sábado, junio 29, 2013

Vuelve Gardel a Caracas

Nada mejor para perpetuar el recuerdo de un ausente que evocarlo con gozo entre sus amigos o, en este caso, representar algunas de sus  obras, más cuando se trata de un dramaturgo de la talla de José Ignacio Cabrujas Lofiego (Caracas, 17 de julio de 1937 / Porlamar, 21 de octubre de 1995).
Es por todo eso que  sus familias, la sanguínea y la elegida -a los 76 años de su natalicio o los 18 de su muerte- han organizado el remontaje de su pieza El día que me quieras, una de las más recordadas, del 11 al 21 de julio en el Teatro de Chacao, según la puesta en escena que mostró Juan Carlos Gené en el Ateneo de Caracas hacia 1995. Otra producción de Carolina Rincón para el Grupo Actoral 80, con un elenco encabezado por Jean Carlos Simancas, Miguel Ferrari, Héctor Manrique, María Cristina Lozada, Eulalia Siso, Martha Estrada y Juan Carlos Ogando.
CABRUJAS EN ESCENA
Cabrujas es el talento más versátil del teatro venezolano del siglo XX. Brilla como dramaturgo, director, actor, guionista de televisión y articulista de la prensa, porque encauza su descomunal talento, su curiosidad intelectual y su pasión para el trabajo en la dirección que se proponía. Así lo retrata, con plena certeza, el también célebre autor teatral Isaac Chocrón Serfaty (Maracay, 25 de septiembre de 1930/Caracas, 6 de noviembre de 2011).
Chocrón puntualiza como Cabrujas insiste siempre en un tema central a lo largo de la veintena de obras que se le conocen. Utiliza la historia para que los espectadores puedan entender mejor el presente y disfrutar así de su catarsis y sacar conclusiones. No son viajes nostálgicos sino juegos teatrales con paralelismos curiosos, irónicos o contundentes entre lo que pasó y lo que nos está pasando.
Cabrujas utiliza sagas de nuestros antepasados o de mundos pretéritos -algunos aún en existencia- para que nos reflejen, cual espejos mágicos, aquellas coincidencias con nuestra vida contemporánea. Es por eso que el teatro de Cabrujas cosechó aplausos y premios cuando él vivía y los seguirá recibiendo, porque muy pocos autores lograron llegar hasta las entretelas del público criollo como él lo hizo, y nadie, desde su ausencia, ha podido al menos imitarlo.
GENE LA REMONTA
Para que la ausencia de Cabrujas permitiese, al menos, una reflexión sobre su legado y sus prédicas, el Grupo Actoral 80 escogió escenificar una de sus obras más urticantes, la que más polémicas causó, al tiempo que es la más internacional de todas: El día que me quieras. Esa pieza se mostró de nuevo en el Ateneo de Caracas entre marzo y mayo del 2005, bajo la dirección de Juan Carlos Gené (Buenos Aires, 6 de noviembre de 1929-31 de enero de 2012), uno de los teatreros más importantes de América Latina.
Gené -fundó al Grupo Actoral 80 en 1983 al estrenar Variaciones Wolf- reconoció que El día que me quieras es memorable. “Es una pieza que me confronta muy íntimamente, porque por un lado es de un venezolanismo exacerbado, pero al mismo tiempo está centrada en la figura de Carlos Gardel, personaje tan entrañablemente rioplatense; todo eso me provoca una mezcolanza emocional muy grande, en la cual uno tiene que tratar de salvar el aspecto técnico de la dificultad estilística de ese texto”.
Admitió Gené que en El día que me quieras, como en todo el teatro que hizo Cabrujas, se intenta definir lo indefinible. “Ese texto me crea una emoción muy fuerte por las circunstancias actuales que se viven en Venezuela. Creo que es el de más alto desarrollo, como también lo son para mí Acto cultural y Profundo. Todo está en la osadía como Cabrujas encaraba la expresión del discurso verbal”.
RESURRECIÓN TEATRAL
Hay que recordar que Cabrujas utiliza el hecho histórico de la visita de Carlos Gardel a Caracas en abril de 1935, quien después se instaló en Colombia, para otro de sus memorables triunfos. Iba a proseguir su periplo y se insertó para siempre en la eternidad ese 24 de junio al estrellarse su avión en Medellín. Pero Gardel (1890-1935), gracias a la magia escénica y en este caso invocada por Cabrujas, revive en El día que me quieras. Cuando se estrenó, el 26 de enero de 1979 en la sala Alberto de Paz y Mateos, bajo la égida del mismo Cabrujas, donde hizo 68 funciones y fue aplaudida por 11.896 espectadores, generó una controversia intelectual, algo poco frecuente, porque ahí se profetizaba, por intermedio del atormentado Pío Miranda, que el comunismo rampante de la URSS y de la Europa Central, defendida por el “telón de acero” “era una engañifa descomunal” y que se “balcanizaría” en los años siguientes.
Al mismo tiempo, se plasmaba una historia de amor entre adultos, en medio de situaciones difíciles, porque Pío Miranda había proyectado un viaje a la lejana Rusia como “luna de miel” e inicio de su vida marital bajo el régimen de José Stalin. Toda una suma de utopías sociales y existenciales reunidas en un texto teatral como nunca antes se había logrado en Venezuela. Pero su gran valor está más allá de las circunstancias políticas, sus predicciones y las disquisiciones ideológicas que provocó.
Es una hermosa saga de amor con final difícil o confuso, que muestra el sufrimiento de las mujeres sometidas a los designios de los machos de “fin de semana” y del eterno deambular ideológico de los que se asumen como intelectuales. Una feroz diatriba contra todos los intentos por embozalar las ideas libertarias y el amor sin tapujos e intereses, en la que Gardel, el único grande de América Latina, es un delicioso pretexto.
Es otro melodrama universal, no es un sainete venezolano, aunque sus personajes y su entorno sí lo sean. Su temática y argumentación llegan fácilmente al público por la humana simpleza de su ejemplar historia y la solidez de sus razonamientos, los cuales desbordan geografías y otras barreras.
Fue un espectáculo teatral de depurada calidad escénica donde la gratísima sorpresa, para el montaje del 2005, la deparó Héctor Manrique como Pío Miranda, el revolucionario comunista de la Caracas de los años 30, el mismo que ahora sube a la escena del Teatro de Chacao.
SIMANCAS
 El primer montaje de esta pieza  tuvo a   Jean Carlos Simancas (Rafael Ignacio Briceño Simancas) en el papel de Gardel, quien, según reseña la periodista  Andreina Gutiérrez, cuando salió a escena por primera vez el día del estreno, a cantar el tango El día que me quieras, generó tal alboroto de hormonas en las féminas presentes, que los gritos ahogaron por completo su interpretación y sus posteriores diálogos, cosa que se repitió en todas y cada una de las funciones de la pieza durante su primera temporada.
Simancas, desde 1992, cuando lo encarnó para una grabación, coordinada por Moisés Guevara, de la Televisión Española, no había querido  asumir de nuevo  al legendario personaje. Y es ahora, a sus 64 años, cuando dará vida escénica al Morocho del Abasto.


