domingo, octubre 30, 2011

El libro 25 sobre teatro venezolano

Siempre tenemos que repetir lo mismo, por si acaso hay lectores nuevos. En diciembre de 1992 nos propusimos iniciar la compilación de una serie de apuntes útiles para la historiografía del teatro venezolano, con miras a realizar no sólo un trabajo de mayor investigación sino también pensando en la utilidad de esa información para los trabajos cotidianos de periodistas y estudiantes de arte escénicas, además de servir como fuente de documentación para artistas o cultores o cultoras involucrados en este interesante e inédito proceso cultural, político y económico que vive Venezuela desde 1999.
Iniciamos, pues, ésta aventura editorial con un gran reportaje sobre lo que había sido la vida y la obra del fundador del grupo Rajatabla y el creador de los caraqueños festivales internacionales de teatro. Se hicieron tres ediciones de Carlos Giménez/Tiempo y Espacio y después, en 2003, salió Carlos Giménez/Antes y después para recordar los diez años de su fallecimiento. Y ahora para completar los primeros 25 textos tenemos Teatro 2011, dedicado al primer actor y esmerado dramaturgo Javier Vidal i Pradas en ocasión de su exitosa pieza Diógenes y las camisas voladoras, que el director Moisés Guevara presentó además con el invalorable soporte de los jóvenes comediantes Jan Vidal Restifo y José Miguel Dao Pennino, producida por Margarita Lamas y Carmen Jiménez, durante la temporada de la Sala del Teatro Trasnocho.
Para este Teatro 2011 hemos compilado, como en los anteriores, nuestras entrevistas, trabajos especiales, crónicas y críticas sobre una temporada que ha permitido conocer a más nuevos artistas y a la solidificación del teatro comercial, ese que cobra las entradas a los espectáculos. A nivel de temporada (septiembre del 2010/agosto de 2011), el teatro osciló entre lo gratuito y lo pagado, sin que eso afectara los contenidos ni la calidad de las propuestas artísticas, ya que el teatro o está bien hecho o fatalmente logrado, y los espectadores, gratuitamente o pagando, lo ven y lo aplauden o rechazan. También hay que subrayar que gracias a nuestro blog (http://elespectadorvenezolano.blogspot.com) la mayoría de los textos de esta publicación han sido difundidos, dentro y fuera de Venezuela.
Seguiremos, pues, publicando en la prensa capitalina venezolana y en nuestro blog, para colocar ahí además nuestras publicaciones, con lo cual el teatro criollo tendrá mayor difusión.
Esta publicación, la 25, número con muchos significados, encierra unas cuantas incógnitas, como es la totalidad de la vida del hombre en este universo. Veremos que compilará la 26, porque al arte teatral venezolano no lo detiene nada ni nadie, solo la Providencia Divina, la cual hasta ahora nos ha protegido, porque el teatro, como el resto de las artes escénicas también es otro invento divino.

sábado, octubre 29, 2011

La homofobia no tiene disculpa

La temporada teatral 2011 de Caracas avanza con un promedio de 25 espectáculos de autores venezolanos durante cada fin de semana, a pesar de siniestras rémoras no artísticas. Eso es inédito y nos satisface afirmarlo. Las razones de tan positivo fenómeno cultural no las enumeramos ni explicamos en este espacio periodístico, pero sí hay subrayar que a lo largo de este histórico “año bisagra”, la homofobia ha sido uno de los temas que impactó a la audiencia, pues, se han presentado cinco montajes, de una programación de seis, contra esa lacra cultural que esparce odio y muerte en el mundo.
Y como no hay sexto sin quinto, el nuevo montaje antihomofóbico es La disculpa o El costo de la intolerancia, escrito y dirigido por César Eduardo Rojas Márquez para la Fundación El Galpón de San Fidel. Laboratorio de Investigación Teatral, el cual se exhibe en la Sala Marco Antonio Ettedgui, del edificio Rajatabla.
INTOLERANCIA
Vito, Rosa, Julio y Leopoldo Salvato, además de Roberto y Penelope Ricardo son los conspicuos personajes del melodrama La disculpa o El costo de la intolerancia que Rojas Márquez (caraqueño de 50 años) ha escrito y dirigido, dentro de un espacio no convencional, para romper lanzas contra las discriminaciones homofóbicas de una familia que desgració al compañero de uno de sus familiares, muerto por el VIH-Sida, pero al final el remordimiento cobra su victima propiciatoria.
Rojas Márquez (con más de 60 piezas escritas y unas 20 representadas) revela que en la isla de Margarita, durante los años 90, conoció a una pareja gay, con muchos años de “matrimonio”, que lo tenían todo para ser felices, pero no contaban que la muerte los desuniera en cuestión de meses. El sobreviviente quedó materialmente en la calle tras el funeral del amante, porque los familiares del difunto se apoderaron de todos sus bienes y también los del vivo, sin mayores explicaciones, ya que no existe una legislación sobre ese tipo de uniones sentimentales entre varones, aquí en Venezuela.
Con esa historia, Rojas Márquez elaboró el argumento de su obra, donde el sobreviviente Roberto, después de varios años visita a la familia de su amante Leopoldo y les presenta a Penélope, la hija que su amigo engendró en un vientre “alquilado”. Por supuesto que aquello genera explicaciones de todo tipo y al final muere el suegro Vito de un ataque al corazón, tras reconocer como el hijo que desobedeció, quien rompió las reglas, fue el único que pudo ser feliz, aunque pereció en el disfrute de su relación.
No es fácil digerir la saga de La disculpa porque ha sido construida sobre la pared de papelillo que separa al melodrama de la tragedia, pero tiene un asombroso efecto catársico entre la audiencia. Disfrutamos el espectáculo dos veces y nos conmovió ver correr unas cuantas lágrimas desde los asombrados ojos del público ante la crueldad que pudo anidar entre aquellos seres teatrales contra dos personas quienes se atrevieron a no ser tradicionales y trataron de vivir con su conducta diferente, pero la bruja mala de la homofobia a caballo sobre el indómito retrovirus de la inmunodeficiencia humana adquirida les dañó la fiesta.
Por supuesto que la ficción teatral sigue todavía en deuda porque hay más sagas como la que conoció Rojas Márquez, pero también otros dramaturgos deben experimentar, si les interesa.
ESPECTACULO
Rojas Márquez diseñó su espectáculo a partir de una cena o almuerzo de la familia Salvato para Ricardo y la no anunciada Penélope, para lo cual recurrió a un espacio semicircular, donde los personajes se sientan a la mesa oblonga para consumir pasta y beber vino. Esto crea especiales diagonales para la comunicación visual con el público y también para escuchar los parlamentos, pero todo fluye normalmente, con las falencias propias de cuando no se trabaja dentro de un espacio acústico solvente.
La novedad de esta puesta en escena es la utilización de un personaje fantástico que solo el público ve y en ocasiones Ricardo o Vito. Es Leopoldo quien, con el torso desnudo mientras ensaya una danza neoclásica, vigila la ceremonia de la comida de sus familiares y espera llevarse, cual Caronte, a su padre.
Una vez más, el hiperrealismo combinado con el realismo mágico sube a la escena caraqueña, confrontando con mucho placer a la audiencia, la cual disfruta y llora con tales exquisiteces, donde los olores del vino y de los aliños para la salsa de los espaguetis ponen en detalle de la cotidianidad.
COMEDIANTES
Felicitaciones para el primer actor Trino Rojas, Weidry Meléndez, Slavo Sorman, Luis Miguel Sánchez, Omar Churiòn y la jovencita Viviana Sandoval porque son los respetables comediantes que hacen posible “La disculpa”, apuntalados por Gigi Kurz, Felipe Rotjes y Miosothis Pineda.
SEIS CONTRA LA HOMOFOBIA

