domingo, febrero 07, 2010

Infernal calle caraqueña

Con curiosa preocupación lo hemos estado describiendo durante los últimos tiempos. Las mujeres venezolanas no están presentes en los diferentes niveles del teatro con la proporción que merecen, teniendo en cuenta que ellas aportan el 65 o el 70 por ciento del público que acude a las salas teatrales. En resumen: no hay suficientes féminas en áreas de dirección, dramaturgia ni actuación, además de que son pocas las que crean escenografías y vestuarios, y, ni hablar de su participación en operaciones técnicas, como iluminación, etcétera.
Sobre razones o sin razones para que las mujeres no tengan una mayor o mejor intervención en el conglomerado teatral, no podemos entregarnos ahora a un análisis profundo. Solamente llamamos a la atención sobre tal fenómeno que tiene profundas causas socioculturales, algunas superables. Pero invitamos a lectores o lectoras a que sí lo hagan y saquen sus propias conclusiones, ya que el teatro sería otro si ellas tuviesen mayor participación en todo su proceso.
Mientras tanto, tenemos que exaltar con regocijo que una impresionante pandilla femenina se haya apoderado del escenario principal del Teatro San Martín de Caracas, en Artigas, y desde ahí están exhibiendo su divertido, amargo y oportuno espectáculo La calle del infierno, del dramaturgo español Antonio Onetti.
Y es precisamente La calle del infierno una especie de sainete a la española sobre tres mujeres que luchan, desesperadamente, para no morirse antes de tiempo, para vivir desesperadamente cada día como si fuese el ultimo, en medio de una sociedad machista, falócrata y reaccionaria, como es la eterna España (republicana, franquista y monárquica democrática), porque aquello no ha cambiado y se reproduce casi al calco en otras naciones latinoamericanas. ¡Ojo Venezuela!
De entrada, Antonio Onetti (Sevilla, 29 de abril de 1962) revisa la temática mujeril de Federico García Lorca y la asume con esta pieza, claro sin las metáforas del “desaparecido” poeta granadino, pero sí con respeto y además abundantes sabores y olores a feminidad, muy contemporáneos, los cuales no solo atrapan al publico sino que se hacen sangre y carne de las actrices que invocan y materializan sus personajes.
El espectáculo, bien producido, correctamente vestido y además perfecto por la selección de la tripleta de las cómicas, es una delicia visual y toda una cantera para tallar pensamientos sobre la situación real de la mujer en los países de cultura hispana. Es abrumador todo lo que esos personajes revelan sobre sus vidas, esa sobrevivencia para no naufragar en el alcoholismo y las drogas…o la locura por la desolación íntima, porque hasta el sexo casi les está prohibido, porque no tienen marido oficial y las cargas morales les impide intentar capturar a un espécimen masculino, aunque un diestro padrote las resuelve en fugaces minutos de oscuridad.
Hay, por supuesto, un fino manejo de la dirección orientada hacia el despliegue histriónico de esa endemoniada tripleta de las empleadas de un supermercado, que es símbolo de un país entrega del consumo sin control, donde, por supuesto, Irabé Seguías se roba el show por su desenvoltura y por la misma tesitura del personaje.
Sinopsis
Tres mujeres ensayan para un concurso de sevillanas organizado por la cadena de supermercados donde trabajan. Hacia las tres de la madrugada, Juani, empleada de ese superabasto, cae al vacío desde la Rueda de la Fortuna, instalada en la Calle de Infierno, que es el parque de atracciones de una ciudad, que puede ser Caracas o alguna otra de Venezuela, porque la directora Verónica Arellano versionó el texto como se tiene que hacer siempre que se monta una pieza foránea. Juani fue vista con Toñi y Paqui, amigas y compañeras de labores, cantando y bailando como desquiciadas, y, al parecer......, se fueron a la Calle del Infierno para divertirse con los Carritos chocones, la Casa embrujada y Los enanos siniestros. Toñi y Paqui pretenden ignorar las causas de la caída de su amiga, pero....gracias a la magia teatral las tres mujeres exhiben sus microbiografías, centradas en las armas de un carnicero, el macho de una de ellas, que trabaja en tan singular abasto. Las tres damas, con la muerta incluida, son seres desesperados, carentes de afecto y dispuestas a todo para saborear los placeres carnales y espirituosos…aunque con ello se les vaya la vida. Son, pues, tres historias, tres vidas que desfilan por la mirada del espectador. Tres necesidades y tres anhelos: una hipoteca, la obsesión del físico y la soledad o la desilusión de un divorcio son algunos de los temas que circulan por esta oportuna y caraqueñísima calle infernal.
Ficha artística
Obra: La calle del infierno. Autor. Antonio Onetti. Toñi: Irabé Seguías. Juani: Claudia Nieto. Paqui: Carolina Torres. Voz en off del carnicero: Rubén León. Musicalización: Alberto Pacheco. Iluminación: Gerónimo Reyes. Vestuario: Kuranto Boutique Po. Escenografía: Blanca Salas y Jesús "Bartolo" Gutiérrez. Coreografías: Emilshen Acevedo. Fotografía: Juan Carlos Incoronato. Asistentes: Susana López y Jennifer Yenilu Morales. Producción: Afrodiartes. Dirección: Verónica Arellano.



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