¡Mátame,mamá!

¿La ciencia médica ya controla al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y/o el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)? ¿Hay posibilidades de una cura definitiva a 32 años de su reventón pandémico?
Hasta ahora no hay respuestas positivas, pero si muchísimas esperanzas para que durante unos años más se logre ese logro científico tan esperado por la humanidad entera, porque el VIH/SIDA prohibió el amor o manchó de dudas las relaciones íntimas. Mientras tanto, hay terapias alternativas o mitigadoras. Gracias a la aparición de los retrovirales  la situación no es tan acuciante como lo era hace dos décadas, cuando perecieron  nuestros históricos amigos, pero tiene vigencia, dado que la estigmatización de los afectados no ha sido superada. Aquí en Venezuela, donde los indicadores de contaminados supera los 110 mil, el Gobierno Bolivariano garantiza la atención y el tratamiento gratuitos para los pacientes. Y la lógica alerta es porque mayoría de los nuevos infectados son menores de 25 años, por lo que la información como la prevención continúa siendo necesaria.
 Mientras tanto, los artistas  a nivel mundial utilizan sus expresiones estéticas para una campaña incesante de información/prevención que alerta  no solo a contaminados sino a los que correr riesgos. Usando metáforas teatrales, televisivas y cinematográficas, generan reflexiones y  hasta cambios de conductas. Esa campaña de “El arte del Sida” ha sido eficaz y se espera que continúe.
Varios dramaturgos criollos han “quebrado lanzas” contra el  VIH/SIDA y entre ellos destaca Elio Palencia (Maracay, 1963), quien hace temporada en la Sala Rajatabla con su pieza ¡Mátame, mamá!
  Es una adaptación de su texto Arráncame la vida, el cual  durante las temporadas 1997 y 2010 fue escenificado por Román Chalbaud y ahora, en ocasión del Mes de la Sexodiversidad, es una producción de El Galpón del Arte, con otra propuesta escénica del propio Palencia y Citlalli Godoy, en la cual la primera actriz Aura Rivas da vida a una singular madre venezolana, apuntalada por el  comediante Domingo Balducci.
¡Mátame, mamá! transcurre en el año 1993, época sin tantos celulares ni uso de internet; cuando el mundo entero cantaba Macarena para darle alegría a su cuerpo, precisamente cuando Nubia Linares, maestra jubilada del Grupo Escolar El Progreso de Puerto Cambur (hipotético poblado venezolano), se entera de que su hijo Andrés ha sido contagiado con VIH/SIDA. Ambos deben enfrentarse no sólo a los fantasmas y temores que rodean esa condición, sino a la ignorancia y los prejuicios comunitarios.
¡Mátame, mamá! aborda el VIH-SIDA desde el profundo amor de una madre de hercúlea voluntad, capaz de enfrentar, con mirada luminosa, valor y optimismo lo que les sucede y son capaces hasta de detener el tiempo para disfrutarlo más…antes de que llegue la muerte. Lo cual se logra gracias el minimalista montaje surrealista que ha logrado Palencia y en especial por las actuaciones de Aura ( extraordinaria maestra de la composición actoral) y Domingo (gran valor interpretativo de este joven comediante), quienes estremecen con su verismo: un hijo aferrado a su progenitora  y los dos desafían a un pueblo entero para vivir sin ostracismos o repudios. ¡Verlos es luchar contra lo inevitable y  sobrevivir a cualquier costo!


