Sin justicia no puede haber perdón ni
tampoco paz, es la sentencia lapidaria que nos transmitió el largometraje Ameriguá
(1994), el cual ha sido presentado por la embajada del Paraguay en el Trasnocho
Cultural, para festejar su fecha patria. Se trata de un buen producto fílmico del cineasta chileno
Luis Vera, con convincentes actores paraguayos y expertos técnicos
suecos, que tiene 97 minutos de duración, en 35mm, full color.
Es una deliciosa tragicomedia (guión de
Luis Vera y Andrés Colmán) la cual transcurre en un pueblo mágico del Paraguay,
Ameriguá, donde se realiza un tradicional concurso de belleza, recargado de
intrigas íntimas y manipulaciones amorales de sus organizadores, el cual tiene
un desenlace violento por el regreso de un exiliado que orquesta y realiza un
atentado justiciero contra la impunidad y la corrupción que impera en dicha
comunidad.
Encontramos notablemente bien hilvanado el
guion, el cual juega entre la comedia y el drama, para plasmar a los
protagonistas y su contexto, haciendo énfasis en la libertad de las mujeres
dispuestas a participar en el destino de sus vidas y en como utilizan la
belleza física para ascender, aunque en ocasiones tenga que soportar al macho
irracional.
La trama, peligrosamente edulcorada, se torna ácida y llega al desenlace
porque la máxima autoridad de la
población, un militar retirado, que además es el padrote del pueblo, tiene
relaciones intimas con la hija del hombre que mató brutalmente hace más de 20 años, y cuya venganza ha sido
urdida por el hijo mayor de la victima, el extraño forastero visitante.
Hay, pues, un guion inteligente logrado y
una direccion de actores y un plan de rodaje de un autentico cineasta, que aquí
en Venezuela creemos no se le conoce, pero que tiene una producción fílmica
amplia e interesante.
Ideológicamente, Ameriguá es democrática y
justiciera, donde la milenaria y judaica
Ley del Talión es aplicada por mujer engañada que mata al hombre que
ejecutó a su papa y además le prometió
ser a la reina de belleza, precisamente de Ameriguá.
Es, pues, una metáfora, dentro del mejor
realismo mágico, para analizar como fueron las sociedades y los gobiernos que
imperaron en el continente a lo largo del siglo XX, el cual, obviamente,
propone una reflexión al publico para que este alerta ante la repetición de
situaciones similares y consolide los mecanismo legales para que la democracia
no muera con la llegada de un mandatario y los desatinos que cometa.
El final es apoteósico. Los ejecutores
huyen en una carreta de tracción animal y atrás queda el pandemónium del
fracasado concurso de belleza. Y todo
eso transcurre entre una mañana y una noche, como cualquier obra de teatro
griega, en este caso es puro cine paraguayo.
FICHA TECNICA
Beto Ayala. PRODUCCION: Ray Armele, Oscar Elizeche, Enrique J. Hellmers, Pablo Jara, Pascual Rubiani, Andy Del Puerto. FOTOGRAFIA: Mårten Nilsson. MONTAJE: Lisskulla Moltke-Hoff. MUSICA: Jan Tolf. SONIDO: Geir.
PARAGUAY
No hay que olvidar que Paraguay tuvo una
feroz dictadura del general Alfredo Stroessner entre mayo de 1954 y febrero de
1984, para iniciar un complejo proceso democrático y alcanzar un desarrollo
social y económico que es ahora modelo en el continente. Es, pues, una nación
que encontró su camino y los lideres
para esa larga marcha hacia el desarrollo de una autentica nación libre,
soberana y con un ejemplar pueblo .
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