Se invita al público
caraqueño a reflexionar sobre las vicisitudes del amor y la soledad,
sentimientos claves para la vida humana, presentes en la comedia de argumentación
homosexual De todas, todas, de José Simón
Escalona Acosta (Venezuela, 1954), la cual hace temporada en la sala Escena 8. Recordamos,
una vez más, que cuando cae el telón surge un dialogo íntimo entre espectador y
obra, una secreta conversación que puede durar años y suscitar grandes
evoluciones en su manera de ver el mundo; porque, como lo ha escrito el teatrero
Eduardo Gil, el objetivo último de cualquier obra teatral, desde los griegos
hasta nuestros días, es conseguir el bien general, contribuir a hacernos
mejores personas y ciudadanos
conscientes;
No es De todas, todas la primera ni la última pieza
que entrega Escalona Acosta sobre tramas de conductas gais y donde están
presentes la soledad y el amor, las dos caras de la vida humana; antes hizo
conocer los controversiales espectáculos creados a partir de sus cuatro textos:
Cuatro
esquinas (1979), Marilyn,
la última pasión (1983), Jav y Jos
(1985) y A María Queras la llaman Mari
(1999). Hasta ahora su producción dramatúrgica general suma 12 obras, de las
cuales 11 han sido representadas por el grupo Theja.
TRILOGIA
Para el autor, De todas,
todas es su análisis muy personal sobre el amor y la soledad, que en este
caso está centrada en una pareja de gais (El Señor y El Joven), la cual
atraviesa una crisis de definición de rutas. Pero antes él representó De todo corazón (1995), sobre una
pareja heterosexual que intenta relanzar una relación tras 15 años de
separación, y después De todos modos
(2003), donde una cuarentona pretende acompañarse o enamorarse alternando el
erotismo de dos veinteañeros.
Este dramaturgo no lo dice en las entrevistas, ni tampoco lo asoma
en los textos, pero con esta trilogía de la esperanza o de las expectativas,
que ahora ha visto completada en la escena, lanza una seria invitación a
meditar sobre las diversas etapas de la soledad del ser humano, sin distingos
de conductas sexuales, y además durante
etapas claves del periplo existencial: juventud, madurez y en la frontera de la
ancianidad. El amor y la soledad no son banalidades ni frivolidades
de fin de semana, para este intelectual venezolano.
HOMOFÓBICOS ABSTENERSE
Escalona Acosta, enamorado del amor, puntualiza que De todas, todas, propone al público un
análisis sobre “esa maravillosa relación que todos los seres humanos conocemos,
pero que ahí, habita en cuerpos masculinos y no en las parejas heterosexuales,
porque es la audiencia quien debe responderla o seguir interrogándola sobre la
identidad y la ética de la convivencia. No es, por supuesto, para homofóbicos
ni nada parecido”.
El Señor (más de 50) y El Joven (no más de 35 años), encarnados
por Gonzalo Velutini (formado en Rajatabla) y Nacho Huett (supercapacitado en
el Theja), son los patéticos personajes necesitados de mucho amor y dispuestos a todo en esa lucha contra la
soledad, que logró materializar el director Javier Vidal, a partir del opus que le encomendó su amigo Escalona Acosta, y con las
indudables entregas creativas de tal pareja de comediantes. Ellos se jugaron
finamente entre el stand up comedy,
el monólogo convencional y las intimistas comedias de dos personajes quienes al
final terminan conciliando sus desavenencias hasta la próxima vez que estén al
borde de otra ruptura o logren
consolidar una amistad capaz de llevarlos finalmente en la barca de Caronte. Todo
materializado en la terraza de un apartamento y con mínimos elementos de cocina
y un gimnasio improvisado.
Velutini asume al personaje de El Señor, como enamorada loca
refinada y supuestamente capaz de cederlo todo para no quedarse con la soledad,
lleva el creciente ritmo del espectáculo
(un acto largo con 12 escenas, para 80 minutos) hasta que Huett asume el control
escénico y logra una brillante y memorable performance como masculino stripper,
además de unas veristas escenas donde El Joven trata de asumirse en su nuevo derrotero
como heterosexual, con novia y dispuesto a casarse y procrear; pero al final
todo se le derrumba y regresa al apartamento de El Señor, tras ser calificado
por su ya ex mujer como “marico”. Conmovedoras actuaciones y una fina y lúdica
puesta en escena para cerrar la trilogía romántica de Escalona Acosta.
NI EXTRAÑA NI AJENA
La temática homosexual en el teatro venezolano no es extraña ni
ajena. Desde la tragedia griega Edipo
Rey hasta la criolla De todas, todas
han pasado muchos siglos y unas cuantas persecuciones y anatemas por atreverse
a mostrar o insinuar personajes con conductas sexuales no convencionales en los
escenarios. Escritores costumbristas,
como Leopoldo Ayala Michelena (en El
barbero y algo más), crearon personajes desviados o zoquetes para generar
hilaridad entre el público de la Caracas anterior a la quinta década del siglo XX. Después, desde
los años 60 hasta cerrar la centuria y cuando avanza ya la segunda década del XXI, Isaac Chocrón,
Román Chalbaud, José Gabriel Núñez, Gilberto Pinto, José Simón Escalona, Javier
Vidal, Elio Palencia, César Rojas, Xiomara Moreno, Johnny Gavlosky, Marcos
Purroy, David Osorio Lovera, Julio Bouley, Néstor Caballero y más recientemente
nosotros, hemos escrito unos cuantos textos sobre tales “desviaciones”. Ahí
están, pues, entre otros: Réquiem para
un eclipse, El pez que fuma, Todo bicho de uña, Los ángeles terribles, La
revolución, La máxima felicidad,
Escrito y sellado, Bang Bang, La buhardilla, Eclipse en la
casa grande, Detrás de la avenida,
Penitentes, Las puntas del triángulo, El
último piso en Babilonia, Mister
Juramento, Novia en rojo, El fantasma de Bonnie y El carnaval de Marilyn. Además se ha
mostrado numerosas piezas foráneas que han sido aplaudidas por el público.