Basilio Álvarez en memorable caracterización. |
El Segundo Festival
de Teatro Contemporáneo Estadounidense, que se realiza desde el 10 de junio en las
salas La caja de fósforos y El dedal, del backstage de la Concha Acústica de Bello Monte, entró
en su recta final para concluir el 25 de septiembre. Cuando aún quedan tres
montajes de los ocho programados, hemos visto Rojo, de John Logan.
Rojo, que exige del espectador un conocimiento básico de la historia de las artes plásticas
nortamericanas y de lo que era su comercialización durante el siglo XX, aborda, de manera desgarrada, dos años claves
para la vida del artista expresionista abstracto Mark Rothko (Daugavpils, Letonia, 1903/ Nueva York, 1970); específicamente los
años 1958 y 1959, cuando el legendario
arquitecto Philip Johnson le encarga pintar sendos murales para el restaurant Four Seasons
del Seagram Building de Nueva York, ofreciéndole una cifra jamás pagada a
ningún pintor de esa época: 50 mi dólares. Y de ahí brotan todos sus
conflictos: arte o subsistencia, creatividad del artista o gusto del cliente,
etcétera, a lo cual se suman los vericuetos existenciales del pintor, quien
terminó suicidándose años más tarde.
El espectàculo es denso porque así lo son los perfiles de sus protagonistas,
Mark (Basilio Alvarez) y su asistente Ken (Gabriel Agüero), y las exigencias mismas de la pieza, muy literaria además. El director Daniel
Dannery hizo magia para lograr esa atmósfera de pesadilla a lo largo de 150
minutos en El dedal, sitio claustrofóbico con graderías de madera que dejan
huellas. Pero son tan enternecedoras las caracterizaciones y las
interrelaciones de aquellos personajes, bien logrados por Basilio y Gabriel, que
el tiempo se hace llevadero.
Rojo es, pues, una clase sobre el drama del pintor y la sociedad capitalista,
o entre el creador y el poder, que evoca algunas facetas del dramón del
venezolano Armando Reverón en Macuto, y plantea varios interrogantes
como ¿si el arte
está destinado a ser convertido en mercancìa?, o ¿es una necesidad de expresión
única del artista? o ¿es lo verdaderamente importante en la vida del pintor?
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