El feliz elenco y su director Carlos Arroyo. |
Los habitantes de Piacóa, comunidad del
Delta Amacuro, son acechados por miles de mariposas palometas peludas que generan
la siniestra amenaza de múltiples enfermedades de carácter eruptivo. Ante esta
plaga que además anula el día y altera sus actividades públicas, se refugian en
sus casas y esperan no tener mayores males.
Este fenómeno natural le permitió a Gustavo
Ott, quien estuvo en el
Delta en el 2011 y de allí tomó tan singular contexto para su metáfora, pergeñar Peludas en el cielo. Asombrosa obra para disertarles a los
venezolanos sobre la sociedad que nos caracteriza, la cual fue presentada en el
V Festival de Teatro de Caracas, gracias además a las excelentes actuaciones de
Vanessa Vásquez, Luis Domingo González, Francis Rueda y Aura Rivas, bajo la
creativa dirección de Carlos Arroyo.
Ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia
Nacional 2015, Peludas
en el cielo le consumió varios años a Ott, quien la
pensó como comedia de tesis, porque dentro del lenguaje, entre el humor
y la situación cómica, está la idea del continente recobrado pero sin
garantías; una Latinoamérica como antídoto y escudo, pero también como amenaza,
desengaño y derrota. Peludas en el cielo le funciona como monstruo y le gusta pensar que esa bestia no está
fuera de los personajes, sino en lo más íntimo de sus deseos.
Peludas en el cielo plasma el universo de cuatro criollos que
moran en Piacóa, pero cuyos anhelos y carencias pueden extrapolarse a cualquier
realidad local o universal. La casa de las Pachecos es el epicentro de esta
saga y allí están: la recia Yesenia, afectada por un dolor en la pierna derecha,
consecuencia de un accidente que le ocasionó una peluda, y su hija Mariana; están
encerradas, porque las mariposas están por llegar. Intemporalmente se presentan
el resto de los personajes: Luis Domingo González, director de cultura
de la Alcaldía, médico, director de teatro, carpintero y astrólogo,
entre otros muchos oficios; y Rita, maestra graduada, doctora y de dudoso
origen europeo.
La intempestiva noticia de que Rita puede
haberse ganado la lotería, desata el conflicto de la obra, al generar la
ambición y proyectar los más íntimos sueños y caprichos de cada uno de los
personajes, así como sus verdaderos caracteres. Rita, inconforme con su
realidad, menosprecia su comunidad y manifiesta su deseo fantasioso de irse a una
Europa imaginada, donde todo es perfecto y bello. Mariana desea viajar a
cualquier lugar del mundo, para conocer y también evadirse. Yesenia siente que
no puede alejarse de sus paisajes, pero se imagina con un yate, con piernas
submarinas y cosas que hablen en inglés. Y Luis Domingo, atrapado en medio de estas mujeres, quien sueña montar una transnacional de poesía,
traficarla, venderla e invadir el mundo con el sueño utópico de que la poesía
puede salvar al mundo.
El espectáculo -producido por la Compañía
Nacional de Teatro- concebido y obtenido como un sainete contemporáneo, no
supera los 75 minutos, es un divertimento que radiografía a este cuarteto de característicos
venezolanos, semiperdidos en la rural Piacóa, pero cuyos anhelos y frustraciones
se debaten entre la civilización y la barbarie, como ya lo plasmó Rómulo
Gallegos en Doña Bárbara.
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