martes, octubre 31, 2006

Una sagrada familia a la venezolana

Hay una aguda crisis económica en la sociedad venezolana, la cual afecta a todos los estamentos de su pirámide social. Vive un desgraciado malestar que desencadenó una espectacular oleada de violencia (asesinatos, asaltos, secuestros, invasiones, robos, etcétera) y un nunca antes visto desenfreno moral que se manifiesta en la pérdida de los valores morales y en la corrupción, no sólo en el sector político. Recordamos esto, que se palpa día a día, tal como se lee en los periódicos o se observa en la televisión, porque la joven autora Mailing Peña Mejìas ha podido llevar a la escena una buena parte de esa descomposición social por intermedio de su comedia farsesca Sagrada familia, según la discreta puesta en escena que realizó Luis Alberto Rosas, producida para el grupo Delfos por Denis Ayala, con el apoyo actoral de Meche Barrios, Francis Romero y Daniel Jiménez, además de la participación de Jorge Gómez Plazola.
Esta Sagrada familia ( su titulo conlleva una crítica socarrona) permite conocer y ponderar la saga de un trío familiar -José (Daniel Jiménez), María (Francis Romero) y la hija (Meche Barrios)- desesperado para no perder su status de clase media del cual ha disfrutado; pero este peculiar terceto en vez de buscar un trabajo o una actividad “legal” que le permita un ingreso financiero para cubrir sus gastos, opta por el camino de la delincuencia, el cual oscila entre la discreta mendicidad, los inverosímiles secuestros de un muerto y de una enferma anciana para robar sus supuestas fortunas, y llega incluso hasta coquetear con la prostitución y el proxenetismo de las dos féminas, además de los juegos ilícitos y el narcotráfico. En fin, la pieza cuenta y recuenta todas esas cotidianas peripecias de los vivos que tratan de sobrevivir a costillas de los demás. Y hasta concreta situaciones del más puro teatro del absurdo.
Sagrada familia sorprende por la agudeza de la crítica social que propone su discurso, bien hilvanado y con un toque de humor que revela el talento, hasta ahora desconocido de Peña Mejías, una teatrera intelectual que deberá seguir escribiendo. Este tipo de obra llega en el momento oportuno y hace una labor didáctica para los difíciles tiempos que se viven en el país, especialmente su clase media, donde se cuidan más las apariencias. La pieza es episódica y se centra en un sector muy especial, ya que en general ese estrato sufre, por lo que sus integrantes luchan para vivir primero y nos descender después, aunque a veces tienen que adoptar conductas maquiavélicas: primero el estómago y después.
El trabajo de Rosas es preciso para obtener el ritmo del espectáculo, así como la caracterización y desarrollo de los personajes, aunque debió ser más severo para que los tres personajes descollaran por igual. Las condiciones histriónicas, altamente farsescas, de Meche hacen placentera la performance escénica global, pero anulan a los personajes de Jiménez y Romero, quienes no pudieron superar sus desniveles.
¡Otra vez más, el teatro es un espejo fiel y doloroso de la sociedad que lo produce!

jueves, octubre 26, 2006

Eric Wildpret entre Elías y Vincent

A sus 38 años, el actor venezolano Eric Wilpret ya no sueña despierto ni tampoco se deja deslumbrar por las ofertas que le llegan de Hollywood. Cuando dejen de ser “simples ofrecimientos”, podrá estudiarlos y tomar así una decisión. Por ahora, lo que más quiere, después de culminar este filme de Elia Schneider, Des-autorizado, donde realiza nada menos que dos roles protagónicos, es volver a las tablas teatrales
-¿Por qué tanta pasión el por el teatro?
-Porque ahí me formé y lo hice teniendo como tutor al inolvidable director Carlos Giménez, el capo de Rajatabla. Bajo su vigilancia comencé en el Taller Nacional de Teatro. Fue una escuela excelente, la cual yo pude comprobar cuando hice unos talleres en el exterior, en México y en el Reino Unido. Yo, además, hice una carrera destacada en su agrupación y tuve roles importantes en varios de sus montajes, como El coronel no tiene quien le escriba, La tempestad, Despertar en primavera y Perr Gynt, entre otros. Creo que en el teatro es donde más feliz me he sentido. Y por supuesto que el cine es otra cosa. Y para el trabajo ahora.
Elías y Vincent es uno
Mientras esperaba que lo llamaran para el set de Des-autorizado, en la antigua y abandonada capilla de El Calvario, Eric recordó que está en el cine desde los años 90, cuando precisamente participó en el fime Un sueño en el abismo, del criollo Oscar Lucien, basado en la pieza teatral Con los fusibles volados de Rodolfo Santana. “Es que no puedo negarlo, pero el teatro me persigue y por eso, cuando culminen mis llamados para este filme de Elia, que seguiré estudiando el libreto que me ofreció Javier Moreno. Se trata de El mayor desconfiado, de Tirso de Molina. Hermosa pieza que haré, posiblemente, en enero de 2007.Tambien hay otras dos ofertas teatrales, pero, como las del cine, nada en concreto, hasta ahora”.
Recordó que después de trabajar con Lucien aceptó apuntalar sendas producciones internacionales, rodadas aquí en Caracas: El último corte y Maya. “Posteriormente hice Amor en concreto, de Franco de Peña; Manuela Sáenz, de Diego Risquez , y, la mas reciente es Elipsis de Eduardo Arias”,
-¿Por qué tanto éxito y tan seguido en el cine venezolano?
- No sé, quizás haya gustado lo que yo hago. Admito que también he tenido mucha suerte o que tal vez hayan ocurrido muchas cosas para mis trabajos en la pantalla hayan coincido uno tras otro. Pero la realidad no es así porque hay películas que yo hice hace tres o cuatro años y es ahora que se exhiben en Venezuela, como es el caso de Amor en concreto, de Franco de Peña, y ahora se exhibe casi que simultáneamente con Elipsis que es muy reciente.
-¿Cómo logra diferenciar sus trabajos actorales en el cine y el teatro, respectivamente?
- Son trabajos totalmente diferentes y lo digo yo por lo que mi formación es eminentemente teatral. Yo digo siempre que le soy infiel al teatro cuando hago cine, al cual pues considero como amante. Hago una película y regreso a una pieza teatral, porque eso es que lo me llena como ser humano y como intelectual. Y me gusta el teatro, entre muchas cosas, porque cuando uno actúa lo hace en tiempo presente, porque todo lo que se hace en el escenario está sucediendo en ese momento, tanto para el intérprete como para el espectador o el público. Pero en el cine no es así, porque se trata de una ficción de pasado que se hace presente.
-¿Qué pasa con sus dos personajes en Des-autorizado? ¿Como los va a construir para diferenciarlos, si se tiene en cuenta que hasta antagónicos son, según lo ha comentado la directora Schneider?
- Elías es un escritor o intelectual atormentado que vive una etapa crítica o un momento muy particular de su vida, porque ha perdido la fe y siente que no tiene ningún sentido el arte; él es de los que piensa que para que sirve escribir sino hay interlocutores que escuchen sus predicas. Él , precisamente, está escribiendo una obra y se siente forzado y no le fluye como debía ser. Toda esa rabia él la materializa en un personaje, Vincent, al que más fácil escribe o desarrolla pero al mismo tiempo es al que más rechazo le tiene. Y como Elías está viviendo una situación de rechazo y de mucha rabia, precisamente Vincent es el personaje que mejor le sale, que mejor plasma en el papel.
-¿Y cómo es Vincent?
-Es un ser sumamente estratégico, que piensa todo lo que dice y hace antes de tomar una decisión. Es sumamente cerebral y nada romántico, mientras que Elías es sumamente impulsivo y se deja llevar por las pasiones y las circunstancias en que se encuentra Vincent está mucho más armado y estructurado a nivel de personalidad y es mucho más de lo que esconde. Elías es un tipo desaliñado, con barba y pelo largo, y no le interesa el que dirán. Vincent es un ser de aristas agudas y se escode de los demás.
-¿Cuántos llamados tendrá para este largometraje?
- No sé, pero lo que si sé es que aparezco de principio a fin. Primero encarno a Elías con barba y pelo largo con el look que tengo ahora y despues me harán unos cortes y otros detalles de maquillaje.
-¿Cómo lo ha dirigido, hasta ahora, Elia Schneider, que tiene fama de ser muy exigente con sus actores?
-Afortunadamente ella trabaja en el cine como lo hace en el teatro. La mayoría de los directores de cine trabajan sin mayores complicaciones con los ensayos de los actores y de las situaciones, y con ellos la preparación del personaje es asunto de uno y los encuentros con el director son de intercambio. Con Elia es muy diferente, porque trabaja el guión cinematográfico como si fuese una pieza teatral , se trabaja escena por escena, se hacen ensayos. Se trabaja como si fuese un espectáculo teatral y eso para mí es estupendo porque vengo del teatro. Lo disfruto mucho.
-¿Cómo resumiría a Des-autorizado despues de todo lo que ha dicho y todo lo que ha ensayado?
-Paras hablar del filme donde estoy trabajando, debo recordar que Elia Schneider, directora de películas como Punto y Raya y Huelepega, busca retratar la importancia del arte por medio de su Des-autorizado. Ahí cuenta con un equipo de primera, como José Ramón Novoa, su esposo, en la producción general de José Ramón Novoa. Tiene un guión muy cuidado por Fernando Butazzoni y Rosa Clemente, y en la asistencia de dirección esta Joel Novoa Schneider. El público podrá juzgarla a mediados de octubre del próximo año.
El film muestra tres realidades que coexisten entre sí y se solapan unas con otras. Tenemos, en primer lugar, la historia de la misma Elia Schneider, escritora que constantemente reflexiona sobre el rumbo de su película. A su vez, existe Elías, personaje de Elia y escritor de la obra Amantes sin destino. Los personajes de Elías, amantes apasionados buscan salir de su obra para confrontarlo por no estar de acuerdo con el cambio de destino que les propone su director. Es una comedia

