jueves, agosto 11, 2016

Otelo con dólares y algo más

Una texto clásico adaptado a los tiempos actuales.
De vez en cuando, la cartelera teatral caraqueña se convulsiona y emerge un espectáculo que exige buscar algunos libros para retomar las sabias ideas de los especialistas y confrontarse así con sus criterios cultos, como sucede en Shakespeare, la invención de lo humano, de Harold Bloom (Nueva York, 1930),una Biblia que recomendamos.
 Decimos esto porque en la Sala Rajatabla (convertida ahora en básica plataforma de  lanzamiento de algunos avezados creadores), se exhibe  una poco corriente versión escénica de Otelo, el moro de Venecia de William Shakespeare, la cual ha sido adelantada libérrimamente por Rufino Orta, quien además creó y dirigió un satisfactorio espectáculo, con el sólido apoyo actoral de Ramón Góliz, Julio Viso y Soraya Orta, para conseguir así una depurada producción de la agrupación Ciane (Centro de Investigación Artística Nueva Escena), liderizada por Peggy Bruzual.
El texto original Otelo, el moro de Venecia, el cual se compila en cinco actos para una docena de personajes, fue estrenado hacia 1604 en Londres, y hacemos hincapié en estos detalles porque la versión venezolana del director Orta se queda en un solo acto largo, de no más de 80 minutos de acción escénica, resueltos únicamente por Otelo, Yago y Desdémona, todos usando uniformes de oficiales militares contemporáneos y calzando zapatos femeninos de larguísimos tacones. La única utilería visible es un banco con espaldar y una cesta metálica, que pende del techo y es la cama para la pareja que integran Otelo y Desdémona.
 En Otelo, según Bloom, su protagonista, el Moro de Venecia ve al mundo como un teatro para su reputación profesional; el más valiente de los soldados no tiene ningún miedo a la muerte literal en el campo de batalla, que no hará sino dar más brillo a su gloria. “Pero que su propia esposa le ponga los cuernos, y con su subordinado Casio, el otro ofensor, sería una muerte mayor, metafóricamente una muerte-en-vida, pues, su reputación no sobreviviría a ella, particularmente ante su propia visión de su mítica fama”.
Somos respetuosos de los trabajos que adelantan los versionista y los directores para obtener sus propuestas creativas, siempre y cuando sean para beneficio del espectáculo mismo y respetuoso del público, además de que no masacren al autor. Esta versión del Otelo tiene un gran valor: es corta y despacha al público rápido para el proceloso camino que los conducirá a sus moradas. Esta resumida la pieza al mínimo y lo que verdaderamente nos dejó impactados es que el tradicional pañuelo de la mujer de Otelo, aquel maldito pedazo de tela que termina por desencadenar la tragedia, ha sido sustituido por un oscuro maletín ejecutivo, ahora repleto de dólares. ¡Los verdes matan galán!
Pero antes de evaluar el depurado trabajo artístico plasmado en la producción de Ciane, es bueno recordar que, según Bloom, Otelo es la más aguda penetración de Shakespeare en cuanto a los celos sexuales masculinos y son una máscara del miedo a ser castrado por la muerte. “Los hombres imaginan que nunca podrá haber suficiente tiempo y espacio para ellos, y encuentra en los cuernos, reales o imaginarios, la imagen de su propio desvanecimiento, la comprensión de que los mundos seguirán sin ellos”.
El rítmico espectáculo carece de escenas estridentes, es casi coloquial, pero hace énfasis en la ambición, la venganza y la traición contenidas en pieza original, utiliza algunos códigos del teatro experimental que exponen las amplias posibilidades de articular el discurso escénico. Todo es muy transparente y sin mayores metáforas para que el público haga asociaciones y saque conclusiones. ¡Elementalísimo todo!
Podría decirse que esta versión de Otelo reitera cuales son las luchas por mantener el poder y el autoritarismo de personajes habilidosos, malignos, insaciables y dudosamente seductores entre sí, conducidos por la manipulación psicológica y emocional que se profesan a diario. Subraya el despótico carácter de esos uniformados enfrentados sobre el contexto de un mundo en el que están representados los apetitos de la carne, ambición, venganza, manipulación, maldad, así como la conspiración fría e insensible.
Con esta propuesta teatral, los integrantes de Ciane no pretenden reinventarse como artistas, sino por el contrario: su intención es mostrar las distintas posibilidades y definiciones que se pueden dar sobre un texto leído y releído y representado miles de veces.


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