sábado, febrero 23, 2013

Cómo acabar con tu marido


 Juana Sujo, pionera del teatro  durante los años 50 y 60, hizo comedias comerciales en Caracas, pero un cáncer la sacó del Teatro Los Caobos, en la Torre Polar, de Plaza Venezuela. En la terraza del Centro Comercial Chacaíto, a finales de los 60, emergió el Teatro Chacaíto, a instancias de Horacio Peterson, Jorge Palacios, Guillermo González y Jorge Bulgaris, el único que sigue ahí controlando esa franquicia. También Carlos Giménez intentó comercializar al Teatro Las Palmas, pero en los 90 se dedicó de lleno a los montajes de  Rajatabla y ahí le llegó la muerte el 27 de marzo de 1993.
Durante ese convulso siglo XX aparece Mercateatro, empresa de RCTV que fracasa; se dieron otros intentos empresariales que no lograron fortalecer sus incipientes salas porque no había suficiente público o querían  ganancias sin inversiones sensatas. Lo recordamos porque conviene saber cómo el espectáculo teatral anheló vivir de la taquilla para no depender de los subsidios del Estado y en esa lucha lleva varias décadas.
En síntesis, el teatro comercial tuvo cultores durante la  pasada centuria, pero durante este bisagra siglo XXI el negocio toma formas básicas con la irrupción del Trasnocho Cultural, al tiempo que desde la Torre  de CorpbancaBOD incursionan en coproducciones con algunos artistas, mientras se consolidan las salas del Caracas Theater Club, Teatrex, Premiun y el Espacio Eduardo Mancera se convierte en Escena 8.
Al llegar el año 2013, la comercialización exhibe fortaleza y promociona cada fin de semana no menos de 50 montajes, en periódicos y las redes sociales. A todo ese circuito se han sumado una serie de bares y hoteles, tras adecuar sus espacios para montajes mínimos como ocurre en el Teatro Bar y  muy especialmente el Melia Caracas en su piano-bar, donde desde el año pasado el productor  Alexxei Cordova muestra  espectáculos como el que actualmente hace Alfonso Medina con su show Cómo acabar con tu marido.
Es un divertido  y atrevido unipersonal en clave de stand up comedy,  bajo la dirección de José Jesús González, el cual permite ponderar las excelentes  dotes histriónicas de ese cómico, auténtico artista de singular energía y dotado de un humor nada estridente, formado en RCTV y la sala Lola Ferrer, que dirigía Miguel Lizardi.
Medina y González llevan dos años puliendo y teatralizando los textos de Marissa Gibson para  personificar diversos perfiles de maridos, entre ellos: el ausente, el  aburrido, el divertido, el fanático de los deportes, el artista y el que tiene mamitis, entre otros.
Trabaja  Medina con el público en una especie de terapia de parejas y entre risas y afirmaciones hacen catarsis, devolviendo ese toque alegre que debe existir en una relación. Así enseña las diferentes tipologías de maridos, al tiempo que las mujeres identifican en cuál de ellas se encuentran sus cónyuges, y ellos irremediablemente se sentirán identificados. Todo esto para llevarnos a una reflexión: aunque hombre y mujeres no son perfectos, siempre hay algo que une y empuja a disfrutar de los enredos del amor, en pareja.
En síntesis, Alfonso Medina merece probar otros roles y espectáculos, porque tiene talento y necesita textos más comprometidos.