Homofobia es rechazo, aversión, odio, prejuicio o discriminación hacia hombres o mujeres homosexuales, que además involucra a bisexuales, transexuales y travestis, en toda la Tierra. El teatro, el cine y la televisión han sido utilizados para denunciar y combatir a la homofobia, prohibida por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su articulo 21, y por eso el teatro antihomofobia salta al escenario caraqueño de este 2011 y deja un récord nunca antes visto: seis obras. La primera fue El fantasma de Bonnie, de nuestra autoria, puesta en escena por Dante Gil y la agrupación Veneteatro; estrenada en la sala Rajatabla, después hizo una temporada en Los Teques; es la saga del minusválido Abdón que usa silla de ruedas y visita a un complicado intelectual homosexual, en su apartamento, para una entrevista, sin sospechar todo lo que ahí les pasaría. Amen del catalán Carlos Be, dirigido por Vladimir Vera, pieza conceptual sobre la homofobia en este planeta, la cual encarcela o mata a jóvenes y poetas y además se nutre con la pedofilia de sacerdotes católicos; se exhibió en el Celarg. El Trasnocho Cultural exhibe Vino la reina de Karin Valecillos y dirección de Jesús Carreño, cuyo nudo dramático es la frustrada temporada del grupo Queen en Caracas por la muerte de Rómulo Betancourt, y como un adolescente gay sale del closet para ser maleteado de su hogar por un papá homofóbico, en aquellos años 80. El autor Martín Hahn y el director Javier Vidal llevaron a Escena 8 la comedia Hombre casado busca, sobre los enredos de dos bisexuales que se citan cibernéticamente sin sospechar los complejos enredos familiares que deben afrontar. Y la quinta es la pieza de Rojas Márquez que analizamos en la nota principal de esta crónica. A raíz del Festival Nacional de Teatro 2011, organizado por la Alcaldía de Caracas y el Gobierno Bolivariano del Distrito Capital, presentarán nuestro monólogo Novia en rojo, sobre las vicisitudes existenciales del famoso transexual Esdras, puesto en escena por José Gregorio Cabello y con la performance de José Gregorio Becerra, para el 23 de noviembre en la Casa del Artista.


Diógenes Escalante pide justicia

El primer intento venezolano para aplicar un sistema político democrático, de libre votación popular, fracasó el 18 de octubre de 1945. Un puscht, encabezado por el más antiguo partido político criollo, o sea los militares, y apuntalado por un puñado de jóvenes civiles izquierdistas, sepultó el experimento democratizador que el general presidente Isaías Medina Angarita quería instaurar en el país. Lo ocurrido ya se conoce y es ahora durante el año 11 del siglo XXI cuando el valioso teatrero Javier Vidal Pradas (1953) mira al mágico espejo retrovisor de la historia para escribir y protagonizar una aleccionadora y educativa metáfora sobre tan melodramático suceso que precipitó tan siniestra voltereta tropical.
Nos referimos a la comedia costumbrista Diógenes y las camisas voladoras, estrenada el 1 de julio a las 8 PM, en el teatro Trasnocho, realizada por la empresa MJM Producciones, con la dirección de Moisés Guevara y las memorables actuaciones de su autor y los jóvenes soportes Jan Vidal Restifo y José Manuel Dao. Ahí, gracias a las convenciones espaciotemporales que otorga el teatro, el embajador y candidato Diógenes Escalante (1879/1964), su secretario privado Hugo Orozco (1919/2006) y el periodista Ramón J. Velásquez (1916) protagonizaron, cual tripleta hamletiana, la caída de la esperanza de un futuro promisorio, progresista, civil y democrático para esta Tierra de Gracia, aquel 3 de septiembre de 1945, desde una suite del caraqueño hotel Ávila.
Volvimos al Trasnocho para festejar la función 50 del estremecedor espectáculo sobre la insania –versión oficial- de Escalante, magnificada cuando sus camisas salieron volando por una ventana de la suite, ya que resucita a un personaje de nuestra historia injustamente olvidado y obliga a repensar sobre la verdad de lo que pasó con ese venezolano que creía en la democracia y era amigo del presidente Harry Truman, detalles peligrosos para una bucólica casta civicomilitar que no quería entregar el poder sino organizar una hipócrita transición hasta perpetuarse.
Vidal echa sal en las venas abiertas de la historiografía criolla e invita reflexionar sobre los contubernios de casta políticas y militares que han gobernado al país a lo largo de 200 años y de como un nuevo pueblo o comunidad ha ido insurgiendo.
En síntesis, Diógenes y las camisas voladoras alerta ante otro replay de añeja historia y para que los ciudadanos no huyan de la política y la asuman como necesidad insoslayable, como sí lo fue para los ciudadanos griegos y romanos, quienes nunca usaron a sus patrias como campamentos o haciendas para medrar.
Es teatro de no-ficción, más no teatro histórico. Es comedia política que desgarra al presente y no para recrear la nostalgia o emborracharse en el imposible “si hubiera…”. Un fino y oportuno entretenimiento por encima de cualquier lección estética, tomando en cuenta que evasión y divertimento son los más importantes mandamientos de la deontología teatral mundial.