miércoles, octubre 25, 2006

Vimazoluleka 40 años despuès

Alguien dijo que cuando nos ponemos nostálgicos es porque hay una incoherencia entre lo que se vive con lo que se soñó o aquello que se propuso como futuro. Lo único cierto es que en menos de 30 días, aquellos espectadores que andan por la quinta década deben haberse bañado en muchos “caldos sentimentales y nostálgicos”, porque por la escena caraqueña han visto desfilar sendas obras que tienen un valor histórico y cultural: Tu país está feliz, del poeta brasileño Antonio Miranda, para festejar los 35 años de actividades del grupo Rajatabla, y Vimazoluleka, de Levy Rossell, como epílogo de su ejemplar ciclo de 17 lecturas dramatizadas, que este autor (nació hace 61 años en Coro) optó para atraer espectadores a la subterránea sala, en Parque Central, que ahora lleva su nombre.
Vimazoluleka es la primera obra que Levy mostró a sus compatriotas, la cual había escrito cuando apenas tenía 16 años. La ensayó durante dos meses y medio en un túnel que había al lado de la Galería de Arte Nacional, donde ahora funciona el Teatro Aveprote, que él ayudó a crear años más tarde. Pero fue en el Ateneo de Caracas, a partir del 18 de agosto de 1966, cuando hizo su primera temporada de 39 funciones. Después pasó al auditorio de la Facultad de Ingeniería y de ahí al Aula Magna, generando una reacción de público nunca antes vista. Se gana una beca, que él no pidió, para ir a estudiar a Nueva York y año y medio más tarde la monta en inglés en off Broadway y duró cinco meses en cartelera. Cuando retorna a Caracas la remonta durante los años 70, con actores como Luis Pardi, Julio Mota, Boris Chacón, Perla Vonasek, Elías Centeno, Igor Colina, Guillermo Dávila, Guillermo Carrasco, María Elena Dávila y Carlos Mata, quien entra ya al final, cuando se ensayaba para montar Godspell. Luego se remontó, años después, en el Complejo Cultural José María Vargas, en La Guaira, durante el último año del segundo gobierno del presidente Rafael Caldera y que ahora ha revivido con el ciclo de lecturas dramatizadas. Son 40 años de existencia y vigencia escénica nada desechables.
Le puso el título a su obra a partir de las primeras palabras de los nombres de sus más íntimos compañeros de estudios: Vicente Amengual, María Angelina Rodríguez, Zobeida Ramos, Luis Kolster, Levy Rossell y Carlos Hernández. Él se inventó ese fonema para darle así un título a una obra donde él honraría esa amistad y esa camaradería. Nació, pues, Vimazoluleka, una obra teatral de una época convulsa, tanto en Venezuela como en el mundo. “Son viñetas sobre mi país donde la nada y el por qué de esta nada es la unidad. No es una obra de teatro cualquiera, es antropología de la urbe caraqueña”, como él mismo lo reitera. Es una pieza en dos actos o 16 escenas, nueve canciones y tres situaciones de puesta en escena.
Se puede afirmar que es la respuesta venezolana al cambio teatral que se estaba dando en el mundo durante los años 60 y 70. Es una pieza que cambió la historia del teatro contemporáneo a lo cual se agregó Tu país está feliz. Un empresario haría un negocio redondo si la produce ahora. Un empresario teatral podría ganarse unos cuantos millones de bolívares si decide aupar un montaje con unas cuantas figuras del teatro y de la canción popular.

Las lecturas dramatizadas para salvar al teatro criollo

"Estoy feliz como pocas veces lo he sido. Concluí el reto que me impuse: las lecturas dramatizadas de mis 17 piezas teatrales. Lo que nunca me esperé fue la respuesta masiva de público y, además, el haber podido conocer a una nueva generación de actores de diferentes edades”. Así comenta Levy Rossell la culminación del ciclo de teatro leído en la sala epónima, ubicada en el sótano 1 de Parque Central.
Levy explica que sintió la necesidad de retribuir el gesto de que bautizaran esa sala con su nombre, y propuso una actividad que sirviera para iniciar esta nueva etapa de ese excelente espacio cultural y que además vinculara a la gente que lo ha acompañado durante los últimos 40 años de vida artística que tiene y para eso se inventó el “Ciclo de Lecturas dramatizadas” con 17 de sus obras.
Se leyeron 17 títulos durante 17 sábados, a las siete de la noche. Cada lectura se ensayó durante cinco días y en los casos de las piezas musicales se utilizaron pistas de la época. Comenzó el 3 de julio y terminó el 21 de octubre a los ocho y media de la noche. Participaron casi 400 actores entre los que audicionaron, y el elenco que se escogió finalmente. En Narváez, que era el único estreno, había 89 actores. Vimazoluleka, la última lectura, reunió 70, donde estaba la veterana comedianta y amiga Antonieta Colón.
La asistencia del público fue “excelente”, revela Levy. “Creo que el aforo de la sala se vendió casi en su totalidad, y estamos hablando de 250 butacas, a un precio de 3.500 bolívares y se puso ese precio porque creemos que una lectura dramatizada no puede tarifarse como si fuese una puesta en escena total. Es una cuestión de consideración con el público. La respuesta fue exitosa. Diría que las piezas con más público fueron: Como agua que corre, La Atlántida y Pinocho que alcanzó 400 espectadores”.
Necesidad del training
Explica que la abundancia de las lecturas dramatizadas en la actual cartelera caraqueña se debe, según su criterio, a que “el contacto con el público es una necesidad para el actor y el director y el creador de las obras. Esa necesidad del contacto con la audiencia, la cual no se puede realizar porque no hay salas suficientes, ni dinero para los montajes, nos obliga, como los atletas, a mantenernos en training y las lecturas son unas puertas que se abrieron para quienes no podemos montar obras ante una comunidad que nos espera y nosotros que lo estamos necesitando. Sin embargo, hay un ingrediente adicional. Yo sí creo que la gente sí se empezó a interesar por el texto teatral. Si bien es cierto que la proposición de la lectura dramatizada exige una especial calidad en su realización, creo que la lectura dramatizada más que una moda es un perfil del teatro venezolano, especialmente para aquellos a quienes les gusta oír la obra, escuchar y aprehender el contenido sin marearse por el espectáculo. Y por supuesto que las lecturas dramatizadas han sido una novedad para mí. Mi mayor sorpresa fue el inmenso volumen de actores que apareció atraído por la oferta del programa a realizar. Eso también revela la cantidad de personas que están desocupadas y que existe un amplio volumen de venezolanos interesados en informarse y capacitarse”.
Otros trabajos
Por ahora, Levy no seguirá haciendo lecturas dramatizadas. Proseguirá con sus talleres de nivelación actoral, cuya primera promoción de 120 alumnos ya culminó. Lo otro que está haciendo es dar clases de lectura de calidad, “porque creo que el mayor problema sociocultural que tenemos es que los venezolanos no sabemos leer”.
-¿Qué significa eso de que los venezolanos no sabemos leer?
-Es algo muy simple: no respetamos las reglas de la gramática, no respetamos los signos de puntuación y por ende no respetamos la prosodia. Y para demostrarlo basta ver la televisión con sus animadores que no saben hablar y peor es la forma como leen la publicidad. Pareciera que los venezolanos todos hablaremos al compás del regatón o como si estuviéramos leyendo mal un telepronter. Los presidentes de la República dicen petrolio y no petróleo, dicen tiatro y no teatro... y así es mejor no seguir señalando malhabladurías como esas. Y de hecho tengo a ciento y pico de alumnos en mi curso de lectura de calidad, entre quienes hay 25 profesionales.
-¿Cómo se enseña a leer?
-Nosotros no enseñamos a leer como tal, sino que nos enfrentamos al hecho de la lectura. Los participantes pasan al frente de la clase y comienzan a leer. Todo el mundo señala los errores y no los aciertos, porque lo lógico es que los haya, si es que aprendió a leer en la escuela primaria y ahora lo que está es descubriendo las fallas. Es un proceso lento donde las personas entran para tomar conciencia de que la mayoría de los venezolanos no sabemos leer.
-¿Si no se sabe leer, no se sabe hablar?
-Es lógico. La buena lectura es aquella donde, cuando tú lees, lo haces como si hablaras en una conversación normal, fluida y respetando todas las normas. Pero si hablamos peor de lo que leemos, ¿cómo podemos leer bien? De esos problemas culturales provienen otros tan graves que prefiero no recordarlos aquí.

viernes, octubre 20, 2006

Elia Schneider rueda "Des-autorizados"