viernes, junio 28, 2013

Avencrit premió al teatro venezolano del 2012

La Asociación Venezolana de Críticos de Teatro eligió a los artistas merecedores del Premio de la Critica AVENCRIT 2012, el cual entregó, por primera vez,  durante el Día Nacional del Teatro, el viernes 28 de junio, a las 11 AM, en el Teatro Nacional.
AVENCRIT también decidió otorgar un Premio Especial para una institución o una personalidad, el cual fue adjudicado al Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, fundado por Horacio Peterson y dirigido actualmente por Carmen Jiménez.
 TEATRO PARA ADULTOS.
ACTRIZ PRINCIPAL: María Teresa Haiek (El acompañante).
ACTOR PRINCIPAL: Aníbal Grunn (La colección del peregrino).
ACTRIZ DE REPARTO: Rossana Hernández (Señorita Julia)
ACTOR DE REPARTO: William Escalante (Tres  noches para cinco perros).
DIRECTOR: Carlos Arroyo (La colección del peregrino) .
PRODUCTOR: Lazo Producciones (High).
DRAMATURGIA VENEZOLANA: Daniel Di Mauro (La colección del peregrino). 
VESTUARIO: Joaquín Nández (Las amargas lágrimas de Petra Von Kant).
ILUMINACIÓN: Lina Olmos (Pedro y el capitán).
ESCENOGRAFÍA: Rafael Sequera (La colección del peregrino).
 TEATRO PARA NIÑOS (AS)
ACTRIZ: Mercedes Barrios (Ratón y vampiro).
ACTOR: Slavko Sorman (Miguel Vicente pata caliente).
 DIRECTOR: Oswaldo Maccio (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve).
DRAMATURGIA INFANTIL: Carmen García Vilar (El robo de la arrobita).
PRODUCTOR:Karla Fermín (La luna y el niño juegan un juego que nadie ve).
MÚSICA: Pantelis Palamides (Odisimbad)  .
MAQUILLAJE: Equipo del grupo Teatro de la Noche.
ILUMINACIÓN: Carolina Puig (Ratón y vampiro).  
VESTUARIO: Samyra Recondo (Arlequín enamorado). 
Derrotero Histórico 
En la entrega de los Premios de la Asociación Venezolana de Critica Teatral leímos este texto en representación del colectivo que presido:
Gracias a  Dios y  a las autoridades gubernamentales bolivarianas el colectivo Avencrit está aquí para festejar a los artistas que hicieron posible los espectáculos teatrales durante la temporada de 2012.
Y hemos escogido  para debutar esta fecha, 28 de junio, la cual se ha institucionalizado como el Día Nacional del Teatro, porque ya es bueno preguntarnos seriamente sobre ¿Cuántos años tiene la disciplina teatral en Venezuela?
Diríamos 413, si aceptamos aquel documento colonial sobre el primer espectáculo representado en Caracas o solo 185 años si partimos del decreto que el Libertador firmó en Bogotá para autorizar la construcción de un teatro en Caracas. Eran los tiempos de la Gran Colombia y nada se movía en esta urbe sin el visto bueno del altiplano.
Hay, púes, ahí un tema para una valiosa investigación sobre la saga del teatro venezolano, ese que sus artistas y su pueblo han vivido y celebrado.
Esta es una  invitación para que críticos  y artistas investigadores busquen  entre los  archivos  de Bolívar y  organicen toda esa documentación necesaria para que un día, ojalá durante en este asombroso siglo,  las autoridades redacten un decreto más acorde con la verdad histórica. Quien no mira al pasado no entiende el presente y mucho menos comprenderá el futuro.
Mientras tanto, y ciñéndonos a los hechos históricos, recordemos estas palabras del dramaturgo venezolano César Rengífo:
“Nuestro teatro es y será  el producto de hondos y tenaces esfuerzos colectivos, y de ninguna manera producto de individualidades o de realizaciones aisladas del pueblo venezolano y sus aconteceres.
Esto lo escribió para el programa del Primer Festival de Teatro Venezolano, en el año 1959, un evento que reunió 15 montajes de obras criollas, y el cual  fue consecuencia de un movimiento teatral impregnado de vocación, de ética y consecuencia del trabajo colectivo. Nadie vivía del teatro, los teatreros trabajaban en otras cosas y hacer teatro significaba incluso gastos de su bolsillo, como podría recontarlo  ahora el maestro Humberto Orsini, uno de los sobrevivientes de aquellos tiempos, un respetable artista que aún alumbra con su alba cabellera en los salones de Unearte.
 A seis décadas de ese festival, el teatro venezolano ha crecido y lucha para tener un perfil propio en el contexto americano y mundial, y es precisamente por su ebullición creativa y la petición de sus artistas y público que durante los últimos tres años aquí en Caracas se ha dado una singular revolución teatral: se rescataron los viejos teatros, se fabricaron otros y la capital no tiene menos de 20 espacios del Estado, los cuales se han estado usando para  un circuito teatral y dos festivales que han sido muy bien recibidos por tirios y troyanos.
Hay ahora un fenómeno cultural, que nunca se pensó en 1959: un teatro profesional o comercial ese que depende de la taquilla fundamentalmente  y que cada fin de semana presenta no menos de 50 montajes variopintos, y un teatro, mal llamado oficial, el cual  se hace con los aportes financieros del Estado y recuerdo que el estado somos todos los venezolanos. Dos tendencias que tiene sus audiencias y las cuales plenan las salas de la Gran Caracas. Dos estilos que cuentan con centenares de soldados y miles de espectadores. Dos estilos que cuestionan la misma realidad.
Y para concluir, queremos resaltar la gestión adelantada por el artista Freddy Ñañez al frente de Fundarte, el brazo cultural de la Alcaldía de Caracas y del Gobierno del Distrito Capital. Sus festivales y el actual circuito, donde participan desde Mimi Lazo, Héctor Manrique, Basilio Álvarez y otros artistas reconocidos y otros tantos que persiguen la fama. Son una muestra de su sabia gerencia cultural.
Y a manera de  colofón, repito y hago mías las palabras que recientemente pronunciara Alfredo Caldera, presidente del Centro Nacional del Teatro: ”Estamos ante un momento histórico, político y social de gran importancia en nuestro país y el teatro como todo arte se nutre de esas realidades para seguir creando nuevas formas de expresión y nuevos discursos escénicos para todos los venezolanos y venezolanas”.

sábado, junio 22, 2013

La penitencia de tres gais

Algo debe quedarle claro a los espectadores de Penitentes. No se trata de  la reconstrucción policial del asesinato del sacerdote católico Jorge Piñango Mascareño (Barquisimeto, 1959) en una habitación del caraqueño hotel Bruno, el 22 de abril de 2006. Es, eso sí, la ficción teatral que logra Elio Palencia (Maracay, 1963) y la cual hace ahora su quinta temporada en una de las salas de Unearte, bajo la creativa y excelente dirección de Costa Palamides y con las convincentes y plausibles actuaciones de Ludwig Pineda, Delbis Cardona y José Gregorio Martínez, tres generaciones actorales de gran valía que se exhiben gracias a la producción del grupo Teatrela.
Las investigaciones que esclarecieron las causas de dicha muerte (asfixia mecánica y hematomas en la región occipital y nasal) y además identificaron al supuesto criminal (Andrés José Rodríguez Rojas), inspiraron al dramaturgo para que pergeñara su oportuna, estrujante y valiente pieza, estrenada hacia 2008.  
Costa Palamides, venezolano de padres griegos y  el motor del grupo Teatrela, desató con Penitentes, una polémica que no cesa por su tema corrosivo y desgarrador, porque está inspirado, innegablemente, en la saga de la muerte del cura católico y las extrañas circunstancias en apareció su cuerpo.
TAREA DE TEATRELA
El objetivo de Teatrela ha sido llevar a escena obras de dramaturgia latinoamericana vinculadas a su realidad sea esta política, social y cultural. En el caso de Penitentes ha querido enfrentar al público con una realidad que los estremezca más allá de los cuatro costados de un escenario. Ahí se revisa la posición del individuo frente a una sociedad castradora, engavetada o en todo caso hipócrita.
Más allá de la tolerancia a la diversidad sexual está el cómo esa conducta sexual es tratada por el gobierno, la iglesia, los estamentos militares o los medios. Y la verdad que el panorama actual es bastante decepcionante, puesto que ninguna de ese status de poder tiene una visión humanista del asunto. Basta que surja un crimen con visos de diversidad sexual para que este sea enfrentado con retóricas fascistoides o de amarillismo político o de regresión a la edad de piedra.
ACCIÓN DRAMÁTICA
En Penitentes se revisa crudamente la intolerancia y la indiferencia de algunos sectores de la sociedad venezolana, teniendo como punto de partida tres perspectivas de homosexualidad que se entrecruzan por la fuerza de sus pasiones.
Palencia pone sobre el tapete a tres personajes -un religioso, un estudiante y un buscavidas o chulo -cuyos destinos se atarán para siempre en la noche de un sábado cualquiera en una caraqueña discoteca gay y remata en una cárcel para pagar la penitencia que impone la justicia y la sociedad.
 El espectáculo, cargado de acción dramática, nos revela una historia de revelaciones y confesiones de alta tensión que vuelven añicos una cantidad de tabúes y falsas morales de nuestra amada sociedad venezolana. Teatrela siempre ha tratado de presentar diversas obras, autores y en especial tendencias para que no se le encasille en un estilo o manera de hacer teatro como siempre se hace con los grupos que llevan más de 20 años en el escenario venezolano. Siempre mantienen dos pautas dramatúrgicas que son: teatro latinoamericano y clásicos latinos, hagan  teatro de sala, de calle o infantil.
En este montaje se cuidó que el público -colocado en los cuatro costados del escenario- revisara la intolerancia que existe contra todo lo que manifieste diversidad sexual, alucinante suma de la ignorancia contra todo lo que sea divergencia, y plasmó en la escena el miserable e inhumano mundo en que se debaten los tres personajes del drama: el sacerdote, un chulo y un estudiante; una víctima, el asesino y otro que conocía íntimamente al religioso.
SERES CONDENADOS
No hay por parte del autor ni del director un abuso de la temática ni un exceso en la argumentación. Todo se limita a mostrar las acciones físicas plasmadas en sobrio juego coreográfico, pero suficientes para deducir las acciones de los personajes reales y sus respectivos dramas, al tiempo que se usa un lenguaje concreto. Todo destinado a mostrar como esos seres humanos están condenados de antemano por una sociedad que no permite salirse de la norma religiosa que apuntala a las leyes de un Estado, que no es laico, y que sí castiga con la muerte, a pesar de que está prohibida la pena capital, no sólo ese tipo de violaciones o excesos de las conductas sexuales contrarias a las normas religiosas.
En Venezuela, como en otros países americanos, abundan los crímenes sexuales porque sus victimarios expían así sus culpas, de origen mítico religioso, y hasta que no se supere ese hondo problema cultural, matar mujeres, prostitutas, homosexuales, lesbianas, travestidos y transexuales, está permitido, aunque las leyes digan todo lo contrario.
ESPECTACULO PREMIADO 
Penitentes, que   lleva más de 100 funciones y llega por primera vez a la Sala Horacio Peterson de Unearte, es una de las piezas más exitosas y premiadas del repertorio de Teatrela y ha participado en los Festivales Nacionales e Internacionales de Caracas y Guanare y en varias salas de la capital como el Celarg, la Juana Sujo de la Casa del Artista, el Espacio Plural del Trasnocho y el Teatro San Martín en un periplo por los teatros de nuestra ciudad. Ganadora de 5 premios municipales de teatro en el 2008 y del premio del Ministerio de la Cultura del mismo año, lleva a escena el caso real del cura homosexual ultimado en un hotel de la capital después de una noche tempestuosa, todo desde una poetización de la realidad y por supuesto desde una visión que denuncia el comportamiento de la sociedad  y los medios de comunicación. La obra con un ritmo vertiginoso de música de discoteca sumerge al espectador en varios espacios y tiempos contados de manera casi cinematográfica y cuenta con el vestuario de Omar Borges y escenografía de Valentina Herz.
 AUTOR PRIVILEGIADO
 Elio Palencia dice que nuestro contexto social es poco significativo el éxito de un dramaturgo, pero está muy feliz porque tiene en cartelera a tres de sus obras más preciadas: Penitentes, Tierra santa (dirigida por Costa Palamides) y Mátame mamá, cuya puesta en escena es suya y donde además actúa Aura Rivas. Actualmente en la región amazónica la escenifican La quinta de Dayana y en Bogotá le presentan Como dios manda, en el Festival Rosa. ”Creo que soy un privilegiado, pero esto es por algunos días, porque después salen de cartelera”, comenta con satisfacción.