viernes, octubre 28, 2011

Teatrero venezolano debuta en Nueva York

Michel Hausmann es otro teatrero venezolano que ha demostrado talento y gran capacidad de trabajo. Tras realizar una serie de trabajos importantes, como Actos indecentes. Los tres juicios de Oscar Wilde de Moisés Kaufman y un récord nada despreciable de musicales y textos dramàticos, se instaló con su esposa en Nueva York para hacer una maestría. Y como no puede dejar de trabajar anuncia que para el 3 de noviembre, en el teatro Repertorio Español, presenta el montaje de El color del deseo, texto del afamado dramaturgo Nilo Cruz, de origen cubano.
Michel, caraqueño de 30 años, cuenta que esta estudiando dirección teatral, a nivel de postgrado en la Universidad de Columbia. “Estoy muy contento, aprendiendo mucho y viendo mucho teatro, en inglés y español, como tiene que ser. Mi matrimonio, que es parte vital para mi existencia, va muy bien y ahora el 1 noviembre cumplimos dos años de casados”.
-¿Cómo llega El color del deseo, de Nilo Cruz, a sus manos? ¿Cómo es su argumento? ¿Fue escrita en español?
-Originalmente yo quería montar una obra de Nilo llamada Dos hermanas y un piano, pero cuando se la propuse a los directivos de Repertorio Español, ellos me comentaron que Nilo acababa de escribir El color del deseo, la cual había ya tenido una temporada en Miami y que el autor la había reescrito. Me encanto la idea de poder hacer el estreno en Nueva York de la obra. Leí su texto y me encantó. Una semana mas tarde almorcé con el autor y a él le gustó la idea de estrenarla en el Repertorio Español, donde, precisamente, su obra Ana en el trópico, ganadora de un premio Pulitzer, lleva más de siete años en el repertorio de la institución de teatro latino más importante de Estados Unidos de América. El color del deseo fue escrita originalmente en inglés y la traducción le hizo el mismo autor.
Cuenta Hausmann que El color del deseo transcurre en La Habana, políticamente turbulenta de la década de los 60. En la obra, norteamericanos establecidos en la isla, cubanos, revolucionarios y gente de teatro se ajustan a los cambios radicales del país. La acción se centra en la apasionada relación entre un apuesto hombre de negocios norteamericano y una bella actriz cubana. El estadounidense contrata a la comediante para personificar a una mujer que amó en su pasado. Su relación se convierte en una metáfora de las relaciones entre Washington y La Habana. “El lírico y poético estilo de Nilo Cruz cautivará al público en esta intrigante obra que entremezcla el poder de la seducción con la búsqueda de la libertad”, puntualiza.
-¿Cómo consiguió temporada en Repertorio Español? ¿Ya conoció a los actores de esa agrupación tan famosa en Estados Unidos, donde además tiene varios venezolanos en sus filas, desde Fernando Then para abajo?
-Llegué al Repertorio Español hace varios años, gracias a que Isaac Chocrón,mi padre artístico, me puso en contacto con ellos. Desde que me vine a Nueva York dirigí varias lecturas para ellos y luego me invitaron a dirigir un montaje. Conozco a muchos de los actores venezolanos que trabajan ahí, pero para esta obra el elenco es casi en su totalidad cubano ya que la obra transcurre en Cuba en 1960, pero tengo la fortuna de estar trabajando con varios venezolanos detrás del escenario. Conmigo están: Salomón Lerner esta componiendo la música original, Edwin Erminy diseñando la escenografía, Fernando Then es el coordinador del proyecto de parte de Repertorio y Alfonso Rey es el director técnico.
-¿Cuando comienza la temporada?
-Empieza el 3 de noviembre y esperemos que se quede en el repertorio de Repertorio Español por mucho tiempo.
-¿Y el regreso a la patria es para cuando?
-Bueno, estoy trabajando con Salomón Lerner en un nuevo musical original. Esperamos poderlo estrenar en Venezuela en el futuro cercano.
-¿Cuál es el elenco que tiene su espectáculo?
-Lo protagoniza la actriz cubana Hannia Guillen y el argentino Ed Trucco. Tenemos también en el elenco a los actores cubanos Ana Margarita Martinez-Casado, Tatiana Vecino y Raúl Durán. Y el elenco lo completan: Maggie Bofali, Frank Rodríguez y Jerry Soto.
ACERCA DE NILO CRUZ
Nilo Cruz (Matanzas, Cuba, 10 de octubre de 1960) es un dramaturgo consagrado con obras como: Un tren nocturno a Bolina, Bailando de rodillas, Una casa en el parque, Dos hermanas y un piano, Hortensia y el museo de los sueños, Lorca con un vestido verde, Ana en el trópico, La belleza del padre y El color del deseo. Las mismas se han presentado en Estados Unidos y Europa. Ha traducido al inglés piezas españolas como Doña Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba, ¡Ay, Carmela! y La vida es sueño. Escribió también una adaptación de Un señor muy viejo con alas enormes de Gabriel García Márquez. Ha recibido numerosos premios y becas. En el 2003 obtuvo el Premio Pulitzer y el Premio Steinberg de Drama por Ana en el trópico, la cual también recibió una nominación al Premio Tony. En el 2009 recibió el Premio Laura Pels de Dramaturgia, el Premio PEN y el USA Fellowship de Literatura. También director teatral y escritor de cine. Sus nuevos proyectos incluyen un libreto para una ópera que escribirá junto con la compositora Gabriela Frank, ganadora de un Premio Latin Grammy.


sábado, octubre 22, 2011

Cacería de casados

Nadie niega que la televisión venezolana durante sus 59 años de existencia haya sido pingüe negocio. También hay subrayar como gracias al crecimiento de varias empresas televisivas decenas de miles de actores, técnicos, trabajadores especializados y los indispensables escritores contratados han ganado algo más que el cotidiano pan y hasta unos cuantos pudieron destacar y trascender para convertirse en ejemplares intelectuales o en los mejores de su especialidad, para referirnos solo al sector de los escribidores. Una pragmática versión, diríamos nosotros, de como el fin justifica los medios o como la práctica ordenada de un oficio siempre genera saber o ciencia.
Gracias a Dios hay en este siglo XXI más generaciones de libretistas o guionistas, donde descuellan personalidades más versátiles y más a tono con los tiempos actuales, como es el caso de Martín Enrique Hahn (Barinas, 1964), quien desde los años 90 -se hizo conocer con El desafío en 1994- ha desarrollado diversas temáticas y pergeñado novedosas técnicas para elaborar guiones fundamentales en diversos eventos televisivos exitosos y, por si fuera poco, también piezas teatrales ha escrito y estrenado, además.
Precisamente Martín Hahn-como se conoce popularmente al familiar del conspicuo y legendario músico Reynaldo Hahn-tras el éxito de rating de su telenovela La viuda joven, transmitida por Venevisión, y para disfrutar un poco de las ambrosías de la fama acaba de estrenar “la escandalosa” comedia Hombre casado busca, en el teatro Escena 8, bajo la eficaz dirección de Javier Vidal y con las impactantes actuaciones de Luis Olavarrieta, Beba Rojas y César Flores,
ESCANDALO
Lo de escandalosa no es un decir, pues, en el ámbito de la TV criolla, donde aún imperan insólitas y hasta caducas normas o códigos, un argumento como el que Hahn desarrolla en su cuarta pieza teatral, Hombre casado busca, no podría utilizarlo en telenovela criolla, aunque en ocasiones exhiben telefilmes similares en horarios especiales para “adultos” y servidos por el cable.
Hombre casado busca es una comedia sobre lo que le pasa a Miguel cuando, por curiosidad y una insatisfacción íntima, navega en una página de Internet para hombres casados que desean hacer sexo con otros caballeros desposados. Miguel, al parecer feliz pero con muchos interrogantes eróticos, planifica un encuentro en un parque solitario y en la oscuridad del sitio descubre que el personaje de su ciber cita es nada menos que el hermano de Karen, su esposa, o sea el cuñado Sigfredo.
Lo que sucede entre el insatisfecho Miguel y el cuñadito Sigfredo, casado y con varios hijos, y además desaforado por buscar y degustar otros placeres carnales, es una madeja de enredos inverosímiles en un contexto real y concreto, porque el autor, con su mentalidad telenovelesca, le pone ingenio y pimienta a la compleja situación de esos dos hombres que quieren pero no se atreven y cuidando no ser descubiertos por las conyugues que tienen que soportar o ser cómplices de las locuras de sus “medias naranjas”. Para resumir, la jocosa situación teatral: el final es abierto. Los varones sufren pero quedan con mayores libertades para proseguir probando o buscando, mientras que sus féminas pretenden pasar por bobas, que no lo son, aunque pueden optar por la resignación, o por cambiar de maridos.
HOMOFOBIA
La bisexualidad que plasma Hombre casado busca es otra de las conductas sexuales perseguidas por la homofobia, esa lacra cultural que ha existido siempre y que en algunos países lleva a la cárcel o la muerte a quienes practican lo que no está permitido o bendecido por las religiones y los códigos civiles. Pero resulta que la bisexualidad es más común y corriente de lo que se cree, porque el matrimonio es como una cortina de acero que todo lo tapa, hasta que tal cortina se deshace cual mantequilla, vaselina o cualquier lubricante erótico y todo se descubre, generando, como es la tradición, divorcios o separaciones violentas, con las consabidas lágrimas y las explicaciones que no explican nada a hijos y familias involucradas. Y por supuesto la bruja mala de la homofobia queda feliz y contenta porque “el mal no avanza, ha sido descubierto”, etcétera, al menos en los países tercermundistas donde el conservadurismo impera y desgracia a quienes atrapan.
Martín Hahn esta muy lejos de hacer recomendaciones morales o tomar partido por tal o cual de las conductas ahí plasmadas. Muestra, eso si, un divertido juego inteligente con los personajes y al final todo lo deja como al principio: para atreverse, porque el público tendrá que reflexionar o rechazar lo que ahí se muestra o ahondar más en sus visitas a las cibernéticas páginas, donde de cada diez webside hay seis de temática sexo con todas las conductas o comportamientos posibles o conocidos hasta ahora.
ESPECTACULO
El montaje que el director Vidal asumió con Hombre casado busca es el prototipo del teatro pobre o minimalista a la venezolana. Cámara negra, luces más o menos fuertes, un poco de humo y cuatro modernas sillas de plástico es todo lo que utiliza el puestista para una planta de movimientos intensos donde los actores dan todo lo que tienen para hacer verosímiles a sus personajes de machos en cacería de placeres menos tradicionales. El ritmo y las atmósferas que se consiguen son consecuencia de la férrea disciplina que Vidal les impone y es por eso que Luis Olavarrieta como cuñado Sigfredo avasalla a su oponente, el curioso Miguel quien gana el kino de la mala suerte al descubrir a su pariente político en “tenebrosas cacerías”. No queda duda alguna que Olavarrieta ha dado un sorpresivo gran salto en su carrera profesional actoral y lo demuestra exhaustivamente, mientras que Flores saca con dignidad su personaje, ayudado en parte por esa palanca que es Beba Rojas, “una todo terreno”, como su esposa Karen.
CUATRO POR AHORA