Des-autorizados, el tercer largometraje de la directora venezolana Elia Schneider, comienza a rodarse este domingo en la Cota Mil, entre las 7:00 de la mañana y las 2:00 de la tarde, con una serie de secuencias sobre una marcha donde estarán unos 78 personajes de varias de las obras de teatro que ella ha montado, además del elenco de este nuevo filme, cuyo estreno será a finales del año próximo o a principios de 2008.
Los fondos para hacer este largometraje salen del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) e Ibermedia y su producción tiene un costo aproximado de 800.000 dólares, sin embargo estas dos entidades sólo ponen una parte del total de la producción. En este caso, para Des-autorizados existe una coproducción entre Colombia, Perú y Venezuela. La música de la película la compondrá el argentino Oswaldo Montes, mientras que el director de postproducción y editor es Fermín Branger. La edición y el copiado serán responsabilidad de Xenon Films y Futuro Films.
Orígenes
Elia Schneider estudió cine en la Escuela de Educación Continua de la Universidad de Nueva York, pero antes se graduó como directora de teatro en el mismo claustro. Su gran aprendizaje, el práctico, comenzó y ha proseguido al lado de su marido José Ramón Novoa como productora de los filmes que él ha dirigido: Agonía (1984), Sicario (1996), Oro Diablo (2001) y El Don (2005). Ella se dio a conocer como directora con los largometrajes Huelepega (2000) y Punto y raya (2004). Además del actual rodaje de Des-autorizados, tiene ojos y cerebro puestos en la preproducción de Un lugar lejano, cinta que Novoa dirigirá en 2007; en The Unfit, fantástica película sobre la creación de una raza superior en Los Ángeles, y en The Taxi Dancer, sobre la primera etapa de la vida de Rodolfo Valentino.
Cuenta que llegó al cine por el teatro, porque desde niña sus historias las contaba a través de imágenes.“Comencé a desarrollar mi lenguaje escénico utilizando mi grupo Teatro Dramma, porque mis montajes estaban basados en la acción y la música más que en el texto, porque mi búsqueda estética tenía que ver con las metáforas de la imagen en movimiento. Sentí necesidad de explorar el pasado y el futuro y ahí surgió el cine como posibilidad. Entendí que tenía que plasmar la escena en algo que tuviera esa condición y que después de varios años la podía ver cuantas veces fuera. El cine tiene esa característica, es como algo que perdura; sin embargo, mi gran pasión sigue siendo el teatro, no hay nada que lo iguale. A la vez que todo esto sucedía comencé a ayudar a Novoa, mi actual compañero y esposo durante 27 años, en la producción de los cortos El Gran Mundo y Pedro Navaja. Ésa fue la mejor escuela, ya que producir en Nueva York es un gran reto por lo competitivo del medio. Luego vinieron más cortos que produje y en 1980 fundamos Joel Films y dirigí mi primer corto en Venezuela, Tierras prestadas . Me gradué como psicóloga en la Ucab e hice mi tesis de grado sobre cómo la reforma agraria generó cambios en la conducta social del campesino. Como me interesó tanto el tema quise llevarlo a un corto documental y eso hice. El corto fue invitado a varios festivales como el de Leipzig y La Habana. También me hizo descubrir que me interesaba acercarme a estos temas sociales que luego desarrollé en otras películas. Se aprende en la marcha”.
Fundó Teatro Dramma para explorar temas distintos que le tocaban muy de cerca, como la soledad, la incomunicación, la desesperanza etcétera. “Creo que ambas cosas se unen y hoy en día cuando analizo el porqué de cada cosa me doy cuenta que mis padres fueron sobrevivientes del holocausto y eran seres excluidos, marcados por el dolor y la soledad. Sin embargo me inyectaron una gran fuerza al ver cómo se levantaron de todo eso como si nada hubiera pasado”.
La película
"Des-autorizados será una historia que sucede toda en la imaginación de una escritora. En este caso soy yo misma quien escribe la historia de Elías, otro escritor que tiene conflictos con su arte y que además escribe una obra de teatro que Oscar, su productor, termina vendiendo a un mercenario que hace cambiar el argumento y con eso el destino de sus personajes. Federico y Nina, que son amantes y personajes de esa obra, salen de la obra de Elías para confrontarlo y pedirle que los deje existir. Son tres historias solapadas en una y no hay nada que sea real. Al final no se sabe si Elías es real o es fantástico y si esto existió o es un producto de la imaginación, lo que sí sabemos es que la única verdad es la que imaginamos. Creo que el género de esta película es difícil definirlo pero se acerca a una comedia dramática-fantástica y de ideas y reflexiones sobre la vida”, puntualiza Elia Schneider.
Con relación al elenco, Elia reconoce que tiene a uno de los actores más destacados del teatro venezolano: Eric Wildpret, quien en este caso interpreta dos papeles: Elías y Vincent , el esposo de Nina. “Estoy maravillada con este actor, creo que tanto su actitud como su talento y su trayectoria lo ponen en un primer lugar en toda la región latinoamericana. También tengo a dos destacados actores: Juan Carlos Alarcón, con quien siempre había querido trabajar, y Dad Dager con quien he compartido otros proyectos de teatro. La protagonista de la película es Samantha Dagnino, tiene 18 años y es cantante de rock. Ella ha demostrado ser una de las alumnas más talentosas que ha pasado por mis talleres, y da la casualidad que el personaje que interpreta es muy abordable para ella, aunque ha hecho cine en otras oportunidades, éste será su primer gran reto ya que es el primer personaje que interpreta y que lleva casi toda la historia sobre sus hombros, estoy segura que lo hará maravillosamente. La coproducción con Colombia la cubro con Rafael Uribe (Punto y Raya, Cyrano, Elipsis). También hay 75 alumnos de mis talleres de actuación que participan como personajes de mis obras de teatro. Otra de las cosas que merece destacarse en esta nueva producción es que existe un grupo de tres chicas : Aisha Stambouli, Minerva Borjas y Mariana Socorro, Las Desestresadas, que cantan al estilo años 60, de forma irónica y divertida y entrelazan la historia, son como unas trovadoras que comentan y critican a Elías”.
Cineastas des-capitalizados
Para Elia Schneider la nueva reforma de la Ley de Cine decidirá gran parte del destino de éste. “Mientras no existan los incentivos como existen en varios países de ‘alta cinematografía’, como Argentina, Francia y España, donde se realizan cerca de 150 películas por año, no creo que podamos avanzar mucho. Es fundamental que el Presidente de la República tome cartas directas en el asunto y que se asesore con la gente que hace cine verdaderamente y que conoce muy de cerca los avatares y obstáculos que se deben superar. También es fundamental cambiar la forma de apoyar las películas venezolanas. En el caso de Punto y raya se facturaron 900 millones de bolívares en la taquilla; de ahí se sacaron 575 millones para los distribuidores y exhibidores, otros 90 millones fueron para el Impuesto al Cine y 179 millones se utilizaron para lanzar la película. Nosotros quedamos des-capitalizados con una deuda muy grande que aún estamos pagando y alrededor nuestro todo el mundo se enriqueció con nuestra película. De esta manera es muy difícil estimular el cine nacional. Creo que la nueva reforma de la ley debería apuntar a dar prioridad a estos problemas y apoyar los esfuerzos de los cineastas venezolanos. Sólo así podremos tener una cinematografía nacional sana y relevante”.
Finalmente, admite que en Punto y Raya trata el tema de la intolerancia. Huelepega es el problema de la exclusión y la pobreza, y Des-autorizados es una reflexión profunda sobre la vida y sus porqués, sobre el arte y la verdad de las cosas. “Creo que apunta a una búsqueda más personal sin dejar de lado mi interés por los problemas sociales que siguen manifestándose en mis próximos guiones”.

miércoles, octubre 18, 2006

Trastos viejos y su metáfora a la venezolana

El grupo teatral Rajatabla sobrevive a su director-fundador Carlos Giménez y resiste dando ejemplo desde la escena. En la Sala Anna Julia Rojas presentó el montaje "arqueológico" de Tu país está feliz, el mítico poemario de Antonio Miranda, con el cual comenzó su periplo artístico, aquel 27 de febrero de 1971.Y en su sede montó Trastos viejos, atormentada pieza de Javier Vidal (Barcelona, 13 de abril de 1952), puesta en escena, con mucha dignidad, por José Domínguez (Florencia, 1957) y apuntalada en las actuaciones correctas y estrujantes de Germán Mendieta (Coro,1960) y Francisco Alfaro (Madrid, 1950), además del discreto debut de Demis Gutiérrez (Coro, 1977).
A Trastos viejos le hemos seguido la huella desde el siglo pasado. Su autor Vidal quería que se la montaran y fuera disfrutada sanamente. Creemos que no sólo valió la pena que Rajatabla la produjera y la escenificara ahora, con aceptable producción artística (a cargo de Gerardo Luongo), sino que la pieza maduró convenientemente y se hizo más actual, más contemporánea o sea que se contextualizó, se materializó en medio de este clima de inseguridad que azota a Venezuela. ¡Nunca una pieza teatral fue tan precisa y tan oportuna como esta!
Pero para meterle los dientes del cerebro a Trastos viejos -escrita en 1998 y ambientada en la Caracas de 2000- hay que saber o conocer al menos lo que significaron los horrores de la Guerra Civil Española (1936-1939), con un millón de muertos, sin contar los que perecieron en los campos de concentración nazis, además de aquellos amargos años de la posguerra o de la victoria y el incipiente desarrollo que impuso la dictadura franquista hasta que "el Caudillo de España por la gracia de Dios" se fue de cacería en 1975, dejando, sin embargo, las cosas del Estado muy bien atadas, con rey y descendientes como para que no haya duda alguna. De toda ese valleinclanesco drama hispano se lograron salvar, entre otros, dos: Floreal y Eusebio, patéticos personajes que el catalán y caraqueño Vidal ha regalado al público venezolano como un pícaro espejo de hojalata para que se mire y se dé cuenta para donde van las cosas o cómo es que se vive ahora... sin que oficialmente se haya declarado una conflagración interna.¡Horror!
Sí, eso es lo que nosotros deducimos del fragor de Trastos viejos. Texto que rememora las peripecias existenciales de dos españoles que les correspondió ser carne de cañón en la guerra cainítica de republicanos y nacionalistas, quienes se salvaron de las garras de los nazis y al emigrar a Venezuela pudieron trabajar, formar sus familias y hasta envejecer en medio de una paupérrima soledad, mientras les llega la muerte violenta -la que reciben sin juicio alguno y es provocada por una descomposición social que nadie quiere asumir- y se convierten en fríos y rojos números de las estadísticas de una criminalidad que supera a los mismos partes de esas zonas del planeta donde hay guerras declaradas.
Trastos viejos -el montaje número 99 del colectivo en sus 35 años de quehacer teatral- creado a partir de sagas de hechos reales, como lo ha revelado Vidal, plasma el último día en las vidas de Floreal (Francisco Alfaro) y Eusebio (Germán Mendieta), viudos y acompañados con sus recuerdos, luchando con una nueva guerra, con otro campo de concentración que los obliga a seguir sobreviviendo. Pero un tercer personaje entra inesperadamente en escena: Wilmer (Demis Gutiérrez), hijo ilegítimo de Floreal con una cocinera negra, cuya adición a las drogas obliga a su progenitor a tomar una drástica decisión, tras lo cual irrumpe el violento final, no tan insospechado, sino más bien obvio, diríamos nosotros. Los tres viven en una barriada y una especie de escuadrón de la muerte o sicarios del mal les cobra la osadía de haber vivido tanto. Aquí el escritor optó por las muertes trágicas para hacer más dura y más realista su prédica, cual si fuese una reseña en la página roja de un diario capitalino, como Últimas Noticias.
Abundan los comentarios con respecto a Trastos viejos. Para nosotros es una sórdida viñeta sobre la sociedad venezolana, conformada íntimamente por criollos y los inmigrantes que siempre llevan consigo la nostalgia de sus paises. Nosotros vemos en esta pieza, gracias al trabajo de los actores y demás involucrados, un alerta sobre la microguerra civil que azota a Venezuela. ¡Otros se quedaran en el mero disfrute de la anécdota, porque el público es libre hasta de engañarse, como los avestruces!

