Cerró el Año Centenario de César Rengifo con una obra básica de su dramaturgia |
César Rengifo es el único dramaturgo profesional que
reposa en el Panteón Nacional y eso quizás ha servido de pretexto para que se
mostrara, en el teatro Bolívar, una didáctica versión de su comedia dramática Sonata
del alba, escrita en 1954, plausible coproducción del grupo Veneteatro y la
Compañía Nacional de Teatro, dirigida sobriamente por Dante Gil Lombardi y con
las aceptables performances de Mery Monzón, Ulises Acosta,
Juan Carlos Campo e Indry Hernández.
¿Por qué montaron Sonata del alba?
¿Por sus contenidos o porque propone un problema social irredento hasta ahora?
Sonata del alba se desarrolla en un rancho, donde moran, precariamente, Miguel y Antonia,
solidaria pareja que no ha podido procrear, hasta que ella se encuentra un bebe
abandonado, lo lleva al modesto hogar con la ilusión de adoptarlo, pero su
marido se opone y decide llamar a la policía para entregarlo. La lluvia torrencial
impide su salida, mientras comienzan a derrumbarse los ranchos cercanos,
poniendo en peligro la vida de la familia y dando
muerte a los vecinos. Un hombre desconocido, especie de vagabundo, llega al
rancho para resguardarse de la lluvia, lleva en sus manos un violín robado el
cual no sabe tocar, quien ayuda a la pareja a
salvarse, aunque perece en la altruista faena. Es una especie de metáfora de la
conciencia colectiva de los desposeídos. El drama se intensifica con las
lluvias y los gritos de los vecinos desesperados en salvar sus viviendas y sus
magros enseres. La pieza culmina con Miguel
y Antonia dándole protección y abrigo a la criatura.
Sonata del alba es una pieza del más puro realismo social, su lenguaje y sus personajes
son simbólicos, donde se destacan los temores de una clase oprimida, pero
dispuesta a luchar para superar las desigualdades y la cual sueña con forjar
nuevas generaciones humanistas, con más educación y utilizando además las artes
para acrecentar su sensibilidad.
Tremendo texto político, silenciado por algunos teatreros, el cual en
estos tiempos obliga a reflexionar y aplaudir, una vez más, la claridad
ideológica, la visión y el amor que tenía César Rengifo hacia su pueblo, al
cual incluso mostró materialmente en las artes plásticas.
Han producido Sonata del alma
porque ahí se plantea el renacer de una nueva sociedad, dentro de las más siniestras
condiciones económicas y como sus habitantes deben tomar conciencia y
avanzar para construir su futuro, incluso desafiando hasta la propia
naturaleza. César
Rengifo en su pieza incorpora el elemento de la acción comunitaria para la
solución de sus problemas.
Hay que recordar que César Rengifo, cuya política radical de izquierda
le ganó iracundas enemistades de comunistas y adecos, especialmente en los sectores
intelectuales y artísticos, no pudo contemplar toda su producción teatral -no
menos de 40 textos- en los escenarios de su Venezuela. Lo ignoraron o lo
invisibilizaron para darle turno a otros autores menos críticos y más
complacientes, pero, en ocasión de su Año Bicentenario, varias agrupaciones
teatrales llevaron a escena una comprometida selección de sus piezas, como esta
Sonata del alba, que se estrenó en
Los Teques y ahora se mostró al público caraqueño.¿Cuando veremos más montajes de este valioso autor?
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