Tierra Santa en Petare



El Taller Experimental de Teatro (TET) ha estrenado en el Teatro Cesar Rengifo, de Petare, una de las obras más recientes del dramaturgo Elio Palencia (Maracay, 1963),  Tierra Santa, un viaje de ida y vuelta a nuestra tierra de gracia, un drama contemporáneo para que los venezolanos nos veamos mejor, dirigida por Costa Palamides y con las actuaciones de Guillermo Díaz Yuma (Mayor) y Ludwig Pineda (Segundo).
-¿De dónde nace o cómo brota “Tierra Santa?, preguntamos a Elio Palencia,
-Como suele sucederme al escribir, Tierra Santa surge de interrogantes. En este caso, acerca de la paternidad, las distintas decisiones y opciones de vida a partir de iguales oportunidades y en un mismo contexto, la observación de que en un país con tanta ausencia del padre, cuando éste está presente, no pocas veces, a lo largo del tiempo, tiende a convertirse en una isla dentro de su propia familia. De hecho, el primer título que tuvo mi pieza fue Un patio, dos islas. A estas preguntas se sumaron otras en las que ya he trabajado antes (en Mi hermano José Rosario, Doña Bárbara, la perfecta ama de casa o en la adaptación de la novela Campeones de Meneses) en relación con el personaje, la venezolanidad y nuestro devenir. Al hilo de esto quería seguir indagando en algunos arquetipos criollos como El Lírico y el Hombre de Acción de los que hablaba Uslar Pietri, o Tío Tigre y Tío Conejo, Juan Bimba, la constante de Barbarie y Civilismo de Gallegos o el mito de El Entierro o El Tesoro en el que indaga Cabrujas en Profundo. Deseaba poner sobre la mesa algunos aspectos de la paternidad, diferentes caminos confrontados, el factor individual que está en juego, ¿de qué depende eso? Los dones, los talentos, el factor individual… La comencé a escribir cerca del 2000, cuando mi padre cumplía 60 años, pero fue en 2008 cuando logré poner “oscuro final”.
 -¿Qué busca al mostrar sus personajes en un espacio semi rural, pero a su vez comprometidos con las urbes donde imperan los centros comerciales y los celulares?
-Siempre me ha interesado ese mundo que, desde una visión centralista, se observa equívocamente como  “Monte y Culebra”. No nací ni me crié en Caracas y, quizás por eso, me llama la atención cierto desdén capitalino por la provincia y, a veces, la tendencia a su idealización o edulcoramiento, como si no participara también de la globalización. ¡Participa! Sólo que, lamentablemente, lo hace más desde el consumo que desde las oportunidades de expansión intelectual o artística: vas a una ciudad o un pueblo del interior y, con el paso del tiempo, ves el aumento de centros comerciales, ventas de lotería, licorerías, salas de internet, pero también constatas que esto no es proporcional a la suma de bibliotecas, galerías o teatros. Siempre me ha interesado visibilizar y sincerar este mundo a la vez que vincularlo o confrontarlo con un cosmopolitismo bastante dudoso. Aún en Caracas, cabalgamos entre lo urbano y lo rural. Desde el siglo XIX hemos tenido mucha movilidad social y la entrada a la contemporaneidad, a través de la renta petrolera, ha sido tan veloz que, salvo excepciones, aún en ámbitos aparentemente muy urbanos, está presente la impronta rural. Se hace muy obvio si te asomas a un barrio caraqueño, pero, duélale a quien le duela, también está presente en todo el abanico de la clase media, en la burguesía y hasta en los descendientes del mantuanaje. Y, ojo, a mi juicio, es posible que esto sea un valor, una riqueza y no necesariamente una rémora, si lo hacemos consciente y contamos con ello, por supuesto.
- ¿Nuevamente la homofobia soterrada estalla con Segundo, quien tiene un hijo viviendo con otro hombre y una nieta  suya es amada por una lesbiana?
-Como temas que me preocupan, la homolesbotrasfobia al igual que el prejuicio racial en nuestro país, ciertamente aparecen en esta pieza como parte del contexto, de manera tangencial. Uno escribe desde lo que le mueve, seduce o le intriga, desde lo que le acaricia, agrede o rechaza, y hay taras, rémoras sociales que me interesa hacer visibles y mucho más si estoy hablando de la figura del padre. Homosexuales, lesbianas y transexuales proceden de familias heteronormativas, desde las cuales no pocas veces comienza la exclusión y hasta la explotación, como lo expongo en mi pieza La quinta Dayana. Una vez leí que, a diferencia de colectivos discriminados por razones raciales, étnicas o patológicas, en los que la protección de la tribu, el clan o la familia generalmente está dada, respecto a la sexodiversidad, sea por ignorancia o insensibilidad, no ocurre así, y esto agrava la situación de vulnerabilidad social. Por eso me gusta mostrarlo, al menos, como en este caso, a través de pinceladas. Aunque muchos de mis textos visibilizan parte del colectivo LGBT, lo hacen pretendiendo adentrarse en asuntos más esenciales y abarcadores, en la voluntad de la inclusión total como asignatura pendiente.
