Un texto de Mrozek teatralizado. |
Slawomir Mrozek y Gustavo Ott prestaron
sus textos teatrales para que sendas agrupaciones caraqueñas de jóvenes actores
se presentaran en la sala Rajatabla y en el Teatro San Martín, buscando así las
catarsis individuales y colectivas de artistas y espectadores, gracias a sus temas
argumentales profundamente críticos. Un par de contundentes farsas en códigos
del mejor teatro del absurdo, ambas destinadas a cuestionar las sociedades burguesas
donde fueron escritas y ahora exhibidas. Teatro para pensar y divertir, como
siempre.
SOCIEDAD ANTROPOFAGA
En este contexto de “fabrica teatral” es que vimos las piezas
En alta mar de Mrozek (Borzecin, Polonia 29 de junio de 1930/ Niza, Francia, 15 de agosto de 2013 ) y Pavlov: dos segundos antes del crimen de Ott (Caracas, 1963), obras que ya habíamos ponderado , con otros elencos y directores,
años atrás, las cuales ahora lucen
novedosas por sus cuidados trabajos escénicos y de producción. El teatro
venezolano es, parafraseando al poeta colombiano Porfirio Barba-Jacob, un rio
que no cesa y siempre luce undívago y cambiante.
En alta mar es una divertida farsa
centrada en una mujer y dos hombres adultos que tratan de sobrevivir sobre una
balsa que flota en un océano y mientras esperan la muerte, de la cual tienen
conciencia, tratan de saciar su natural hambre, para lo cual negocian entre
ellos comerse a uno de ellos, con la esperanza de que alguien llegue a rescatarlos
de ese inminente naufragio, y para ello
organizan todo un proceso electoral. En síntesis es una farsa sobre las
costumbres de una comunidad burguesa clasista y su epilogo tiene una solución
teatral, por supuesto, con la irrupción de un cuarto personaje, que es nada
menos que un cartero. Es una pieza sustentada en la sátira, en
lo insólito y en lo paradójico, que produce risa y conmiseración cuando se
descubren las críticas que plantea el autor, un hombre que fue perseguid o por
los nazis y los comunistas, porque era precisamente un amante de la libertad.
Esta depurada producción, centrada en lo indispensable
para el show teatral, fue adelantada por la agrupación Teatro del Gato Negro, una institución con 23 años de labores, la cual ha llevado a
escenas numerosas piezas teatrales, teniendo una gran receptividad
por parte del público y críticos. Está bajo la dirección del reconocido dramaturgo, pedagogo y director Paul Williams
(Rubén Pinto). Y los fantásticos personajes, para así
calificarlos, son interpretados por Adalhiza Herrera, Jefferson
Vargas, Felix Ríos y Ricardo del Castillo, quienes demuestran sus
talentos equilibrados.
Creemos que esta agrupación debe
luchar para hacer más presentaciones porque su producto es de calidad y además una
sensata crítica al abuso de
poder, la alienación y la caprichosa organización de jerarquías, así como a la manipulación,
la corrupción y los consabidos criminales intereses políticos, todo eso en un
impactante ritmo para transmitir su punzante humor en situaciones absurdas, irónicas
y preñadas de didáctico sarcasmo. Buen elenco y una severa dirección.
CONDICIONADOS
El Teatro San Martín de Caracas y Textoteatro han producido una de
las primeras piezas de Gustavo Ott y también una de sus obras más importantes: Pavlov:
dos segundos antes del crimen. Fue escrita hacia 1986 y estrenada en la temporada 1991.
Ahí se plasma como se gesta y se consuma el asesinato de la locutora radial Amada de la Noche, una especie de bruja y psicóloga
que responde las más complejas preguntas intimas de sus nocturnos clientes
telefónicos. Es una inteligente pieza para darle forma y justificar la denuncia
de la nefasta influencia de los medios de comunicación, a partir de una
aplicación de los experimentos del científico ruso, Iván Pavlov, sobre los
reflejos condicionados pero sobre los seres humanos.
Contada comenzando por el final, y con un despliegue de humor a veces hilarante, la obra lleva al espectador desde la risa a la reflexión sobre temas insospechados que tocan a la familia, la religión, el control maternal, el matrimonio, el sexo, y en definitiva, esa incontenible vocación de la gente en meterse en la vida de los demás.
