Para festejar el 77 aniversario del Ateneo de Caracas, sus autoridades pusieron en marcha una programación, con entrada libre a todas las funciones, de música, artes plásticas, poesía, cine y teatro, la cual culmina este domingo. Imposible reseñar todos los eventos ahí desarrollados, por lo cual nos detenemos en resaltar el homenaje que la agrupación Rajatabla le rindió a su fundador, Carlos Giménez, fallecido el 28 de marzo de 1993, a los 47 años.
Fue brillante artista de la escena y excepcional gerente cultural que organizó y dirigió 14 Festivales Internacionales de Teatro, que convirtieron al Ateneo en “una ventana al mundo” sobre los mejores espectáculos de artes escénicas, para capacitar a nuevas generaciones de teatreros y además mostrarle al público otras alternativas sobre la creación escénica. Varios creadores que ahora destacan encontraron ahí sus estímulos, como Moisés Kaufman en Estados Unidos.
Este “huracanado argentino”, como se decía de Giménez con cierta envidia cargada de códigos xenofóbicos, pertenece a la saga ateneísta porque encontró cobijo desde 1970 y permaneció bajo sus aleros hasta fallecer, con lo cual contribuyó a desarrollar no sólo a su agrupación –hizo no menos de 60 puestas en escena- sino a otra serie de elencos, al tiempo que su estética impregnó a las nuevas generaciones que aparecieron, gracias a la puesta en marcha del Taller Nacional del Teatro. ¡El Ateneo fue el faro del teatro latinoamericano mientras él vivió!
Tenía Giménez muy bien puestos sus pies sobre la tierra venezolana donde maduró, porque ante la eventualidad de su partida, advirtió que en ningún movimiento cultural o político nadie es imprescindible. “Sin mí se seguirá trabajando y tal vez en algunos aspectos será un pelo más aburrido. Siempre en un polo cultural hay espacio para la polémica, la discusión. Pienso que nosotros conformamos un polo polémico por la permanente capacidad, un poco agresiva, beligerante, que tenemos de promover eventos. Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, un aporte que no es mayor ni menor que el de otra cantidad de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela”. Fácil es cambiar, difícil es sustituir exclamaba en momentos de gran depresión
Videos y teatro
El homenaje a Giménez, escenificado el martes 5 de agosto, a las 7:00 PM, en la sala Anna Julia Rojas, consistió en un primer acto audiovisual, compuesto por maltrechos fragmentos de entrevistas con el ausente evocado y opiniones sobre su labor, y un segundo acto, donde Francisco Alfaro fungió de presentador, o maestro de ceremonias, integrado con los monólogos fundamentales de Francis Rueda, Pedro Pineda, Eric Wildpret, Aura Rivas y Elba Escobar, quienes evocaron así los montajes de Fuenteovejuna, El día que dejó de llover, La vida es sueño, Peer Gynt y Casas muertas. El cierre fue un video, de mejor factura, sobre El coronel no tiene quien le escriba, cuyos protagonistas fueron Pepe Tejera y Daniel López. Todos fueron espectáculos memorables cuando los exhibieron, pero ahora se pudo detectar y degustar la evidente madurez de los actores y la conmovedora pasión que se desbordó al participar en ésta celebración aniversaria. ¡La nostalgia o las saudades recuerdan lo transitorio que somos los seres humanos!
El colofón, en medio de llantos y abrazos catárticos ante tanta evocación del ayer, fue una invitación de Alfaro, actual director-gerente de Rajatabla, a festejar el primer siglo del Ateneo de Caracas, dentro de 27 años, como para recordar así que los seres humanos estamos hechos de la misma materia de los sueños, como lo enseñan William Shakespeare y Pedro Calderón de la Barca, sin olvidar que la finitud humana tiene lapsos e intensidades y es variante y undívaga como el mar, como lo advierte el poeta colombiano Porfirio Barba Jacob.
77 por ahora
Desde las seis de la tarde del 8 de agosto de 1931 existe el Ateneo de Caracas. Su primera directiva, que encabezó María Luisa Escobar, debutó en la parte alta de la casa No. 43, de Marrón a Cují. Pero el 28 de octubre de 1958 sesionaron en la Quinta Ramia, cedida por el Estado venezolano, casona que durante la década de los setenta fue derribada para erigir una edificación de seis pisos, a instancias de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez; pero es durante el 1983 cuando el Jefe de Estado Luis Herrera Campins la cedió en comodato a la institución hasta 2009. A 77 años de ese batallar es liderada, provisionalmente, por Carmen Ramia en nombre de María Teresa Castillo, abuela de sus tres hijas y presidenta desde el 18 de enero de 1958. En la entrada de esa sede hay una placa en piedra, inaugurada el 15 de octubre de 1983, donde su presidenta afirmó: “Inventar para la felicidad del hombre. Esa ha sido nuestra aspiración en las 50 primaveras del Ateneo de Caracas. Se cumplirán muchas más y la aspiración será siempre la misma”.
