Elio Palencia, a sus 53 años se atreve con otro tema prohibido. |
Desde el 28 de Junio, en la Sala
Horacio Peterson de Unearte, se presenta la nueva obra Donde caerme viva, de Elio Palencia, la cual tendrá, por ahora, una minitemporada de 10 funciones hasta el 10 de Julio, de miércoles a sábados
a las 6 p.m. y los domingos a las 5 p.m., bajo la dirección general de Costa Palamides.
Donde caerme viva aborda la candente temática de la
sexodiversidad, según la dramaturgia de Palencia, para explicarnos
vehementemente la problemática venezolana en sus más profundas vertientes. Seis
personajes femeninos interpretados por siete actrices que mantienen el
repertorio de la agrupación Teatrela a viva voz en un derroche de emociones
sobre la relación lésbica en un país donde los LGTB siguen siendo en materia
legal ciudadanos de segunda. Un grito que espera calar hondo en el espectador,
como lo han sido las obras de este autor venezolano Elio Palencia.
El estreno mundial de la obra Donde caerme viva sirve también para
los reencuentros con tres actrices que han estado en más del 80 por ciento del
repertorio teatral de la agrupación que más ha difundido el teatro
latinoamericano en Venezuela. Se trata de Nirma Prieto, Marisol Matheus y Norma
Monasterios. Debutan con Teatrela,en esta celebración de sus 30
años de labores útiles a la cultura criolla, junto a Juliana Cuervos, Daifra Blanco y María Alejandra Tellis, así como también la española Ruth Cabeza quien da el carácter internacional a esta
celebración con visos iberoamericanos.
El plantel de creadores escénicos
vinculados al repertorio de Teatrela continúa con el dispositivo escenográfico
firmado por Oscar Salomón; el diseño de luces es de Darío Perdomo; la música
original de Pantelis Palamides y la producción general de Juan Carlos Azuaje,
actor fundador, director y productor general de la agrupación
cumpleañera.
Elio Palencia (Maracay, 1963) explica
mayores detalles sobre este texto que estremecerá a unos y unas, seguramente.
¿Qué ocurre con Donde caerme viva?
Tenía
tiempo queriendo trabajar personajes femeninos y sexodiversidad. No es un
ámbito fácil, como no lo ha sido la condición de ser mujer y lesbiana en nuestra
sociedad. Hay poca visibilidad y mucha estigmatización. Mientras se ve desde el morbo del varón
heterosexual o la pornografía, todo ha parecido estar relativamente bien o
tolerado, pero al pretender hablar de ello como opción de vida que irrumpe en
la cotidianeidad y alza su voz, ya la cosa se torna difícil. Un día un intelectual “progresista” con
premios y prestigio me suelta en una conversación que para qué hablar de eso,
que el tema de la diversidad sexual ya “está superado” (¡…!) ¿Un tipo culto,
que ha viajado, de pensamiento laico y racional, que escribe para diarios y –lo
sé- es lo que llamamos “una buena persona”? ¡No podía creérmelo! Le pregunté si
le parecía justo que él con apenas seis meses de relación con su compañera, pudiera
incluirla en un seguro médico, mientras que cualquier pareja gay o lésbica con
diez o quince años de convivencia no podía ni pensar en esa opción. Sólo alzó
las cejas (¡…!) ¡Cuánta ligereza e irresponsabilidad, cuando no ahondas en la
problemática del otro! Así que me dije: “¡Superado un carajo: voy a escribir!”
Y surgió Dónde caerme viva. Hay que
ponerse en el pellejo del otro, como lo hizo el varón inteligente en el de la
mujer que no podía votar o el blanco liberal en el del negro o el indio esclavizado
o excluido. Y he allí una dura particularidad: reivindicar la justicia del
sexodiverso, que históricamente ha contado con poquísimo apoyo de los que no se
ven en esa condición. Generalmente por el temor de ser tomado como sospechoso/a
y en consecuencia, estigmatizado/a. Por fortuna, ya en muchos lugares, desde el
punto de vista legal las cosas están cambiando. Dado que un país como el
nuestro insiste en seguir quedándose detrás al respecto, habrá que continuar
haciendo sonar alarmas sobre esta asignatura pendiente que afecta a muchos
seres humanos.
¿Y el cine donde se quedó? ¿Dispuesto a
llevar Penitentes a la pantalla?