martes, octubre 17, 2006

Entre secretos y brujas

En la literatura dramatúrgica venezolana el tema de la homosexualidad entre las mujeres es casi inexplorado o semivirgen. La última pieza teatral con personajes de esa conducta sexual que vimos y reseñamos fue en octubre de 2000. Era Secreto a voces de Maria Antonia (Toti) Vollmer, montada por Gerardo Blanco y con las actuaciones de Claudia Nieto, Aura D´Arthenay, Bélgica Delón, Johanna León y Odra Rumbos; hizo una breve temporada en la Sala Horacio Peterson. Recordamos esto porque durante los años restantes el lesbianismo o el tribadismo no había asomado sus poéticas y hasta exóticas narices en ningún otro escenario de Caracas, salvo la semana pasada cuando el director-productor Héctor Manrique se atrevió a escenificar, en la Sala 1 del Celarg, a la pieza internacionalmente conocida como Brujas, del español Santiago Moncada, pero versionada por el argentino Luis Agustoni.
¿Por qué los dramaturgos criollos –para no aludir a los foráneos- no han sido muy dados a escribir sobre la temática de las tribadas, pero si han acentuado con piezas sobre la homosexualidad masculina? Creemos que eso obedece a míticos tabúes culturales, pero si hay excepciones como los venezolanos Gilberto Pinto, Rodolfo Santana y Xiomara Moreno, quienes, entre los años 70, 80 y 90, pergeñaron sendos textos como La buhardilla, The place y Último piso en Babilonia; ahí denunciaron desde el proxenetismo a que están sometidas dos lesbianas, hasta un crimen pasional durante una boda de dos mujeres, incluyendo una oda existencial ante la soledad en que se debaten una bailarina y su "marido": otra fémina que trabaja de celadora. Con Secreto a voces se amplió esa singular bibliografía de literatura teatral y además se brindó a los escasos espectadores caraqueños la posibilidad de acercarse inteligentemente a esa ventana socioteatral e intentar ponderar situaciones humanas y además más frecuentes de lo que se imagina la audiencia.
Hay que recordar que Secreto a voces -permitió que su autora, la libretista Toti Vollmer (Caracas, 1967) ganara un concurso de dramaturgia del grupo Bagazos- es una saga breve, en clave de comedia, de una liberal artista plástica, Sofía, quien convoca a sus cuatro amigas de estudios, todas ya en los 30 años y quienes ahora solamente tienen de común sus inolvidables vivencias cuando eran adolescentes, para informarles y pedirles su opinión, pues a esa persona perfecta que ella siempre buscó y que por fin encontró y con quien vive además un tórrido romance es otra mujer. Tal confesión genera un lógico escándalo entre sus antiguas compañeras de estudios, algunas felices y otras desengañadas por las consecuencias de sus conductas heterosexuales. Estallan las recriminaciones de parte y parte, y cada una de ellas trata de reflexionar sobre la verdad de sus relaciones íntimas y sí han alcanzado la felicidad o están en vías de obtenerla. Pero todo se corta o se pospone ese encuentro catártico-donde es hermoso el despliegue de la auténtica amistad por encima de las diversidades de criterios- porque una criatura llega al mundo y su madre, una de las preocupadas damas que sufre por la confesión de la neolesbiana, tiene que ser llevada de urgencia a la maternidad.
Por supuesto que Secreto a voces deja en la audiencia una serie de preguntas o interrogantes muy serios que cada espectador(a) con su pareja o su grupo de amistades tendrá que responderse, ya que ahí no sólo se alude al tríbadismo sino que también se analizan las otras conductas sexuales posibles entre los seres humanos contemporáneos. La autora (casada y con tres hijos) desnuda los mecanismos socioculturales que imponen un comportamiento erótico y prohíben otros, sin advertir que ninguno es la clave o el pasaporte para la verdadera felicidad y que en ocasiones significa la ruina en todos los sentidos. Es, pues, una pieza de ideas, muy seriamente propuestas, aunque utilice el juego cómico, y dignas de ser analizadas, ya que esos temas tienen a mujeres y hombres con las cabezas y otras partes calientes desde hace más cuatro mil años.
En cuanto a la argentina-española Brujas hay un encuentro de cinco señoras, ya en los 40 o picando para los 50, que mantuvieron una exhaustiva amistad durante un internado regentado con monjas. La dueña de casa y anfitriona reúne a sus cuatro amigas para preguntarles, en medio de un retorcido y complejo proceso, porque una de ellas se está acostando con su esposo. Estalla la alarma y gracias a las champañas y la sugestiva terapia del juego de la verdad se destapa que una de ellas es lesbiana, que mantuvo relaciones con una monja y con una de las damas ahí presentes. Cunde la curiosidad y sin mucho esfuerzo todo se descubre: la señora no heterosexual es la que se acostó con el marido de la ex compañera de internado, ya que ella, la lesbiana, quería así llegar, por esa sórdida carambola erótica, a donde la otra, porque siempre estuvo enamorada de ella, pero nunca pudo jamás consumarlo.
De verdad que el argumento de Brujas es tan enredado o tan retorcido que hasta se llega a dudar de su verosimilitud o de la sanidad mental de todos los personajes, aunque es explicable porque el autor Moncada escribió esa obra en 1975 y debe haber visto o conocido situaciones reales propios de una sociedad atormentada como fue la española durante el régimen franquista, donde eso y mucho más era posible, pero se disfrazaba por el temor del escenario publico y algo más.
No hay, pues, plagio ni asomo de copia entre la pieza de la criolla Vollmer y la obra que ahora el director-productor Manrique ha escenificado, utilizando además a unos figurones de actrices, tales como Gledys Ibarra en el rol de la marimacha robamaridos y patética jugadora de un asombroso billar a tres bandas para hacerse a la idea de que “coronó” a la amiga; Beatriz Valdés, Lourdes Valera, Sonia Villamizar y Eulalia Siso, completan ese quinteto de fieras o de brujas del teatro, porque sí se saben todos los recursos y los aplican con sabiduría, además son mujeres que han vivido y saben unos cuantos secretos de esos que no enseñan en las escuelas. Ellas, para nosotros, son la salvación del espectáculo, porque por ellas se soporta todo ese enredo que se hace tedioso. ¡Ah... también son bailarinas adultas de esa coreografía que el director-productor les montó para que se movieran diestramente en el escenario con sus supertacones!
No se le puede negar el humor canallesco de Brujas, ese que convierte al ser más atormentado de la pieza, la lesbiana Dolores en la mala de la partida, en la robamaridos, en una asesina más de la amistad. Tiene hasta un cierto tufillo homofóbico, pero la grandeza del teatro que desarrolla Gledys Ibarra hace que su personaje salga al menos satisfecho de haber copulado aunque sea por transpuesto. Siempre hemos puesto el ojo en esta profesional por sus naturales condiciones histriónicas y así se lo dijimos a ella, hace dos años, durante en unas vacaciones en Miami. Del resto del elenco hay que resaltar, por supuesto el trabajo de Beatriz Valdés, la veterana de las veteranas, ya que ella de por si es un espectáculo con la puta, con principios profesionales, que encarna.
Creemos que Brujas será un exitoso teatro comercial por su temática, nada frecuente, y por el desempeño actoral, además de que es un montaje pensado en el público femenino, abundante altamente sensible y mucho más con lo que ahí se exhibe.

