Dairo Piñeres Chamorro,un artista trabajador. |
Las rocambolescas peripecias del campesino
Peer Gynt y su idílico regreso al lado de la mujer que amó toda su vida, Solveig,
recreadas fantásticamente en la sala Anna Julia Rojas, por Carlos Giménez y su
grupo Rajatabla, le cambiaron la brújula existencial a ese liceísta caraqueño, que
hasta esa larga noche de ese mayo de 1991 pretendía ser médico o veterinario o
químico o quizás hasta sacerdote. Dairo
Piñeres Chamorro (20 de febrero de 1975), pues, se lo contó todo a su mamá
Teresita y desde el lunes siguiente no pensó más en ese difícil bachillerato en
Ciencias. Se entusiasmó por las Humanidades y todas las actividades del grupo
teatral que comandaba Otilia Docaos en el liceo Gustavo Herrera.
El flamante bachiller Piñeres ingresó al
Instituto Universitario de Teatro (Iudet) y al mismo tiempo hizo los talleres
teóricos y prácticos que le impartieron agrupaciones como el Contrajuego y el
GA-80. Además se entusiasmó con los Festivales Liceístas J.A. Porte Acero que
organizaba el Ateneo de Caracas. Esas experiencias fueron vitales para él y la
ambiciosa muchachada que aceptó su guía, porque se erigió en líder de una
generación que se había proclamado “la del relevo”. No sabían nada y tenían que
aprender cómo formar un grupo, quién lo dirige, cómo se constituye y quiénes lo
integran.
“Estábamos
locos por hacer teatro y no sabíamos lo que era. Poseídos por esas ganas
juveniles de estar en un escenario, de esparcir el ego y nuestra diminuta fama.
Decidimos hacerlo y así nació mi grupo Séptimo Piso y debutamos hacia 1996 con Credit
Bill, versión de Los intereses creados de
Jacinto de Benavente. La buena gente de Fundarte –el alcalde era Aristóbulo Istúriz-
nos dio 50 mil bolívares para los gastos de la producción y la mostramos en la
Sala Carlos Giménez, en el sótano de la Torre Este de Parque Central. Desde
entonces aprendí que mejor que crear afectos es crear intereses, en este caso
me casé con el teatro”.
Desde 1996 al 2016 con su agrupación Séptimo
Piso y con otras incipientes empresas culturales, Dairo ha realizado no menos
de un centenar de montajes, además de 11 muestras de Creajoven, unos festivales
de aficionados, la mayoría son sus ex alumnos. Y ahora, cuando ya cumplió 41
años y esta tan delgado como cuando tenía 20, se pinta el cabello y la barba de
azul, está al frente de la décima entrega del archipopular evento Teatro de1/4 Microteatro Venezuela, con 28 micro
piezas en seis funciones diarias de 15 minutos, de miércoles a sábado desde las 7:15 pm y los domingos desde las 6:15 pm.,
en el teatro Urban Cuplé, que exhibirán desde el 5
de enero hasta el 12 de febrero. Donde hay, pues, una fantástica “panoplia” de
espectáculos para elegir, dependiendo, de la tarjeta de crédito/débito o del
cash del teatromaníaco, porque sin bolívares no hay acceso a la diversión escénica.
MICROTEATRO VENEZUELA
Dairo calcula que de realizarse
las 168 funciones diarias a lo largo de 29 días de la temporada se alcanzarían
4.872 funciones y si se logra la presencia de 40 espectadores en cada sala, “esos
nos daría un aproximado de 194.880 boletos vendidos y si vendemos todo daría un
aproximado de 292 millones 320 mil bolívares”.
-Eso es mucho dinero y ¿cómo se lo reparten?
-Aritméticamente es así, pero no siempre hay 40 espectadores en cada
función y también se suspenden funciones por detalles técnicos o problemas de
salud de los artistas. Pero si todo sale como se calcula es una gran suma. Tras
sacarle el 10 por ciento correspondiente a los derechos de autor, nos queda una
masa grande de dinero, de la cual se deduce el impuesto a la renta, porque el
Municipio Chacao nos tiene exonerados; hay
que pagarle a Ticket Mundo por su servicio de boletería, y lo que resta se
reparte en dos porciones: para ser distribuida entre las 28 agrupaciones y la
organización Microteatro, integrada por
el dueño del espacio en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco, que antes
era un casino, y Malala Dubuc, Robert Chacón y yo; además hay que pagarle a los
trabadores, no menos de 100 personas. Tenemos también un gasto fijo diario, de
no menos de dos millones de bolívares, para cubrir la iluminación y el agua del
espacio del Microteatro. Todo eso, puedo decirlo ahora, es consecuencia del
interés que he creado por el teatro en esta Caracas y perdona que no sea
modesto.
-¿Cuál es la realidad de esas cifras aritméticas?
Nunca hemos tenido más del 40 por ciento del público calculado, pero en
una temporada alcanzamos el 50 por ciento. En este enero y febrero esperamos, o
apostamos, que tendremos un 50 o un 70 por ciento. Además podemos cambiar los
precios y en vez de un boleto por persona ofrecemos dos por el mismo precio,
nuestro famoso dos por uno. Tendríamos así más público a menor cantidad de
dinero. Y eso se explica por la idiosincrasia criolla, a los venezolanos nos
interés siempre una golilla. El Microteatro
comenzó en 2014 y desde entonces se han realizado entre dos y tres temporadas
anuales. Es una producción costosa: la novena implicó una inversión de 18
millones de bolívares. La directora del teatro Urban Cuplé, Malala Dubuc, ha
dicho que la carga más fuerte corresponde a la publicidad. Ya tienen cubierta
la locación, las sillas y el sonido. “La edición que se inaugura el jueves 5
supera los 20 millones de bolívares. La
logística es gasto también. Hemos tratado de economizar por todos lados porque
los precios se dispararon. Apostamos a agotar las funciones. Tuvimos un
diciembre muy gris y ahora la gente va a brillar con sus bombillos internos, su
energía. Unos 348.372 espectadores han asistido a las funciones de las nueve
temporadas que lleva Microteatro Venezuela desde que comenzó.Unos18 millones de
bolívares costó la edición pasada de la fiesta teatral que se ha realizado en
el CCCT y en el Sambil”.
