El nazi Adolfo Hitler se suicidó en Berlín el 30 de Abril
de 1945, pero tres días antes, en Dongo, era ejecutado el fascista Benito Mussolini.
Terminó así esta pareja de dictadores que engañaron a sus pueblos y fueron algunos
de los artífices de la Segunda Guerra Mundial, donde perecieron 70 millones de
personas.
Es por eso que en Abril, de 1938 -como es la ficción
teatral que Luigui Sciamanna ha creado para presentarla con el título de La
novia del gigante- un comandante italiano urde una conspiración para
retirar y detener a una guía de la Academia de Florencia, que atendía a los
turistas interesados en apreciar la monumental escultura “David” de Miguel
Ángel Buonarroti, culminada en el año 1504.
Combinando la historia real, de la nefasta alianza
entre los nazis y los fascistas, con una
ficción donde está presente la persecución a los judíos, el autor y director
Sciamanna hace temporada en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural,
acompañado por los actores María
Fernanda Ferro, Antonio Delli, Armando Cabrera, Gerardo Soto, Juan Carlos
Martínez y Elio Pietrini.
Sciamanna, quien además es un reconocido actor, debuta
así como dramaturgo con La novia del gigante, por lo cual lo
entrevistamos:
-¿Para qué escribe teatro?
-Escribo para crecer.
-¿De
dónde sale su experimentación como dramaturgo?
-Hay un primer paso que viene de mi trabajo como actor,
pues se analiza el texto, se trata de descifrar o entender su estructura, sus
giros. De allí viene un primer contacto con lo dramatúrgico. Suele suceder en
el teatro que si nos gusta trabajar textos clásicos, se termina haciendo la
“versión” de los textos con los que se trabajas y para hacer esas “versiones” se
necesita ante todo entender cómo está construida la pieza en su forma original.
Esto, en lo personal, ocurrió desde mucho antes de entrar al Teatro
Universitario de la UCV.
-¿Cuáles
son los orígenes de sus otras obras teatrales?
-Santo Di Patria, la primera obra que escribí
y publiqué, es un homenaje al mundo de la ópera a través de una mujer, una
heroína, o más bien una anti heroína, como lo fue Virginia Oldoini, Condesa de
Castiglione. Cuando descubrí al personaje,
de inmediato quise sentarme a escribir algo y comencé con un monólogo porque
quería centrarme en un personaje y desarrollarlo. Estaba pensando como
actor-dramaturgo. Me parecía que como actor, lo mejor que podía hacer era
comenzar escribiendo un personaje para otro actor, en este caso una actriz.
Después aparecieron los otros personajes y salí al ruedo con esta pieza de
cinco personajes y con esa estructura un tanto sui generis: una obra para dos actrices donde hay unos hombres que
orbitan a su alrededor. Habitación con desayuno, mi segunda pieza
escrita y publicada, basa su estructura en el mito del héroe; al narrar la
historia de alguien que intenta encontrarse con su sexualidad y vencer todos
los obstáculos, buscaba una estructura sobre el viaje y qué mejor que la
aventura del viaje del héroe; adoro el mundo mitológico, y las lecturas y
relecturas de libros como El héroe de las mil caras de Joseph Campbell, La
rama dorada de James Frazer y la revisión del Ciclo de los Nibelungos de
Richard Wagner, fueron el territorio arado para esta segunda aventura
dramática. Llegamos entonces a la tercera obra escrita y publicada que es Primos
de sangre; esta tuvo su idea germinal hace más de 20 años y tal como lo
digo en el prólogo de la edición, reapareció cuando menos lo esperaba; originalmente
no ocurría en la Italia fascista y significa la primera aproximación al asunto
del fascismo en Italia visto a través de una familia; es una pieza ambiciosa,
es una ópera, al menos eso aspira a ser; tiene música que debe ser interpretada
en vivo, tres actos, dos intermedios, quince personajes, y en verdad es una
obra que me gustaría ver en escena para saber, no sólo qué sucede en su
relación con la audiencia, sino qué sucede dentro de la pieza misma, en su
relación de música y texto, en esa estructura en particular. Llegamos entonces
a La novia del gigante que ahora felizmente está en cartelera, iniciando
su viaje escénico y de la cual estoy preparando su edición. Si en Primos… se
trata de una aproximación al fenómeno del fascismo visto a través del contexto
de una familia, La novia… ofrece una mirada más cercana y profunda al
fenómeno fascista, pero a través de algunas de sus instituciones.
-¿Dónde
se siente más cómodo: cómo autor o cómo director o cómo actor? ¿Qué le resulta
más fácil?
-No busco la comodidad ni cuando actúo ni cuando
dirijo ni cuando escribo. Las palabras “cómodo” y “fácil” las encuentro
peligrosas para un artista.
-¿Qué
opina del teatro comercial?
-Shakespeare, Mozart, Verdi, Moliere y Goldoni, entre otros autores, querían que sus
obras fuesen comerciales para poder vivir con dignidad de ellas, que dieran
dividendos, así que hablamos de una muy digna aspiración. Lo absurdo de esta
discusión en nuestro pequeño país, es que termina atacándose a la comedia como
si fuese un género menor y cualquiera en este mundillo del teatro sabe que no
es así. El punto es qué haces, qué ofreces; no se trata de no hacer comedias,
sino cuál comedia y cómo. Jerzy Grotowski decía que estábamos en la obligación
de recabar los aspectos más interesantes ocultos en un texto aparentemente
banal y estereotipado, así que incluso tratándose de textos en apariencia
menores la excusa parece estar servida. Reducir el esfuerzo teatral a una mera
operación mercantilista es una cosa y montar un buen espectáculo de teatro y
aspirar a que funcione es otra. Hay
obras, lo sabes cuando las ves, que están montadas bajo el lema del menor
esfuerzo posible para la mayor ganancia posible y eso sí me parece triste y en
nuestra actual situación, hasta me atrevería a decir que es perjudicial o al
menos poco conveniente. Pero por fortuna el teatro sigue siendo un espacio
democrático. Tengo una opinión, pero no me interesa decir que no se haga tal
cosa y que sí se haga tal otra. Cada uno de nosotros lucha y trabaja por el teatro
en el que cree. De todos modos, el florecimiento de un teatro percibido como
comercial tiene que ver con otras circunstancias: la crisis política, social,
el desespero de la gente, la violencia, la inseguridad y en el caso de los
hacedores de teatro tiene que ver con las políticas del estado de cara a las
agrupaciones. No es un fenómeno espontáneo producto de la bonanza o del buen
vivir o del aburguesamiento de la sociedad, es mucho más complejo. A mi
entender, la palabra es “crisis”.
-¿Su
origen italiano lo ha llevado al tema del fascismo?
-El tema del fascismo, pero visto a través del
contexto de la familia, me ha resultado fascinante para escribir. Desde niño he escuchado
anécdotas sobre la guerra, en particular la post guerra y la pobreza; crecí con
una activa sensibilidad hacia ese período. Por supuesto que siendo italiano,
porque me considero tan venezolano como italiano, abordar el tema de lo
familiar me es muy cercano, querido y doloroso aunque evito la inspiración
directa en lo biográfico y personal. No lo evado, pero no es lo fundamental. Me
encanta e interesa mucho más lo creativo, investigar, estudiar, imaginar y
tomar uno que otro detalle personal y recrearlo, además sé que el inconsciente
hace lo suyo, así que para qué forzar la barra.