Desde el 15 de febrero de 1992, en el teatro Chacaíto con la comedia policial Crimen pasional, comienza el periplo escénico de Martín Hahn. Este dramaturgo tiene especial formación universitaria, pues egresó de la UCV como licenciado en Artes Escénicas, mención Cine, y además exhibe una maestría en Teatro Latinoamericano. Nada de empirismo o de cómo vaya viniendo vamos viendo, va con la academia por adelante, como dicen socarronamente algunos comentaristas. Hay que recordar que su ópera prima fue actuada por Carolina Cristancho, Carlos Carrero, Andrés Izaguirre, Fabiola Romero y Sun-Ling Antonetti, bajo la dirección de Rodolfo Drago. Era una pieza entretenida por la trama y por el complejo enredo en que se debatían sus personajes, porque había de por medio un marido tan celoso que ni el temible moro Otelo es un aceptable punto de comparación, así como también una dama apta para ser llevada a una clínica psiquiátrica, porque ella precisamente ha perdido la cabeza ante los románticos mitos masculinos que le vende el cine norteamericano. Después, Hahn escribió y pudo ver representadas, con notable éxito de público, sus piezas Tres reinas y Rey de Oros, con personajes muy sexuales, cosa nada rara. Y ahora prueba suerte con Hombre casado busca.

Ricardo III de Los Teques

Cero y van tres. La agrupación Veneteatro, de Los Teques, montó su primera trilogía con piezas de William Shakespeare. La tempestad (2009) abrió, continuó Antonio y Cleopatra (2010) y ahora hace temporada Ricardo III en la Casa de la Cultura. El líder de este ambicioso proyecto artístico es Dante Gil, quien versionó, dirigió y coordinó las producciones, realizadas con autogestión comunitaria.
Ricardo III es un drama histórico, escrito alrededor del año 1593, cuyo argumento muestra al jorobado y deforme Ricardo Duque de Gloster, quien ambiciona la corona para ser rey absoluto y se esconde en benignas apariencias, desata malévolos planes para devastar su entorno familiar y provoca incluso una conflagración civil, la Guerra de las Rosas. Este soberano es un atípico antihéroe o villano bufonesco capaz de seducir con sus maquiavélicas manipulaciones al resto de los personajes e incluso a los mismos espectadores, a quienes reiteradamente les anticipa sus malévolos planes, haciéndolos participes y a la vez cómplices de sus proyectos conspirativos, todo esto envuelto en una cautivante pero peligrosa personalidad llena de astucia, hipocresía y engaños.
Al final, convertido en rey, lo azota su conciencia con la aparición de todos los fantasmas de quienes traicionó. El dramaturgo se esfuerza por otorgarle una especie de remordimiento, pero ya es tarde, el criminal y loco es vencido por sus propios demonios y su desmedida ambición.
Según el crítico Harold Bloom, en su libro Shakespeare, la invención de lo humano, este Ricardo III es un gran monstruo, el cual fue superado, decimos nosotros, por los gobernantes fascistas del siglo XX. Este montaje, comprimido y adaptado a las características de la agrupación, es protagonizado por el actor Henry Pantoja, el mismo que encarnó al minusválido de nuestro melodrama El fantasma de Bonnie (2011). Ahora con sus performances como duque de Gloster y el criminal rey, logra demostrar sus evolutivas dotes histriónicas y su reiterar su asombrosa capacidad para transformarse desde el fatídico monstruo al absorbente payaso que pide aplausos o reconocimientos ante la maldad de lo que hace.
El montaje logrado por Dante Gil simplifica buena parte de las intrigas palaciegas para capturar el poder y acentúa su critica abierta al uso de las armas, a la fuerza y al crimen como formas de vida dedicada exclusivamente a erigir un tonto monumento a la estulticia humana, camino sangriento hacia el poder absoluto en nombre de una supuesta ideología. Este montaje quita el sueño por lo que encierra.
El elenco está conformado además por Ulises Acosta, Rayito Zamudio, William Pérez, Melissa Muñoz, Nancy Méndez, James Prada, Richard Contreras, Marco Ford, Ulises Acosta, Luisana Ortiz, Francisco Ortiz, Wilson Carrero, Paolo Patella, Luigui Castaño y Mara Flores.
La coreografía es de Rayito Zamudio (VeOzdanza de México) y Manuel Ángel Conejero (Fundación Shakespeare de España) dio su asesoría.