-¿Qué pasa con ese teatro
de 15 minutos?
-Técnicamente hablando ahí se desarrolla la ecuación dramatúrgica aristotélica.
Eso implica realizar una dramaturgia adecuada para ese tiempo escénico. Estos
microteatros venezolanos son ejercicios que adiestran autores y artistas. Y se busca que sea como un entremés clásico
pero corto.
PROGRAMACIÓN
Y Dairo se pule en recordar que Daniela Alvarado estará dirigiendo a Vanessa Senior en Adiós en la sala 1. Mientras Josué Gil participa
con Yo soy Prostituta en la sala 23 bajo
la dirección de Michael Vegas.La última parte de la saga de Cosas de Niñas para adultos llega
con Mavi en la sala 5, escrita y dirigida por
Mario Sudano. Y de los creadores de polémicas piezas Escena de un crimen, Spidelman y María la historia de un violador llega
a la sala 13 La Necrofílica,
escrita por Carlos Castillo y dirigida por Carlos Díaz.
Comedias
y dramas relacionados con la actualidad no podían faltar y es el caso de Se hunde el barco mi querido capitán en
la sala 19, escrita por Oswaldo Maccio y Fernando Azpúrua, quien además la
dirige; Empanada Criminal en
la sala 12 escrita y dirigida por Luis Vicente González; Mi foto con Cruz Diez en
la sala 16 escrita
por Carlos Daniel Alvarado bajo la dirección de Carmen Julia Álvarez; y en la sala 14 La del Penthouse escrita por Virginia Urdaneta, quien co-dirige, y Érika
Goldberg.
Hay hilarantes
comedias como Las Mardillo en la Sala 7, escrita por Giuliana Rodríguez y Yanosky Muñoz; Amor Eterno en la sala 11 escrita
y dirigida por Kevin Jorges; ¡Que
ricas son las papas! en la sala 15 escrita y dirigida por José Gregorio
Martínez; La Boda de mi mejor amiga en
la Sala 20, escrita por
Fernando Martínez bajo la dirección de César Sierra; Devuélveme mi cargador escrita
y dirigida por Reinaldo Navas en la sala 24 ; Vestier en
la sala 3 escrita por
Gioia Arismendi y Roberto Arismendi y dirigida por Gioia Arismendi; y Desnudos en el baño escrita por
Mario Sudano y dirigida por Dairo Piñeres en la sala 6.
Temáticas
como la homosexualidad también dicen presente. En la sala 2 A Destiempo escrita por
Fernanda Godoy y dirigida por Nattalie Cortéz ;Abstinencia en la sala 8 escrita por Yovanny Durán y dirigida por Dairo
Piñeres; El señor Rosa,
escrita por Giuliana Rodríguez y dirigida por Daniela Alvarado estará en
la sala 17; Prohibido escrita y dirigida por
Manuel Bastos estará en la sala 18;
en la Sala 25 los
espera Camasutra escrita
y dirigida por Daniel García, y en la sala 26 se presentará Pronosapiens escrita por Pinky Páez y Candy E. y dirigida
por Jennifer Gásperi.
Ficciones
e historias con desenlaces inesperados completan la programación de la
temporada. Es el caso de Último
capítulo escrita por Miren Jalón bajo la dirección de Robert
Chacón; El Aquelarre en
la sala 09, escrita y
dirigida por Dairo Piñeres; en la sala 10 Instinto escrita y dirigida por Jhonny Gavlovski
y protagonizada por Isaac D´Lima; La Última Cena escrita y dirigida por Federico Naranjo
Briceño en la sala 21;
y en la Sala 28 2
palabras escrita por Daniel Revette y dirigida por Grecia Augusta Rodríguez.
EL EJEMPLO DEL BURDEL
Y
hay que recordarle a los lectores que el Microteatro Venezuela, que emergió
durante la temporada 2014, está inspirado en el Microteatro de Madrid, el cual
nació, hacia 2009, del cerebro y las manos de Miguel
Alcantud, quien durante dos semanas y con no menos de 50 directores, autores, actores
y productores materializaron ese proyecto atípico en un antiguo prostíbulo que
iban a derruir, ubicado en la calle Ballesta. En cada una de esas 13
habitaciones del burdel se alojaron 13 grupos con un objetivo: crear una obra
teatral de menos de 10 minutos para un público de 10 personas por sala sobre un
tema común, la prostitución. Sin inversión en publicidad, el experimento fue un
éxito rotundo. Y funcionó tan bien que varios actores, directores y
guionistas decidieron asociarse y crearon Microteatro por dinero.
Se instalaron con un local cercano a la calle Ballesta y en lo que había sido
una antigua carnicería continuaron con esa iniciativa. Su éxito ejemplar
ha inspirado a muchas empresas por toda la península ibérica, saltó a Caracas,
Bogotá y llegó a Miami, sin contar que en Lima también ha sido un negocio
floreciente
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