El feliz ganador del Premio Apacuana 2019.
¿Dónde se dio su vinculación con el teatro?, le preguntamos
a Rafael José García Hernández, ganador del Premio Apacuana del 2019.
Un gran amigo, llamado Manuel Decan, fue el puente para que tuviese contacto con el teatro. Él siempre estuvo interesado en formarse como actor. Eso lo llevó a inscribirse en la escuela Porfirio Rodríguez. En aquellos días quedaba en Petare. Nosotros vivíamos en Lídice. A partir de ese momento, siempre me hizo la invitación a algunas de sus clases, a presentaciones suyas y distintas obras. Fui a todas las que pude. Entonces conocí algunas personas de teatro. Nunca me interesó ser actor. Lo que me interesaba era escribir. Escribir de todo, poesía, canciones, cuentos, novelas, guiones cinematográficos y, sí, también teatro. Si escribí Diez minutos fue bajo la influencia de este amigo.
¿Por qué y para qué participó en el concurso Apacuana?
Porque tenía una obra engavetada desde 1999 y quise darle la oportunidad de que no muriera ahí en la soledad. Participé para optar por lo económico, el montaje y por la publicación, todo junto.
¿Qué hará con los 50 millones de bolívares del galardón?
Cubrir necesidades básicas, comida para mi familia, medicinas para mi mamá. Mi mamá tiene 83 años, está enferma, su partida es inaplazable. Parte de ese dinero nos ayudará a pagar funeraria, cementerio, esas cosas que el seguro que tengo ya no puede saldar.
¿Qué espera del montaje?
Nunca se ha montado una obra de teatro escrita por mí. Una vez una persona me pidió que le escribiera una obra. Después que la escribí, esta persona buscó director, se hicieron ensayos pero no pasó de ahí. Lo lamenté. Ya estoy ilusionado con el solo hecho de que la Compañía Nacional de Teatro vaya a montar Diez minutos. Estoy como un niño que no duerme porque le dijeron que mañana lo van a llevar para la playa. Solo quiero verla montada, la verdad.
¿Es el primer premio que gana?
No. Fui uno de los ganadores del primer concurso para autores inéditos que hizo Monte Ávila Editores en 1999. Gané con mi novela Te vas a morir de la risa. También obtuve un premio en el Tercer festival de cortometrajes realizado por la Escuela de cine y Televisión. Participé con el corto Muy natural (2009). Gané el premio de mejor corto estudiantil y mejor guión. Luego la ESCINETV envió Muy natural a un festival de escuelas de cine en Holanda. Y resulté ganador. El festival se llama The Latin Angel Student Award. Esto fue en el 2010.
¿De qué trata su obra Diez minutos, cuál es su argumento y su temática?
El protagonista, a quien llamo Hombre I, le paga a una empresa que brinda los servicios de una muerte sin dolor, una muerte deseada. Es decir, es una fantasía letal. La empresa le pide como requisito al Hombre I que cite a las personas importantes de su vida, con quienes le gustaría verse por última vez, éstas se supone que van a convencerlo de que continúe con su vida, que no consuma lo que ofrece la empresa. Esto es una prueba para ver si el cliente está seguro de lo que está haciendo. Pues bien, el Hombre I recibe a las personas que citó y para hablar con ellas solo tiene diez minutos. Y de todas personas que cita, solo una le genera al Hombre I lo que nunca antes le habían generado. La obra transcurre en las instalaciones de la empresa. La mayoría de las escenas ocurren mientras el Hombre I va recibiendo a todas las personas que entran a verle. La temática es la indolencia. Indolencia por parte de la empresa, sus trabajadores y las personas que visitan al Hombre I. También podría decir que está presente la desesperanza. El Hombre I representa la desesperanza. Por supuesto, si existe una empresa como esa es porque hay gente desesperanzada.
¿Por qué ese título?
Diez minutos es el tiempo que se supone tienen que durar las visitas. Digo se supone porque esto a la empresa no le importa, casi nunca se cumple. Es un tiempo corto que representa indolencia. Una vida desesperanzada merece mucho, mucho más.
¿Teatro político en estos tiempos?
El teatro, como toda disciplina artística, es una representación de la vida. Y si la vida trae de todo, el teatro también debería traer de todo. Todos los tiempos son buenos para el teatro, sea cual sea el género que se le adjudique. Escribí Diez minutos en 1999, un tiempo distinto al que vivimos. Le cambié algunas cosas porque en este tiempo adquirí mayor conocimiento en cuanto los diálogos, perfil de personajes, pero la temática la dejé intacta. La escribí pensando en crear una obra de teatro, sin considerar un género. Ya el espectador o lector dirá dónde la coloca. Uno de mis principales objetivos con la escritura es mostrar el lado oscuro del ser humano, lo que Jung llamó “La sombra”.
¿No es mejor la comedia sobre tantos aspectos de la vida cotidiana en la sociedad contemporánea?
Lo que es mejor depende de cada espectador, de cada lector. No soy quién para determinar qué es lo mejor. Me gusta la comedia, en cine, teatro, etcétera. De hecho, en mucho de lo escribo siempre hago el intento de que haya humor. Claro, humor negro, punzante.
¿Qué paso con ofertas de trabajo allende las fronteras?
No he recibido ninguna oferta de trabajo.
¿Planes para escribir más teatro?
Lo que más escribo es novelas y cuentos. Haber ganado el premio Apacuana me motiva para dedicarle más tiempo a la dramaturgia. Y estoy seguro que cuando vea la obra montada va a aumentar esa motivación. Me gustaría escribir más teatro y, al mismo tiempo, recibir formación de conocedores; me falta mucho que aprender.
¿Cómo está la enseñanza del teatro y otras disciplinas artísticas en Caracas?
Desconozco cómo está la enseñanza del teatro en este momento. En cuanto a otra disciplina, yo obtuve el título de Licenciado en guión audiovisual en UNEARTE, en el 2018. Recibí una buena formación de mano, principalmente, de José Antonio Varela, guionista, director y ex presidente de la Villa de Cine.
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