Elder cae en manos de la policía y todo termina o comienza para ese malandro- |
La cacería de espectadores
venezolanos para la película Desde allá
de Lorenzo Vigas ha comenzado. En 30 salas se medirá la primera respuesta del público
a una estremecedora historia de ficción, de aguda carga homoerótica y de
acciones violentas, merecedora del Premio León
de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 2015 y de otros 13 galardones obtenidos desde entonces. Recién se estrena ahora
porque la pasada crisis energética pospuso su estreno.
Desde allá, cuyo
guión es también del director Vigas, plasma a lo largo de 90 minutos una historia
de tensión seductora porque engancha al público con su extraño protagonista, Armando
(Alfredo Castro), un ortodontista de mediana edad quien pesca o levanta hombres
jóvenes en las calles de Caracas para llevarlos a su apartamento, hacerlos semidesnudar
y desde una prudente distancia (no más de tres metros) sacia sus instintos,
tras lo cual les paga generosamente y los despide. Hasta que conoce a Elder
(Luis A. Silva), otro joven malandro quien inicialmente se niega a quitarse la
franela y bajarse el pantalón hasta los muslos, y opta por golpear y robar a
Armando, sin sospechar lo que vendría después. El gay queda picado y busca de nuevo
a Elder, lo rescata después de una paliza que le han dado y se lo lleva para su
casa. Cuando se espera que florezca un romance gay, porque la pareja de hecho
tiene hasta su noche loca – y no precisamente “desde allá”- se genera un asesinato
no solicitado. Y al final, cuando Elder busca el pan para el desayuno del día
siguiente, tras hacer su respectiva cola, lo captura la policía por el asesinato de marras.
Se termina
el filme, dejando al público estupefacto y hasta muy preocupado, porque nuevamente
en el cine, como en la vida, el antihéroe es un delincuente, criado sin padre y
en circunstancias nace favorecedoras para que sea un ciudadano de bien. Lo
mismo que han mostrado muchos cineastas criollos con sus largometrajes anteriores:
una atmósfera miserable y de violencia no genera nada bueno.
Como
película se destaca por los pocos diálogos de sus personajes y todo el discurso
fílmico descansa en la agresiva colcha de imágenes de una ciudad convulsa y
sucia, donde se acentúan los diversos niveles socioeconómicos, especialmente
las barriadas humildes cuya la población juvenil es carne fresca para los
cazadores, como Armando, entre otras cosas.
La
escuela de cine que creó Román Chalbaud hace más de 50 años está dando ahora más
alumnos, porque esos personajes chalbaudianos han reencarnado ahora en lo que
han mostrado los actores de Vigas. Por supuesto que los premios internacionales
ganados par Desde allá están más que
justificados. Sí, hay un nuevo cine pero su gran protagonista, el pueblo venezolano
sigue ahí irredento y sufriendo. Pero nuestros artistas no son precisamente políticos,
sino retratistas o recreadores de una realidad innegable.
Psicólogos y psiquiatras dirán, creemos nosotros, que Edipo y su legendaria
saga de asesinatos y sexos prohibidos, creada por Sófocles, está presente en Desde allá. Y es verdad, el padre es básico
en la sociedad familiar y ahí está la prueba o la invitación para verla y analizarla.
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