sábado, octubre 14, 2006

Miranda,el otro precursor

Antonio Lisboa Carvalho de Miranda, más conocido como Antonio Miranda, es un poeta brasileño que se convirtió en personaje clave para la historia del teatro venezolano. Como autor del poemario Tu país está feliz, el cual al ser teatralizado y exhibido en el Ateneo de Caracas, el 28 de febrero de 1971, lanzó a la fama al director argentino Carlos Giménez (23 de abril de 1946/ 28 de marzo de 1993) y su agrupación Rajatabla. Sin su participación la saga cultural habría sido otra, sin lugar a dudas.
Tu país está feliz
Miranda (5 de agosto de 1940), que regresó a Caracas recientemente para presenciar la reposición de Tu país está feliz, recordó que su primera visita a Venezuela fue en 1966. Huía de la dictadura militar, que se había instalado en su Brasil desde 1964. Llegó como un “auto exiliado” y gracias a una generosa beca, otorgada por la Universidad Central de Venezuela, se integro en las discusiones y acciones estudiantiles, culturales y políticas de la época. Llegó a ser elegido representante estudiantil para el consejo de la Facultad de Humanidades. Empezó a escribir poemas en español como forma de abreviar su relación con el público y publicó dos títulos de poemarios en ediciones alternativas, fuera de mercado. Convenció a su amigo Eduardo Gil para organizar el Primer Festival de Poesía y Canción de Protesta, en la Sala de Conciertos de la UCV, en 1969, donde participó, la que ese entonces era poco conocida, Soledad Bravo. Casi lo sacaron de la programación por culpa de mi acento extranjero, pero la lectura pública de sus poemas Rescate de Cristo y Tu país está feliz fueron consagratorias y mudaron el espectáculo a la Universidad de los Andes.
Esos “triunfos” lo animaron a montar el espectáculo Tu país está feliz. Gracias a su amigo, el estudiante Gustavo Gutiérrez, conoció a Xulio Formoso en 1970 y de inmediato empezaron la producción de las canciones. Los ensayos eran en la Biblioteca Pública Paul Harris, de California Sur. Y ahí apareció Carlos Giménez, porque Gustavo insistió en buscar a un director con recursos técnicos capaces de lograr la dramatización pretendida, ya que ningún otro de los directores que Miranda invitó aceptaron el desafío.
Cuenta Miranda que Carlos Giménez era como un rey Midas y al aceptar la dirección de Tu país está feliz le dio el toque mágico a través de la mis-en-scène que faltaba al espectáculo. “Teatro es una conjunción de creaciones, una creación colectiva e híbrida o de integración de las artes. En nuesto caso, de la poesía, la música y el teatro. Yo había conocido a Carlos en el Ateneo, por intermediación de Gustavo y todo se nos facilitó porque yo era miembro de la directiva ateneista como representante de la Biblioteca Nacional. Carlos tenía reservas al principio pero luego se entusiasmó y su participación fue decisiva en el proyecto. Tanto para nosotros como para él mismo quien, con base en el éxito del montaje, creó al grupo Rajatabla”.
Miranda participó en la fundación de Rajatabla pero su participación como autor era más limitada. “Carlos montó mi texto Jesucristo astronauta: auto sacramental sobre lo profano y lo divino, en 1972.Sentí que debería seguir otro camino y regresé a Brasil para hacer un postgrado. Antes estuve en Bogotá, donde organicé el grupo Renovación y presenté en el Teatro Popular de Bogotá (TPB), el espectaculo Calzoncillos con nubes o si prefieren SOS Colombia y causé alguna alarma en el sector gubernamental. Pasé por Lima, donde el grupo Cuatro Tablas, dirigido por Mario Delgado ( ahora tiene 59 años de edad), presentaba la versión peruana de Tu país está feliz. De Brasil seguí para Inglaterra para una maestría y después el doctorado”.
El bardo
Para Miranda la poesía ha sido su única compañera en la vida desde muy temprano, desde los 9 años de edad. Al final de los 50, en Río de Janeiro, se convirtió en un activista de la poesía visual, la cual practica todavía como se puede ver en su página web (www.antoniomiranda.com.br). Desde niño frecuentó el teatro y buscó caminos alternativos para su poesía, bien en exposiciones en galerías de arte, lecturas públicas, cine y, por supuesto, la escena teatral. Ahora trabaja con la Internet.
Laboró en sistemas de información con el gobierno brasileño hasta que entró a la Universidad de Brasilia, en 1978, y llegó al punto máximo como profesor Titular en Ciencia de la Información. Ha publicado más de 30 libros, dos docenas de ellos de poesía y novelas, siempre en portugués pero con ediciones traducidas al castellano, como los poemarios Perversos y San Fernando Beira Mar , este último publicado en Buenos Aires, en 2005.
En deuda
No está satisfecho por lo conseguido con el arte y con la vida hasta ahora. “Como digo en Tu país está feliz, persigo la imagen que hice de mí y siempre estoy en deuda conmigo.Escribo compulsivamente, todo el tiempo y no estoy satisfecho. Buena parte del dinero que gané con el montaje de Tu país está feliz lo reinvertí en el grupo y en la publicación de 11 ediciones de ese poemario. Solamente en Brasil he tenido un editor para dos ediciones por su cuenta y riezgo.Y ahora mismo acabo de donar mis derechos autorales para Rajatabla para que hagan una edición modesta, sería la décimosegunda edición. Aún espero que un editor venezolano se anime a publicar alguno de mis libros”.
Actualmente vive con un sueldo de la Universidad de Brasil, además tiene unos ingresos por consultorías y charlas internacionales. “Puedo jubilarme cuando quiera pero prefiero seguir trabajando, a pesar de que jubilado continuaría con los mismos benefícios, pero es que el ambiente académico, dictando cursos y orientando investigaciones, me ofrece una sobrevida intelectual, necesario para seguir activo y vivo”.
Versión 2006
Antonio Miranda dice que la reposición de Tu país está feliz, hecha por José Domínguez, en cierto sentido, ha sido una restauración. “Carlos Giménez había hecho muchas alteraciones, ampliado el número de actores, modificado escenas y metido utilerías según las versiones que presentava en diferentes lugares, con diferentes elencos. Hasta la versión de 1984, en cierto sentido “pop”, que pretendía “actualizar” los textos y las imágenes. Dominguez ha investigado y mantenido lo que era esencial, inclusive el poema “Autobiografía tardía" que yo escribí a pedido de Carlos dos meses después del estreno, y eliminó los poemas “religiosos” y la canción “Cronos" (que está en el disco). En cierto sentido, la versión de 2006 es limpia, objetiva, con un cuidado técnico más riguroso que en versiones anteriores y a mí me convenció plenamente. Los “muchachos” están sensacionales y seguramente van a mejorar con las presentaciones porque tienen las condiciones y la motivación, además de su preparación profesional en Rajatabla con talleres y cursos. Yo me identifiqué mucho con el grupo y con la voz de Jesus Vieira y la segunda guitarra de Jerry Maneiro que dieron más densidad y profundidad a las composiciones de Xulio Formoso. El montaje peruano de Tu país está feliz, por Mario Delgado, dio lugar al grupo Cuatro Tablas que, a ejemplo de Rajatabla, es ahora una institución teatral estable. Las versiones venezolana y peruana se han presentado, con mucho impacto, en diferentes países y, 35 años después, aún repercuten. Basta que el lector haga el ejercício de entrar en Google con el nombre del espectáculo para ver textos y fotos en páginas web y blogs en Brasil, Venezuela, España, Estados Unidos de América, Italia, y en toda parte.Muchos de los poemas han sido traducidos al italiano, inglés, polaco, alemán, y hasta al quechua.He vivido, he trabajado, tengo una obra”.

