sábado, febrero 20, 2010

Revancha bicentenaria

Desde Julio de 2008 están en escena. Eso les ha permitido 80 funciones, por ahora en varias urbes criollas, además de Ciudad de México y La Paz. Y en ocasión del Bicentenario de Venezuela, no piensan bajar el telón hasta más allá del año 2011. Nos referimos al colectivo Teatro del Laberinto, fundado hace 12 años, el cual con Bolívar vs. San Martín. La Revancha logró poetizar un hecho histórico singular, que poco se conoce o se analiza en los claustros de Venezuela y Argentina, porque ese evento tiene un cierto grado de sospechosa oscuridad, asuntos de académicos metidos a políticos o de éstos en actividades que no son de su incumbencia.
El título no es errado. Se trata un imaginario match de boxeo entre el venezolano Simón Bolívar y el argentino José de San Martín, creado a partir del caballeresco encuentro real que mantuvieron ambos Libertadores, entre el 24 y el 27 de julio de 1822, en Guayaquil, para discernir el futuro de sus incipientes repúblicas ante el acoso de los imperios del siglo XIX y cuando la independencia sudamericana no se había consolidado. Eso está en escena, tal cual lo narra cualquier texto elemental de historia.
Útil anacronismo
Lo novedoso es como lo han plasmado en la escena: mediante una ingeniosa y divertida propuesta que se vale de la metáfora boxística, para representar el enfrentamiento de los dos personajes en busca de la gloria, sin el uso de espadas y cañones.
Esta propuesta dramatúrgica, y de montaje por supuesto, la cual hace temporada en Unearte, se logra dentro de una situación anacrónica, tal como antes lo hizo José Antonio Rial con su pieza Bolívar (escenificada por Carlos Giménez y su grupo Rajatabla hacia 1982), donde el Libertador era un prisionero político en un campo de concentración regentado por una dictadura latinoamericana. O sea que Bolívar hace décadas que salió de su panteón y ahora es cotidiano personaje teatral de gran valía... y hasta boxea con el héroe sureño.
Bolívar vs. San Martín. La Revancha se materializa de manera lúdica, popular y no exenta de una atmósfera desacralizadora con los protagonistas ahí plasmados, la pareja de Libertadores suramericanos cruzando sus guantes como curtidos boxeadores en un cuadrilátero del Coliseo el Exilio, ubicado en el Barrio El Olvido, y cuyo ritmo lo determina el narrador y comentarista de la pelea para una radio alternativa que nadie sintoniza.
Los performancistas, Arnaldo Mendoza e Ignacio Márquez dan vida a Bolívar y a San Martín, así como a diez personajes más que acompañan al Libertador y al Emancipador de América, tratando de dialogar y convencerse a punta de guantazos.
Audaz espectáculo
El autor-director-actor Márquez no desecha el background histórico y obtiene así una delirante e ingeniosa propuesta escénica que utiliza la metáfora del boxeo para rememorar el choque de esos personajes en busca del poder y sus beneficios. Un encuentro que no tuvo vencidos, por supuesto, pero que dejó sin resolver los destinos de sus naciones, que aún pugnan por alcanzarlos. Es un audaz espectáculo que busca la depuración para alcanzar el nivel de excelencia que se merece por la oportuna carga ideológica que enarbola.
Ver a Bolívar y San Martín con pantaloncitos de boxeadores y los torsos desnudos, dándose guantazos y lanzado sus peroratas, es tierno, pero estremece, porque la unión fracasó y el continente sigue balcanizado y amenazado. Y desde la escena se lo ha recordado en buen momento, sin lugar a dudas.
Nunca un espectáculo teatral fue tan oportuno y adecuado para que los espectadores reflexionen sobre la historia del subcontinente. Es una muestra evidente de que no todo el arte escénico criollo está banalizado, que hay elencos que se atreven a investigar en el pasado histórico y crear a partir de sus textos unos espectáculos capaces de incitar a revisar lo sucedido y hasta proponer caminos para el futuro mediato.
¡El buen humor teatral es más didáctico a veces que un discurso académico historicista, sin duda alguna!
Visita histórica
En Guayaquil, Bolívar y San Martín, según los testimonios que dejaron en misivas a sus equipos de gobierno, sí definieron delicados escollos políticos y militares. Así le escribe el caraqueño al general Francisco de Paula Santander: “Se puede llamar visita propiamente, porque no hemos hecho más que abrazarnos, conversar y despedirnos. Creo que él ha venido por asegurarse nuestra amistad, para apoyarse con ella respecto a sus enemigos internos y externos... Me ha ofrecido su eterna amistad hacia Colombia; intervenir a favor del arreglo de límites; no mezclarse en los asuntos de Guayaquil; una federación completa y absoluta aunque no sea mas que con Colombia...En fin, él desea que todo marche bajo el aspecto de la unión, pero que tampoco quiere la democracia y sí el que venga un príncipe de Europa a reinar en el Perú…No me ha dicho que trajera proyecto alguno, ni ha exigido nada de Colombia, pues las tropas que lleva estaban preparadas para el caso. Sólo me ha empeñado mucho en el canje de guarniciones, y, por su parte, no hay género de amistad ni de oferta que no me haya hecho”.
Ficha artística
Obra: La revancha. Autor:Ignacio Márquez. Intérpretes:Ignacio Márquez: Bolívar, Sucre, Infundio Vargas, Simón Rodríguez, El Precursor Miranda y Manuela. Y Arnaldo Mendoza: San Martín, Remedio, Divino Moreno, Manuel Belgrano, Carlos Alvear y Francisco “el Márquez” Serrano.Dirección general:Ignacio Márquez.Producción: Teatro del Laberinto



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