 -El personaje Mayor  viene desde abajo y tiene como meta vital graduarse en Teología. ¿Por qué ese salto o ese horizonte?
- ¡La mayoría de quienes hemos accedido a la clase media en este país (desde la más baja a la más alta) venimos “de abajo”! En gran parte de las familias venezolanas, el piso de tierra y el chinchorro están a la vuelta de poquísimas generaciones. Y eso, en mi opinión, no es ni bueno ni malo, ni feo ni hermoso. Simplemente, es. Ni la religiosidad ni las inquietudes o necesidades místicas están preladas por una clase social, son inherentes a nuestra humanidad. Sólo que en algunas personas la pulsión y la voluntad por desarrollar conocimiento y vivencia en torno a la espiritualidad, son mayores. Tú lo ves como un “salto” y yo te digo, ¡pues sí, es un salto, una maravilla de salto! verificable en eso que llamamos “la realidad”. Hay seres capaces de trascender contextos de medianía o embrutecimiento y eso, como en el caso de Mayor es tal vez lo que los hace dignos de ocupar un escenario. Sucede y, a mi juicio, es algo grande, deseable y ejemplar.
 -¿La televisión y en especial los programas de comiquitas para el público infantil los utiliza  en Tierra Santa como personajes dramáticos, los cuales marcan o subrayan costumbres? ¿Hay ahí una crítica a ese medio comunicacional tan importante?
-Si bien soy crítico con los medios masivos, sobre todo con aquellos movidos por intereses mercantilistas, dada su cuestionable responsabilidad social, en el caso de Tierra Santa no fue algo que me planteé. Pero, ciertamente, la lectura escénica de Costa Palamides potencia la presencia de esas comiquitas que acoto para las escenas. En el momento de la escritura uno pone su imaginario y valores sobre el teclado y cuando la fisicidad del escenario te los devuelve, puedes descubrir, reconocer y hacer consciente muchas cosas, lo cual es un gran privilegio como medio para el autoconocimiento. En este caso, es posible que se hayan colado los conceptos de enajenación, puerilización, embrutecimiento y poca adultez que abrigo acerca la sociedad en general y, la de nuestro país, en particular, ¿cómo se explica, si no, la irresponsabilidad paterna o la frivolidad con la que los adolescentes conciben y tienen hijos? El personaje de Segundo se regodea en el estancamiento, la dependencia, la dificultad para el ejercicio de la voluntad y la evolución. Por eso, el hecho de que comience y termine con un mando en la mano viendo dibujos animados, no es gratuito. Al margen de la televisión misma, es él quien decide hacer uso de su libertad para pulsar el mando y ocupar su tiempo de vida en eso.
 Para Elio Palencia siempre es “un privilegio la puesta en escena de un texto que ha salido de uno, pero en este caso lo es muy especialmente, dado que se trata de una producción de un colectivo casi mítico en nuestro teatro nacional como es el Taller Experimental de Teatro, al cual admiro desde que era un estudiante aspirante a actor. Este privilegio se multiplica, al tratarse de la celebración de sus 40 años pues cualquier institución artística que en nuestro país llegue a esa edad se inscribe en el ámbito de lo heroico, y si hablamos de teatro, ¡ya casi raya en lo milagroso! Por lo tanto, deseo expresar mi agradecimiento a este colectivo, a Costa Palamides que propuso la pieza y la dirigió con tanta sensibilidad, a ese elenco de excepción con dos grandes actores como Guillermo Díaz Yuma y Ludwig Pineda junto a una representante de la nueva generación del TET, Yazel Parra. Compartir una propuesta con ellos, al igual que con estetas de la talla de Edwin Erminy, Víctor Villavicencio, Raquel Ríos y una productora como Karla Fermín es, fuera de toda cortesía o retórica, un verdadero honor”.