Streaptease de 5 mujeres

Las precisas reposiciones de los espectáculos El matrimonio de Bette y Boo de Christopher Durang y Acto cultural de José Ignacio Cabrujas, el excelente montaje de Profundo del mismo Cabrujas, la organización del Segundo Festival Internacional de Teatro de Caracas  y, por si fuera poco, el estreno de 5 mujeres  con el mismo vestido, son muestras contundentes de como el tráfago político en que está inmerso el director y actor Héctor Manrique (1963) no ha lastrado su ecléctica labor artística, sino todo lo contrario: lo ha revitalizado. Y todo lo hizo durante este primer semestre del crucial año 2013. Es trabajador ejemplar, esposo, padre de dos niñas y líder el Grupo Actoral 80, pronto a cumplir 30 años de fructífera historia estética. Pero a él, como también ocurre con Mimi Lazo, una patota de tábanos rumia sus sórdidas envidias y trata de ponerle zancadillas, que, con tutelaje divino, supera fácilmente.
 Y es precisamente este hercúleo Manrique quien se atreve a montar, en el Trasnocho Cultural, con mano precisa y sacándole todo lo humanamente posible al elenco de 5 mujeres con el mismo vestido (1993), de Alan Ball  (Atlanta 1957); un homosexual público y confeso que no oculta su apasionado amor hacia la condición femenina, como a su manera también lo hizo Federico García Lorca, según lo demuestra esta pieza divertida y esclarecedora de una sociedad que vive de las apariencias aunque perece en su disfrute.
Tan cruda pieza, donde el lenguaje no es apto para menores de edad, presenta a seres desesperados por las situaciones que viven, pero todos anhelan y luchan por otro mañana como sea. Tienen esperanzas por el porvenir. Cada noche es un anhelo de un despertar con metas…aunque sean inalcanzables.
Ball, con esa agudeza psicológica y virulencia de lenguaje, además de situaciones siempre al borde de lo ridículo o lo sublime, que solo tienen  o utilizan los gais, desnuda la aparente frívolidad de cinco mujeres que se visten iguales porque son damas de compañía de su amiga recién casada. Quinteto de seres, conflictuados y  cansados de la mediocridad social, quienes se encierran  y en un cuarto, mientras en otros salones de aquella lujosa residencia se festeja el desposorio de su compañera de vida, ellas hacen sendos streaptease de sus  crudas sagas particulares   y revelan así lo que son. Una es lesbiana y  luce feliz además porque es hermana del novio, hay una virgen que se quiere casar con el ritual de la iglesia católica, otra luce enamorada de un donjuán, el mismo que violó a la atormentada hermana de la novia, y hay una devoradora de hombres que se lleva la sorpresa final al encontrar el hombre que no esperaba. Son cinco vaginas pensantes y sufridas que buscan a toda costa la felicidad. Un quinteto de cuaimas que creen en el amor aunque después lo pierdan. Cinco catarsis ejemplares.
Más allá de las valoraciones que pueda suscitar la obra como tal, lo innegable son las excelentes performances de jóvenes como la sufrida y marihuanera “Marilú” de  Melissa Wolf; Samanta Castillo, una auténtica revelación con su “Amanda”, adoradora de Lesbos; Angélica Arteaga y su virginal “Francis”; Mariangel Ruiz y su decidida romántica “Georgia” y la veterana Elaiza Gil con el personaje más controversial pero humano, “Tina”. El rol masculino lo hace convincentemente Wadih Hadaya como “Alejandro Ackerman”.
Y como colofón, el cual repetimos cuando presenciamos un espectáculo que conmoverá al público, recordamos a los lectores/espectadores que de cada diez personas que hacen la cola para disfrutar o aburrirse después en la sala teatral, siete son mujeres y los otros tres se lo rifan entre los hombres o los gais de turno.
 ¿Qué por qué esto es así? Respondemos  que la sensibilidad y el disfrute escénico tienen mucho que ver con el sexo o con la conducta sexual y sus derivados. Y en el caso de 5 mujeres con el mismo vestido las risas y los aplausos son de principio a fin por la crudeza de las situaciones y el lenguaje llano que ahí se utiliza.
El público nunca se autoengaña y el agrado o el rechazo lo expresa sin evasivas. Y esas conductas las predican o advierten estudiosos que van desde Freud o quizás antes: cuando los griegos y los romanos se entregaban al placer teatral porque la polis lo imponía...y no había tantas alternativas.
Ya Manrique está contando las féminas que ingresan a su espectáculo, porque serán ellas precisamente las que más disfrutarán con 5 mujeres con el mismo vestido, ya que la feminidad se desborda en ese quinteto de damas comunes y corrientes, aunque las vistan para una boda de lujo.



