Vino para ver una función de su obra Al pie del Támesis, pero antes, acosado por los reporteros interesados en saber qué pensaba o piensa del teatro, la literatura y del devenir de las repúblicas latinoamericanas, habló ampliamente del arte y de la política. Y, como lo prometió a este periodista, desde el mismo escenario, en compañía del director y los comediantes, expresó, muy emocionado, su opinión sobre la representación que presenció en esa noche del sábado 16 de agosto en el Teatro Trasnocho.
El escritor Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), con más de 30 libros publicados, reconoció que lo visto en Caracas es una experiencia difícil de expresar, como es “la de ver hecha realidad, actualizada y vivida sobre un escenario una historia que uno ha inventado, sobre todo tratándose de una puesta en escena tan original, tan creativa, tan rica en matices. Ha sido una lectura tan personal de la historia que yo inventé. La he ido reconociendo y desconociéndola porque eso es lo maravilloso que tiene el teatro... el teatro es la vida y la vida siempre permite interpretaciones diferentes según los ángulos desde la cual se le observe y el ángulo que Héctor Manrique ha optado, para recrear esta obra, es realmente muy original. Está llena de pasión, de humor, de juego y también de misterio. Una puesta en escena cuando es tan creativa, tan maravillosamente bien interpretada, extrae riquezas escondidas de un texto teatral. He visto esta noche a mi texto enriquecido por la originalidad de la lectura escénica que adelantó el director y, desde luego, por la maravillosa interpretación que hizo esta pareja de actores, Iván Tamayo y Carlota Sosa. Muchísimas gracias a todos los comprometidos en esta producción, y a todos ustedes, los espectadores, en esta noche que quedará siempre viva en mi memoria como una de las experiencias más gratificantes que he tenido como autor de teatro”.
Durante los largos 90 minutos de su encuentro con los periodistas, Vargas Llosa reconoció que sabe cuándo una historia es para teatro y cuándo es para novela, “pero lo que no sé es por qué es así; no sé si es que porque esas historias son para mí más visuales, porque ese personaje se me presenta de una manera muchísimo más viva; no como los personajes de la novela que son siempre muchísimo más borrosos, sobre todo al principio, o porque la historia es mucho más compacta; una historia de teatro es mucho más compacta, mucho más cerca del cuento que de la novela; pero sí sé con gran claridad desde el primer momento si esa historia es para el teatro o no lo es”.
Enfatizó su placer porque en Caracas se haya escenificado Al pie del Támesis, porque “esta obra tiene una inspiración venezolana”, ya que aunque la estaba preparando desde hace muchos años, todo se le clarificó cuando su amigo Guillermo Cabrera Infante (falleció en 2005), le contó que por teléfono el escritor venezolano Esdras Parra le había comunicado su deseo de visitarlo en su residencia en Londres, “pero la gran sorpresa fue cuando al recibirlo se encontró que aquel se había sometido a una operación de cambio de sexo, o de reasignación de sexo, lo cual desconcertó a Guillermo o le produjo un grave trastorno”.
Dijo que la temática, donde está presente la transexualidad, le había llamado la atención y para eso hizo “varios bocetos” pero nunca quedaba satisfecho hasta que supo la anécdota del escritor cubano y el venezolano Parra, “a quien yo también había conocido en Caracas, a lo largo de los años sesenta, cuando trabajaba en la revista Imagen. Eso que le había ocurrido a Cabrera Infante me impresionó mucho e inmediatamente encontré el eslabón que necesitaba para elaborar mi obra sobre el encuentro de dos amigos peruanos”.
Y así nació Al pie del Támesis, la cual fue estrenada el pasado 29 de marzo en Lima, que es la historia de una pareja, pero ocurre en Londres, y ese encuentro casual o fortuito provoca una reminiscencia que les descubre a los dos una verdad sobre ellos mismos que hasta entonces tenían enterrada, que no querían conocer. “Así, pues, que de una manera indirecta, esta obra tiene una inspiración venezolana y el hecho de que aquí se represente me creó una enorme curiosidad y por eso vine para verla”, puntualizó.
Preguntado acerca de sus próximos proyectos, anunció que está embarcado en la escritura de una novela sobre el irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX y amigo del escritor Joseph Conrad.
Vargas Llosa ha enfatizado que un personaje de ficción, sea teatro o novela, no es nunca el personaje de carne y hueso, no es nunca el personaje que lo inspira, muchas veces lo inspiran personajes reales. “En realidad, el personaje de la ficción es un personaje que existe sólo dentro de la ficción, que existe hecho de palabras, no de carne y hueso y que además existe sólo dentro de un contexto, que es el contexto imaginario, el contexto inventado. Pero creo que es difícil para el profano, aceptar que el personaje de la ficción es un personaje que no está íntimamente conectado con la realidad viva.
Y no podía concluir su larga disertación, sin manifestar que el teatro fue su primer amor y que el teatro es lo que primero empezó a escribir. Y lo hizo a raíz del espectáculo La muerte de un viajante, de Arthur Miller. Hasta ahora ha entregado ocho obras, a saber: La huida del inca (1952), La señorita de Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La Chunga (1986), El loco de los balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1996), Odiseo y Penélope (2007) y Al pie del Támesis (2008),cuyo gran tema es la identidad.
