¡Más vale
que nunca! Es lo primero que nos atrevemos decir tras ver el estreno de Cabrujas en el pais del disimulo, tragicómica
película, donde mezclan el fino documental biográfico con la ficción para
plasmar así, amorosamente, la saga de ese gran venezolano que fuera José
Ignacio Cabrujas Lofiego (Caracas, 17 de julio de 1937/ Porlamar, 21 de octubre
de 1995). Uno de los personajes más importantes de nuestra cultura del siglo XX.
Se trata de un filme, sui generis, codirigido por Antonio Llerandi y Belén
Orsini, actuado y realizado por más 48 venezolanos que se casaron con el protagonista
y lo amaron o lo lloraron hasta el final.
Lamentablemente
el artístico producto ese gran esfuerzo y la inversión, cubierta en buena parte
por el CNAC, solo se podrá ver en dos salas caraqueñas inicialmente, pero es
posible que mientras avance la semana se agreguen otros espacios.
Este
Cabrujas en el pais del disimulo,
que ha terminado por ser un modelo de cómo rescatar a personajes históricos, se
inicia con la infancia en Catia de Cabrujas y avanza sincrónicamente por los años
60, 70, 80 y 90, a través de una gama de testimonios y referencias de las
personas que rodearon su entorno, donde la mano de Llerandi es vital ya que trabajo
muchos años con el homenajeado. Es, pues, una magnifica recuperación de nuestra historia cultural, ya que la estela
biográfica de este intelectual corre paralela con las imágenes y las contundentes
palabras de Isaac Chocrón, Román Chalbaud, Jacobo Borges, Leonardo Azpárren, Ibsen
Martínez, Rodolfo Izaguirre, Leonardo Padrón, Boris Izaguirre, Margot
Benacerraf y Teodoro Petkoff, entre otras personalidades que aportan, placenteramente,
sus vivencias con Cabrujas al filme. A esto se añade la dramatización de su
obra teatral La soberbia del
generalísimo Pío Fernández, d, interpretada por Elba Escobar, además del actor
Eduardo Gil y el emblemático Gustavo Rodríguez.
En
este documental ficcionado se utilizan sabiamente muchas secuencias de
numerosos programas de televisión, videos y entrevistas que le hicieron a
Cabrujas, lo cual, pues, hace más sustancioso el espectáculo.
Para Llerandi, Cabrujas
fue el escritor más importante de la segunda mitad del siglo XX en Venezuela, pues
no solo escribió 23 obras de teatro, sino 18 guiones para películas filmadas,
más de 30 telenovelas y miniseries, más de 400 artículos de prensa, sino que
también fue actor, director de teatro, director de ópera, realizador de
programas de radio, conferencista y profesor universitario.
No podía faltar la presencia de su última esposa, Isabel
Palacios y de su hijo Diego Cabrujas Palacios, quienes aportan datos e imágenes
intimas, como es una secuencia de papá Cabrujas con el bebé Diego, creando así
una tierna atmósfera, la cual contrasta con el operático final de este histórico
personaje, como fue la traída de su cadáver desde Porlamar para sepultarlo en Caracas, tras una serie de
increíbles peripecias dignas del más absurdo teatro o cine del absurdo, donde Moisés Guevara tiene
una excelente participación.
Llerandi, y su equipo que se la jugaron para hacer esto posible,
han reiterado que no se trata de un documental más sino de una película, con lo cual se busca o se pretende rescatar
algo de la memoria pérdida de Venezuela. Es una manera de contarnos a partir de
lo que Cabrujas hizo, porque no hay que olvidar que toda su obra está
profundamente enraizada en la venezolanidad, en lo que somos como país como
sociedad. “Pienso que recuperándolo a él estamos adentrarnos en lo que
hemos sido y lo que podemos ser”.
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