Todo a su tiempo, de David Ives (Chicago, 1950), es otro de los espectáculos conmovedores que ha presentado la agrupación Circulo Vertical, versionado y dirigido por Julio Bouley, en la Sala Horacio Peterson. Se trata de cuatro minicomedias que proponen al público una reflexión sobre la profunda crisis filosófica en que se encuentra sumida la sociedad estadounidense y con ella la comunidad planetaria, mucho más cuando el versionista-director Bouley traduce y adapta al contexto venezolano.
Para nosotros no se trata solamente de evaluar aquel humor extraño y extremo de David Ives -vive y trabaja en Nueva York- para confrontar a la sociedad estadounidense a través de situaciones que parecen surrealistas, pero que son abordadas como si fueran situaciones cotidianas. Genialidad, sátira, poesía o simple divertimento son los elementos del lenguaje de sus obras en las que temas como el amor, la soledad, la creación literaria y hasta el sentido de la vida adquieren una espontaneidad y contemporaneidad que no son extrañas en la sociedad venezolana.
Las cuatro comedias de Todo a su tiempo son independientes entre sí, aunque su hilaridad, su contenido, su forma directa de acercarse al espectador y su clima general las unen. Estos cuatro textos están entrelazados por grabaciones de piezas musicales de Tom Waits, gracias a la versión y la dirección lograda por Julio Bouley, quien ahora cuenta con actores y actrices como Deyanira Mujica, Ingrid Ross, Juan Carlos Carvajal, Paramaconi Castillo y Héctor Marín.
Para nosotros no se trata solamente de evaluar aquel humor extraño y extremo de David Ives -vive y trabaja en Nueva York- para confrontar a la sociedad estadounidense a través de situaciones que parecen surrealistas, pero que son abordadas como si fueran situaciones cotidianas. Genialidad, sátira, poesía o simple divertimento son los elementos del lenguaje de sus obras en las que temas como el amor, la soledad, la creación literaria y hasta el sentido de la vida adquieren una espontaneidad y contemporaneidad que no son extrañas en la sociedad venezolana.
Las cuatro comedias de Todo a su tiempo son independientes entre sí, aunque su hilaridad, su contenido, su forma directa de acercarse al espectador y su clima general las unen. Estos cuatro textos están entrelazados por grabaciones de piezas musicales de Tom Waits, gracias a la versión y la dirección lograda por Julio Bouley, quien ahora cuenta con actores y actrices como Deyanira Mujica, Ingrid Ross, Juan Carlos Carvajal, Paramaconi Castillo y Héctor Marín.
Sobre los contenidos de las cuatro comedias diremos que Palabras, palabras, palabras es un experimento donde tres monos encerrados escriben a máquina infinitamente. Un tipo muy particular muestra a un joven que revela su secreto más profundo y existencial a una mujer de quien se enamoró. Sí, claro es una comedia clásica sobre una pareja en un café que trata de conocerse al establecer una conversación simple y cotidiana, pero deben vencer un obstáculo: una campana los interrumpe cada vez que dicen algo que les impide llegar a enamorarse, y Maracaibo plasma a un joven perdido en una especie de zona desconocida donde es imposible obtener lo que se desea.
Vimos el espectáculo y solo podemos decir que hemos descubiertos a un elenco brioso y joven, que, lamentablemente, estaba de visita en Caracas pues viven en Margarita. Todos ellos, sin excepción, son una muestra del mejor nuevo teatro venezolano que está actualmente en las tablas.
David Ives mantuvo su obra Todo a su tiempo dos años en la cartelera de Off-Broadway y así ganó varios premios y prestigio. Ha escrito otras piezas como Don Juan en Chicago, Variaciones sobre la muerte de Trosky, Historia antigua, Telenovela, y El idioma universal. También ha entregado otros libretos para Broadway.