miércoles, octubre 11, 2006

Pareja de ancianos príncipes azules

No todo lo que brilla es oro y en el caso del espectáculo teatral Príncipe azul, basado en la pieza del argentino Eugenio Griffero (Buenos Aires, 1936), hay que dejar claro que lo importante de ese excelente trabajo artístico, lo trascendente, más allá de los actores Roberto Moll y Marcos Moreno, aplomadamente dirigidos por Francisco Salazar, no es sólo ese epílogo dramático y desconcertante de la estrujante historia de amor homosexual que a ellos les ha correspondido representar, sino lo que esa situación final significa o pretende transmitir al espectador.
Porque este Príncipe azul es una pieza con una metáfora o con un mensaje capaz de ser descodificado y asimilado por el receptor, pero también es un fino show escénico que atrapa por la calidad profesional conque ha sido realizado bajo la égida de Francisco Salazar, un veterano director quien admite que su mayor preocupación fue “el subtexto... un ping pong en el que yo propongo y los actores indagan, tratando de que aparezca una fibra sensible; más que una demostración de actuación”.
Príncipe azul es un breve montaje que muestra el encuentro de dos personajes, Juan y Gustavo, encarnados, respectivamente, por Roberto Moll (56) y Marcos Moreno (46 ); una pareja de ancianos, con 66 años cada uno, que prometieron volverse a ver hace 50 años, después de haber mantenido unas relaciones amorosas tan intensas que tuvieron pánico de proseguirlas, teniendo en cuenta el contexto familiar y social de esa revuelta época de sus adolescencias. Medio siglo después, Juan es un mediocre actor de tercera, un sórdido personaje que ha vivido como quiso y como pudo, que no le queda vergüenza de los hecho ni de lo no hecho, mientras que Gustavo, recuperándose de un ACV que le dejó afectado el lado derecho de su cuerpo, es un respetable jurista con mucho poder, abuelo, pero amargado por todo lo que pudo hacer y no tuvo tiempo o no quiso hacerlo; un burgués, en todo el sentido del término, que se aburre por no tener nada que lo preocupe, salvo la salud, y cuando rememora aquellas cosas que no pudo adelantar y debió abortar, tal vez la ruptura de su romance con Juan.
El espectáculo, con una depurada y bien estudiada escenografía- un banco de parque en las inmediaciones de un playa- de Edwin Erminy y una iluminación precisa y al estilo de Carolina Puig, tiene como inicio sendos monólogos de presentación, el de Juan el histrión, y el de Gustavo el enfermo y amargado; después viene el encuentro que ellos pactaron medio siglo antes, pero ambos aparentan no reconocerse y ahí se palpa no sólo el desencanto de los ex amantes, sino el amargo aceptar de la vejez que los ha hecho desconocidos para los ojos del cuerpo y la dolorosa y patética aceptación de que ambos son perdedores, porque sus vidas se enrutaron y llegaron a metas no anheladas.
La entrega de los interpretes, el desenfado conque abordaron a sus complejos personajes y la forma de asimilar la historia de los mismos, hace que sus personajes fluyan con naturalidad y con mucho humor por parte del personaje de Moll, ese Juan que ha sido el menos perdedor en su periplo vital; mientras que el otro, el Gustavo de Moreno, transmite toda su frustración y un tanto de ira no sólo por lo que no hizo sino porque se atrevió a cumplir la cita, precisamente él, él más seguro y él supuestamente ganador en la vida.
Príncipe azul es una clara advertencia sobre cómo los roles sociales rígidos pueden llevar a la traición de los más auténticos y vivos sentimientos. Es una versión más de aquello que enseñó el poeta: el hombre mata lo que más ama.
Pero lo más interesante, o sea la lectura política, es que se trata de una pieza, estrenada en la capital argentina hacia 1982, que hace parte de toda una producción de textos y montajes con claves del grotesco y con elementos simbolistas con los cuales los intelectuales y artistas argentinos, hondamente comprometidos en la lucha contra la dictadura militar trataban de llegar a su público y obligarlo a pensar, a ver más allá de las imágenes y entender el trasfondo de sus diálogos. Ellos y ellas querían hacerle tomar conciencia a la sociedad entera de las desgracias en que habían caído y arruinado moral y económicamente a la nación por la presencia de “los gorilas” en el poder político y económico, además de las torpes actitudes guerreristas o belicistas que iban a culminar con la invasión a las islas Malvinas y la réplica mortífera del Reino Unido.
Y la verdad es que todo eso sirvió o al menos ayudó para lo que vino después: los generales pactaron su retiro, regresó la vida democrática y al parecer la sociedad civil ha logrado blindarse, hasta ahora, de la presencia castrense. Nadie puede negar que en esa nación sureña los intelectuales y artistas ganaron una... y bien grande con sus armas.¡Ojalá que cunda su ejemplo en este y otros continentes!
Príncipe azul es un espectáculo que enseña muchas cosas, especialmente que los seres humanos tienen un hoy y más nada, que el futuro o el mañana es una utopía y que hay que construirla y disfrutarla cotidianamente, sin dejar cosas para después.
Por supuesto que los espectadores pueden sacar sus conclusiones a partir de la cultura y la sensibilidad que disfruten, pero difícilmente no se conmoverán del dramatismo, un tanto novelesco, del argumento, porque que el hecho que dos seres humanos se conozcan, se entreguen y después tengan miedo de sortear los obstáculos es un asunto común y corriente, lo novedoso,en este caso, es la cita y lo que el tiempo pasó o hizo con los antiguos amantes, homosexuales en esta historia, porque también podrían ser una pareja heterosexual.
La lección de vida que propone el autor es tan obvia que nosotros opinamos que este Príncipe azul, pieza construida inteligentemente por un reputado médico psicoanalista, para mostrarle a sus compatriotas como el fascismo y el idealismo romántico anidan en cada hombre y como los fragores de las vida pueden hacer que lo malo se le encime a lo bueno, que lo que hoy repudiamos o amamos mañana se transforma en nuestra bendición o en nuestra desgracia. Lastimosamente, y de ahí está la debilidad de todos los seres humanos, lo vivido no tiene marcha atrás. Y lo que único que se puede hacer es pedir perdón y aceptar que nos equivocamos o que nos faltó prudencia para sopesar las situaciones en que nos correspondió actuar. Un arrepentimiento aligera la culpa.¡El teatro si tiene segundas partes, pero la vida jamás!
Nunca es tarde
Este Príncipe azul (1982), que hace sus últimas representaciones en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, pero después continuará en otro salón de la ciudad, es el texto que más ha popularizado a Eugenio Griffero, por la simpleza de su trama y la densidad de sus contenidos, además de ser una pieza emblemática del teatro argentino que desafió a la dictadura militar de los años 80.Este autor antes se hizo conocer como escritor de relatos breves, pero es hacia 1974 cuando se estrena su opera prima, el monólogo Sanduche, que le permitió convertirse en uno de los mas más importantes de la generación del 75. Para los analistas argentinos,quienes han podido ver toda su teatro, este dramaturgo está ubicado en un universo temático de horizontes contemporáneos que lo hermanan o lo ubican dentro del absurdo que cultivaron Beckett e Ionesco,por aquello de los temas de la incomunicación,el desencuentro, los miedos a la muerte, a la libertad y al libre albedrío. En el programa de mano de esta depurada producción caraqueña (un trabajo de Yoyiana Ahumada, Rolando Padilla,Tulio Cavalli e Italo Silva) se afirma que el teatro de Griffero va más allá del absurdo radical, y al indagar en las posibilidades del lenguaje, según las palabras del crítico argentino Guillermo Saavedra, “prefiere trabajar en los intersticios del lenguaje,producir efectos y arrimar alusiones sinuosas sobre el terreno de lo no dicho; aquello que se cala por impronunciable, o que no puede decirse porque carece de palabra”. Esta obra iba a ser montada por Carlos Giménez en los años 80, con Pepe Tejera y Aníbal Grunn en los roles de Juan y Gustavo, pero pasó el tiempo y ahora ha sido exhibida por otros. !Nunca es tarde!