jueves, junio 20, 2013

Premiado Elio Palencia por "Tierra Santa"

Se hizo justicia. El dramaturgo Elio Palencia (Maracay, 1963) ganó el Premio Municipal de Teatro 2013 por su obra Tierra Santa. Dos miembros de Avencrit , Carlos Herrera y Bruno Mateo, estaban en el jurado, designado por el Concejo del Municipio Libertador,donde además exaltaron los trabajos actorales de Ludwig Pineda, Guillermo Diaz  Yuma y Yazel Parra,  y, por si fuera  poco, al director Costa Palamides.
Tierra Santa, la cual vimos en la Sala César Rengifo de Petare, bien puesta en escena por Costa Palamides y apuntalada con  las actuaciones comedidas de Guillermo Díaz Yuma, Ludwig Pineda y Yazel Parra, plantea un viaje de ida y vuelta a nuestra Tierra de Gracia, por intermedio de un drama contemporáneo para que los venezolanos nos veamos mejor. Esta obra no es banal ni evasiva, sino todo lo contrario: hace pensar o reflexionar sobre lo que somos como pueblo.
El espectáculo, que no va más allá de 70 minutos, transcurre en el patio de una modesta casa, en Caracas o cualquier población del interior, donde los hermanos Mayor y Segundo, quienes han pasado los 60 años, van y vienen con sus diálogos al pasado familiar para compararlo con el presente que viven o sufren y hasta para fantasear sobre la construcción de un mejor futuro, compartido incluso. Mayor, peleado con su esposa, y Segundo, viudo o abandonado,  se recriminan por la difícil realidad socioeconómica en que se encuentran, pero son interrumpidos, en repetidas ocasiones, por unas adolescentes, amigas o familiares que se pasean por la casa de Segundo, casi todos embarazadas o buscando novio o novia, como para subrayar que la vida sigue a pesar de todo.
Al final, Mayor reconoce que logró estudiar  en una universidad para sacar un grado en Teología y el regalo que le hace uno de sus hijos es un viaje al Medio Oriente, la Tierra Santa. Por lo que todos los proyectos con su hermano Segundo se paralizan, como aquel de montar un restaurante en la barriada donde este vive, porque decide regresar a su residencia donde su esposa lo espera tras perdonarle algunas infidelidades o malacrianzas. ¡Y colorín colorado…este cuento se ha acabado!
La homofobia, presente en casi toda la dramaturgia de Palencia, está ahí: Segundo, homófobo per se, admite que tiene un hijo viviendo con otro hombre y que una nieta es lesbiana. ¡Detalles que provocan risa entre el público!
¿Qué es esta obra? ¿Otro sainete criollo con ribetes dramáticos en medio de nostalgias propias de la vida semi rural que ha sido desplazada por la civilización urbana, pero sin perder el léxico y otras conductas? No está muy lejos el autor Palencia de un costumbrismo contemporáneo y va más allá: aborda ese limbo social donde moran millones de hombres y mujeres de edad madura, mientras las nuevas generaciones luchan por emerger, instalándose en las ciudades grandes para lograr un trabajo, mientras las mujeres, que también migran, deciden entregarse a la reproducción, además  de  estudios universitarios o técnicos a su alcance. ¡Pueblo trabajador!
Tierra Santa atrapa por la sencillez de su anécdota y la naturalidad de sus criollos personajes, soñadores por los cuatro costados, aunque semicontrolados por los celulares y la televisión escapista y alienante.
En síntesis, Elio Palencia vive su mejor momento creativo. Está cosechando lo aprendido y lo que su talento está aportando para el arte teatral de su Patria. Desde esta noche, en la sala Rajatabla, presenta su pieza Matame,mamá, con Aura Rivas y Domingo Balducci, mientras en la sala Horacio Peterson de Unearte se exhibe su ya famoso melodrama Penitentes, inspirado en el asesinato de un sacerdote gay en un hotel de Caracas, en el año 2006.