sábado, octubre 15, 2011

Vino La Reina

Otra vez más, la historia reciente venezolana inspira a los dramaturgos para elaborar piezas y mostrarlas ante sus audiencias. Ya lo hicieron, durante esta temporada 2011, Javier Vidal y su Diógenes y las camisas voladoras e Ibsen Martínez con Como vaya viniendo y Petroleros suicidas. Y ahora, recientemente, Karin Valecillos presenta Vino la Reina. Esto es ejemplar y genera educativos debates y brotan opiniones fundamentadas que enriquecen diversos ángulos de las piezas representadas. ¡El teatro sale ganador!
En Vino la Reina, la cual se exhibe en el Espacio Alterno del Trasnocho Cultural, Karen Valecillos utiliza un suceso ocurrido hace 30 años, aquí en Caracas. Por vicisitudes propias de los países tercermundistas, la muerte del ex Presidente de la República, Rómulo Betancourt, significó un duelo público y nacional que afectó todos los eventos artísticos, sin considerar los daños económicos, entre otros, que provocó tal decisión. Por ese exagerado desatino, según disposición del presidente Luis Herrera Campins, fracasó la gira de la mítica banda rockera británica Queen para realizar una serie de conciertos en el Poliedro de Caracas desde el 27 de Septiembre de 1981, ya que a raíz del deceso del ex Jefe de Estado, ocurrido el 28 de septiembre en Nueva York, se suspendió el concierto de ese día y el resto de la gira en el país.
OBRA
El “aborto” de las presentaciones de Queen lo utiliza Valecillos para crear una comedia con cuatro sagas de frustración: la de Gerardo, el arriesgado empresario que pautó las cinco fechas de la agrupación inglesa en Venezuela y cifró en esas presentaciones todas sus esperanzas para surgir como líder de los emporios de espectáculos; esta el conmovedor y ambiguo Clarkson, un adolescente que sueña ser como el homosexual Freddie Mercury (líder máximo de Queen), enfrentándose a un retrógrado y homofóbico papá petrolero y una madre temerosa, ante quienes hace sentir su deseo de asumir su vida en libertad, o sea salir del closet; destaca el histriónico y popular mensajero José, eternamente enamorado de Yudi, la secretaria de la oficina donde trabaja, quien ve en el concierto de Queen la única oportunidad de que su “diosa del tecleo” se fije por primera vez en él, y cierra Rossana, alias Liber, militante de un partido anarquista, quien pretende sabotear al concierto de Queen para quitarse la fama de burguesa y para que sus compañeros sepan que ella no es una víctima más de los gustos populares.
Tres de los cuatro pretenden culminar felizmente sus anécdotas personales al participar en el Teleshow de la Alegría, conducido por Mirna Manaure, parodiando al celebre Freddie Mercury y ganarse así las entradas para el susodicho concierto, pero la muerte de Betancourt logra cambiarlo todo.
MONTAJE
Vino la Reina
destaca en escena gracias al buen trabajo del equipo que dirige Jesús Carreño, sin lugar a dudas el esteta de la agrupación Tumbarrancho, y los actores Alejandro Díaz, Elvis Chaveinte, Vicente Peña, Omaira Abinadé, Israel Moreno, Giovanny García, Zuly Méndez, Indira Jiménez y Patrizia Fusco, quien además funge como productora general del espectáculo; la dirección musical es de Abiram Brizuela; el trabajo coreográfico Francisco Bravo y vestuarios de Samantha Castillo.
La pieza, como estructura y como propuesta ideológica, es la más ambiciosa de las cuatro piezas que hemos visto de Valecillos en escena, aunque encontramos débil el texto de la cuarta saga, la de Rosana o “Liber”.No tiene verdad, no fluye como las otras, su discurso es farragoso y la actriz Zuly Méndez tampoco ayuda el ritmo del trabajo escénico, aunque Giovanny García hace lo imposible para que funcione. Incluso es innecesaria para la obra en general, porque no agrega nada, sino que se convierte en un tonto lastre. Ya que las sagas del adolescente gay y del empresario –en la vida real era Enzo Morera-, además la del mensajero José, son tan buenas o están mejor elaboradas, más cuidadas y ejemplarmente resueltas por Alejandro Díaz (toda una revelación escénica), Elvis Chaveinte y Vicente Peña. También son satisfactorias las performances de Israel Moreno, además de Omaira Abinadé.
Comprendemos los apuros de Valecillos para redondear su pieza, para no caer en extremismos, pero es que la saga del muchacho gay que lo manda todo al carajo, porque no quiere seguir en un hogar que lo ahoga y no lo deja ser libre, es muy fuerte y hasta “peligrosa” en si misma. A pesar de todo los cuidados de la autora, la pieza se convierte en otra bandera de la dramaturgia venezolana contra la homofobia, gracias además al desempeño del joven comediante, bien secundado por su “mamá”, Omaira Abinadé.
La escenografía de esta despojada puesta en escena es un modelo del minimalismo criollo. Esta reducida a un viejo escritorio y una mesa de comedor con sus sillas, que son los apoyos físicos básicos para las acciones dramáticas de un elenco que en conjunto es ejemplar. El espectáculo fluye perfectamente, aunque sería recomendable darle más énfasis al baile de los tres imitadores de Freddie Mercury y ver como resuelven teatral o coreográficamente el final, el colofón ese o especie de Wikipedia parlante, donde los actores hacen un repaso totalmente innecesario de microbiografías del líder de Queen y de Betancourt.
En síntesis, a pesar de “los lunares” que hemos señalado, Vino la Reina es un espectáculo para públicos juveniles y adultos, con visos de comedia sobre lo que ha significado la idea del “triunfalismo” o el “golpe de suerte” para definir a los venezolanos como sociedad, capaz de sumergir a la audiencia en el furor de los 80, precisamente cuando los closets comenzaron a romperse, aunque en USA estallaron con la noche de Stonewall, el 28 de junio de 1969, en Nueva York.
Reír o llorar
Karen Valecillos, creadora de obras como Lo que Kurt Cobain se llevó y 29/10/88, entre otras, puntualiza que cuando escribió Vino la Reina hacían temporada, en 2008, con Cuentos de guerra para dormir en paz, por azar -o por asuntos del destino- distintas personas le comentaron sobre lo que sucedió en el 81 con la suspensión de los conciertos de Queen. “La anécdota es para mí una metáfora del triunfalismo nacional, ese pensamiento ingenuo de que el éxito y el progreso están a la vuelta de la esquina, a todo nivel, en lo personal, lo sentimental, lo social. Los venezolanos somos especialistas en contar los pollos antes de nacer”. De eso trata Vino la Reina de eso y mucho más. “Siempre resalto que es una tragicomedia, porque nuestra historia como país está llena de momentos donde uno no sabe realmente si reír o llorar”, indica, estoicamente, la autora de la pieza.

