Cabello,con lentes, en una fugaz pose.
¿Desde cuándo en el teatro y cómo comenzó todo?
El teatrero José Gregorio Cabello
Patiño, en tiempos de la pandemia 2020, responde:
Desde que le di por primera vez una
especie de bostezo largo y sonoro, a mi madre en su vientre, a los ocho meses
antes de nacer. “Ella me lo contó con mucho misterio. Yo soy el octavo hijo de
los once que parieron Carmen Mercedes y Héctor Valentín, todos unos cumaneses
venidos a Caracas. Reconozco la influencia histriónica de mi abuela materna
Francisca Lucía Patiño, autodenominada Reina de las Artes Culinarias. También
me nutría de niño, de los cuentos espectaculares de mi tía paterna, Carmen de
D´Jesús Cabello, cantante, cupletera, y actriz cumanesa con aspiraciones
hollibudenses. Lo cierto es que hacía teatro en mis juegos de niños, experto en
escenografías y otras ambientaciones, donde mi hermana Jacqueline, dos años
menor que yo, era sometida a las interpretaciones caprichosas con diálogos y
puestas escénicas. Realmente descubrí que esos juegos de niño, era teatro,
cuando cursaba segundo año de bachillerato en la Escuela Gran Colombia, de los
Rosales. Allí interpretamos Medea,
bajo mi dirección, como tarea de castellano y literatura. La profesora Yolanda de Febres, mi ductora literaria, abonó en mí,
ese liderazgo Ariano que poseo. Medea de
Eurípides se presentó en todos los salones de clase de segundo y tercer año.
Desde allí iniciamos, con la ayuda de la profesora y la dirección del plantel,
se le asignó al profesor Andrés
Zacarías García, (actual director del Museo de Bellas Artes y quien
enseñaba vitrinismo, en la especialidad de humanidades), el Grupo de Teatro de
la Gran Colombia”.
“Allí Empezamos a conocer el trabajo
del actor, el texto teatral, la disciplina y a valorar el aplauso del
espectador por el logro teatral realizado. Al finalizar mis estudios de
bachillerato, ya habíamos visto los trabajos de Ricardo Acosta Quintero en el Colegio Universitario de
Caracas, La Lección de Ionesco con Edurne Mutiosabal, Alex Bustillos y
Ana María Quintero. Era el Taller de Teatro Macanillas. Allí me llevó Zacarías
y el 15 de julio de 1977, debuté, luego de un año y medio de ensayos y procesos
de creación, en el Teatro Paris, con la obra Uhuru, de Ricardo Acosta y
bajo su dirección. La obra una visión desde el tercer mundo al eurocentrismo y
su colonización. Yanis Chimaras era Próspero, Enrique Mambié, Calibán y yo,
Ariel. Allí debutó también Reinaldo Rivas, que venía de la Gran Colombia
también. Con Acosta hice Estudios de Poesías Venezolanas, trabajando a
Miguel Otero Silva y su visión del campo ante la propuesta de Antonio Spineti
Dini y su poemario Hambre. En 1978 estrenamos Flores de Papel, de Egon
Wolff, versión y dirección de Acosta. Estreno en el Teatro Luis Peraza, luego
temporada en Teatro Leoncio Martínez de Los Teques y gira nacional por las
bases navales de la Armada venezolana. Finalmente El cofre de la Abuela
Eugenia, autor y dirección de Ricardo Acosta, igualmente en el Teatro Luis
Peraza y gira nacional por las bases navales de la Armada venezolana”.
“Hasta 1980 participé en el Teatro
Macanillas para continuar mi trabajo con Rodolfo Santana Salas y el Grupo Cobre, con Carlos Giménez y el proyecto de
Directores para el Nuevo Teatro”.
“Para esos días, con mi título de
Técnico Superior en Recursos para el Aprendizaje, ya iniciaba mi trabajo
como profesor de teatro en la Unidad Escolar Gran Colombia, sustituyendo a mi
maestro Zacarías. Ello permitió orientar mi trabajo hacia la dramaturgia y la
puesta en escena, además del trabajo conductor y formador para jóvenes
liceístas en la disciplina teatral, a quienes podemos nombrar a Augusto Galíndez, Iris Dubs, Yaneth Gómez, Nazareth Gil, Ivo
Hernández, Milvia Pacheco, Yaritza Medina, entre otros…”
¿ Profesores y maestros?
