Una texto clásico adaptado a los tiempos actuales. |
De vez en cuando, la cartelera teatral caraqueña se convulsiona y emerge
un espectáculo que exige buscar algunos libros para retomar las sabias ideas de
los especialistas y confrontarse así con sus criterios cultos, como sucede en Shakespeare,
la invención de lo humano, de Harold Bloom (Nueva York, 1930),una Biblia que recomendamos.
Decimos esto porque en la
Sala Rajatabla (convertida ahora en básica plataforma de lanzamiento de algunos avezados creadores), se
exhibe una poco corriente versión
escénica de Otelo, el moro de Venecia de William
Shakespeare, la cual ha sido adelantada libérrimamente por Rufino Orta, quien
además creó y dirigió un satisfactorio espectáculo, con el sólido apoyo actoral
de Ramón Góliz, Julio Viso y Soraya Orta, para conseguir así una depurada producción
de la agrupación Ciane (Centro de Investigación Artística Nueva Escena),
liderizada por Peggy Bruzual.
El texto original Otelo, el moro de Venecia, el cual se
compila en cinco actos para una docena de personajes, fue estrenado hacia 1604
en Londres, y hacemos hincapié en estos detalles porque la versión venezolana
del director Orta se queda en un solo acto largo, de no más de 80 minutos de
acción escénica, resueltos únicamente por Otelo, Yago y Desdémona, todos usando
uniformes de oficiales militares contemporáneos y calzando zapatos femeninos de
larguísimos tacones. La única utilería visible es un banco con espaldar y una
cesta metálica, que pende del techo y es la cama para la pareja que integran
Otelo y Desdémona.
En Otelo,
según Bloom, su protagonista, el Moro de Venecia ve al mundo como un teatro
para su reputación profesional; el más valiente de los soldados no tiene ningún
miedo a la muerte literal en el campo de batalla, que no hará sino dar más
brillo a su gloria. “Pero que su propia esposa le ponga los cuernos, y con su
subordinado Casio, el otro ofensor, sería una muerte mayor, metafóricamente una
muerte-en-vida, pues, su reputación no sobreviviría a ella, particularmente
ante su propia visión de su mítica fama”.
Somos
respetuosos de los trabajos que adelantan los versionista y los directores para
obtener sus propuestas creativas, siempre y cuando sean para beneficio del
espectáculo mismo y respetuoso del público, además de que no masacren al autor.
Esta versión del Otelo tiene un gran
valor: es corta y despacha al público rápido para el proceloso camino que los
conducirá a sus moradas. Esta resumida la pieza al mínimo y lo que
verdaderamente nos dejó impactados es que el tradicional pañuelo de la mujer de
Otelo, aquel maldito pedazo de tela que termina por desencadenar la tragedia,
ha sido sustituido por un oscuro maletín ejecutivo, ahora repleto de dólares.
¡Los verdes matan galán!
Pero antes de
evaluar el depurado trabajo artístico plasmado en la producción de Ciane, es
bueno recordar que, según Bloom, Otelo
es la más aguda penetración de Shakespeare en cuanto a los celos sexuales
masculinos y son una máscara del miedo a ser castrado por la muerte. “Los
hombres imaginan que nunca podrá haber suficiente tiempo y espacio para ellos,
y encuentra en los cuernos, reales o imaginarios, la imagen de su propio
desvanecimiento, la comprensión de que los mundos seguirán sin ellos”.
El rítmico espectáculo
carece de escenas estridentes, es casi coloquial, pero hace énfasis en la ambición, la venganza y la traición contenidas en
pieza original, utiliza algunos códigos del teatro experimental que exponen las
amplias posibilidades de articular el discurso escénico. Todo es muy
transparente y sin mayores metáforas para que el público haga asociaciones y
saque conclusiones. ¡Elementalísimo todo!
Podría decirse que esta versión de Otelo reitera cuales son las luchas por mantener el poder y el
autoritarismo de personajes habilidosos, malignos, insaciables y dudosamente
seductores entre sí, conducidos por la manipulación psicológica y emocional que
se profesan a diario. Subraya el despótico carácter de esos uniformados enfrentados
sobre el contexto de un mundo en el que están representados los apetitos de la
carne, ambición, venganza, manipulación, maldad, así como la conspiración fría
e insensible.
Con esta propuesta teatral, los integrantes de Ciane no pretenden reinventarse
como artistas, sino por el contrario: su intención es mostrar las distintas
posibilidades y definiciones que se pueden dar sobre un texto leído y releído y
representado miles de veces.
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