Siempre tenemos que repetir lo mismo, por si acaso hay lectores nuevos. En diciembre de 1992 nos propusimos iniciar la compilación de una serie de apuntes útiles para la historiografía del teatro venezolano, con miras a realizar no sólo un trabajo de mayor investigación sino también pensando en la utilidad de esa información para los trabajos cotidianos de periodistas y estudiantes de arte escénicas, además de servir como fuente de documentación para artistas o cultores o cultoras involucrados en este interesante e inédito proceso cultural, político y económico que vive Venezuela desde 1999.
Iniciamos, pues, ésta aventura editorial con un gran reportaje sobre lo que había sido la vida y la obra del fundador del grupo Rajatabla y el creador de los caraqueños festivales internacionales de teatro. Se hicieron tres ediciones de Carlos Giménez/Tiempo y Espacio y después, en 2003, salió Carlos Giménez/Antes y después para recordar los diez años de su fallecimiento. Y ahora para completar los primeros 25 textos tenemos Teatro 2011, dedicado al primer actor y esmerado dramaturgo Javier Vidal i Pradas en ocasión de su exitosa pieza Diógenes y las camisas voladoras, que el director Moisés Guevara presentó además con el invalorable soporte de los jóvenes comediantes Jan Vidal Restifo y José Miguel Dao Pennino, producida por Margarita Lamas y Carmen Jiménez, durante la temporada de la Sala del Teatro Trasnocho.
Para este Teatro 2011 hemos compilado, como en los anteriores, nuestras entrevistas, trabajos especiales, crónicas y críticas sobre una temporada que ha permitido conocer a más nuevos artistas y a la solidificación del teatro comercial, ese que cobra las entradas a los espectáculos. A nivel de temporada (septiembre del 2010/agosto de 2011), el teatro osciló entre lo gratuito y lo pagado, sin que eso afectara los contenidos ni la calidad de las propuestas artísticas, ya que el teatro o está bien hecho o fatalmente logrado, y los espectadores, gratuitamente o pagando, lo ven y lo aplauden o rechazan. También hay que subrayar que gracias a nuestro blog (http://elespectadorvenezolano.blogspot.com) la mayoría de los textos de esta publicación han sido difundidos, dentro y fuera de Venezuela.
Seguiremos, pues, publicando en la prensa capitalina venezolana y en nuestro blog, para colocar ahí además nuestras publicaciones, con lo cual el teatro criollo tendrá mayor difusión.
Esta publicación, la 25, número con muchos significados, encierra unas cuantas incógnitas, como es la totalidad de la vida del hombre en este universo. Veremos que compilará la 26, porque al arte teatral venezolano no lo detiene nada ni nadie, solo la Providencia Divina, la cual hasta ahora nos ha protegido, porque el teatro, como el resto de las artes escénicas también es otro invento divino.
Iniciamos, pues, ésta aventura editorial con un gran reportaje sobre lo que había sido la vida y la obra del fundador del grupo Rajatabla y el creador de los caraqueños festivales internacionales de teatro. Se hicieron tres ediciones de Carlos Giménez/Tiempo y Espacio y después, en 2003, salió Carlos Giménez/Antes y después para recordar los diez años de su fallecimiento. Y ahora para completar los primeros 25 textos tenemos Teatro 2011, dedicado al primer actor y esmerado dramaturgo Javier Vidal i Pradas en ocasión de su exitosa pieza Diógenes y las camisas voladoras, que el director Moisés Guevara presentó además con el invalorable soporte de los jóvenes comediantes Jan Vidal Restifo y José Miguel Dao Pennino, producida por Margarita Lamas y Carmen Jiménez, durante la temporada de la Sala del Teatro Trasnocho.
Para este Teatro 2011 hemos compilado, como en los anteriores, nuestras entrevistas, trabajos especiales, crónicas y críticas sobre una temporada que ha permitido conocer a más nuevos artistas y a la solidificación del teatro comercial, ese que cobra las entradas a los espectáculos. A nivel de temporada (septiembre del 2010/agosto de 2011), el teatro osciló entre lo gratuito y lo pagado, sin que eso afectara los contenidos ni la calidad de las propuestas artísticas, ya que el teatro o está bien hecho o fatalmente logrado, y los espectadores, gratuitamente o pagando, lo ven y lo aplauden o rechazan. También hay que subrayar que gracias a nuestro blog (http://elespectadorvenezolano.blogspot.com) la mayoría de los textos de esta publicación han sido difundidos, dentro y fuera de Venezuela.
Seguiremos, pues, publicando en la prensa capitalina venezolana y en nuestro blog, para colocar ahí además nuestras publicaciones, con lo cual el teatro criollo tendrá mayor difusión.
Esta publicación, la 25, número con muchos significados, encierra unas cuantas incógnitas, como es la totalidad de la vida del hombre en este universo. Veremos que compilará la 26, porque al arte teatral venezolano no lo detiene nada ni nadie, solo la Providencia Divina, la cual hasta ahora nos ha protegido, porque el teatro, como el resto de las artes escénicas también es otro invento divino.