Ver para creer en el teatro venezolano

Alea jacta es, o La suerte está echada,  es lo que podemos decir  ante la puesta en marcha del Segundo Festival de Teatro de Caracas 2013, del 22 de febrero al 10 de marzo. Con la desopilante comedia, El último amante, de Neil Simon, actuada por la pareja de histriones “todo terreno” Mimi Lazo y Luis Fernández, quien también dirige, se puso en marcha esa mágica fábrica de sueños para los venezolanos.
 Feliz consecuencia de la labor gerencial de la Alcaldía de Caracas,  el Gobierno del Distrito Capital y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la cual permitirá unas 223 representaciones teatrales en sala y  seis en la Fábrica Nacional de Cemento, 101 exhibiciones en espacios públicos y las parroquias del Municipio Bolivariano Libertador, para un total de 330 funciones. ¿Cómo negar así que en la capital venezolana no hay actividad teatral  verificable?
Además hay una generosa programación académica, divertidos foros críticos, necesarios talleres y clínicas artísticas, gratos conciertos y encuentros de DJ, sensata expoventa de bienes culturales y libros.  Todo un macro evento cultural que tiene como lema "Ver para creer", precisamente para que nadie pueda negarlo después.
 Y para materializar esta "utopía contemporánea", Freddy Ñañez, presidente de Fundarte, brazo ejecutor del evento, subraya que el Segundo Festival no se habría realizado  sin haberse logrado lo anterior, lo que se hizo para el Primer Festival, en el 2011. “La primera conclusión es que hicimos lo correcto: inaugurar un espacio para  revisitarnos como país teatral y como ciudad cultural. Compañías, instituciones, críticos, periodistas, pueblo, espacios urbanos, se encontraron para debatir, celebrar y reconstruir el vínculo necesario entre la ciudad y la identidad, entre la creación y la cotidianidad.  La experiencia de reactivar este tipo de eventos te pone en la perspectiva de ser dialéctico con tu propia realidad. “Superar conservando” para decirlo con Hegel”.
¿Qué dejó esa primera edición?
-Un circuito permanente con 10 salas abiertas,  más de 250 compañías activas, cerca de 700 funciones y una mejor ciudad, cuyos habitantes demandan cada vez más y mejores espectáculos
-¿De quién fue la idea para toda esa gestión inicia?
-Me da mucho orgullo decir que la política cultural para Caracas tiene un autor y es Jorge Rodríguez. Todos sabemos que el Alcalde es un intelectual, un escritor, una persona no sólo culta en el sentido clásico del término sino, además con gran sensibilidad por las artes y la ciudad. De esa combinación resulta lo que su equipo viene haciendo: rescate de espacios públicos, reimpulso de circuitos culturales formales, fomento de nuevos espacios para el desarrollo artístico en lo social, un pensamiento recurrente sobre lo humano, lo colectivo; donde la política, la ética y la estética tienen la misma jerarquía. Este Segundo Festival es, pues, consecuencia de un plan coherente que se propone la transformación de la ciudad en lo concreto, pero también en lo subjetivo. Creo que por eso es que en tan poco tiempo se nota un cambio sustantivo en lugares emblemáticos como el centro de Caracas: espacio referencial que fue destruido de un modo programático por la ideología antinacional que se instauró a finales del siglo XIX y casi todo el siglo XX. Acá relacionamos muy bien los derechos culturales con el derecho a la ciudad.
 -¿Hubo discriminación a la hora de invitar a las agrupaciones para los  Festivales?
-No, pese a la propaganda sostenida  contra el presidente Chávez y en detrimento de este proceso de grandes cambios, la libertad y el respeto a la diversidad de pensamiento es una divisa de la democracia participativa. Ciertamente hay tensiones impulsada  por pequeños grupos que siempre disfrutaron  de la renta petrolera  y aún todavía se sienten dueños de ella. La diatriba política demuestra que estamos en una democracia fuerte donde se debaten proyectos antagónicos de país. Al seno de los sectores culturales ¿por qué iba a ser diferente? Esto que estamos haciendo es propio del espíritu revolucionario.
-¿Puede puntualizar lo que predica?
-Sí, este Festival se propone reunir al país teatral que es un retrato del país real, con sus antagonismos, con sus conflictos. Invitar a los grupos, independientemente de su postura política o afiliación partidista, ratifica a la revolución en su esencia democrática. Creo que todo arte es en sí mismo político, pero es en su confrontación con el público cuando emerge el sentido de una obra volviéndose con frecuencia independiente de la intención de su autor. Los contextos son momentos de lectura y de interpretación.  En este Festival el pueblo es un intérprete activo. Después de todo es en el amor y en la experiencia estética donde podemos vivir un nuevo sentido de la diferencia, de la alteridad positiva.  Por último puedo asegurar que no en vano el presidente Chávez inauguró una relación entre pueblo y conocimiento tan fuerte, tan firme que el teatro venezolano tendrá que agradecer: ya no se le habla a las paredes, ya no se le recita al círculo de enterados, ya no se representa para un club, sino para un pueblo  en formación permanente que sabe pensar y sabe sentir por sí mismo. ¿Quién dijo miedo? Por eso “Ver para creer” será inolvidable para los caraqueños y quienes nos visiten.