martes, junio 18, 2013

El asesinato del cura gay

El 22 de abril de 2006 fue asesinado el sacerdote Jorge Piñango, en una habitación del hotel Bruno de Caracas, por un compañero ocasional, a quien la policía después identificó,  capturó y entregó a las autoridades judiciales para su debido proceso.  De ese escandaloso suceso brotó la pieza teatral, Penitentes, de Elio Palencia (Maracay, 1963), la cual hace temporada en Unearte.
Palencia escribió Penitentes indignado ante el tratamiento que le que dieron los medios y representantes de diversos sectores al caso del padre Piñango, encontrado muerto en el Bruno. “En la mayoría de las declaraciones subyacía una inmensa carga homofóbica la cual, con la justificación del supuesto esclarecimiento de un caso, refrendaba la ignorancia y la discriminación ante millones de espectadores y lectores. Tal vez porque llevaba poco tiempo de regresar de España aquello me impresionó, ¿En este nivel tan atrasado estamos en Venezuela respecto a la sexodiversidad? ¿Nuestros jóvenes van a seguir reproduciendo estos conceptos? ¿Cómo puedo convertir esta indignación en algo creativo susceptible de ser compartido con los demás? Con estas y otras interrogantes, dispuse los elementos propios del oficio y comencé a escribir.
-¿Cómo fue su investigación?
-La mínima imprescindible cuando te inspiras en un suceso real. Afortunadamente en esos días los medios, tanto escritos como audiovisuales, brindaron mucho material, tendencioso en su mayoría, pero información al fin y al cabo. De cualquier manera, jamás me planteé hacer crónica o presentar una radiografía del caso, sino utilizarlo como punto de partida para, junto a mis interrogantes, construir una ficción. De hecho, comencé con los personajes principales que surgen de la noticia, el sacerdote y el prostituto al que se acusaba de asesinato. Sin embargo,  fue después cuando hallé en la ficción al verdadero protagonista, el que me permitiría hacer el recorrido que me interesaba en el ámbito fabular: un muchacho que está descubriendo no sólo las complejidades del amor y el deseo, sino  también su conciencia como ser político, con toda la vehemencia, la radicalidad, el candor y la ingenuidad de un romántico.
-¿Ayudó la puesta en escena de Costa Palamides?
-Indudablemente,  y siempre le estaré agradecido por su decisión de montarla. Si bien la dramaturgia es literatura y encuentra eco y gratificación en su lectura, su principal y más deseado destino está en hacerse carne y voz en los actores, tiempo y espacio frente a los espectadores. Palamides, junto a su equipo de Teatrela, no sólo supo revalorar la pieza y darle una lectura escénica llena sobriedad, sino también hacer aportes a la sutileza y la honestidad expresiva que, desde la concepción del texto, yo quería transmitir con ese discurso.
-¿Han cuestionado la teatralización del suceso?
-Que yo sepa, nadie.  Partir de sucesos reales en la literatura dramática es algo muy socorrido durante toda su historia. Tengo entendido que un conocido sacerdote fue a ver una función y salió cuestionando acerca del porqué escribir eso y mostrarlo. Al parecer,  no le veía el sentido. Es comprensible y respetable que para él no lo tenga, pero quizás no sea así para quienes aspiran a comprender algunos mecanismos que mantienen a sectores de nuestra sociedad en el terreno de la injusticia, la hipocresía, la doble moral y el atraso, para aquéllos que valoran en el teatro espejos que estimulen su conciencia ética y estética y les active el sentido crítico acerca de la existencia de “ciudadanos de segunda”, cuyos derechos aún son asignatura pendiente.
-¿Lo han amenazado?
- No, eso no me ha sucedido, y creo que tampoco a los compañeros del montaje. Afortunada o lamentablemente, el alcance del teatro con vocación artística y sin figuras mediáticas, no suele generar esas polémicas y pasiones por estos días. Y mucho menos en nuestro país, en donde ni siquiera contamos con un periódico que ofrezca el servicio público de una cartelera teatral más o menos completa a nivel metropolitano.
¿SUEÑA CON EL CINE?
“No lo sueño, aunque sí es una posibilidad que en algún momento he acariciado. Pero el cine, pese a que me gusta muchísimo, tiene unas implicaciones de producción que me abruman un poco. Lamentablemente, a diferencia de otras épocas y contextos, muy pocos productores y cineastas se acercan últimamente al teatro –al menos, al que hacemos sin actores de cartel televisivo- y mucho menos buscan nutrirse con las historias que intentamos contar en él. No parecen interesarles o quizás ya con luchar por hacer  las suyas tienen bastante, lo cual es muy respetable.  Es un fenómeno curioso dado que históricamente el teatro ha sido una fuente de la que ha bebido el mejor cine. Tal vez tiene que ver con la atomización de los discursos estéticos, a la poca relación y diálogo entre los creadores de diversas disciplinas o a una tendencia a la autoreferencia en cada arte.  En circunstancias más saludables, lo más seguro es que algún productor o cineasta ya me hubiera quitado la pieza de las manos o invitado a colaborar para adaptarla a un guión, como en lo años 70 y 80 Wallerstein hizo con Chocrón, Llerandi con Cabrujas, Chalbaud con sus propios textos teatrales o De la Cerda con Santana. Sin embargo, creo que eso es algo circunstancial, y no exclusivo de nuestro país, sino del mundo occidental, al menos. De todas formas, la pieza  está allí, con su potencial o no, según quien la considere, para ser adaptada  al cine o a cualquier medio audiovisual”.
¿FIN ÚLTIMO?

“Bueno, el fin último de esta pieza no es distinto del que solemos tener cuando elaboramos un objeto artístico: expresarnos como seres libres desde nuestras necesidades, miradas , íntimas y/o colectivas. En el caso de la escritura teatral, jugar con tiempo, espacio, personajes y conflictos;  formas y contenidos para compartirlas con los demás a través de un hecho escénico, a ser posible preñado de presencia y vitalidad. Particularmente, me estimula el intento de afirmar la vigencia del teatro como “arte de la persona” por excelencia  -tal y como lo ha dicho, entre otros, el director Luis de Tavira-  el teatro como arte que, imbricado a la historia,  busca explorarnos en nuestra humanidad  y hacer que podamos vernos en el goce estético y la dialéctica; el teatro como resistencia legítima ante la visión superficial y cosificadora que impone el pensamiento único mercantilista que pretende reducirnos a meras cifras y sujetos de consumo”.  