El bosque Magicus

Ella toda una primera actriz, Lily Álvarez Sierra, y el un versátil escritor y director, Gabriel Martínez, se instalaron en Caracas a mediados del siglo XX, después de haber probado suerte en Bogotá. Entre las muchas cosas que hicieron, además de procrear al unigénito Fernando y velar por sus descendientes, llevaron el teatro para niños a la naciente televisión criolla y abrieron una escuela orientada a la capacitación de actores. Impulsaron las artes escénicas en todos los niveles, pero particularmente los espectáculos orientados al público juvenil.
Recordamos a ese matrimonio chileno, pionero en lo que genéricamente se conoce como teatro para niños, porque en esta centuria hay nuevas generaciones de teatreros empeñados en no dejar desaparecer la semilla que sembraron, como es el caso de Gioia, hija de Dionisio Arismendi y la primera actriz Gioia Lombardini, quien no solo se licenció en Artes Escénicas en la UCV sino que escribió y dirigió la obra Magicus, el bosque reciclado, entretenido y bien logrado espectáculo musical donde el amor, la alegría, la perseverancia y la amistad impiden la deforestación de un sorprendente lugar habitado por especies mágicas, que está en peligro de extinción.
Gioia Arismendi “amenaza” con más obras de su autoría, pero ahora quiere dirigirse al público juvenil porque la ecología, el reciclaje y la conciencia ambientalista son temas muy importantes para todos los niños y los adultos. Aparte de entretener busca educar a través de su espectáculo, crear conciencia y dar consejos de como se puede vivir mejor, como personas, como ciudadanos con nosotros mismos y con el medio ambiente. “Reconocernos y valorarnos por lo que somos y no por lo que no somos, entender que seres diversos y distintos pueden habitar en un mismo lugar si entendemos que el respeto y la tolerancia son la clave para lograrlo. Y entre esos temas y esos puntos, esas ideas fluyeron y nació mí Magicus, el bosque reciclado”, el cual hace temporada en Teatrex, sábados y domingos a las 4pm.
La aventura escénica se desarrolla en el año 2052, cuando los pocos bosques existentes en la Tierra están en peligro. Priscilla, ingeniero de la deforestación del bosque, obstinada de sí misma y de sus amigos, quiere armar un barco gigante con la madera de los árboles de Magicus, para irse a buscar nuevos horizontes, acabando así con la vida en ese lugar para siempre. Pero todo eso fracasa porque los habitantes del bosque, humanos, plantas, animales y seres mágicos se integran a la misma lucha para salvar a Magicus y salvarse ellos.
El espectáculo, pese a las incomodidades del espacio escénico de Teatrex, atrapa al público y el mensaje ecologista llega fácil a la audiencia en general, gracias además a la entrega de los cómicos ahí involucrados, como Osman Aray, Raquel Yánez, Gioia Lombardini, Ámbar Díaz y Carlos Felipe Álvarez, además de Gioia Arismendi.
La joven autora, directora y actriz reconoce que todo ha sido posible al amor y al respaldo incondicional que recibe por parte de toda su familia, que ha estado absolutamente involucrada, en todo momento y en todos los aspectos.
Imposible ver al espectáculo de Gioia Arismendi y no evocar el trabajo de esos mágicos viejos que eran Lily y Gabriel, cuya memoria además han perpetuado sus nietos, con César a la cabeza

domingo, octubre 09, 2011

Escándalos chejovianos

Tanto la vida como el teatro prosiguen dándonos gratas sorpresas. Las personales solo a nosotros interesan, pero las artísticas sí son para difundirlas porque denotan que “el tren eléctrico” del teatro venezolano, específicamente el caraqueño, no se ha detenido y avanza en pos de estéticas y lenguajes nuevos y, además, buscando, fundamentalmente, la consolidación de los elencos del necesario relevo artístico, como es el caso de Grupo Teatral Emergente, el cual, bajo la égida de Jesús Delgado, hace temporada en la Sala Cabrujas de Cultura Chacao hasta el 30 de octubre. Ahí presenta su excelente y aleccionador espectáculo Escándalos personales/La vida es una suma de instantes, elaborado con textos del escritor y dramaturgo Antón Chéjov (Rusia, 17 de enero de 1860/Alemania, 2 de julio de 1904).
Escándalos personales/La vida es una suma de instantes esta integrado por cinco obras con un presentador o hilvanador, que es el mismo Chéjov, felizmente encarnado por el actor Gerardo Soto. Ahí se le suministra al público caraqueño, con piezas escritas hace más de un siglo, algunos aspectos de los sueños, las desilusiones y las pasiones humanas abordadas con humor inteligente y refinado, y hasta hay un contemporáneo y muy aleccionador mensaje, reiteramos nosotros.
El director Delgado escogió y ensayó los cuentos “El estornudo”,“La institutriz”, “El arreglo” y “La audición”, además de la comedia El oso, para lo cual trabajó exhaustivamente con Gerardo Soto, Marisol Da Silva, Germán Anzola, Patricia Pacheco, Stella Guerrero, Ivonne Vela, Fulvio Quintana y Carlos Clemares, vestidos por Joaquín Nández, con iluminación de Luis Ernesto Domínguez y corografías de Adriana Bustamante y Jacques Brouquet, así como las necesarias asistencias de Patricia Veliz y Sebastián Torres, hasta obtener un valioso y excelente producto estético.
Texto
Parte del éxito artístico de este montaje descansa en la elaboración del guión con los cuentos cortos adaptados y la pieza teatral, todos hilvanados en una historia escénica a través de Chéjov como artista y creador, para presentar a sus personajes como criaturas vulnerables e imperfectas, victimas de su propio destino. Y todo esto se logra a través de un lenguaje accesible, producto de una traducción especializada, con una puesta en escena dinámica, limpia, moderna y atractiva y un conjunto de actores muy bien seleccionados y adiestrados.
El director Delgado se propuso no presentar las piezas aisladamente, sino construir un espectáculo integrado, en el cual la genialidad del artista-escritor fuese el hilo conductor. Respetando al autor fueron adaptando palabras, que en algunas traducciones no eran las más adecuadas. Estudiaron sus grandes dramas, sus cuentos y sus escritos; por lo tanto no fue difícil encontrar, en los textos, las reflexiones, generalmente del propio Chéjov, que emplearon luego para abrir la pieza, cerrarla, o como breve introducción a cada historia.
Fue así como salio un guión donde Chejov advierte como Cherviakov (Germán Anzola), humilde trabajador de un ministerio va al teatro y ahí encuentra a su jefe y por un exceso de cortesía y un tanto de mala suerte estornuda y desata un incidente que culmina en tragedia. Describe el sórdido nivel de humillación donde trabaja la institutriz Julia (Stella Guerrero) y la enfermiza maldad de la Señora (Marisol Da Silva), hasta que culmina con la advertencia de que la sumisión tiene limites y anuncia lo que puede ocurrir cuando los abusados e indignados reclamen sus derechos. Chéjov da una clase sobre lo que pudo haber sido la iniciación sexual del joven (Fulvio Quintana) que tiene un padre demasiado cariñoso y humano con su vástago. La joven actriz Nina (Patricia Pacheco) insiste hasta que Chéjov le permite que audicione con fragmentos de Tres hermanas y logra convencer al exigente autor. Y el espectáculo cierra con un duelo de iras y deseos que estallan cuando la viuda Popova (Marisol Da Silva) es brutalmente asaltada en su casa por un patán terrateniente (Carlos Clemares) que pretende cobrar una deuda y termina enamorado y de rodillas ante la bella dama. ¡Cosas del amor!
Montaje
¿Es la magia de la escritura de Chejov o el talento interpretativo de los cómicos venezolanos quienes hacen del espectáculo algo más que 70 minutos placenteros y estremecedores por lo que le pasa a esos personajes que existieron y aún sobreviven?
El público tendrá que averiguarlo. Nosotros solo subrayamos que la vida del teatro son sus actores y sus espectadores sensibles. Y que todo es consecuencia del trabajo del equipo humano y artístico ahí reunido bajo la egida de Delgado, quien viene desde el año 2007 ocupado en hacer dignos espectáculos con obras que dan algo más que divertimento al público, y de eso hemos sido testigos, hasta que han mostrado este excelente trabajo chejoviano, consecuencia de su estudio y del apoyo recibido de la maestra Elia K. Schneider, entre otros respetables educadores, adoradores del Sistema Stanislavski.
Hay, pues, en este sexto trabajo del Grupo Teatral Emergente algo más que una esperanza o un sueño. Hay decisión de hacerlo siempre mejor y de involucrar a una joven generación que necesita espacios donde darse a conocer. ¡Adelante!
Maestra
La venezolana Elia K. Schneider no solo trabaja con el método stanislavskiano, sino que también ha incorporado aportes de teóricos norteamericanos como Stella Adler y Sanford Meisner. Actualmente da clases de Fundamentos de Actuación en el Stella Adler Academy of Acting and Theatre de Los Angeles, Estados Unidos. Es reconocida además por sus películas Huelepega y Punto y Raya. Son muchos los actores formados por ella que hoy destacan en el ámbito nacional e internacional.
Amor por Chéjov
Durante un taller de dirección y puesta en escena en el Centro de Directores para el Nuevo Teatro, dictado por Daniel Uribe y América Alonso, cuenta el director Delgado como realizaron un montaje con textos breves de Chéjov. “Cada alumno debía llevar a escena un relato. A mí me tocó "La audición", una de las cinco piezas que ahora presentamos. Emprendí una investigación profunda sobre Chéjov y su época. Quedé prendado. Me maravilló su humildad, su inteligencia, su carácter. Puede convertir momentos sencillos de la vida en los más hermosos instantes dramáticos. En sus relatos cortos hay una profundidad hermosa, una poesía tan sutíl, tan digna de trabajar, que se me hizo necesario llevarlos a escena. Además, encontré en el Sistema Stanislavsky, que conozco gracias a mi maestra Schneider, una guía certera en el acercamiento al alma de sus personajes. Era cuestión de tiempo para que se concretara este proyecto, que ahora se presenta como Escándalos personales/La vida es una suma de instantes.


