Viloria Díaz es director y productor teatral
¿Desde cuándo en el teatro y por qué lo
hace?,
preguntamos a Eduardo Viloria Díaz, productor
y director del espectáculo Bodas de
sangre, basado en el texto
original de Federico García Lorca, pero ambientado en las llanuras venezolanas,
el cual hace temporada en la sala Humboldt, durante este fin de semana y otras representaciones posteriores.
Viloria Díaz reconoce que al teatro llegó por
un mero movimiento del destino en 1994, “conté con la fortuna de acercarme a
Rajatabla, primero como amigo, luego como colaborador y finalmente formé parte
de ellos, fui imbuido por esa magnífica centrifuga que era ese ambiente donde
el hecho de la creación colectiva me pareció un descubrimiento equiparable al
de la rueda y me dije “¡eureka!”, conseguí de la mano de personas como Daniel
López quien me dijo “Viloria, siempre vas a estar donde tú quieras estar”,
David Blanco, German Mendieta; Ingrid Muñoz, Andrés Vásquez, Wilfredo Tortosa,
José Roberto Díaz, Rufino Dorta, Gerardo Luongo, Wilfredo Torres y un montón de
compañeros una auténtica camaradería y de los que recibí valiosas enseñanzas.
También debo agradecer a Daniel Uribe con quien trabajé mucho y consolidé una
gran amistad. Deseo eso sí, manifestarte que aunque nunca trabajé formalmente
con ellos, me sentí, porque así me lo hicieron sentir, un miembro de otra
compañía a la que admiro mucho, e a la gente del Grupo Theja, disfruté mucho de
verlos y compartir en sus procesos creativos, José Simón Escalona y Angélica
eran unas estupendas fuentes de conocimiento y de eso siempre estaré agradecido.
Desde hace mucho mis caminos se alejaron del teatro y me dediqué a trabajar en televisión,
publicidad y principalmente en el cine, pero justo desde hace un año, me centré
en retomar y como el hijo prodigo que retorna a la viña, he sido recibido afectuosamente
por ese padre amoroso y comprensivo como lo es el teatro. Hoy te puedo decir
que hago teatro porque siento la necesidad de la libertad y la simplicidad con
la que se sintetiza la creación, ha sido una vuelta francamente satisfactoria.
¿Qué ambiciona con el teatro?
La
ambición que perseguimos no es desde la premisa individual, nada más grandioso
que un grupo de personas que juntas pueden producir algo que se encona en la
mente y el sentir del público. Es por esto que decidimos formar la compañía Teatro
del Buen Paso, buscando a pesar de la casi imposible situación que el espíritu
de los grupos teatrales resurja en algún momento. Este proyecto cuenta con
Valentina Garrido, Gonzalo Velutini, Nelson Lehmann, Asdrúbal Blanco y Yorkis
Díaz.
¿Quién produce este montaje que es caro
por lo actores y demás rubros?
Esta
producción es absolutamente costeada por nosotros, el Teatro del Buen Paso;
tuvo su origen en una causa con la que estamos muy comprometidos, conseguir recursos
para luchar contra el retinoblastoma, enfermedad ocular que es el cáncer de más
incidencia en la población infantil. Durante años el trabajar en el cine,
publicidad y televisión ha permitido contar actualmente con cierta infraestructura
que facilita la producción de este y de futuros proyectos con el favor de Dios.
¿Por qué este texto de García Lorca y
además ambientado en el llano venezolano?