 -¿Qué espera de este Segundo Festival?
-Más y mejor teatro. Más y mejor organización del circuito y, claro, una ciudad conmovida por la belleza, la profundidad y el desafío artístico que nos proponen sus 150 compañías, es decir: el país teatral. La finalidad de todo esto es garantizar la inclusión, que el dinero, 10 bolívares por boleto, no decida quién entra y quién no, a ver teatro. La cultura en revolución es un derecho y no un privilegio.
Más y mejores espectáculos
Este Segundo Festival de Teatro de Caracas 2013 tiene más de un centenar de piezas  para ver y creer en ellas, pero nosotros hicimos una selección que nos atrevemos a proponer a los espectadores. Y son estas:
 Stop Kiss de Diana Son, Detrás de la avenida y Mátame mamá de Elio Palencia, El fantasma de Bonnie de E.A. Moreno-Uribe, Las siamesas, una y parte de la otra de J.A. Barrios y Después de la batalla de Ángel Rafael Rondón son curiosos montajes sobre la exclusión por la homofobia y las falencias físicas.
César Rengifo está presente porque tres agrupaciones llevan a escena Lo que dejó la tempestad, un trágico eco del asesinato del general Zamora, y  su denuncia sobre los torvos manejos del imperialismo en la comedia Una medalla para las conejitas.
Una vitriólica critica al quehacer de los intelectuales y artistas venezolanos se verá en escena con Acto cultural de José Ignacio Cabrujas. Isaac Chocrón participa con su pieza El acompañante, sobre la soledad de los artistas en la inevitable decadencia. Gilberto Pinto no podía faltar con El confidente, donde su viuda Francis Rueda protagoniza. Mientras Rodolfo Santana desde la escena nos recuerda lo que ocurre en Una tarde un poco fastidiosa. Y no podía faltar Carlos Giménez con Alegría y Mapulín, su único texto de teatro infantil que nos legó.
Gustavo Ott advierte lo peligroso que puede ser la explotación petrolera con su obra Tres noches para cinco perros. César Rojas está presente con su pieza La hora menguada y su versión del shakespereano  Mercader de Venecia. Mientras Ibrahim Guerra prosigue con su teatro hiperrealista y por eso Mimí Lazo presenta A 2,50 la cuba libre, la historia de cinco putas en un bar. Javier Vidal actúa en su melodrama Diógenes y las camisas voladoras, la trágica saga del político que sucedería al general Isaías Medina Angarita, pero enloqueció.
El director Armando Carías vuelve con el grupo El Chichón para enseñar su gran clásico Cajita de Arrayanes, una pieza revolucionaria en todos los aspectos
El velorio de Eudomario, una producción del colectivo Señoras de Maracaibo la cual enseña como el travestismo teatral a la zuliana es una categoría teatral de gran valor estético.
 ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra, Marx en Caracas de Howard Zinn, High de Matthew Lombardo, Las criadas de Jean Genet, Pedro y el capitán de Mario Benedetti, El pelicano de August Strindberg, Las neurosis sexuales de nuestros padres de  Lukas Bärfuss, Goya de Rodrigo García y La ratonera de Agatha Christie (ambas dirigidas por el talentoso Vladimir Vera) son la selecta  representación de la dramaturgia foránea.
El director Carlos Arroyo viene desde Guanare con los espectáculos La colección del peregrino de Daniel Di Mauro, y Cantata de Argimiro Gabaldón de Tomas Jurado Zabala, sobre las atrocidades del conquistador Lope de Aguirre y las peripecias del inolvidable guerrillero.
Marx entre nosotros
¡Que no cunda la alegría ni el pánico, sino las ganas de verlo, escucharlo y finalmente aplaudirlo, mientras la catarsis explota en los cerebros de los espectadores del Segundo Festival de Teatro de Caracas 2012 hasta provocar un millón de preguntas! Se trata del espectáculo Marx en Caracas, sensata venezolanización que lograron el director  Oscar Acosta y el primer actor José León a partir de Marx in Soho, de Howard Zinn (Nueva York, 1922-2010).
Con esta versión escénica, la cual estrenaron durante el XII Festival Internacional de Teatro Colonia Tovar, ellos esperan que los caraqueños redescubran a Marx, precisamente ahora que el imperio del neoliberalismo ha fracasado para proyectar y consolidar una sociedad que le permita a los seres humanos ser y vivir mejor, tener una verdadera libertad y auténticas realizaciones individuales. Advertimos, que es un Marx humano, contradictorio, humorista, carente de dogmatismos e interesado en conocer al socialismo del siglo XXI.
Para ubicar los espacios teatrales, además de las fechas y horas, recomendamos visitar la página del evento: www.teatroccs.org.ve .

