Juan Carlos Giménez Gallardo
Fue director y productor de teatro venezolano.
Nació en Rosario, Argentina, el 13 de abril de 1946 y
murió en Caracas, a consecuencia del SIDA, el 28 de marzo de 1993. Era
Juan Carlos Giménez Gallardo. Es posible que la mala memoria, verdadera
epidemia nacional, no lo identifique ahora por su nombre de batalla, Carlos
Giménez, pero algunos recordaran que fue él, junto a María Teresa Castillo de
Otero Silva, quien puso en marcha -precisamente durante el negro septiembre de
1973 -una empresa fantástica de promoción cultural como ha sido siempre el
Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC), actualemente gerenciado por Fundarte, "el brazo cultural" de la Alcaldía del Municipio Libertador.
Giménez también fue
el fundador del grupo Rajatabla, el Taller Nacional de Teatro.el Centro de Directores para el Nuevo Teatro, y el Teatro Nacional Juveníl de Venezuela. Instituciones vanguardistas y originales,
fábricas de controversiales contenidos estéticos, de las cuales solo sobrevive,
maltrechamente, una con un solo actor (Pedro Pineda), además de un habilidoso gerente, dos técnicos y una
fiel secretaria y taquillera.
A 27 años de su mutis reproducimos
fragmentos de una serie de entrevistas compiladas en mi libro Carlos Giménez/Antes y Después (2003),
realizadas a lo largo de dos décadas y de gran actualidad por la vigencia e
importancia de las mismas.
-¿Qué atenta contra el teatro
criollo?
-Atenta la falta de creatividad y la
ausencia de rigor profesional. Creo que hay teatro comercial y teatro de arte.
Se diferencian en que el primero es fundamentalmente un medio de vida y el otro
es un modo de vida; uno tiene como objetivo el éxito económico, el otro busca
el triunfo artístico. Ambos los une el deseo común de atraer a mayor cantidad
posible de público. El comercial se sostiene por una minoría de la clase media
que no es superior a las 50 mil personas…Es un teatro de consumo con el objeto
de hacer pasar el rato, como dice García Lorca: para hacer esa cosa horrible
que es matar el tiempo. El comercial es fuente de trabajo, pero es
necesario contribuir a su desarrollo cualitativo, mejorando su calidad
artística y temática. El público del comercial solo parece estar interesado en
los aspectos anecdóticos y superficiales de la realidad que lo rodea. Lo
importante entonces, es que sobre la base de estos elementos se
intente elevar la calidad profesional del espectáculo comercial. Ojalá que
tengan éxito y llenen sus salas, porque los espectadores son los más afectados
cuando van a un montaje y ven poco público, ya que ellos necesitan de la masa
para perder la identidad y gozar.
-¿Le interesa el éxito comercial?
-Me interesa que mis espectáculos
sean vistos siempre por mayor cantidad de público, pero pienso que no hay que
hacer un teatro para el público, hay que formar un público para el teatro. El
teatro es una reserva moral, por eso tiene que cumplir una misión.
-¿Qué criticaría a los críticos?
-La crítica es la cátedra en donde
debe discutirse el camino del teatro en su más alto nivel. Es la crónica que
hará la historia de nuestro trabajo, por eso exijo rigor. Ellos determinan el
nivel para la discusión y el estudio. En Venezuela hemos llegado a una situación
delicada: la crítica no está definida como un cuerpo social que integra un
movimiento creador.
-¿De la crisis del teatro que puede
decirnos?
-Se habla de crisis en el teatro,
pero el teatro ha sido siempre una crisis permanente, es una expresión verdaderamente
creativa que no está sujeta a ninguna ley, es imprevisible. En Venezuela hay
crisis de creatividad…hay un marcado descenso cualitativo, como una especie de
modorra. Hay como una falta de audacia en los planteamientos teatrales.
-¿Qué saldrá de los festivales
internacionales para el teatro venezolano?
-Una revolución química entre los
creadores y el público. No habrá frutos inmediatos, pero, como decía García
Lorca, el teatro es un barómetro. Yo creo que hace falta una violencia
creadora. El teatro no debe ser pensado en función comercial porque es lo
deficitario.
-¿Qué será del teatro venezolano sin
Carlos Giménez?
-En ningún movimiento cultural nadie
es imprescindible. Seguiría trabajando, tal vez en algunos aspectos un pelo más
aburrido. Siempre en un polo cultural hay espacio para la polémica, la
discusión. Pienso que nosotros conformamos un polo polémico por la permanente
capacidad, un poco beligerante, que tenemos de promover eventos.
-¿Qué relación tiene para usted el
teatro y el subdesarrollo?
-Federico García Lorca decía que le
teatro es el barómetro que marca la grandeza o el descenso de un país. Todas
las manifestaciones culturales son la expresión de esas contradicciones, la
lucha entre una situación económica y social y políticas subdesarrolladas y una
evolución creadora que a veces logra salirse de los parámetros del
subdesarrollo, pero que finalmente está encerrada en el mismo. En última
instancia, nosotros somos parte del subdesarrollo.
Sobre el legedario artista y gerente tenemos otro texto,agotado por supuesto, Carlos Giménez/Tiempo y Espacio.
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