Primeramente
como he expresado antes, mi fascinación por los clásicos es algo que me mueve,
me estimula y hace hervidero de ideas en mi mente, creo que las grandes obras
merecen seguir estando al alcance el público y que estas piezas siembran pasión
en los espectadores, nada más fecundo que la grandeza de los autores que van
cruzando el tiempo y se mantienen vigentes. Lo que me mueve es captar la
esencia del autor desde mi interpretación y siendo fiel a su texto extrapolarlo
a ámbitos distintos, un gran clásico resiste y permite que los directores le
recreen buscando vanguardia. García Lorca para mi significa mirar al origen de
mucho de lo que me enamora del teatro, sin duda su pasional obra consigue el gusto
en mí y me parece que aún existe mucho por descubrir de su legado, cada frase,
cada oración es un códice que espera por nosotros. Nuestra propuesta está
sustentada en el interés que nos resulta mostrar que el Llano venezolano fuese
en época de la colonia un lugar en que se asentaron los andaluces provenientes
de España, el origen de la cultura llanera que es sin duda emblemática en
Venezuela tiene su génesis en nuestra herencia andaluza y eso está presente en
la música, el expresión oral y en la idiosincrasia. No hay nada
más
parecido con la imagen que se tiene de España que el llano, esa cultura de “a
caballo”, el ganado, las coplas, el octosílabo, el baile; el joropo y el
flamenco tienen su origen en el fandango. Esa melancolía tan característica del
llanero es también frecuente en el de los vaqueros en las dehesas, esa
vinculación con el ambiente y el misticismo con que Lorca impregna Bodas de Sangre, es algo que está en
los mitos y cultural de Guárico; Portuguesa; Apure; Cojedes y Barinas.
¿Qué agenda ha planificado para mostrar
el montaje después de salir de la Humboldt?
Esta
obra conlleva un enorme esfuerzo, mucha coordinación y hasta cuestiones azarosas,
al ser un elenco de 25 personas hay que conjugar muchas factores para poder
presentarla y más con el criterio y exigencia que nos hemos impuesto. Por fortuna
tenemos ya confirmadas cinco presentaciones en el complejo B.O.D. en abril,
Semana Santa específicamente. Tenemos una invitación a Lechería en Anzoátegui,
Guárico y Maracaibo, estamos aún en conversaciones porque realmente es complejo
y costoso hacer en este momento una gira de tres días a cualquier lugar de
Venezuela. Por supuesto que es para nosotros un deseo poder mostrar esta
propuesta que engloba un gran clásico que ahora se hace tan nuestro.
¿Satisfecho con lo alcanzado hasta
ahora?
Jamás
se sacia el deseo por lograr un excelente trabajo, es una extenuante persecución
que nunca acaba, el dirigir, es estar un poco condenado como Sísifo, subir una
y otra vez la cuesta interminable de la creación. Ahora, sí hay un goce en este
montaje, el gusto de hacer un espectáculo que a mi gustaría ver y que se me
parece a muchos que en el pasado vi y me hacían emocionar y aplaudir afanosamente
sentado en ese lugar fantástico como es el del espectador. Lo más importante y
lo digo convencido de que es así, es recibir comentarios de muchísimas personas
que dicen que esto se asemeja a Rajatabla, esto, lo vale todo; para mí no
existe mayor orgullo que ese, que en nuestro modesto trabajo se vislumbran
chispas de la genialidad de esa estética forjada con tanta gloria como la que
nos dio Carlos Giménez y la cual aún retumba y hace retorcer a ciertas personas
que seguirán mirando hasta el fin de los tiempos la estela que el gran maestro
dejó. Rajatabla será siempre para mí el norte y me siento honrado de ser parte
de esa escuela y que hoy tiene en nosotros una voz que dice presente.
¿Qué tiene proyectado para después?
Actualmente nos
encontramos trabajando en un proyecto hasta ahora denominado BRECHT 2020, tenemos la intención de
estar en cartelera para agosto o septiembre. Es un montaje con similares
características al de Bodas de sangre
como es una de nuestras intenciones en
el Teatro del Buen Paso, es decir un elenco numeroso, serán 17 artistas en
escena incluyendo a cuatro músicos aunque la ambientación no tiene semejanza
con nuestro actual montaje. En este nuevo reto contamos con el talento de casi
todos los participantes con los que actualmente estamos trabajando, es un
enorme gusto formar un grupo con talentosas personalidades como Valentina
Garrido que sin duda para mi es la mejor actriz joven del país; una joya como Marisol
Matheus, Gonzalo Velutini, Nelson Lehmann, Asdrúbal Blanco, Jennifer Flores,
Miguel Ángel Treccia o Lady Herrera, Vittorino, Javier González, Egon Ilka entre
otr
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