miércoles, febrero 20, 2013

Mimi Lazo sube telón del FTC 2013



Todo listo. Este  viernes 22 de febrero, a las 6 PM, sube el telón del Teatro Nacional para la apertura del Segundo Festival de Teatro de Caracas  (FTC 2013), con el espectáculo  El último amante, versión del director y actor Luis Fernández sobre el texto original de Neil Simon.
Fernández, quien actúa al lado de su esposa Mimi Lazo, explica que la obra aborda la crisis de la edad madura  que impulsa a un hombre a serle infiel a su compañera, aunque sea una sola vez, pero él lo intentará fallidamente con distintas mujeres. Perseguirá su objetivo por encima de todo. Cometerá demasiados errores. Sólo para darse cuenta al final de estos mil y un enredos, que la mujer que tanto buscaba era la que ya tenía a su lado.
Se trata, según Fernández, de un divertido recorrido por las desventuras y aciertos de una relación muy parecida a la de todos, o casi todos, los hombres.
Mimi Lazo encarna a Mónica, Melissita y Martha, tres distintos personajes en un trabajo interpretativo que le valieron el Premio Municipal  de Teatro como Mejor Actriz en la producción de 1989, dirigida entonces por Ricardo Lombardi. En este nuevo montaje, Fernández interpreta a Mariano, el hombre desesperado por escapar a la rutina al cumplir 40 años.
Fernández puntualiza que El ultimo amante fue seleccionada por los organizadores del FTC 2013, los directivos de Fundarte, quienes además invitaron los montajes de High ,de M. Toledano, y A 2,50 la cubalibre, de Ibrahim Guerra, también producciones de Mimí Lazo.
El próximo monólogo de Mimi, subraya Fernández, es A mi gordo no me lo quita nadie, “es un duro y muy gracioso recorrido por las desventuras de la mujer que decide dedicar su vida a ser esposa. La estrenamos el próximo 28 de febrero en Valencia y después hará temporada en el Trasnocho Cultura".
ESPECTÁCULOS PARA VER
Este FTC 2013, que culmina el 10 de marzo, feliz consecuencia de la labor gerencial de la Alcaldía de Caracas y  el Gobierno del Distrito Capital, permitirá unas 223 representaciones teatrales en sala y  seis en la Fábrica Nacional de Cemento, 101 exhibiciones en espacios públicos y las parroquias del Municipio Bolivariano Libertador, para un total de 330 funciones.
Tiene más de un centenar de piezas  para ver y creer en ellas, pero nosotros hicimos una selección que nos atrevemos a proponer a los espectadores. Y son estas:
 Stop Kiss de Diana Son, Detrás de la avenida y Mátame mamá de Elio Palencia, El fantasma de Bonnie de E.A. Moreno-Uribe, Las siamesas, una y parte de la otra de J.A. Barrios y Después de la batalla de Ángel Rafael Rondón son curiosos montajes sobre la exclusión por la homofobia y las falencias físicas.
César Rengifo está presente porque tres agrupaciones llevan a escena Lo que dejó la tempestad, un trágico eco del asesinato del general Zamora, y  su denuncia sobre los torvos manejos del imperialismo en la comedia Una medalla para las conejitas.
Una vitriólica critica al quehacer de los intelectuales y artistas venezolanos se verá en escena con Acto cultural de José Ignacio Cabrujas. Isaac Chocrón participa con su pieza El acompañante, sobre la soledad de los artistas en la inevitable decadencia. Gilberto Pinto no podía faltar con El confidente, donde su viuda Francis Rueda protagoniza. Mientras Rodolfo Santana desde la escena nos recuerda lo que ocurre en Una tarde un poco fastidiosa. Y no podía faltar Carlos Giménez con Alegría y Mapulín, su único texto de teatro infantil que nos legó.
Gustavo Ott advierte lo peligroso que puede ser la explotación petrolera con su obra Tres noches para cinco perros. César Rojas está presente con su pieza La hora menguada y su versión del shakespereano  Mercader de Venecia. Mientras Ibrahim Guerra prosigue con su teatro hiperrealista y por eso Mimí Lazo presenta A 2,50 la cuba libre, la historia de cinco putas en un bar. Javier Vidal actúa en su melodrama Diógenes y las camisas voladoras, la trágica saga del político que sucedería al general Isaías Medina Angarita, pero enloqueció.
El director Armando Carías vuelve con el grupo El Chichón para enseñar su gran clásico Cajita de Arrayanes, una pieza revolucionaria en todos los aspectos
El velorio de Eudomario, una producción del colectivo Señoras de Maracaibo la cual enseña como el travestismo teatral a la zuliana es una categoría teatral de gran valor estético.
 ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra, Marx en Caracas de Howard Zinn, High de Matthew Lombardo, Las criadas de Jean Genet, Pedro y el capitán de Mario Benedetti, El pelicano de August Strindberg, Las neurosis sexuales de nuestros padres de  Lukas Bärfuss, Goya de Rodrigo García y La ratonera de Agatha Christie (ambas dirigidas por el talentoso Vladimir Vera) son la selecta  representación de la dramaturgia foránea.
El director Carlos Arroyo viene desde Guanare con los espectáculos La colección del peregrino de Daniel Di Mauro, y Cantata de Argimiro Gabaldón de Tomas Jurado Zabala, sobre las atrocidades del conquistador Lope de Aguirre y las peripecias del inolvidable guerrillero.
MARX EN CARACAS
¡Que no cunda la alegría ni el pánico, sino las ganas de verlo, escucharlo y finalmente aplaudirlo, mientras la catarsis explota en los cerebros de los espectadores del Segundo Festival de Teatro de Caracas 2012 hasta provocar un millón de preguntas! Se trata del espectáculo Marx en Caracas, sensata venezolanización que lograron el director  Oscar Acosta y el primer actor José León a partir de Marx in Soho, de Howard Zinn (Nueva York, 1922-2010).
Con esta versión escénica, la cual estrenaron durante el XII Festival Internacional de Teatro Colonia Tovar, ellos esperan que los caraqueños redescubran a Marx, precisamente ahora que el imperio del neoliberalismo ha fracasado para proyectar y consolidar una sociedad que le permita a los seres humanos ser y vivir mejor, tener una verdadera libertad y auténticas realizaciones individuales. Advertimos, que es un Marx humano, contradictorio, humorista, carente de dogmatismos e interesado en conocer al socialismo del siglo XXI.
Para una información más pormenorizada sobre los espectáculos aquí indicados, recomendamos visitar la página www.teatroccs.org.ve