martes, octubre 10, 2006

La resistencia creadora del TET

La memoria no le alcanza a la actriz María Fernanda Ferro para recordar y contar con lujo de detalles todo lo que ha pasado entre aquel año 1972 y este ya moribundo 2006. Por ahora ella invita a los caraqueños para que acudan a la Sala Luis Peraza, en Los Chaguaramos, donde el Centro de Creación Artística TET, a través de su Centro de Formación e Investigación, está presentando el espectáculo teatral El malentendido, de Albert Camus, que se podrá apreciar hasta el 29 de octubre.
María Fernanda, en nombre de Guillermo Díaz Yuma, Ludwig Pineda y Humberto Ortiz, explica que este trabajo con el texto de Camus es el epílogo de un taller de capacitación que comenzó hace tres años, tiempo durante el cual los alumnos trabajaron monólogos, siguieron con diálogos, utilizando textos de autores rusos y ahora, para el tercer lapso invitaron al director Santiago Sánchez para que realizara la puesta en escena de la obra de Camus. “Este montaje es el resultado de una exploración de varios meses de estudio y dedicación por parte de los estudiantes. Es consecuencia además del trabajo que nosotros hacemos con la comunidad”.
Debajo de una iglesia
El TET tiene su sede, en el Teatro Luis Peraza, el cual funciona en el sótano de la Iglesia San Pedro de Los Chaguaramos. María Fernanda cuenta que el grupo estaba representando la pieza Ricardo III, en la sala Rajatabla. “Ese día particularmente los actores tuvimos accidentes atrás en camerinos durante la representación. Un regaño muy fuerte del director de la obra, Francisco Salazar,maestro mío y gran actor y cantante, era lo que nos esperaba. Pero a alguien del público le encantó la representación. Esa persona era José Antonio Abreu. Después de la representación, tuvimos varias conversaciones y finalmente entramos dentro del plan del Conac, de otorgarle en regencia un teatro que estuviera en malas condiciones a un grupo de teatro. La idea de él, de Abreu, era que un grupo vivo y de calidad podía otorgarle a un espacio la misma vitalidad y calidad en cuanto a programación y vinculación con la comunidad. El TET remodeló el ‘Luis Peraza’ ajustándolo a las necesidades artísticas contemporáneas y comenzó a desarrollar los programas que ahora lo alimentan: el Centro de Formación Actoral, el TET con los niños, teatro con adolescentes, programación y difusión, giras internacionales, creación y montaje. Gracias a esta iniciativa de Abreu evolucionamos y pasó a ser el Centro de Creación Artística TET. Tenemos una casa estable para ensayar, en la que realizamos una programación y desarrollamos nuestros programas”.
Acerca de la sobrevivencia y el nivel de las relaciones con los gobiernos de turno, María Fernanda comenta que cuando se habla del TET, se habla primero de un grupo, y luego de 33 años de permanencia, tiempo que en Latinoamérica, para una institución cultural, es bastante. “El teatro ha tratado de responder a la carencia con la calidad. Es decir, frente a la falta de políticas culturales coherentes, la falta de recursos económicos, frente a la falta de una política que defienda los derechos de los artistas, la herramienta ha sido imponer la calidad del trabajo artístico”.
Contacto con el público
María Fernanda explica que el Taller Experimental de Teatro, desde sus inicios, por allá en los sótanos del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, ha tenido la necesidad de buscar un contacto con el público fuera de los espacios formales del teatro, la necesidad de confrontarse con gente distinta que no está acostumbrada a ir al teatro, de ofrecerle a las personas un vínculo con este arte. “De ofrecerles a su alma este alimento. De ahí que hemos realizado varios programas con bastante receptividad en la comunidad como: el TET con los niños, donde el teatro va a la escuela y la escuela al teatro, todas las mañanas nuestro teatro recibe a un colegio de la zona. El taller de adolescentes, que este año se desarrolló a nivel de los liceos logrando un encuentro interliceístico; el Centro de Formación Actoral, con más de ocho generaciones de actores y directores de la escena nacional; el programa de pasantías con la UCV, la programación del teatro y ahora el proyecto de ‘Los Ilustres a las Gracias’ que intenta unir esfuerzos de empresas privadas, escolares, asociaciones de vecinos e instituciones para una red cultural. Las reacciones han sido muy positivas. Nuestro plan es profundizar esta relación para el año que viene, porque hay futuro y teatro también”.
Circunstancias sociales
María Fernanda Ferro subraya que el TET se ubica como un teatro de arte, que ha ofrecido momentos de gran calidad. “Es un grupo que no ha escapado a las crisis que se han vivido en el teatro, tales como la falta de dramaturgia, una especie de sopor frente a una realidad económica aplastante, una lentitud al ajustarse ante reglas del juego gubernamentales poco claras, la inestabilidad que no es sólo económica sino social, cultural. Hay preguntas que debemos hacernos ¿por qué se ha dado una estampida del público hacia las obras llamadas ‘ligeras’? Hay que reflexionar el por qué de este fenómeno, que es el tema angustioso en algunos compañeros del medio ¿Por qué se ha dado? No es que estas obras no sean teatro. Creo que la posición no es criticar a esos espectáculos. Creo hay una circunstancia social. Cada vez se está haciendo más difícil tener el tiempo de ensayo exigente que se necesita para crear, cada vez se le está haciendo más difícil a los actores mantenerse y sostener el trabajo en el tiempo para lograr resultados artísticos. El arte teatral no es fácil, requiere un tiempo de digestión, un actor preparado, un tiempo de ensayo. Los mejores resultados del TET para mí están cuando el grupo ha tenido la posibilidad de que sus actores logren dedicarse de lleno a la escena. Por otro lado la seguridad individual: el público prefiere ir a teatros donde estén absolutamente seguros y esos teatros también requieren tener ingresos”.
-¿Qué se puede hacer?
-La reflexión tendría que ser interna también. Lo mejor sería que el público acudiera a estas obras llamadas “ligeras” y también a uno más cercano a lo que algunos queremos. Para ello se necesitan condiciones económicas sociales y culturales que no están dadas, pero tampoco podemos refugiarnos en eso. De hecho creo que el TET no se ha refugiado y ha dado respuestas. Y otras preguntas se me vienen ¿por qué el público está necesitando este tipo de teatro “ligero”? ¿cuál es la relación con el público y con la obra? ¿al público no le gusta por ejemplo el teatro clásico? No lo creo, varios grupos hemos tenido sala llena con montajes de un teatro de autor. Aunque el TET no ha escapado creo que sí le ha dado respuestas a muchos de estos problemas a nivel artístico en programas y montajes que ha realizado.
Orígenes del TET
El Taller Experimental de Teatro nace en 1972 en los sótanos de la Universidad Central de Venezuela, cuando un joven lleno de entusiasmo, Eduardo Gil, decide preparar a un grupo de estudiantes e investigar junto a ellos sobre el trabajo del actor y la puesta en escena. Eduardo acababa de llegar de Europa y de estudiar las teorías y los métodos más novedosos en ese momento. Había trabajado con la Kokosowski, discípula de Grotowski y se había quedado sumamente motivado por continuar con la búsqueda que comenzó como estudiante. Se propuso con este grupo, profundizar en el trabajo del actor e investigar sobre los medios de los que podían valerse, técnicos, teóricos, vivenciales para crear una calidad humana sobre el escenario que lograra transmitir y conmover al espectador. La historia del TET se ha desarrollado en base a esta meta. Eduardo quería desarrollar la idea del actor total, comenzó a nombrar palabras como organicidad ,disciplina y cuerpo emocional. A combatir la idea del actor como un ser dividido cuerpo y mente y a buscar al actor menos por la vía del discurso y más por la vía orgánica. Él sabía que la meta no era fácil, que requería de un entrenamiento de 8 horas diarias como mínimo, al igual que un pianista, para que los actores tuvieran unos instrumentos, sus manos, su piel, su voz, afinados y abiertos dispuestos a entregarse al exigente arte de interpretar. Por otro lado traía también de su experiencia en Europa necesidades de ver la dramaturgia no como algo ya definitivo que el actor se tenía que aprender, sino buscó componer frente a la literatura una nueva proposición de texto, en donde los sueños, imágenes y asociaciones de los actores, componían un nuevo cuadro. En este grupo estaba Guillermo Díaz Yuma, actual director del TET, Francisco Salazar, que estuvo muchos años y fue director también de la agrupación, Newton Rausseo, entre otros. Eduardo exploró la relación con el espectador. Exploró distintos escenarios, sacó a los actores a espacios no convencionales, todavía la gente recuerda, yo no lo viví pues era muy pequeña en ese entonces, como arreó a la gente por los corredores que llevan a los camerinos de la sala de concierto, la gente como ganado corría delante de los actores para encontrarse con la imagen de un cristo. Buscó un esfuerzo por parte del espectador. Trabajó sobre la idea del teatro pobre en donde se prescinde de iluminación, de escenografía, de decorado, para entrar a la esencia del teatro: la relación entre el actor y el espectador. Luego, varios de los integrantes del teatro universitario alquilaron un local con la idea de establecerse ya como grupo independiente. De esa época salieron grandes obras. Me recuerdo yo, muy chiquita viendo Morir soñando y el impacto emocional que me causó. Luego la gran obra que fue Por alto está el cielo en el mundo, yo ya era estudiante de formación del grupo en ese momento, y me pareció, es una opinión muy personal, que en ese momento el grupo logró un alto nivel de ejecución. Eduardo había invitado a trabajar en el entrenamiento de los actores a Elizabeth Albahaca y a Theo Spichalski dos actores de Grotowski, y Yuma y Pancho habían investigado en Canadá con el maestro actor de Grotowski Richard Scieslak, de manera que el trabajo consiguió un alto nivel actoral.
Técnicas o métodos de trabajo
Maria Fernanda dice que antes mencionaba algunos de los preceptos que han acompañado la historia del grupo. “Pienso que el grupo ha tenido distintos momentos de investigación, la palabra proceso es muy importante, sí, no solo porque cada montaje es visto como un proceso que tiene más o igual importancia que el resultado final, sino también que la historia del TET ha sido un proceso., ha sido un proceso de investigación. El TET se ha construido en un intercambio de ideas, métodos, experiencias. La búsqueda ha sido vital para el grupo, es como un estar alerta, un esfuerzo constante para que el fenómeno teatral se logre. Eduardo sembró una gran experiencia, la idea, además, de convocar especialistas que habían trabajado con los directores más importantes del mundo, ha sido vital para el TET. Para el momento cultural del país en el que Eduardo plantea la necesidad de que el actor trabaje profundamente y explore sus herramientas con disciplina y constancia esto fue una idea novedosa y muy importante. El carácter de experimentación en el sentido de investigación, la no adopción de un método determinado de trabajo, la constante revisión de los utilizados, el estudio y el análisis de los medios de trabajo desarrollados a través de la práctica activa y constante durante muchos años, pienso es un resultado en el tiempo. Hay constantes en el estudio del TET, la idea de trabajar sobre el cuerpo del actor, no en términos de anatomía, sino de una organicidad, un cuerpo psíquico, como habla el maestro psicólogo jungiano López Pedraza, en donde el actor hace un gran trabajo para dar salida a su mundo interior, en donde el actor realiza un entrenamiento para dejar salir esos componentes del alma humana, para que entre en contacto consigo mismo y se conozca a fondo, para dejar que resuenen en él las voces de los autores. También ha habido evolución en las ideas, en los métodos. Cuando Francisco y Yuma toman la dirección del grupo se proponen trabajar sobre textos de autores, sobre el trabajo con la palabra, se comienzan a oír palabras como "la resonancia del texto","el actor como un instrumento, un medio para que la palabra del autor llegue", se respeta cada punto, cada coma. Se trabaja sobre las acciones físicas. Se estudia a Stanislavski y a Meyerhold. Obras como Ricardo III y Hamlet, llenan las salas. Se toman los clásicos como una manera indireccional de tratar las preocupaciones básicas universales fuera de la moda del momento, y algo clave para el grupo, Elizabeth Albahaca comienza su investigación como puestista del grupo. Elizabeth desarrolló más de ocho puestas en escena la mayoría ganadoras de premios nacionales. Es importante decir que Elizabeth también trabajó en el Teatro Universitario y Nicolás Curiel la impulsó, como un gran hombre de teatro que es, a desarrollarse en Europa. Fue nada más y nada menos actriz de Jerzy Grotowsky, uno de los hombres más importantes del teatro universal, por muchísimo tiempo. Ahora hablo de dos grandes momentos del teatro Universitario y me acuerdo con mucho dolor como acaban de quebrantar la experiencia de Luigi Scimanna en ese recinto al no dejarle continuar su investigación y su enseñanza. ¿Como se pretende entonces que el teatro se desarrolle? Cuando pienso en método también pienso en el juego, creo que el juego ha sido otra herramienta expresiva básica a lo largo de la historia del grupo.