Entrevista a su tiempo
Julio Bouley explica que, hacia el año 1996, el Centro Venezolano Americano, de Caracas, organizó una serie de montajes teatrales de autores estadounidenses contemporáneos y lo invitaron a dirigir con el Teatro del Contrajuego la pieza Quémalo de Lanford Wilson. “Yo conocía los clásicos del teatro naturalista como Tennesse Williams o Arthur Miller, pero la vitalidad y la fuerza de esta pieza me sorprendió. A partir de allí comencé a buscar piezas cortas de autores contemporáneos estadounidenses porque ese género corto siempre me ha gustado. No sólo en teatro sino también en literatura y cine. Así fue que descubrí las piezas de Terrence Mc Nally con las que monté Sex and Love en 1999 siempre con Contrajuego. En ese montaje nos fue muy bien. Seguí buscando y leyendo y alguien me comentó sobre It’s all about timing o Todo a su tiempo de David Ives. Las leí y simplemente me impactaron. Ese humor insólito y un poco absurdo, pero tan natural, me atrapó. Estamos hablando de 2000 aproximadamente y comienzo con un grupo de actores a armar el proyecto y a traducir. Por diversas razones ese proyecto se cayó y en una crisis de producción de Las preciosas ridículas de Moliere, en 2008 en Margarita con mi grupo Círculo Vertical, decidí retomar ese viejo proyecto y montar cuatro de las pequeñas piezas de Ives. Esas piezas me permitían ensayar separadamente con los actores en horarios diferentes y no anular la producción y perder mi viaje a Venezuela".
Vimos el espectáculo y solo podemos decir que hemos descubiertos a un elenco brioso y joven, que, lamentablemente, estaba de visita en Caracas pues viven en Margarita. Todos ellos, sin excepción, son una muestra del mejor nuevo teatro venezolano que está actualmente en las tablas.
David Ives mantuvo su obra Todo a su tiempo dos años en la cartelera de Off-Broadway y así ganó varios premios y prestigio. Ha escrito otras piezas como Don Juan en Chicago, Variaciones sobre la muerte de Trosky, Historia antigua, Telenovela, y El idioma universal. También ha entregado otros libretos para Broadway.
Entrevista a su tiempo
Julio Bouley explica que, hacia el año 1996, el Centro Venezolano Americano, de Caracas, organizó una serie de montajes teatrales de autores estadounidenses contemporáneos y lo invitaron a dirigir con el Teatro del Contrajuego la pieza Quémalo de Lanford Wilson. “Yo conocía los clásicos del teatro naturalista como Tennesse Williams o Arthur Miller, pero la vitalidad y la fuerza de esta pieza me sorprendió. A partir de allí comencé a buscar piezas cortas de autores contemporáneos estadounidenses porque ese género corto siempre me ha gustado. No sólo en teatro sino también en literatura y cine. Así fue que descubrí las piezas de Terrence Mc Nally con las que monté Sex and Love en 1999 siempre con Contrajuego. En ese montaje nos fue muy bien. Seguí buscando y leyendo y alguien me comentó sobre It’s all about timing o Todo a su tiempo de David Ives. Las leí y simplemente me impactaron. Ese humor insólito y un poco absurdo, pero tan natural, me atrapó. Estamos hablando de 2000 aproximadamente y comienzo con un grupo de actores a armar el proyecto y a traducir. Por diversas razones ese proyecto se cayó y en una crisis de producción de Las preciosas ridículas de Moliere, en 2008 en Margarita con mi grupo Círculo Vertical, decidí retomar ese viejo proyecto y montar cuatro de las pequeñas piezas de Ives. Esas piezas me permitían ensayar separadamente con los actores en horarios diferentes y no anular la producción y perder mi viaje a Venezuela".
"La verdad es que ensayar una obra en Margarita es trabajo de titanes. Allá, en Caracas, como aquí se ensaya de noche, pero en una isla donde el transporte es tan deficiente que a partir de las ocho de la noche no hay forma de moverse que no sea en taxi o en carro propio te imaginas lo que significa para el teatro. El trabajo con cada pieza fue muy particular. Para mí Todo a su tiempo es una unidad aunque se hayan elegido cuatro piezas, pero al ensayar separadamente y con grandes dificultades de producción me llevó a aislar cada pieza. En realidad me sentí siempre en un Maracaibo, para hacer referencia a la última pieza de Todo a su tiempo. En esta obra un personaje se queda atrapado en un Maracaibo, una especie de limbo maldito donde no se puede conseguir lo que se quiere sino su contrario. Bueno, Margarita es como un Maracaibo, y claro al entenderlo, pude montar la obra. Así, a pesar de no tener la ayuda de ningún ente estatal, de no tener espacio de ensayo, de no tener actores disponibles más que uno o dos días a la semana, etcétera. La obra salió adelante. Y nos fue muy bien, en 2008 y en el remontaje en Margarita y en Caracas en 2010. En todas las funciones se quedó gente afuera. Creo que eso habla de la vitalidad de este autor y del acierto de adaptarlo al contexto venezolano".
