A los 18 años se ganó el Miss Mundo, |
“A las jóvenes les digo que estudien, que tengan una
carrera, que esto del modelaje es una cosa efímera. La belleza se acaba
más rápido que el conocimiento”
Palabras lapidarias de Carmen Susana
Duijm Zubillaga (nacida en Aragua de Bercelona,Venezuela, el 11 de agosto de 1936).Fue la primera latinoamericana en ganar el
concurso internacional "Miss Mundo" en 1955. Anteriormente fue elegida
"Miss Venezuela 1955", semifinalista en el concurso "Miss Universo" 1955 en Long Beach, California, Estados Unidos. Hoy, 18 de junio, ha fallecido, tras
una operación por un ACV. En una clínica de Porlamar, estado Nueva Esparta. Ingresó,
pues, a la eternidad, como también se dijo cuando falleció Evita Perón,
inolvidable dama argentina.
Duijm trabajó en programas
televisivos de TeleCaribe, programas radiales y en varias telenovelas de Venevision y en una de RCTC, en
2005. Trabajó como actriz de teatro en México en la obra Las razones de
Susana y la trilogía El Norteño junto al actor Antonio Aguilar, ya fallecido.
Fue la primera venezolana que
figuró en la portada de la revista francesa Paris Match, el 5 de noviembre de 1955, que incluía un
reportaje extenso acerca de ella durante su paso por Paris después de haber
ganado el Miss Mundo 1955. Sirvió de modelo para el famoso diseñador Oleg Cassini y fue peinada por Alexander, el más
reconocido estilista de la época.
Cuando cumplió 78 años,
el diario Panorama, de
Maracaibo, le hizo una extensa entrevista por los 60 años de haber sido
coronada como la primera Mundo venezolana. Aquí reproducimos fragmentos
de las palabras de esa hermosa mujer, a quien pudimos tratar en las redacciones
de El Mundo y Últimas Noticias, años ha.
“Tenía 18 años cuando entré al
Miss Venezuela. Jamás me imaginé que iba a ser reina de belleza porque en esa
época concursaban solo muchachas de la alta sociedad, y yo apenas estaba
empezando a trabajar como recepcionista. Me descubrieron en una parada de autobús,
un señor y dos señoras siempre me decían que tenía porte de miss. Vivía en
Colinas de Bello Monte, en Caracas. Fue como el cuento de la Cenicienta. Me
convertí en la primera Cenicienta del Miss Venezuela. Me vestía con ropa
prestada. No tenía los medios para ir con ropa diferente para los cocteles. Los
mismos organizadores del Miss Venezuela pensaban que yo no tenía chance. Pero
fui un batacazo total. En esa época la belleza venezolana era la de una mujer
llenita, con una cinturita, unas caderotas y yo era todo lo contrario. Yo era
flaca, alta.
El día de la elección el 9 de
julio de 1955 el jurado decidió, en el Hotel Tamanaco, que fuera el público el
que votara, así que gané contra todo pronóstico gracias a los aplausos de la
gente. El primer premio era un carro 0 kilómetros y no me lo dieron, tampoco me
entregaron una cesta full de cosméticos. Me negrearon como quien dice (risas).
Lo único que me dieron fueron algunos trajes, pero digamos que eran
sencillos.
Ya la otra candidata tenía
pasaporte y todo, hasta nos enteramos a través de un modisto que tenía la ropa
del viaje mandada a hacer, pero se quedó con los crespos hechos. Yo no tenía
ropa de diseñador pero con una costurera le supimos sacar provecho a mi figura
con un traje ceñido al cuerpo.
Unos días después viajé al
Miss Universo en Estados Unidos y por primera vez una venezolana quedó entre
las semifinalistas. Allí me vieron los organizadores del Miss mundo y me
invitaron a participar.
Viajé a Londres completamente
sola. Me las tuve que arreglar con unas cuñas que había hecho para el pasaje y
para defenderme por allá. Después todos me decían, yo sabía que ibas a
ganar. Llegué a Londres con 15 días de anticipación porque me
equivoqué de fecha, y allí estaba yo, llorando, con mis maletas en el
aeropuerto sin conocer a nadie.
Le había dado un dinero a un
señor que siempre estaba en la plaza Bolívar (Caracas), para que enviara un
cablegrama avisando mi fecha de llegada, pero como que se agarró los reales y
nunca lo hizo. Un señor me vio llorando y se acercó a preguntarme qué me
pasaba. No tenía ni idea de que se trataba de un periodista. Amablemente me
ayudó, me explicó que me iba a hacer unas fotos y al otro día ¡salí en la
primera página! Recuerdo el titular: Belleza latina perdida en la neblina de
Londres.
En ese periódico se encargaron
de contactar a los organizadores del Miss Mundo. Fue increíble que cuando gané
el Miss Mundo, ellos me sacaron con el título: ¡Ganó nuestra muchacha!
El inglés mío era ‘machucao’,
que aprendí en la isla de San Tomé cuando mi papá, de origen judío, nos llevó a
vivir allá porque trabajaba con las petroleras.
De verdad pensé que la que iba
a ganar era Miss Estados Unidos, porque había llegado con todo su séquito de
maquilladores, asistentes, representante. Yo y las demás latinas éramos las
únicas ‘pelabolas’.
El Miss Mundo era fuerte,
estricto, y eso sí, cumplieron con todos los premios; un carro espectacular 0
kilómetros que me enviaron por barco desde Londres hasta Venezuela, 500 libras
esterlinas, un viaje de 15 días con todos los gastos pagos a París y también un
contrato para desfiles de modas.
Más adelante trabajé como
modelo en Nueva York y París. Y de allí en adelante arranqué mi carrera en la
televisión y en la radio. Trabajé en México, Italia y España como actriz de
cine y teatro.
Decidí venirme a vivir a
Margarita porque mis hijos tenían su vida hecha y ya saben que en la televisión
cuando una va pa’ viejo lo que quieren es gente joven así que decidí retirarme
a la isla, que siempre me ha encantado. Hice mi casa acá que se llama 1955.
Aquí en Margarita, aunque suene feo decirlo, hasta los perros me reconocen.
Hoy día veo los concursos de
belleza de vez en cuando y de cuando en vez. Casi siempre es lo mismo, la que
se operó la nariz, la que se hizo aquello. En mi época no existían las cirugías
estéticas.
Eso sí, desde que está Osmel
(Sousa) el Miss Venezuela es toda una institución, una escuela completa.
A las jóvenes les digo que estudien, que tengan una carrera, que esto del
modelaje es una cosa efímera. La belleza se acaba más rápido que el
conocimiento".
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