Edgar Borges (Caracas, 1966) no se
detiene en su ascenso como escritor o profesional de las letras en el reino de España, a
donde emigró hace una década y ha podido publicar novelas y libros de apuntes como ¿Quién mató a mi madre? La contemplación El
hombre no mediático que leía a Peter Handke y La
ciclista de las soluciones imaginarias, entre otras. Parte de su obra ya ha sido traducida al inglés, italiano, francés y portugués. Y, por supuesto,
aquí en Venezuela se le
ignora o se le pretende silenciar en varios medios de comunicación y en las editoriales.
¿Hasta cuándo?
Por ahora Borges, quien
vive en Madrid, con sus dos hijas adolescentes, se prepara para el lanzamiento de El olvido de Bruno, que es una novela sobre la memoria, la invención y el amor.
Hay que recordar
que las características de
su novelística es la ficción, esa fuerza inherente al ser humano que derrumba y construye realidades. Ante las circunstancias, sus personajes tienen que decidir si
son fichas de un destino o hacedores de una nueva trama. Su literatura es confrontación y salida; la palabra,
en lugar de describir la realidad, la implosiona y la transforma. Así lo han analizado los críticos y editores.
Sobre su reciente novela, que será presentada en la Feria del Libro de Madrid, el 28 de mayo, donde firmará ejemplares, y el 6 de junio se presentará oficialmente en la
Casa del Libro de Gran Vía. “Vendrá mi traductor al italiano, Gianfranco
Pecchinenda, y habrá una lectura dramatizada a cargo de la actriz española Sara
Márquez y el actor venezolano Alejandro Arroyo”, comenta vía Internet.
Por consejo de la editorial Carena solo revela
que para el protagonista Bruno, “decir Bruno es recordar parte de su historia”. Una voz le narra su vida; una enfermedad le hace dudar de la realidad. ¿Alzheimer?,
¿esquizofrenia?, ¿hipocondría? “Bruno era un viejo librero muy
querido en el barrio. Solo Eliana, su mujer, conocía su padecimiento. Eliana
era escritora y le enseñó a inventar relatos para llenar
los vacíos de la mente. Contar, contarse; imaginación para salvar la
memoria. Un día su esposa desaparece. El hombre no recuerda si murió o le ha abandonado. Solo sabe que ella sufría una
enfermedad y que a gritos pedía la muerte; también recuerda que él se
inventó una niña para evadir los llamados de su mujer. La pequeña jugaba a la rayuela; otras veces le sangraba la nariz, un hombre la
perseguía. Cierta noche la niña se esfuma y con ella Eliana. Al poco tiempo una
niña real desaparece. El suceso ocurre camino del colegio, frente a la
librería. Los vecinos señalan a Bruno como el principal sospechoso. El padre, un sastre que maltrata a
su mujer y que persigue vagabundos, ha decidido sentenciar al librero. La madre
cree que un hombre de mirada noble no sería capaz de hacer daño. Lo que ella no
sabe es que Bruno tiene mirada noble solo cuando piensa en
Eliana”.
Borges nos ha prometido unas declaraciones exclusivas y nosotros leeremos tal
pieza literaria por vía electrónica. Así estamos.
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