-¿Por qué adapta a David ives al contexto venezolano?
-Creo que en la respuesta anterior te explico un poco el porqué. Lo interesante de Ives es que habla de la sociedad estadounidense, pero con tanta genialidad, que al final en realidad habla de todas las sociedades del planeta, porque habla del ser humano. El título original de Maracaibo es Filadelfia, pero al traducirla y adaptarla al contexto venezolano, simplemente no entiendo cómo en algún momento pensé dejarla en el contexto estadounidense. Creo que ese tipo de humor es el que nos ayuda a comprendernos como seres humanos y seres sociales. Creo que el teatro venezolano está en una crisis profunda porque simplemente ha dejado de interesarse en comprender al ser humano. Pareciera que sólo le interesa últimamente tener gente en la sala. Llama a gente de televisión (no me atrevo a decir actores en todos los casos), repite la fórmula del monólogo de la estrella, usa hasta el cansancio los temitas de los maridos o las esposas de manera superficial y se alejó del fundamento del teatro para acercarse a la televisión. La mala televisión, que lamentablemente creo que es la única que hay en Venezuela. Todo para asegurar la taquilla. Y para traicionar al teatro. Para mí el teatro es un intento de comprender al ser humano. Si no hay ese intento simplemente no hay teatro. Yo no hago teatro para divertir a la gente. Yo creo que el teatro no es un divertimento, no es un entretenimiento. No hay nada más peligroso para el teatro que el entretenimiento. Entretenerse es pasar el rato sin pensar, sin sentir, sin sufrir, sin ser feliz. Entretenerse es morirse. Cuando yo voy al teatro quiero que me hagan vivir. Quiero aprender algo. Quiero reír y llorar, no necesariamente en la misma obra. Quiero entender un poquito más por qué somos así como somos. Tan miserables a veces y tan maravillosos otras veces, aunque menos. Ese es el teatro que me gustaría hacer siempre y es el que intento hacer. Tampoco hago teatro para ganar dinero, pero eso ya te lo expliqué en la entrevista sobre Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después.
-¿Qué opinión le merece la filosofía de Ives?
-Creo que se inscribe perfectamente en lo que te decía antes. Creo que trata de entender el mundo y sus habitantes humanos.
-¿Cómo se propuso el montaje y como se trabajo con los actores?
-El trabajo con los actores fue fundamental. Simplemente porque en la obra no hay más nada que los actores. No fue un trabajo fácil porque todos son actores que están empezando y lo que necesitan estas pequeñas obras: naturalidad, no es nada fácil de conseguir. La verdadera naturalidad. No esa naturalidad superficial y mentirosa de la televisión, sino una verdadera naturalidad. Nunca deja de sorprenderme cómo el espectador está tan subyugado a la televisión y a sus clichés de actuación que no entiende cuando le muestran la vida tal cual es dice que es falso. La gente quiere sus tonitos falsos de la telenovela en todos lados. Tanto que la gente ahora habla en la calle como le enseña la telenovela de moda. ¡Y eso es lo natural! ¡Que se joda lo natural si es esa mierda!!! Ese fue el trabajo con los actores. Luchar para que no actúen y sean como ellos son. Seres humanos de verdad y que están frente a seres humanos de verdad. Que bella oportunidad para no desperdiciarla jamàs.
-¿Qué tiene entre manos para montar próximamente?