miércoles, octubre 04, 2006

En homenaje a Carlos Giménez

Es un gran riesgo trasladar o remontar a nuestros días una obra de arte o una pieza teatral en especial, si no se le toma en cuenta el contexto en que el cual fue producida. Afirmamos esto porque difícilmente Carlos Giménez hubiese montado Tu país está feliz para festejar los 35 años útilesde su agrupación Rajatabla, tal cual lo mostró aquel 28 de febrero de 1971. El, que no miraba para atrás ni estaba ojeando al retrovisor, aunque cultivaba la historia y buscaba losoportunos momentos de ruptura, quizás hubiese considerado tomar de nuevo el poemario de Antonio Miranda (Brasil,5 de agosto de 1940) -ya lo había hecho para un remontaje, poco exitoso, para la temporada de 1984- y tras revisarlo exhaustivamente con el autor en función de los cinco lustros que han pasado desde entonces, quizás entonces se habría propuesto un montaje más cónsono con el siglo XXI, en función de las nuevas generaciones que están llegando apenas a las salas de teatro, y, lo más importante, con un soporte musical más acorde con los tiempos, desde regatón, hip hop, etcétera.
Él, que estaba por delante de su tiempo y que sabia lo que le gente quería ver, siempre buscaba sorprenderla. Es por eso que con un coherente desfile de desopilantes imágenes, soportadas en los versos mirandinos, además de numerosos elementos escenográficos y un apreciable despliegue luminotécnico, habría hecho de su nuevo Tu país está feliz un verdadero acontecimiento estético, un escándalo artístico capaz de generar otro fenómeno de público como los que siempre provocó, a sabiendas que eso afectaría en bien, a sus espectadores, esos curiosos venezolanos que saben que están en la entrada principal de América Latina y que todo el mundo los mira, para bien o para mal, precisamente ahora que hacen un equilibrio entre la democracia bobalicona y la democracia crispada de los tiempos bolivarianos.¡ Nunca antes este país fue la sobremesa para millones de contertulios de este planeta!
Pero Carlos Giménez "se fue de gira" el 28 de marzo de 1993, a los 47 años, y los amigos que no lo han olvidado –y no descansarán jamás, hasta que también les toque partir- acordaron hacerle un homenaje precisamente con ese montaje que él se dio a conocer y con el cual advirtió que en los años siguientes él marcaría la pauta del espectáculo teatral venezolano moderno. Es por eso que Rajatabla, comandado por Francisco Alfaro, se propuso, y lo consiguió, una digna reposición de aquel Tu país está feliz, con una nueva generación de actores y con el mismo cantante y autor de la música, el ya legendario Xulio Formoso. Se buscó, esencialmente, hacer conocer cómo se inicio Rajatabla y cómo su líder había teatralizado un poemario protestatario, una excelente poesía sobre los amores comprometidos, traducidos en exigencias y duras penas, un verbo metálico blandido y clamando el despertar de las conciencias…aún por llegar. El artista argentino (nació el 13 de abril de 1946, en Rosario) ya había conocido las cosas buenas y también las penurias venezolanas y sabía que la rebeldía era el camino para hacerse conocer y respetar, aunque su carta de presentación fuese precisamente un texto poético, irónico y socarrón, con mucho del hippismo de la época -ese mismo cuya filosofía no está basada en el pensamiento y la razón, sino en los sentimientos, como enseña Mario Vargas Llosa- titulado Tu país está feliz. Un vitriólico poema que proponía una profunda ruptura con esa Venezuela de los años 70, con esa democracia bobalicona, pero que no daba las armas o los métodos, porque sería caer en el panfleto o en el manual guerrillero, un asunto muy lejano de esos artistas, pacifistas además.
Antonio Miranda comenta en el programa de mano, 35 años después, que con Tu país está feliz "se pretendía enfrentar a los fanatismos vigentes, incitar a una rebelión de las costumbres ya enmarcha en todo el mundo y romper con los valores heróicos y románticos vigentes, derrumbar prejuicios enraizados en las izquierdas y en los reductos más reaccionarios y conservadores, que iban de la política oficial a la religión, de las idiosincrasias parroquiales a las ideologías establecidas. A través de la poesía. Había algo de pesimismo constructivo, de amarga esperanza que ahora se podrá una vez más aquilatar (o no) su vigencia. Total: todos estamos felices, completamente felices".
Sí, eso es y será, el poemario Tu país está feliz, un canto a la rebelión, una avenida para hacer desfilar los sentimientos y continuar viviendo, un tanto de vitalismo a lo latinoamericano. Carlos Giménez hizo un montaje para la época, sencillo y además limitado por los recursos económicos. La reacción fue inesperada: el público lo acompañó durante 22 años, ya que un viento cálido azotó el teatro venezolano, un huracán controlado que le permitió ver casi 60 montajes de depurada calidad gimeniana, como El coronel no tiene quien le escriba, La muerte de García Lorca, La Charyte de Vallejo, El alma buena, Bolívar, Martí, la palabra, Peer Gynt y su epilogal Oficina No.1.
Hay que exaltar la arriesgada tarea de José Domínguez al hacer ahora una reposición tan calcada del primer montaje – aunque hizo unos cortes en el poemario original-, ayudado o apuntalado en las memorias de Francisco Alfaro y otros "sobrevivientes" como Juan Pages y Mariel Jaime Maza. Eso le permitió un espectáculo de 70 minutos, limpio, nostálgico por su música, y con un elenco de condiciones crecientes, como son Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte, Carolina Gentile, Rossana Hernández, Indira Jiménez, Rafael Marrero, Jean Carlos Rodríguez y Jesús Vieira, un estético elenco que está iniciando su carrera artística con una pieza teatral histórica.

lunes, octubre 02, 2006

¿Sexo debil o sensible?

La temporada teatral caraqueña tendrá durante este mes dos nuevos espectáculos,Todo o nada, en la sociedad de damas de San Joaquín de Boruy y Brujas, los cuales reúnen a 11 actrices y un intérprete varón, todos reconocidos comediantes, dirigidos por Daniel Uribe y Héctor Manrique, quienes además coincidirán en la cartelera de la Casa de Rómulo Gallegos, o Celarg, en Altamira, para de esta manera competir con el Teatro Trasnocho, el otro “templo” del teatro comercial, criticado por unos y alabado por los espectadores. Un genero teatral que se hace sin subsidios del gobierno de turno, y que sobrevive y da pingües ganancias por las apetitosas taquillas que se recaudan.
Texto criollo
El venezolano Marcos Purroy (45 años), uno de los “sobrevivientes” de la organización Directores para el Nuevo Teatro, que fundara Carlos Giménez durante los años 80 del siglo XX, es el autor de Todo o nada, en la sociedad de damas de San Joaquín de Boruy, la cual se estrena el 11 de octubre en la Sala 2 del Celarg, donde se exhibirá de jueves a sábados a las 9:30 pm.Es una comedia que refleja, de alguna manera, la vida de un grupo de mujeres que conforman una sociedad de damas, a la cual se han entregado y por ello éste se ha convertido en el refugio de todas ellas. Esta especie de “santuario” femenino está a punto de perderse, pero ellas, las que lo disfrutan, no están dispuestas a dejarse arrebatar lo único que verdaderamente les pertenece, donde habitan sus sueños y la única ventana que da razón a sus vidas en la monotonía de un pueblo olvidado en el saqueado mapa de Venezuela. Pero una asombrosa idea surge en medio de una desesperada asamblea de las féminas: organizar y realizar un show nudista, cosa nunca antes vista en ese pueblo para recaudar fondos y salvar así su refugio. “Todo o nada” es el lema con el cual promueven tal “locura”.
Aura Rivas interpreta a “La Chepa”, “Adela” es Liliana Meléndez, “Marina” es el personaje de Rosario Prieto, “Ernestina” es encarnada por Gioia Lombardini, a “Fátima” le da vida Carmen Julia Álvarez, Sandy Siquier es “Ángela” y Guillermo García, Sergio. También participan, a través de una escena grabada, la primera actriz Elba Escobar, en el rol de “Beneranda”, y Franklin Vírgüez, en el papel de "Rosa las tres leches”, una dragqueen criolla.
Todo o nada, en la sociedad de damas de San Joaquín de Boruy es una producción del Centro de Directores para el Nuevo Teatro, cuya puesta en escena es de Daniel Uribe (45 años), donde se utiliza un dispositivo creado por Edwin Erminy.
Antiguas compañeras
Héctor Manrique (42 años), el más próspero de los empresarios y los directores del teatro comercial caraqueño, vuelve a la escena de la Sala 1 del Celarg, a partir de este jueves , con Brujas, texto del español Santiago Moncada, versionada por Alberto Closas y Luis Agustoni, con las protagonizaciones de Gledys Ibarra, Lourdes Valera, Beatriz Valdés, Eulalia Siso y Sonia Villamizar.
Esta comedia cuenta la historia de cinco ex compañeras: Dolores (Gledys Ibarra), Luisa (Beatriz Valdés), Inés (Lourdes Valera), Elena (Sonia Villamizar) y Ana (Eulalia Siso), que vuelven a reunirse después de 25 años de haber egresado de un colegio de monjas. Luego de compartir viejos chistes y confesar aspectos ocultos de su vida, terminan descubriendo un secreto que exige hallar entre ellas a una responsable.
Brujas, que subió a escena por primera vez el 3 de enero de 1991 en Mar del Plata, Argentina, tendrá funciones de jueves a sábados a las 7:30 pm y los domingos a las 5:30 pm.
Negocios redondos
El décimo mes siempre es rico en espectáculos teatrales para los habitantes de Caracas. Estas dos comedias, Brujas y Todo o nada, en la sociedad de damas de San Joaquín de Boruy, han de atrapar una crecida audiencia, ya que son piezas escritas para y por las mujeres, que son siempre las que más van al teatro, aunque hay hombres que también manifiestan una especial atracción por dicha disciplina artística, que exige sensibilidad, cultura y una aguda capacidad para desdoblar el lenguaje verbal en lenguaje abstracto ante los contenidos de las piezas. Son, pues, las mujeres las que más acuden a los teatros y basta con mirar al patio de butacas o en las colas de las taquillas para darse cuenta de quienes son las que más disfrutan. Los empresarios ya se dieron cuenta de este fenómeno, que no es exclusivo de Venezuela, y por eso viven buscando piezas de temáticas centradas en la vida del mal llamado sexo débil. ¡Negocios redondos