sábado, junio 15, 2013

Venezuela en Bogotá con historia inconclusa

Lleva 21 años en Caracas y logra involucrarse en sus artes escénicas gracias a su capacitación profesional y,  por supuesto, al talento que tiene y ha cultivado. Es por eso que Luis Carlos Boffill Bordón (La Habana, 03.04.1965) participa con la obra venezolana Una historia inconclusa, de Bruno Mateo, en el Festival Internacional de Teatro Rosa de Bogotá. 
“Este Festival presenta lo mejor de la diversidad existente en las artes escénicas colombianas. La oficina de Cultura, Recreación y Deporte de la Alcaldía Mayor de Bogotá  realiza este evento como rechazo por las amenazas de muerte que ha recibido el  director de la agrupación Barraca Teatro y también director del Festival, Ricardo Ruiz Díaz”, revela Luis Carlos  quien viaja con los actores Marielena La Nena Duque y Andy Pérez y el director Luis Miguel Sánchez.
20 DIAS DE TEATRO 
Este año el Festival Internacional de Teatro Rosa, organizado por el Teatro Barraca, se realizará desde el 24 de junio al 14 de julio en diferentes salas y escenarios no convencionales. A su vez contendrá 10 compañías de Argentina, Chile, México, Venezuela, Estados Unidos, España y Reino Unido. Así mismo, estarán 18 grupos colombianos. El Festival también contará con una variada programación académica que incluye conversatorios, talleres y foros para fomentar el intercambio de saberes sobre la comunidad LGBT y promover el respeto y la tolerancia hacia esa población.
Aclara Luis Carlos  que en Colombia  “sobre la comunidad LGBT no se habla en ciertos espacios, ya sea por exceso de moral, por persecución o por miedo; pero los montajes no solo se limitan a contar historias de la población LGBTI.  Las obras están abiertas a todos los temas; lo principal es que sean buenos espectáculos", señala.
TRANSGENERO
 La pieza  Una historia inconclusa  versa sobre un joven abusado por su hermano mayor. El vínculo entre ellos es únicamente materno, pues son de diferentes padres. En la actualidad, el abusado ya es un transgénero que vive de la costura (antes hacía shows nocturnos), oficio que comparte con su mejor amiga y ex-cuñada. Esta mujer, harta de las borracheras, golpes, violaciones y demás abusos de su ex-marido, decide huir y guarecerse en casa de su ex cuñado, consciente de que sería el último lugar donde su castigador la buscaría.  Así comienza la obra, con este par de amigas cociendo, riendo y disfrutando de un buen café, cuando de repente irrumpe en escena “H” (el personaje de Luis Carlos) y se desatan una serie de cambios que recapitulan el pasado de los tres personajes. “H”, amparado en pasajes bíblicos, llega para refugiarse de sus perseguidores. Pero su hermanastro (a) descubre que solo vino a asesinarlo, enfermo por su psicosis homofóbica y  falsas doctrinas infundadas de la iglesia católica. El resto de los personajes lo conforman: “M” (Marielena La Nena Duque y  “T” (Andy Pérez).
Monólogo
Luis Carlos reaparece con su monólogo Un hombre,  cuatro estaciones, el cual es un llamado a la tolerancia. Una oda al respeto de la vida ajena y sus decisiones, en un contexto donde se evidencia que gobiernos, sociedades y familia, inclusive, pueden destruir física, mental y moralmente a un individuo. “Estoy muy agradecido de César Rojas, del Celarg y sus trabajadores. De los amigos de C&E Producciones y de todos los que apoyan la reposición de este unipersonal. Por el mensaje de la obra en cuestión y por mantener vigente el primer y único trabajo directoral de mi querido amigo y hermano José Manuel Peña, que Dios lo tenga en gloria y le llegue cada aplauso que generen las presentaciones de cuatro únicas funciones en la sala 2 del Celarg del 25 al 28 de julio”.
El baile de mis padres
Luis Carlos ha sido profesor en diversas academias artísticas caraqueñas y ahora está en  “Ochoa, Arte en Movimiento” donde, desde hace siete años, es instructor de teatro y canto. “Escribo guiones y libretos de obras originales para los niños. Y hasta me toca montar coreografías, que siempre son elogiadas por el profesor Alexander Ochoa, pero aun así, por muy buenas que puedan o no quedar, no me atrevo a llamarme coreógrafo; primero, porque respeto mucho los años de estudios de cualquier profesión, y  segundo porque si me atrevo y lo hago, es por “oficio”. Es muy gratificante trabajar con niños. Son espontáneos, inocentes, imaginativos y creadores natos, con quienes terminas aprendiendo muchas veces más de lo que les enseñas. Para este año tomamos como tema La música que bailaban mis padres. Un título que los tiene muy motivados por interpretar la época y éxitos musicales de sus padres y abuelos, pues data desde los años 50’ y hasta los 80’. Los que tenemos la dicha y vocación de brindarle las herramientas al niño (a) con inclinaciones artísticas, tenemos una gran responsabilidad; pues no solo los preparamos en materia y disciplinas artísticas, sino en valores y conductas como entes de una sociedad futura. Más allá de fomentar el arte y la cultura tan necesarios en una nación. Lo presentaremos en la Escuela María Auxiliadora el 14 de julio.
Show de vivas
 “Debo confesar que como dramaturgo, jamás me vi escribiendo obras del mal llamado género comercial. Mi padre, Lázaro Candelario Manuel Boffill, fue un gran escritor (Premio Casa de Las Américas en Literatura infantil).Y hago esta mención porque en una ocasión me dio una de sus tantas lecciones de vida: Si Mozart fue capaz de vender su Réquiem a Salieri, quien te crees ser para cuestionar un trabajo comercial o sentirte estar por encima de ello”. Esto, sumado a la fuerte crisis económica y a una sociedad ávida de reír y dispersarse por el entorno social-político que estamos viviendo en el país, y más allá, mundialmente, fueron razones pertinentes para no rechazar la propuesta del productor Yerson Rivas y del director Maxwell Díaz, cuando me dieron la responsabilidad de escribir este divertido y loco guión, El show de las vivas, que desde el 18 de julio el Centro Ibiza Caracas, del Centro Plaza, exhibirá a las 8pm. La idea fue escribirles a unas actrices que marcaron pauta en grandes programas humorísticos de la TV nacional y  quienes siguen siendo bellas y talentosas. Total que si ya no son vistas como “Divas” entonces han de ser muy “Vivas” para seguir en la palestra. Grandes como Gabriela Rodríguez, Emimar Minguet, Lilita Pestana o “La Cachi”, Irán Lovera y su personaje Sonia del Carmen que aún nos hace divertir en “A qué te ríes”. Ellas defenderán un texto lleno de ocurrencias.
Dos gatos y un perro
Dos gaticos es teatro infantil para toda la familia. Inspirado en “Dos Gaticos” y “Vinagrito”, canciones de la  infancia de Luis Carlos. “Enamorado total de este proyecto. De que sea tan educacional sin perder la diversión y que no se torne informativo y tedioso. Del trabajo que vienen realizando Silvia Ariza (“Fiera”, gatica negra y callejera), Luis Miguel Sánchez (“Vinagrito”, gatico blanco y mimado de una familia) y Ángel Pájaro (robusto Rottweiler) quien desata la trama que tiene como fin sembrar en el niño la negación a la discriminación racial. Muy agradecido de la producción que vienen realizando Yerson Rivas y Kerly Palenzuela, de las coreografías de Mónica Reyes y la participación especial del cuerpo de baile de la academia Ochoa, Arte en Movimiento. La música, el diseño de vestuario y las luces  y escenografía son de  Juan Pablo García, Josmary González y del propio Ángel Pájaro. Debo destacar el trabajo que realiza Robert Chacón en la sala Urban Cuplé del CCCT, quien pensando en las vacaciones de los pequeños, creó este horario de sábados y domingos 12 pm, para este musical desde el 20 de julio y durante toda la temporada de vacaciones”.