Agridulce Rajatabla

Por avatares de la vida hemos reseñado la saga del grupo teatral Rajatabla, incluso aquellos flujos y reflujos que precedieron a su creación, desde el 28 de febrero de 1971, bajo los aleros del Ateneo de Caracas. Las muertes de sus fundadores, el director Carlos Giménez (1993) y el actor Francisco Alfaro (2011), no detuvo su marcha, pues, resolvieron los relevos de los directivos y por eso ahora su popular relacionista público William López (José Rosario López) asumió la presidencia de la institución para ejecutar varios proyectos aprobados y poner en marcha otros.
Rajatabla ha sobrevivido porque se hizo imprescindible para el desarrollo del teatro criollo –forma artistas y capacita público- y aunque ahora tiene rebullones sobre su morada, prosigue su plan de producir y mostrar las tres últimas obras seleccionadas en la Muestra de Dramaturgia Nacional, la cual organizo Alfaro en dos oportunidades. Es por eso que Agridulce, el sabor de las querencias de Glener Morales y El robo de la arrobita de Carmen García Vilar se exhibirán durante este último trimestre, mientras que El más mejor de Roberto Azuaje abrirá la temporada 2012.
Le ha correspondido al presidente López, apuntalado en Gerardo Luongo, debutar con la producción de Agridulce, el sabor de las querencias, puesta en escena por Rufino Dorta y con las actuaciones de Dora Farías, Yurahi Castro, Tatiana Mabo, Jean Franco De Marchi, Alirio Valero y Fabiola Arace. La iluminación es de Alfredo Caldera.
Las obras de teatro no necesitan programas de mano ni de conferencias de prensa o exposiciones previas a su representación. La promoción de tal o cual espectáculo puede ayudar a captar espectadores, aunque no siempre ocurre, pues el boca-a- boca tiene la última palabra. El público las disfruta o las repudia y prosiguen las funciones hasta concluir la programación acordada. Reiteramos esto por que Agridulce, el sabor de las querencias es una pieza preñada de buenas intenciones con sus denuncias contra las sociedades conservadoras, pero al ser representada es solo una decadente explosión de imágenes y situaciones surrealistas que no ayudan en nada al espectador, porque el discurso verbal es confuso y se mueve a trompicones.
Según la nota de prensa, esta pieza “es un canto al amor, a la familia, y a la patria”, donde su autor plasma a un joven que de niño perdió a sus padres; una se marchó y otro se suicidó, dejando una familia desintegrada. Pero el protagonista no sucumbe y la falta de sus progenitores la sublima como soldado y adopta a su país como padre y madre. Este relato explica un tanto las acciones dramáticas, pero no hay teatro como tal, pues el discurso escénico va por un lado y las imágenes por otro, creando una confusión tonta para estos tiempos. La obra necesitaba reescritura o por lo menos un montaje que sirviera para contar con simpleza lo que pretendía el escritor.
¡Suben y bajan los telones, pero Rajatabla ahí continúa en pos de un nuevo horizonte!

sábado, octubre 01, 2011

Equivocaciones o errores

William Shakespeare reclama aplausos en la sala Anna Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Untarte), la cual, por decisión del Ejecutivo Nacional ocupa el edificio que durante 26 años uso en comodato el Ateneo de Caracas en la zona de la plaza Morelos, desde los meses de mayo y agosto de 2009, y cuya rectoría ejerce desde entonces Emma Elinor Cesín Centeno.
Emerge Unearte no como la sumatoria de los cuatro institutos universitarios que antes impartían educación en las áreas del teatro, la música, las artes plásticas y la danza. “Es una institución de educación superior con nuevo enfoque y nuevo diseño curricular, el cual estamos intentando desarrollar en conjunto, tras haber sido intensamente trabajado con los docentes universitarios y con el estudiantado que se interesó”, declaro Cesín Centeno, al tiempo que puntualizaba que “el curriculum está vivo, no es que se hizo y aquí quedó, estará en permanente estudio y formación, y en evolución porque estamos intentando crear una nueva forma para enfrentarnos a este complejo proceso de formación en las artes, entendiéndose que la Universidad tiene una responsabilidad compartida. Estos planes de estudio son inclusivos en la medidas en que deslindan las fronteras entre lo académico, lo popular y lo tradicional en materia de artes y cultura, considerando las realidades territoriales, geográficas, culturales y mentales, así como la pertinencia con relación a los que originaron, lo mantenido, incrementado, congregado, novedoso y coherente, conservando lo propio e introduciendo elementos que resultan valiosos para el país y para la educación a nivel internacional. Los licenciados egresarán capacitados para formar a los educadores en cada una de esas áreas. Esto es un logro histórico”.
ESPECTACULOS GRATUITOS