Fue brillante artista de la escena y excepcional gerente cultural que organizó y dirigió 14 Festivales Internacionales de Teatro, que convirtieron al Ateneo en “una ventana al mundo” sobre los mejores espectáculos de artes escénicas, para capacitar a nuevas generaciones de teatreros y además mostrarle al público otras alternativas sobre la creación escénica. Varios creadores que ahora destacan encontraron ahí sus estímulos, como Moisés Kaufman en Estados Unidos.
Este “huracanado argentino”, como se decía de Giménez con cierta envidia cargada de códigos xenofóbicos, pertenece a la saga ateneísta porque encontró cobijo desde 1970 y permaneció bajo sus aleros hasta fallecer, con lo cual contribuyó a desarrollar no sólo a su agrupación –hizo no menos de 60 puestas en escena- sino a otra serie de elencos, al tiempo que su estética impregnó a las nuevas generaciones que aparecieron, gracias a la puesta en marcha del Taller Nacional del Teatro. ¡El Ateneo fue el faro del teatro latinoamericano mientras él vivió!
Tenía Giménez muy bien puestos sus pies sobre la tierra venezolana donde maduró, porque ante la eventualidad de su partida, advirtió que en ningún movimiento cultural o político nadie es imprescindible. “Sin mí se seguirá trabajando y tal vez en algunos aspectos será un pelo más aburrido. Siempre en un polo cultural hay espacio para la polémica, la discusión. Pienso que nosotros conformamos un polo polémico por la permanente capacidad, un poco agresiva, beligerante, que tenemos de promover eventos. Yo creo que he hecho mi aporte al desarrollo del teatro venezolano, un aporte que no es mayor ni menor que el de otra cantidad de gente que está trabajando por el teatro en Venezuela”. Fácil es cambiar, difícil es sustituir exclamaba en momentos de gran depresión
Videos y teatro
El homenaje a Giménez, escenificado el martes 5 de agosto, a las 7:00 PM, en la sala Anna Julia Rojas, consistió en un primer acto audiovisual, compuesto por maltrechos fragmentos de entrevistas con el ausente evocado y opiniones sobre su labor, y un segundo acto, donde Francisco Alfaro fungió de presentador, o maestro de ceremonias, integrado con los monólogos fundamentales de Francis Rueda, Pedro Pineda, Eric Wildpret, Aura Rivas y Elba Escobar, quienes evocaron así los montajes de Fuenteovejuna, El día que dejó de llover, La vida es sueño, Peer Gynt y Casas muertas. El cierre fue un video, de mejor factura, sobre El coronel no tiene quien le escriba, cuyos protagonistas fueron Pepe Tejera y Daniel López. Todos fueron espectáculos memorables cuando los exhibieron, pero ahora se pudo detectar y degustar la evidente madurez de los actores y la conmovedora pasión que se desbordó al participar en ésta celebración aniversaria. ¡La nostalgia o las saudades recuerdan lo transitorio que somos los seres humanos!
El colofón, en medio de llantos y abrazos catárticos ante tanta evocación del ayer, fue una invitación de Alfaro, actual director-gerente de Rajatabla, a festejar el primer siglo del Ateneo de Caracas, dentro de 27 años, como para recordar así que los seres humanos estamos hechos de la misma materia de los sueños, como lo enseñan William Shakespeare y Pedro Calderón de la Barca, sin olvidar que la finitud humana tiene lapsos e intensidades y es variante y undívaga como el mar, como lo advierte el poeta colombiano Porfirio Barba Jacob.
77 por ahora
Desde las seis de la tarde del 8 de agosto de 1931 existe el Ateneo de Caracas. Su primera directiva, que encabezó María Luisa Escobar, debutó en la parte alta de la casa No. 43, de Marrón a Cují. Pero el 28 de octubre de 1958 sesionaron en la Quinta Ramia, cedida por el Estado venezolano, casona que durante la década de los setenta fue derribada para erigir una edificación de seis pisos, a instancias de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez; pero es durante el 1983 cuando el Jefe de Estado Luis Herrera Campins la cedió en comodato a la institución hasta 2009. A 77 años de ese batallar es liderada, provisionalmente, por Carmen Ramia en nombre de María Teresa Castillo, abuela de sus tres hijas y presidenta desde el 18 de enero de 1958. En la entrada de esa sede hay una placa en piedra, inaugurada el 15 de octubre de 1983, donde su presidenta afirmó: “Inventar para la felicidad del hombre. Esa ha sido nuestra aspiración en las 50 primaveras del Ateneo de Caracas. Se cumplirán muchas más y la aspiración será siempre la misma”.
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