Andrés Zacarias, Ricardo Acosta
Quintero, César Rengifo, Belén María Sanjuan, Rodolfo Santana, Néstor
Caballero, Sara Beily, Elizabeth Scön, Carlos Giménez…y otros.
¿Trabajos memorables?
Uhuru, Flores de Papel, Crónicas de la
Cárcel Modelo de Santana. Al Unísono
de Elizabeth Scön. La vida es sueño, versión
Acosta. Oscéneba de Rengifo. Novia en Rojo de EA. Moreno Uribe, Rumba caliente sobre el Muro de Berlín
de Santana. Reverón, de Cabello. Jugando con Goya, de Cabello. …
¿Su opinión sobre los cinco mejores autores venezolanos?
César Rengifo quien me acercó al teatro épico,
simbólico, realista. Una dramaturgia necesaria. Rodolfo
Santana y su realismo social dentro de la comedia. El lenguaje voraz,
violento, poético. Una dramaturgia debeladora. La catarsis. Román Chalbaud y su realismo social desde los
espacios marginados, el verbo poético como arma que conduce un recorrido por la
vida, de los espacios de quienes lo perdieron todo. La dramaturgia del
contraste social ante la verdad. Isaac Chocrón y su leguaje con personajes que reclaman desde su cotidianidad.
Denuncian la exclusión desde lo sexual. Dramaturgo de la crónica de la
contemporaneidad. Elizabeth Schön y su lenguaje de la no comunicación,
los seres que hablan frente a frente pero hacia el vacío. El absurdo. Un
acercamiento al teatro poético desde los anhelos,
¿Cuál sería la política ideal para el desarrollo del
teatro criollo?
Fundamentalmente creo en el teatro de cada día. Lo que se vive a diario
y la contemporaneidad con todos sus paisajes. Cada parroquia caraqueña por
ejemplo debe tener su equipo de trabajo teatral. Su casa de hacer teatro.
Partir desde la formación, contar la historia de sus habitantes, sus héroes y
heroínas, su patrimonio. Reunir a sus creadores y mostrarlos primero en sus
entornos y luego a las demás comunidades. Esta experiencia se debe generar
desde cada comunidad organizada, valorando lo ético y estético del teatro.
Nuestra República es un bello teatro que debe ser cultivado y sobre todo
difundido a través de su dramaturgia.
¿Qué pasa con el amor y con la amistad en la vida del ciudadano y el
artista?
Pasa lo que tiene
que pasar. El amor, la amistad, son necesidades que se cultivan, desde el
sentimiento, desde la conciencia e incluso desde la necesidad misma. Los
artistas, recurrimos a esas pasiones que nos nutren así mismo como nuestra
cotidianidad nutre al ciudadano.
¿Planes para los próximos diez o veinte años?
Seguir muy productivo en la dramaturgia y en la puesta en escena. Terminar de escribir y montar Vestida de Novia,
donde el personaje principal es una joven con Síndrome de Down. Terminar
de escribir y montar Las amadas de Páez.
Terminar de escribir Miranda. Es sobre el Generalísimo. Publicar
todas mis obras para niños, jóvenes y para todos…Seguir mi trabajo como
mediador de la lectura.
Continuar con mis espectáculos
interactivos desde la Narración Oral. Seguir formando cuentacuentos. Seguir formando dramaturgos. Viajar de nuevo a mis
lugares transitados. Hacer el camino de
Santiago. Dirigir teatro con la comunidad, en la Casa de la Cultura de Borojó,
Municipio Buchivacoa del Estado Falcón. Seguir
aportando con mi trabajo para la formación de lectores. Seguir siendo un hombre de teatro amante de las cosas más
sencillas como me enseñaron mis maestros…Quiero continuar mi trabajo de
dramaturgia para la danza y el ballet de niños. Vivir feliz.Como lo estoy
a mis 63 años.
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