-Para este año tengo tres proyectos: para julio uno con Contrajuego sobre testimonios de enfermos o de familiares de enfermos de esquizofrenia. La invitación de remontar el monólogo Vamos a imaginar… y la oferta para estrenar otro monólogo: una versión hecha por mí de Timón de Atenas de Shakespeare. Los dos unipersonales para noviembre. Vamos a ver si se pueden dar los tres porque sin ayuda estatal es difícil hacer tres producciones. Y además están los costos de pasajes que ahora cuestan exactamente el doble.
-¿Por qué adapta a David ives al contexto venezolano?
-Creo que en la respuesta anterior te explico un poco el porqué. Lo interesante de Ives es que habla de la sociedad estadounidense, pero con tanta genialidad, que al final en realidad habla de todas las sociedades del planeta, porque habla del ser humano. El título original de Maracaibo es Filadelfia, pero al traducirla y adaptarla al contexto venezolano, simplemente no entiendo cómo en algún momento pensé dejarla en el contexto estadounidense. Creo que ese tipo de humor es el que nos ayuda a comprendernos como seres humanos y seres sociales. Creo que el teatro venezolano está en una crisis profunda porque simplemente ha dejado de interesarse en comprender al ser humano. Pareciera que sólo le interesa últimamente tener gente en la sala. Llama a gente de televisión (no me atrevo a decir actores en todos los casos), repite la fórmula del monólogo de la estrella, usa hasta el cansancio los temitas de los maridos o las esposas de manera superficial y se alejó del fundamento del teatro para acercarse a la televisión. La mala televisión, que lamentablemente creo que es la única que hay en Venezuela. Todo para asegurar la taquilla. Y para traicionar al teatro. Para mí el teatro es un intento de comprender al ser humano. Si no hay ese intento simplemente no hay teatro. Yo no hago teatro para divertir a la gente. Yo creo que el teatro no es un divertimento, no es un entretenimiento. No hay nada más peligroso para el teatro que el entretenimiento. Entretenerse es pasar el rato sin pensar, sin sentir, sin sufrir, sin ser feliz. Entretenerse es morirse. Cuando yo voy al teatro quiero que me hagan vivir. Quiero aprender algo. Quiero reír y llorar, no necesariamente en la misma obra. Quiero entender un poquito más por qué somos así como somos. Tan miserables a veces y tan maravillosos otras veces, aunque menos. Ese es el teatro que me gustaría hacer siempre y es el que intento hacer. Tampoco hago teatro para ganar dinero, pero eso ya te lo expliqué en la entrevista sobre Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después.
-¿Qué opinión le merece la filosofía de Ives?
-Creo que se inscribe perfectamente en lo que te decía antes. Creo que trata de entender el mundo y sus habitantes humanos.
-¿Cómo se propuso el montaje y como se trabajo con los actores?
-El trabajo con los actores fue fundamental. Simplemente porque en la obra no hay más nada que los actores. No fue un trabajo fácil porque todos son actores que están empezando y lo que necesitan estas pequeñas obras: naturalidad, no es nada fácil de conseguir. La verdadera naturalidad. No esa naturalidad superficial y mentirosa de la televisión, sino una verdadera naturalidad. Nunca deja de sorprenderme cómo el espectador está tan subyugado a la televisión y a sus clichés de actuación que no entiende cuando le muestran la vida tal cual es dice que es falso. La gente quiere sus tonitos falsos de la telenovela en todos lados. Tanto que la gente ahora habla en la calle como le enseña la telenovela de moda. ¡Y eso es lo natural! ¡Que se joda lo natural si es esa mierda!!! Ese fue el trabajo con los actores. Luchar para que no actúen y sean como ellos son. Seres humanos de verdad y que están frente a seres humanos de verdad. Que bella oportunidad para no desperdiciarla jamàs.
-¿Qué tiene entre manos para montar próximamente?
-Para este año tengo tres proyectos: para julio uno con Contrajuego sobre testimonios de enfermos o de familiares de enfermos de esquizofrenia. La invitación de remontar el monólogo Vamos a imaginar… y la oferta para estrenar otro monólogo: una versión hecha por mí de Timón de Atenas de Shakespeare. Los dos unipersonales para noviembre. Vamos a ver si se pueden dar los tres porque sin ayuda estatal es difícil hacer tres producciones. Y además están los costos de pasajes que ahora cuestan exactamente el doble.