Contada comenzando por el final, y con un despliegue de humor a veces hilarante, la obra lleva al espectador desde la risa a la reflexión sobre temas insospechados que tocan a la familia, la religión, el control maternal, el matrimonio, el sexo, y en definitiva, esa incontenible vocación de la gente en meterse en la vida de los demás.
Se trata de una de las piezas icónicas del autor caraqueño que sirvió
además para la internacionalización del mismo TSMC, con giras que llevó a los
de San Martín a eventos internacionales en Rumania, Hungría, Dinamarca, Rep.
Checa, España, Inglaterra, Mónaco, Marruecos, EE.UU., Chile, Rep. Dominicana, y
Canadá entre otros. Además, Pavlov…
fue producida durante la década de los 90 por importantes teatros foráneos como
GALA en Washington DC, Divadlo Bez de Praga, Rosenteatret de Copenhague y El
Vitral de Buenos Aires.
Esta vez, Pavlov, dos segundos antes del crimen
regresa a la escena caraqueña bajo la dirección de María Brito y
con un elenco integrado por Jennifer
Morales, Adriana Bustamante, Leonardo Gibbs, Wilken Smith y Elmer Pinto,
diestros actores, con la asistencia de dirección de Luis García e iluminación de René
Dal Farra.
No hay nada nuevo que decir de este pieza, donde Ott teatraliza una
crónica periodística sobre un asesinato y por eso, presenta primero el crimen y
después avanza hacia todos los pormenores de cómo y porque se gesta el rocambolesco
suceso.
Ott arrincona la tradicional ecuación dramática aristotélica
(introducción, exposición, clímax y desenlace) y la realiza escénicamente a la inversa.
Esto puede gustar o no, o confundir al espectador. Es una técnica que este
dramaturgo usa muy a menudo y creemos sería más útil en el cine.
EL RELEVO QUE SE GESTA
Más allá de los contenidos de los
espectaculos, hay que resaltar en ambos montajes la valiosa presencia de
jóvenes profesionales de la actuación, pertenecientes precisamente a esa
llamada “generación de relevo”, tan necesaria e indispensable para que las
artes teatrales no fenezcan o se estanquen, toda una verdadera oleada de
actrices y actores dispuestos a no solo ocupar, por intermedio de sus trabajos
y talentos, el lugar que les corresponde sino también a impulsar y cambiar o
contemporizar, como se espera, al teatro nacional.
Después habrá que escribir una crónica
exhaustiva sobre ese impresionante y plausible relevo teatral que se ha estado
gestando lentamente durante los últimos 10 años y de antemano advertimos que todos
se han estado preparando con talleres, cursos exprés y hasta estudios
académicos formales en Unearte y la UCV, al mismo tiempo que han incursionado
en los festivales de teatro, bien sea breve o tradicional, o en montajes “ambulatorios”.
Hay que resaltar que durante el último
semestre del 2016 la treintañera Compañía Nacional Teatro, en etapa de
relanzamiento, hizo un amplio casting para seleccionar un grupo de comediantes
destinados a sus espectáculos. De esa selección se contrataron a no más de 50 intérpretes, quienes tendrán talleres y montajes a lo
largo de este 2017 y el 2018, labores
que ya comenzaron con el espectáculo El pez que fuma, versión escénica de
Ibrahim Guerra sobre el texto original de Román Chalbaud, el cual además hace
temporada hasta mediados del venidero mes de abril.
Además es imposible negar la presencia
del dúo dinámico que hacen Orlando Arocha y Diana Volpe para crear sendos
espacios teatrales, en el backstage de la Concha Acústica de Belo, para montar
importante textos estadounidenses y mostrar ahí sendos festivales de teatro,
además de espectaculos tutorados de nuevos directores.
A esta lista hay que agregar lo que se
hace por el teatro en la UCV y muy especialmente en la UCAB, durante los
últimos 40 años por Marcos Reyes Andrade y Virginia Aponte.
Y por supuesto la tarea del Teatro
Trasnocho Cultural es innegable: tres festivales seguidos para propulsar a los
nuevos directores.
Hay, pues, un importante
relevo teatral y estamos reseñando solamente a la Gran Caracas y se nos quedan
por fuera las provincias tan cercanas y tan lejanas al mismo tiempo, pero donde
hay gente buena que sueña y trabaja como la que mora en Guanare
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