martes, febrero 19, 2013

El teatro criollo ante la crítica



Por Karibay Velásquez

Está por comenzar el Festival de Teatro de Caracas, evento que a su segunda edición se ha convertido en la más importante cita de las artes escénicas del país. Sin embargo hay algo más allá del Festival que pasa desapercibido y es la cotidiana cartelera que ofrecen los teatros recuperados en el municipio Libertador de la que dan testimonio cerca de 300 compañías de todo el país y las instituciones involucradas. Ciertamente, en los últimos tres años las políticas culturales de la Alcaldía de Caracas, el GDC y el Ministerio de la Cultura se han volcado hacia el teatro y lo que es más interesante todavía: de forma conjunta, articulada y programática. Pero ¿qué dice la crítica, o para ser más amplios, el periodismo cultural sobre estos alcances, sobre sus límites y sus perspectivas? Los críticos han sido esterotipado injustamente. Si bien el mercado liberal de la artes los ha reducido al oficio de tasadores del valor de cambio de las obras en función de firmas comerciales, o domesticadores del gusto; su participación en el hecho creador es fundamental para la trascendencia del mimo. No se trata de una autoridad infalible, claro está, sino de un testigo del acontecimiento artístico y, con frecuencia, un pensador de su significado social. Por ello hemos citado a Carlos Herrera y Edgard Antonio Moreno Uribe quienes, ante los mencionados desafíos, impulsan junto a otros colegas una organización recientemente fundada para conocer el actual diagnóstico del teatro nacional: La Asociación Venezolana de Críticos Teatrales (AVENCRIT).

-El país ha cambiado, el teatro ha cambiado con el país ¿Cuál es el desafío novedoso para AVENCRIT?

C. H.- Como todo, la historia cambia, las sociedades cambian, la relación creadora del artista cambian y los sistemas de creación cambian. ¿Por qué no ha de cambiar el teatro? ¿Por qué no ha de cambiar la filosofía de quien asume el papel o rol de crítica? Lo novedoso en este tiempo es que para el crítico de arte especializado en teatro, su papel, su rol, su función, su responsabilidad es construir otro sistema de valoración pero que no sea hermético, ni críptico, ni edulcorado, ni irrespetuoso. Debe haber una posición para los miembros de AVENCRIT de transferir esos saberes, esos conocimientos, esas experiencias de recepción, esa capacidad de que un espectador también sea un nuevo crítico que, aunque no escriba, que  no publique de forma diaria, semanal o mensual en medios impresos o cibernéticos, debe ser un espectador proactivo, un crítico en potencia capaz de retornar una o muchas opiniones sobre el proceso artístico creador de su tiempo. Mucho más en este especial momento que vive la sociedad venezolana que está siendo protagonista de cambios fundamentales en su historia. Desde mi visual, el desafío, el reto, la aventura que vivirá AVENCRIT es tener sentido del tiempo que vive la sociedad y por ende, de las transformaciones que dinamiza (o deben) dinamizarse en la escena, en la dramaturgia, en la academia, en los aspectos conceptuales, técnicos y artísticos que engloban el quehacer teatral venezolano. Más que un desafío, es una impostergable responsabilidad que debe estar en sintonía, como el país que merecemos. Un país que crezca sin separaciones, ni polémicas erosivas. Una crítica nueva no surge de la noche a la mañana: tampoco los cambios sociales y culturales. La nueva crítica demanda humildad, seriedad, ética, preparación, posición, respeto, capacidad de diálogo y, sobre todo, compromiso profesional.

 E.M.- Venezuela no ha cambiado como tal, está en un fascinante proceso de revolución y ahora maniobra dentro de una aguda etapa de ese proceso de cambios. El teatro ha cambiado en cantidad y en calidad, hay toda una nueva generación que comenzó a mostrarse en los últimos 13 años, una generación egresada de las universidades, más preparada teóricamente, pero carente, como es obvio de la experiencia que los hará profesionales valiosos. La maduración llega pronto. Además hay un público ansioso de ver qué le dicen sus artistas desde la escena. Hay un teatro más universal, menos localista, que llega a las salas con diversos planteamientos humanistas y esto genera confrontaciones intelectuales, como es el teatro contra la homofobia y las exclusiones.
- Ustedes, en su presentación han planteado la bitácora: seguir, testimoniar  y colocar el teatro en el pensamiento y la opinión pública "más allá de la polarización" que también existe dentro de la escena. Pero los medios de comunicación hacen parte de esa polarización ¿cuál es la estrategia para superar la censura?