miércoles, junio 12, 2013

Teatrex en Fedecamaras

No es muy frecuente que los empresarios venezolanos realicen inversiones financieras en el sector cultural y específicamente en el teatro. Pero gracias a la visión de Jorge Botti (presidente de Fedecamaras), al criterio político de Emilio Graterón (Alcalde del municipio  Chacao) y a la pasión y la tenacidad de la productora Susana Baserva de Sosa (de Teatrex), el antiguo auditorio de Fedecamaras, “Ángel Cervini”, ubicado en su  sede del El Bosque, se ha convertido en un nuevo espacio cultural que desde este viernes 14 de junio, a las 8PM, podrá disfrutar la comunidad de Chacao y la Gran Caracas en general.
Gracias, pues, a los esfuerzos de estos tres venezolanos otro teatro abre sus puertas para combatir con sus espectáculos a las fuerzas del mal, que tiene miles  de máscaras. Teatrex abre así su segunda sala teatral en la Gran Caracas, con los estándares de calidad que ya nos tienen acostumbrados.
Susana, Jorge y Emilio, en singular rueda de prensa, presentaron este nuevo espacio para las artes escénicas que inicia sus actividades al público con el espectáculo Veánlas antes que… se mueran con Mirtha Pérez, Estelita del Llano, Neyda Perdomo y Doña Gumercinda (Josué Gil).
Susana Baserva, asegura que esta nueva sala de teatro, dispuesta con los mejores recursos tecnológicos, cuenta con más de 300 butacas, tres camerinos, estacionamiento y una terraza al aire libre, rodeada de unos árboles con más de 50 años, con sillas, tumbonas, columpio, un jardín vertical; una zona para compartir y disfrutar un rato agradable antes o después del teatro.
El lugar contará con una buena iluminación y la policía de Chacao garantizará la seguridad con un punto de control fijo. “Apostamos al teatro y lo trabajamos para convertirlo en una industria”, afirmó Baserva.
Jorge Botti manifestó que “hoy se hace realidad un sueño que teníamos hace dos años. La Institución decidió compartir su casa, la sede de los empresarios, y abrir sus espacios para la comunidad.  La planta baja de Fedecamaras está al servicio de la gente y esto nos llena de orgullo. Este es el inicio de una larga relación entre Fedecamaras y Teatrex, entre el mundo empresarial y el mundo cultural”. Aseguró que muy pronto “también contaremos con exposiciones de artes plásticas abiertas al público”.
Para el alcalde de Chacao, Emilio Graterón,  la apertura de esta segunda sala de Teatrex en el municipio es una gran noticia que viene a darle vida a la zona de El Bosque. “Cada espacio abierto es un espacio para la vida. Esto es una muestra de lo que puede hacer el sector privado al servicio público, trabajando todos juntos podemos hacer Ciudad y ofrecer la calidad de vida que se merecen los ciudadanos. Esta nueva sala de Teatrex entra a formar parte del circuito cultural Chacao. Queremos hacer del hecho cultural un hecho cotidiano, lo que conocemos en el municipio como Cultura Ciudadana”. Aseguró que toda esta nueva actividad cultural revalorizará al sector. Ratificó el apoyo de la Alcaldía para garantizar la seguridad. “El objetivo es ofrecer cada día más y mejor calidad de vida a los ciudadanos”.
La nueva sala, que era el antiguo auditorio de Fedecamaras, mantiene su nombre, “Ángel Cervini”. Todo el valor histórico del lugar se conserva, la mayoría de las cosas fueron restauradas y puestas al servicio de una moderna y actual sala de teatro.
Los gerentes de la nueva sala de Teatrex en El Bosque quieren mantener una agenda de lunes a lunes abierta al público. Muy pronto se dará a conocer el resto de la cartelera teatral del semestre venidero. Y hasta es posible que se anuncie la apertura de otra sala, con la cual Teatrex ampliaría su cadena de espacios para el teatro, mientras  tanto la primera sala de Teatrex  en El Hatillo mantiene su programación.

martes, junio 11, 2013

"Cubalibre" en Miami

Ibrahim Guerra no cesa de trabajar. Hoy está en Miami y mañana en Caracas entregado siempre a  sus actividades artísticas, pero siempre será noticia. Y la prueba es que ahora anuncia que su pieza A 2,50 la cubalibre vuelve a escena en The Place,  uno de los locales de recreación nocturna en la Calle 8 del South West, en el corazón de Miami, uno de los más prestigiosos y mejor acondicionados de todo el condado.
Dice Guerra que su pieza, emblemática del teatro contemporáneo venezolano, se monta por cuarta vez en Miami.  “Las dos primeras veces estuvo bajo la responsabilidad de Roberto Stopello, luego la produjo una de las actrices del primer montaje, Alexa Kube, y, recientemente, el afinadísimo Leandro Fernández, en el Teatro Bar, de Coral Gables, estuvo presentándola hasta hace apenas unos días. Ahora lo hago yo, luego de haberla montado por última vez hace unos 15 años en Venezuela. En efecto, son muchas las veces que productores y directores de teatro de Argentina, Brasil, Puerto Rico, Francia, entre otros, han tenido oportunidad de hacerla.  Por esta razón, en 2005 le fue  otorgado en el premio mexicano El Quetzal de Onix  como la pieza teatral venezolana mas representada fuera el país. Luego de esa oportunidad se ha montado múltiples veces. En Venezuela, y de manera ininterrumpida, desde hace cinco años y en Colombia, se mantiene en cartelera permanente desde hace cuatro”.
 Recuerda Guerra que su obra se desarrolla en un bar, en un restaurante, en un nigth-club o en un sitio real. Por naturaleza, el hiperrealismo que la caracteriza evita los espacios teatrales convencionales. Presenta el acontecimiento escénico a la vista del público, pero no enfrente o alejado de él, como lo hace el teatro tradicional, sino en medio de él, casi como si estos espectadores fuesen participantes de lo que ocurre teatralmente. Es la  primera pieza teatro escrita específicamente con esta modalidad escénica. El público adicionalmente que disfruta de la representación puede ser atendido desde todas las ópticas gastronómicas posibles
 Sobre este nuevo elenco mayamero, Guerra afirma que es francamente impresionante: cinco actrices de gran magnitud escénica. Lo encabeza  la primerísima actriz venezolana Gladys Cáceres. Nacida en Santiago de Cuba, participó en el Teatro Universitario durante sus estudios de pedagogía en la Habana. Luego viajó a Venezuela invitada por una compañía de comedias y se quedó, iniciándose casi conjuntamente con la televisión de ese país, para convertirse en poco tiempo en una de las más destacadas protagonistas. En el teatro ha recibido todos los elogios, reconocimientos y premios que se otorgan en el país. Zarahí Fernández, cubana y estrella de los programas de comedias variedades de America TV,  posee una versatilidad única, inimaginable. Canta y baila magistralmente, y en el campo de la actuación su registro es extraordinariamente amplio. Se mueve con soltura en todos los géneros posibles del arte dramático. Resume en su escultural figura toda la gracia y el talento de nuestros países caribeños. Y hay dos actrices venezolanas de excepción: Jalymar Salomón y Jemie Sasson, muy por encima de sus extraordinarias figuras, sus talentos para la  actuación es inimaginable. Con justicia pueden ser consideradas entre las mejores actrices jóvenes latinoamericanas de las últimas décadas. Y, por último, y no por esto, la menos importante, Andrea Núñez, una actriz que a pesar de sus pocos años de vida, concentra un talento extraordinario. Posee un linaje escénico que no deja lugar a dudas a su calidad interpretativa. Es hija de dos consagrados actores venezolanos, Flor Núñez y Félix Loreto. De ellos heredó no sólo el talento, sino toda la tradición escénica del país.