Unearte además ha programado las tres salas teatrales que tiene su edificio sede con grupos particulares profesionales y elencos de estudiantes y recién graduados, los cuales se han presentado gratuitamente ante el público, aunque la Universidad da un bono financiero especial a los artistas en disciplinas dancísticas, teatrales y musicales que ahí se exhiban.
La calidad artística de los montajes de los universitarios ahí mostrados ha sido variopinta, al tiempo que se han podido apreciar nuevas o incipientes manifestaciones estéticas, porque en su mayoría son ofertadas por jóvenes en acelerado proceso formativo y hasta es posible que en sus escenarios, como en sus aulas, se esté gestando una verdadera revolución en las artes escénicas y musicales.
Y es por eso que hasta el domingo 2 de octubre se podrá ponderar la contundente versión escénica que la profesora Diana Peñalver ha logrado con el texto shakespereano La comedia de las equivocaciones, por intermedio de una propuesta ambiciosa, materializada con una treintena de estudiantes de Unearte, quienes con que ese montaje culminarán estudios y optarán por las respectivas licenciaturas.
INVENCION DE LO HUMANO
En su libro Shakespeare, la invención de lo humano, Harold Bloom explica que La comedia de los errores o La comedia de las equivocaciones es una muestra de su maestría en el manejo de la acción, los caracteres y la misma dramaturgia, la cual resulta ser una versión refinada y hasta mejorada de Plauto para plasmar una historia un tanto absurda. Muestra a un anciano que será ejecutado por infringir la ley que prohíbe a los habitantes de Siracusa viajar a Efeso. La encargada de hacer cumplir la norma jurídica da la oportunidad a la víctima de defender su causa y éste relata de un naufragio que sufrió en carne propia 25 años atrás, en el cual perdió a su mujer e hijos, unos gemelos, así como también a otros gemelos que él compró para que fuesen criados de sus hijos, dando así pie a un relato donde “lo que se ve no es lo que parece.”
Los equívocos de la historia están relacionados con esa ambigüedad que generan los gemelos y el montaje que exhibe Unearte termina por ser un modelo de respeto por la tradición y la modernidad, en el rescate de obras universales de gran actualidad, además es una óptima muestra del trabajo de equipo ahí desplegado.
Para Bloom esta divertida y vigorosa comedia es un punto de partida de Shakespeare para su reinvención de lo humano, donde el dramaturgo toma partido por los payasos como símbolos del pueblo acorralado y por ende hábil con sus astutas conductas y no por los mercaderes. Sobran comentarios sobre lo que la pieza propone.
ESPECTÁCULO
Si Shakespeare es la estrella del espectáculo de Unearte por su enseñanza, también hay que resaltar el habilidoso uso de diez periaktoi monumentales, unos prismas, de telas y metales, que son movidos y usados por los actores para crear las necesarias ambientaciones del montaje. Es otro grato espectáculo visual ver a esa muchachera salir airosa con los urgentes y veloces desplazamientos de esos mecanismos escenográficos, de origen griego, al mismo tiempo que crean a sus múltiples personajes, a lo largo de 135 minutos, sin parar. Talento histriónico y destreza físicas bien conjugados.
Sin lugar a dudas que es un espectáculo que solamente se puede obtener con gente joven por las exigencias físicas fundamentalmente, lo cual revela la visión que tuvo la directora, quien, como ya es su costumbre, utiliza los palos o los garrotes tradicionales del tamunange para algunas peleas o reyertas de los personajes shakespereanos.
Y todo eso con un vestuario que combina lo contemporáneo con lo antigua y además el uso general de máscaras. Todo concebido con un preciosismo ejemplar.
EGRESO

La comedia de las equivocaciones fue seleccionada por los estudiantes de teatro de Unearte, próximos a graduarse en el 2012 como montaje de egreso, requisito imprescindible para culminar el programa de estudios. Se evaluarán diversas áreas de conocimiento, dado que una veintena de jóvenes de menciones como actuación, diseño teatral, gerencia y producción trabajaron conjuntamente con sus docentes para llevar a las tablas un concepto articulador, que avanza a partir de las tríadas, escenas que se presentan al mismo tiempo tres veces.
FICHA ARTÍSCA Y TÉCNICA

ELENCO: Johan Escalante, Joseph Dubín Rivero, Diego León, Jesús Gómez, Diego Mora, Christian Jiménez, Dayana Carmona, Jorge Cogollo, Emilger Arroyo, Argenis Ciriaco, Solymar Raga, Karlyn Alquinzones, Catherine Tadger, Irene Vivas, Jiniva Irazábal, Luz Arciniegas, Anali Rivera, Keisbel Silva, Leonardo Gibbs, Anali Rivera, Tiziana Carascon. MAQUILLAJE, VESTUARIO Y MASCARAS: Nazareth Canache y Samyra Recondo. ESCENOGRAFIA Y UTILERIA: Tiziana Carascón y Lis Vielma. LUCES. Danibel Gil. DIRECCION GENERAL: Diana Peñalver Denis

La novicia Semprún

Es más fácil hacer atinadas comedias musicales que elaborar bombas atómicas y es por eso que Venezuela lleva, a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XXI, no menos de una docena de espectáculos donde los actores ya no pueden hablar más y deben cantar y como las emociones de sus personajes son tan fuertes se ven obligados a bailar, como aconseja Bob Fosse a los que hacen ese tipo de teatro.
En Caracas, durante el siglo XX, los musicales fueron cultivados y dieron pingues beneficios a Horacio Peterson, Levy Rossell, Carlos Giménez, José Simón Escalona y Elisa Soteldo, entre otros, pero nadie fundó una escuela para capacitar artistas indispensables, exceptuando la organización Las Voces Blancas, de cuyo destino no sabemos nada en estos tiempos.
En Estados Unidos de América y el Reino Unido las comedias musicales tiene más de dos centurias y hay escuelas para capacitar al personal artístico básico, además de respetables empresas productoras que mueven millones de dólares para sus montajes, los cuales mayoritariamente son exhibidos en Nueva York o Londres, al mismo tiempo que exportan los guiones o libretos tutorados para redondear así el negocio. Por supuesto que Washington y Londres si producen armas nucleares, pero de eso no se habla en los periódicos.
Recientemente, en la capital venezolana, tras las producciones de Michael Hausmann y César Sierra, irrumpe Vicente Albarracín con la dirección general de La novicia rebelde, producción de Escena Plus y Showcenter que se muestra en el Teatro Teresa Carreño, protagonizada por Mariaca Semprún y Rolando Padilla, escoltados por Gustavo Rodríguez, Julio Alcazar, Lucy Ferrero y Fanny Arjona, además de un septeto de niños y 35 actores que cantan y bailan, acompañados por orgánica Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la diestra batuta de Elisa Vegas.
Esta novicia rebelde venezolana, con música de Richard Rodgers y líricas de Oscar Hammerstein y el libreto de Howard Lindsay y Rossel Crouse, es un edulcorado cuento híbrido de Cenicienta con Caperucita Roja, azul en este caso, donde la bruja mala o el lobo feroz es el fascismo nazi que le complica a la vida a la ex novicia casada con un capitán naval austriaco que además le agrega los siete hijos de otro matrimonio. Amor con obstáculos.
Lo interesante e histórico de esta producción es la presencia del gran talento actoral, vocal y musical venezolano, formado con muchos sacrificios, pero que ha permitido ponderar y exaltar la magia de Vicente para sincronizar a Mariaca, Rolando, Gustavo y todo ese elenco profesional que disfrutaron e hicieron soñar a la audiencia con ese cuento rosa, que por supuesto no llega ni a los tobillas de la historia real que lo inspiro: una familia austriaca desplazada por los enloquecidos alemanes. Locura fascista que recorre al mundo para no dejar dormir a nadie.
Con ese talento ahí involucrado se pueden hacer otras comedias musicales menos light y adecuadas para los tiempos que vivimos. Hay títulos foráneos importantes que son costosos por los derechos de autor, pero hay piezas venezolanas no tan caras. Se pueden hacer a pesar de tener un número pequeño de esos súper actores que exigen semejantes espectáculos, además de la superabundancia de músicos. ¿Quien le pone el cascabel al gato?