¡Sigo
escribiendo! El año pasado hice un guion para la Villa del Cine sobre el
embarazo adolescente, una bella experiencia. Ahora desarrollo un largo con las
Clases Magistrales de Procine y un par de historias cortas para un interesantísimo
proyecto de Luis Alberto Lamata que me tiene muy entusiasmado. En cuanto a Penitentes, desde luego que es
susceptible de ser llevada al cine y he pensado en la elaboración del guion,
pero preferiría vislumbrar algún interés de dirección o producción, pues escribir
cine requiere muchísimo trabajo y tiempo, de modo que hacerlo sin un destino
concreto es una inversión y un riesgo que no siempre se tiene la posibilidad de
asumir. Penitentes está allí junto a
otras piezas teatrales mías con potencialidad de adaptación. Si a algún
cineasta le interesara, yo encantado de embarcarme en una recreación para la
gran pantalla. Mientras tanto, opto por
mirar hacia aventuras nuevas cuya materialización pueda depender más de mí.
¿Por qué o para qué este teatro sobre la
diversidad?
La
verdad es que nunca me he propuesto hacer un “teatro sobre la diversidad” sino
–repito- ser lo más orgánico y coherente posible con mis motivaciones y
necesidades. Sé que existe tal clasificación desde un ámbito de la
investigación crítica y académica, y lo comprendo, pero sólo muy
excepcionalmente me lo he propuesto de esa manera. De hecho, considero que en
la mayoría de los casos, el tema central no está en una orientación sexual
equis (nomenclaturas que, por cierto, cuestiono, pongo en duda y continúo
revisando) sino temas, conflictos esencialmente humanos y que pretenden buscar
puntos de encuentro, ser más abarcadores. A mí muchas veces me ha surgido
tratarlos desde personajes sexodiversos
y eso tal vez quiere decir , entre otras cosas, que soy un hombre de mi
tiempo, que procuro hacer uso de mi libertad
de ser y expresarme ¿Acaso no ha habido demasiada invisibilidad y
exclusión, cuando no satanización y represión durante muchísimo tiempo respecto
a estas cuestiones? Arthur Miller decía que el teatro es el arte donde el
hombre puede enfrentarse a sí mismo… Para eso, cada cual crea desde los colores
que vive, se imagina, sufre o sueña y, en el drama, desde los actantes o
categorías humanas que le son propicias para dialogar consigo mismo y con los otros
hasta llegar a poner “Fin” “Oscuro” “Telón” y se inicien nuevos diálogos.
¿De dónde partió para escribir esos
textos teatrales?
De
muchos rincones y pulsiones interiores, así como de las referencias y reflejos
que pude haber hallado fuera y considerado que contenían potencial dramático.
Cada texto surge de un momento y una necesidad específica. Su gestación y
desarrollo, como los hijos, son únicos y, ojalá, irrepetibles. A veces partes
de la rabia o la indignación, otras del sosiego, la reflexión o la ternura; a
veces quieres reírte de ti mismo o ver si descubres o exorcizas sombras o
temores… En fin, pueden ser tantos y tener muchos matices los puntos de partida
para crear.
¿Cuántas obras sobre la sexodiversidad?
¡Todas
las que surjan de la necesidad expresiva, del imaginario, del deseo… y lleguen
a concretar su forma! Muchas veces he dicho que para mí la escritura teatral –a
diferencia de la televisiva o cinematográfica- es el espacio en el que procuro
honrar la libertad, ese donde no hay más condicionantes que las ganas de crear
para un escenario y unos espectadores. No da dinero ni fama: da el placer de
hacerlo, de compartirlo con otros y, no pocas veces, autoconocimiento. De modo
que si el tema de la sexodiversidad ha estado en muchos de mis textos ha sido
porque ha obedecido a esa organicidad, a esa “materia prima” de motivaciones e
intereses que, conscientes o no, forman parte de mí.
¿Puede enumerarlas?
Lo
intentaré. Desde la primera pieza Detrás
de la avenida (1988) hasta Dónde
caerme viva (2014) he indagado en personajes tanto heterosexuales como de
casi todas las orientaciones que sugiere la sigla LGBTI (lesbianas, gays,
bisexuales, trans e intersexuales). La “I” de intersexualidad es la única que
hasta ahora sigue virgen para mí. De unos cuarenta y tantos textos escritos
hasta ahora –incluidas adaptaciones, teatro breve y para niñ@s- quizás cerca de
la mitad hace visible, a través de algún personaje, rasgos o matices de la
sexodiversidad. Además de las citadas, se puede ver en Habitación independiente para hombre solo,Arráncame la vida y su versión reciente Mátame,
mamá, Escindida, Pasajeros, En las Fronteras, Del
alma querida, Remota, amiga remota,La
Quinta Dayana, Penitentes, Tierra Santa, Que 20 años son nada, De
alta, en el musical Aire
y en las piezas breves Padre
puede ser cualquiera, Como
dios manda, El jardín del soldado, Vamos
que nos vamos y No
quiero verla.
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