. Eso en lo que respecta a la dramaturgia. “En poesía, terminé un libro cuya tesitura, musicalidad, está enmarcada en las cárceles y en la voz de los marginados, entre ellos los gays. Ahora en el plano de la narrativa, que es lo que me ocupa en la actualidad, estoy documentándome para una nueva novela cuyo personaje es el general José Antonio Páez. Estoy haciendo trabajo de campo y de recopilación de material histórico sobre ese personaje”.
Informa Caballero que Musas la estrenó en 1993, en el Ateneo de Caracas, en la Sala Horacio Peterson y con las actuaciones de Natalie Cortes y Beatriz Vásquez. Luego la colocó en su portal de Internet y ha sido montada en Lima, bajo la dirección de Viviana Andrade; en Ciudad de México lo hizo Sofía Olmos y obtuvo un premio de dramaturguia; Marta Monzón la estrenó en Bolivia, con las actuaciones de Claudia Mendizábal y Glenda Rodríguez, participando, el año pasado, en el Festival de La Habana y además se ha presentado en el Festival Internacional de Teatro de Londrina-FILO, en la Muestra Internacional de Teatro en Lengua Española y en los Corredores Culturales del Mercosur, todos con sede en Brasil; además en el boliviano V Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra. También la estrenó otro elenco mexicano, en Guadalajara”.
Explica que la pintora mexicana Fridha Kahlo y la poetisa estadounidense Silvia Plath, fallecidas en los años 1954 y 1963, son las protagonistas de Musas. “Reviven en un espacio que es todo arena, para que yo pueda ahí abordar las grandes preguntas que se hace la humanidad sobre la muerte, el fin de la existencia y cómo entender ese estado tan temido. Se mueven en ese territorio del misterio teatral y desde ahí observan sus obras, sus amores, sus vidas. No es una obra fácil, pues el enigma sigue vivo en su morir. Están vivas y predicando con sus ejemplos existenciales”.
POR QUÉ Y PARA QUÉ
Subraya que él escribe desde una necesidad angustiante por diseccionar el mundo en el cual vivimos y así, quizá, entenderlo, interpretarlo, y, ojalá, hacerlo respirable, vivible. “Escribo, pues, desde esa carestía, desde esa insuficiencia para opinarnos en un momento histórico del devenir de la existencia como seres humanos. No sé si son temas de moda, lo que sé es que una obra al encontrar ese momento histórico, se pierde de vista y la comunión entre ésta y el espectador es total”.
La carrera teatral de este maracayero constructor de personajes la comenzó El rey de los araguatos, en 1978.Fue su primer montaje profesional llevado a cabo por el siempre recordado y nunca olvidado Nuevo Grupo. Desde entonces ha escrito 36 piezas y da testimonio que 22 las han escenificado. “Hay algunas que montaron diferentes grupos, de carácter popular, las cuales no cuento, porque no tenían nivel profesional. Hay otras obras que aún están en mi archivo, en período de reposo, para estudiar y analizar si poseen alguna importancia conceptual. Hay que colocar distancia una vez escritas las obras, para ser revisadas a la luz del tiempo. Muchas de ellas, las desecharé, las borraré. El arte es y debe ser implacable. En dramaturgia esperamos parir colosos, no seres humanos, vamos al encuentro de crear universos, y eso se tarda”.
Desde que lo empezaron a publicar, él enviaba sus libros a directores y grupos de diferentes países y si alguna obra estaba a tono con el imaginario dramático de ellos, pues la montaban. “Con la llegada de Internet, pues las he ido colocando en mi portal (www.nestorcaballero.com), o enviado a otros, y se han montado. No escribí para ganar dinero. Quien escribe para ganar dinero, no es un artista. Quien dirige para ganar dinero, lo es aún menos. Actualmente, muchas de las ‘cosas’ que hay en la cartelera de la capital, están dirigida a la respuesta mercantil de la taquilla. Dije ‘cosas’ a propósito, para llamarlas de alguna forma, pues no son teatro, aunque estén representándose sobre un escenario. Es mercancía para hacer más fácil la digestión. En el exterior han respetado lo concerniente a mis derechos de autor, en el ámbito nacional se torna un poco más cuesta arriba y hay que dirigirse a Sacven para que presionen y hagan valer nuestros derechos. También hay otro caso como lo es el de los grupos de teatro popular, quienes montan nuestras obras y eso lo hacen por amor al arte, entonces sería poco más o menos que un acto delictivo y canallesco contra ellos, cobrarles los derechos”.
TEATRO Y PÁEZ EN CARRERA
Ha terminado de escribir dos piezas. Una de ellas sobre el terrorismo, enmascarado sobre supuestas diferencias religiosas, la otra sobre la intolerancia a la que son sometidas las personas que padecen VIH. Eso en lo que respecta a la dramaturgia. “En poesía, terminé un libro cuya tesitura, musicalidad, está enmarcada en las cárceles y en la voz de los marginados, entre ellos los gays. Ahora en el plano de la narrativa, que es lo que me ocupa en la actualidad, estoy documentándome para una nueva novela cuyo personaje es el general José Antonio Páez. Estoy haciendo trabajo de campo y de recopilación de material histórico sobre ese personaje”.
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