Aníbal Grunn, Elio Palencia y Luis Parada durante la entrega de los Premios Isaac Chocrón. |
Sigue vivo mientras su familia lo evoque,
adjudique galardones y represente algunas de sus obras. Así ocurrió el pasado
domingo 25 de septiembre, cuando en el
Trasnocho Cultural se hizo entrega del Cuarto Premio de Dramaturgia Isaac
Chocrón.
Así, pues, la Fundación Isaac Chocrón, sus
obras y su espíritu se mantienen latentes entre nosotros y es por eso que Elio Palencia
recibió el Premio de Dramaturgia por Donde caerme viva; Elvis Chaveinte el de Mejor Autoría Escénica por Crema
y nata. María Alejandra Tellis como Mejor Actriz por El largo camino al edén de José Gabriel Núñez. Aníbal Grunn Mejor Actor
por El animador de Rodolfo Santana y
La mejor Producción fue para Héctor Becerra, por Yo, Federico.
El
acto fue inaugurado por Javier Vidal quien recordó que “hace 86 años nació Isaac
Chocrón en Maracay y hace cinco que vivimos sin su presencia física pero sigue
permaneciendo inmortal a través de su obra escrita, de su obra viva sobre las
tablas, de su legado a través del trabajo de sus hijos elegidos y de este Premio
que hoy hacemos entrega en su cuarta edición”.
Recordó
Vidal que durante el lapso septiembre 2015-agosto 2016 se estrenaron en Caracas
25 piezas teatrales de dramaturgos nacionales y se hicieron 11 reposiciones, sin
contar las obras infantiles, todo lo cual sumaron no menos de 36 montajes de
autores venezolanos. “Es decir una media de tres montajes por mes. Dadas las
circunstancias vividas y vivientes de un pais que se hunde en la desgracia,
tener la virtud y coraje de seguir escribiendo teatro, seguir dirigiendo y
seguir actuando y produciendo teatro venezolano es toda una insolente testarudez
propia de los desquiciados artistas que aquí habitamos a tiendas y a ciegas”.
PALABRAS
DE ELIO PALENCIA
Le correspondió a
Elio Palencia, como ganador del Premio de Dramaturgia, leer unas sentidas palabras.
Expresó su “agradecimiento muy especial y
que jamás he hecho público… por primera
vez, se da la feliz coincidencia de ser reconocido al mismo tiempo que quien
fuera mi primer maestro formal dentro de las artes escénicas. Un hombre de
teatro que –como suelo decir- me vio crecer los pelos del pecho… y esa
literalidad se vuelve metáfora, porque con ese crecimiento, él –como gran docente-
supo identificarse con toda esa fuerza vocacional que, en mí, ansiaba ser
guiada. Allí estuvo, como partero socrático, regalándome con paternal rigor y
ternura. Gracias a él, ese terreno virgen y fértil que yo era, halló simientes
de los muchos modos de ver los oficios del teatro y de la capacidad de elección
libre que uno tiene. Con él comencé a ejercitar la disciplina, el respeto y las
posibilidades de autoconocimiento que da el arte dramático…y, por mencionar
sólo pocas cosas, de su mano entré por primera vez a un plató de televisión,
estuve en una locación de cine, viví mis primeros proceso creativos como
profesional de martes a domingo y recibí mi primera remuneración por hacer eso
que me enamoraba. Y para enlazar,
entonces, diré que gracias a Aníbal Grunn también conocí a la primera gente
abiertamente sexodiversa, leí La revolución,
El acompañante y La máxima felicidad…
o sea, él, entre mucha otra gente y obras, me presentó a Isaac Chocrón. Y
Sexodiversidad y Chocrón tienen mucho que ver con este premio”.
Donde caerme viva
Subrayó Elio Palencia que cuando empezó en la profesión, “los
dos grandes centros de producción y referencias teatrales en Caracas eran
Rajatabla y El Nuevo Grupo. Estaban por supuesto otros hacedores maravillosos,
pero indudablemente la mayoría gravitaba cerca de estos dos grandes pilares, a
saber: uno bajo la égida de Carlos Giménez
con la fuerza de un colectivo apertrechado con el discurso del arte de la puesta
en escena y, el otro, conducido por Chocrón, Román Chalbaud y José Ignacio Cabrujas con la
persistencia en la dramaturgia como eje para el desarrollo de un sólido teatro
nacional y una dialéctica entre el actor y la búsqueda del personaje
venezolano, sus conflictos, sus paisajes y sus discursos. Cuando comencé a
interesarme por la escritura y la dirección, me di cuenta de que podía, sin
pudores y con legitimidad, sentirme y llamarme hijo de estas dos casas. De
ambas tradiciones vengo y hermano o primo me siento de aquéllos que en sus
alrededores gravitaban. Es un privilegio ostentar esas referencias. Debo decir
que Isaac, muy dado al tema de la familia –ya sabemos: la heredada y la
elegida- nunca me vio como a un hijo. Creo que llegó a verme a mí más bien como
un sobrino. Sí, es posible… y por eso, de los
recuerdos que tengo de los encuentros con Isaac, que no son tantos pero
sí significativos y que van desde mi entrada como actor joven en la Compañía
Nacional hasta el día que me llamó a casa de Chalbaud para felicitarme por la
estructura de una pieza mía que había leído, quiero traer hoy el que más me
gusta” .Gracias a Isaac, el montaje de mi primer texto Detrás
de la avenida fue al Festival Latino
de Miami y me invitaron a una mesa redonda que moderaría él. La pieza que se presentaba allí, había sido el
último premio del Nuevo Grupo, pero quien la produjo fue la Fundación
Rajatabla. Donde caerme viva tiene entre sus referencias aquellas Amargas lágrimas de Petra Von Kant que
se atreviera a mostrar la homosexualidad femenina en la Caracas de los años 70
y se produjera a instancias de Isaac y el Nuevo Grupo, también en aquel primer
beso que vi entre dos hombres en La
muerte de García Lorca y fue
atrevimiento comprometido de Carlos y Rajatabla. Ellos destapaban, abrían paso,
hacían por un teatro prometeico, revelador… y yo no puedo evitar cazar ratón y
también opto. Procuro ir más allá e incluso, si se tercia, plantear
beligerancia: somos el país más atrasado de la región en cuanto a inclusión
ciudadana de la sexodiversidad. Ser mujer y lesbiana en una sociedad como la
nuestra es doblemente complicado. Se está a merced del abuso y del desamparo.
Destapar eso con el rigor y la belleza que nos es posible, ha salido
espontáneamente, como grito de impotencia ante la impunidad y la injusticia.
Ejercitando la creencia en que el teatro es para la gente y sobre la gente.
Escribir Donde caerme viva no lo
considero un mérito: hace mucho que salvaguardo la escritura teatral como mi
espacio para la expresión libre de necesidades e imaginarios, para el diálogo
con ‘los otros’ y, más que para dar respuestas, para compartir preguntas. Poder
seguir haciéndolo es para mí un lujo, uno de mis mayores privilegios… No quiero darlo por hecho… y doy las gracias”.
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