El escritor Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), con más de 30 libros publicados, reconoció que lo visto en Caracas es una experiencia difícil de expresar, como es “la de ver hecha realidad, actualizada y vivida sobre un escenario una historia que uno ha inventado, sobre todo tratándose de una puesta en escena tan original, tan creativa, tan rica en matices. Ha sido una lectura tan personal de la historia que yo inventé. La he ido reconociendo y desconociéndola porque eso es lo maravilloso que tiene el teatro... el teatro es la vida y la vida siempre permite interpretaciones diferentes según los ángulos desde la cual se le observe y el ángulo que Héctor Manrique ha optado, para recrear esta obra, es realmente muy original. Está llena de pasión, de humor, de juego y también de misterio. Una puesta en escena cuando es tan creativa, tan maravillosamente bien interpretada, extrae riquezas escondidas de un texto teatral. He visto esta noche a mi texto enriquecido por la originalidad de la lectura escénica que adelantó el director y, desde luego, por la maravillosa interpretación que hizo esta pareja de actores, Iván Tamayo y Carlota Sosa. Muchísimas gracias a todos los comprometidos en esta producción, y a todos ustedes, los espectadores, en esta noche que quedará siempre viva en mi memoria como una de las experiencias más gratificantes que he tenido como autor de teatro”.
Durante los largos 90 minutos de su encuentro con los periodistas, Vargas Llosa reconoció que sabe cuándo una historia es para teatro y cuándo es para novela, “pero lo que no sé es por qué es así; no sé si es que porque esas historias son para mí más visuales, porque ese personaje se me presenta de una manera muchísimo más viva; no como los personajes de la novela que son siempre muchísimo más borrosos, sobre todo al principio, o porque la historia es mucho más compacta; una historia de teatro es mucho más compacta, mucho más cerca del cuento que de la novela; pero sí sé con gran claridad desde el primer momento si esa historia es para el teatro o no lo es”.
Enfatizó su placer porque en Caracas se haya escenificado Al pie del Támesis, porque “esta obra tiene una inspiración venezolana”, ya que aunque la estaba preparando desde hace muchos años, todo se le clarificó cuando su amigo Guillermo Cabrera Infante (falleció en 2005), le contó que por teléfono el escritor venezolano Esdras Parra le había comunicado su deseo de visitarlo en su residencia en Londres, “pero la gran sorpresa fue cuando al recibirlo se encontró que aquel se había sometido a una operación de cambio de sexo, o de reasignación de sexo, lo cual desconcertó a Guillermo o le produjo un grave trastorno”.
Dijo que la temática, donde está presente la transexualidad, le había llamado la atención y para eso hizo “varios bocetos” pero nunca quedaba satisfecho hasta que supo la anécdota del escritor cubano y el venezolano Parra, “a quien yo también había conocido en Caracas, a lo largo de los años sesenta, cuando trabajaba en la revista Imagen. Eso que le había ocurrido a Cabrera Infante me impresionó mucho e inmediatamente encontré el eslabón que necesitaba para elaborar mi obra sobre el encuentro de dos amigos peruanos”.
Y así nació Al pie del Támesis, la cual fue estrenada el pasado 29 de marzo en Lima, que es la historia de una pareja, pero ocurre en Londres, y ese encuentro casual o fortuito provoca una reminiscencia que les descubre a los dos una verdad sobre ellos mismos que hasta entonces tenían enterrada, que no querían conocer. “Así, pues, que de una manera indirecta, esta obra tiene una inspiración venezolana y el hecho de que aquí se represente me creó una enorme curiosidad y por eso vine para verla”, puntualizó.
Preguntado acerca de sus próximos proyectos, anunció que está embarcado en la escritura de una novela sobre el irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX y amigo del escritor Joseph Conrad.
Vargas Llosa ha enfatizado que un personaje de ficción, sea teatro o novela, no es nunca el personaje de carne y hueso, no es nunca el personaje que lo inspira, muchas veces lo inspiran personajes reales. “En realidad, el personaje de la ficción es un personaje que existe sólo dentro de la ficción, que existe hecho de palabras, no de carne y hueso y que además existe sólo dentro de un contexto, que es el contexto imaginario, el contexto inventado. Pero creo que es difícil para el profano, aceptar que el personaje de la ficción es un personaje que no está íntimamente conectado con la realidad viva.
Y no podía concluir su larga disertación, sin manifestar que el teatro fue su primer amor y que el teatro es lo que primero empezó a escribir. Y lo hizo a raíz del espectáculo La muerte de un viajante, de Arthur Miller. Hasta ahora ha entregado ocho obras, a saber: La huida del inca (1952), La señorita de Tacna (1981), Kathie y el hipopótamo (1983), La Chunga (1986), El loco de los balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1996), Odiseo y Penélope (2007) y Al pie del Támesis (2008),cuyo gran tema es la identidad.
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