Hábleme de su Enjambres, su más reciente
novela.
Y el venezolano Edgar Borges, con residencia en España, nos contó así su periplo existencial en el cual lleva más de una década:
Enjambres
(Altamarea Ediciones, España) está teniendo diferentes lecturas, que es en parte
lo que me interesa de la literatura. La posibilidad de crear algo que fluya en
diversos
niveles
de una misma realidad. Si bien Enjambres
trata de cinco jóvenes que se refugian en un bosque para huir de “la guerra de
todos contra todos”, el extravío que acontece entre
la
infancia y la vida adulta es un tema central en la historia. ¿A dónde ir cuando
se ha sido expulsado de la infancia y se le teme al fracaso del modelo adulto?
El curso de la novela es
recorrido
por una libélula; María José, la protagonista, establece una relación
importante con las libélulas del bosque. En Enjambres la libélula es aquello que sobrevuela en medio
de
todo lo que se hunde.
¿Cuál es su balance de ese autoexilio
literario?
- Ha
sido una etapa intensa; a veces extrema en el sentido de que en un año he
vivido lo que en otras circunstancias hubiera representado más tiempo. Sin
restarle importancia a lo que antes escribí, pienso que comencé a poner en
práctica mi propuesta literaria a partir de mi novela La ciclista de las soluciones imaginarias (año 2014). Creo que todo
lo que realicé antes fueron intentos para llegar a lo que inicié desde entonces
y donde aún me encuentro. Me refiero a mi intención de abrir el traje de la realidad
a través de la ficción, como si la literatura sirviera para escarbar debajo de
la piel de lo que entendemos por realidad. La literatura como demoledora de
entramados. Después siguieron novelas como El
olvido de Bruno (2016), La niña del
salto (2018) y ahora Enjambres (2020).
Todas estas obras, cada una con sus respectivas historias, están atravesadas
por tres temas que me obsesionan: la muerte de la infancia, la memoria como
peso o liberación y el abandono.
¿Qué ha pasado con su estilo y técnicas o
hasta donde han influido las culturas hispanas europeas?
Sin
duda que todo lo que vivimos nos deja influencias, nos cambia la vida hasta en
lo pequeño, en lo imperceptible. En lo literario, de manera consciente, busco
crear historias que dependan más de la existencia de individuos que de las realidades
geográficas. Incluso me interesa que las realidades geográficas representen más
bien un alto grado de confusión
espacio
temporal en la vida de los personajes. Creo que una obra literaria debe tener
la sangre suficiente como para conectar con cualquier ser humano ubicado en un
punto
indeterminado
del mundo.
¿Desde Caracas habrías podido escribir y
crecer?
Claro,
la escritura quizá hubiera sido otra y el crecimiento en otra dirección, pero
sería un hecho igualmente importante para mi vida.
¿Qué espera ahora?
Estoy
metido en un proyecto que me tiene muy contento, tiene que ver con La ciclista de las soluciones imaginarias,
pero aún no puedo dar detalles porque involucra a otros creadores. También
estoy con la promoción de Enjambres y
la escritura de una nueva novela.
¿Regresarías a Caracas para reinstalarte
o seguirías entre Europa y América?
Pienso
poco en el futuro; intento, en la medida de lo posible, aprender a vivir en presente,
entender que solo en el momento se viven las situaciones. Es en la desubicación
del tiempo donde nos dominan, nos desalojan de lo que somos, nos arrebatan las posibilidades
tanto en el eterno recuerdo como en la espera. Ahora mismo mi casa se encuentra
en España.
¿Qué
fabrica a un escritor o es necesario emigrar para crecer o desarrollar un estilo
verdaderamente creativo?
Decía
Ana María Matute que “El escritor nace, no se hace: es una cuestión de ser o no
ser” y yo comparto esa idea. El estilo se aprende, se trabaja, pero el fondo de
todo este asunto radica en una fuerza poderosa que expulsa contenidos sobre un
espacio invisible. Me preocupa el escritor que se acuesta sobre su experiencia,
seguramente terminará escribiendo de puro oficio. En cambio, me interesa el
escritor que desafía la comodidad de sus convicciones. Literatura hecha con
sangre, que la cafeína acompañe la obra hasta el final de los días.
¿En cuántos idiomas está publicada su
obra?
Español,
italiano, inglés, portugués, serbio y turco.
¿Y el
futuro de tu vida humana donde será ahora?
No
lo sé.
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