C. H.-Hasta donde he tenido conocimiento, no ha habido censura directa. Ha habido presiones. Yo las viví en una época cuando escribí en el diario El Nacional y expresé una opinión aludiendo a alguien con poder. Entonces, la crítica sólo debía ocuparse de la escena mas no señalar o reflexionar entorno a políticas culturales y menos aún, nombrar a quienes decidían tales políticas. En tiempos más recientes, no he percibido censura aunque sí alguna indicación sobre cosas delicadas de mencionarse. La estrategia, respondiendo la pregunta, consiste en ser plenamente autónomos; si los medios o las instituciones imponen orientaciones, directrices o coartan decir con democracia algo, pues quedan los espacios personales que están ahora dados por Internet o incluso, hasta de asumir el riesgo de la autogestión crítica y seguir analizando, reflexionando, opinando, indicando, polemizando pero desde la base del respeto al otro e incluso, en saludable sentido,  dar paso al derecho de réplica. Eso es crítica constructiva. Que se nos deje hablar y dejar hablar; en esta estrategia el arte crece, los artistas se fortalecen, el crítico es respetado, el sector de opinión se hace más creíble.

E. M.- Los medios de comunicación, especialmente los impresos viven una aguda crisis económica. Disminuyen los lectores, las ventas, la publicidad y el negocio, está contra la pared por la competencia del monstruo radioeléctrico y toda la tecnología comunicacional. Tampoco puedo hablar de censura como tal, yo publico en dos medios, Últimas Noticias y La Voz, y nunca han rechazado mis artículos, todo lo contrario, quieren que mis criticas estén al día, porque las artes tienen lectores y más ahora que hay un reventón de gente instruida.



- Después del Festival de Teatro de Caracas algo comenzó a moverse en las artes escénicas nacionales que parecían aletargadas. De esta primera edición quedó un circuito de Salas públicas  ¿Cómo evalúan esta experiencia?

E. M.- Caracas es la capital y la que mayor producción teatral tiene en escena.  Ese Primer Festival sirvió para despertar a todos los teatreros y durante este Segundo Festival veremos una muestra del mejor teatro de casi todo el país.

 C. H.- Ha habido un repunte del teatro capitalino y fue producto del hecho concreto que dio la Alcaldía de Caracas al generar lo que uno esperaba: el post Festival de Teatro de Caracas, que no es más que la dinamización del quehacer teatral con un circuito permanente de teatros, con la continuación del rescate, rehabilitación y mantenimiento de las infraestructuras teatrales de esta urbe. Si la relación hubiese sido más amplia, es decir, si se hubiese sumado el IAEM, los logros se habrían acelerado aún más. Son tiempos de cambio y de rectificación. 

E. M.- Gracias a las políticas puestas en marcha desde el Centro Nacional de Teatro se han logrado cosas. Además, y esto es importante recordarlo, el teatro comercial, ése que es financiado por los artistas y algunos modestos empresarios, ha crecido de tal manera que durante los fines de semana en Caracas hay una cartelera de por los menos 50 montajes variopintos, sin contar los que exhiben las salas municipales, que programa la Alcaldía, el GDC, Chacao y Petare. Hay espectadores para todo eso.
 C. H.- Ciertamente el teatro estaba aletargado pero desde 2011 se están dando sustanciales cambios en las políticas y en las sensibilidades de los actuales líderes políticos. Eso redundará en que un arte que siempre es polémico, que es revolucionario, pueda servir para insuflar a las auténticas transformaciones sociales y culturales que el pueblo venezolano ha empezado a asumir en este nuevo milenio. La recuperación y rehabilitación de salas y teatros es fundamental para cambiar el rostro de una capital; sin embargo, se hace necesario instrumentar ello como política nacional para todas las artes y manifestaciones populares que ayuden a reconstruir la sensibilidad que siempre ha estado inmanente en el alma de este bravo pueblo.
- Las cifras que da Fundarte son alentadoras, se habla de más de 250 agrupaciones y más de 700 funciones en un año ¿Ha redundado en más y mejor teatro?

E. M.- Yo quiero felicitar a Jorge Rodríguez y Jacqueline Farías porque son las versiones venezolanas del legendario griego Pericles. Han rescatado las salas, han reconstruido otras y han gerenciado los festivales y algunas producciones, además de estimulantes premios. Eso nunca había ocurrido aquí con el teatro, la primera arte crítica del hombre. Ojala que no se detengan y que el teatro reciba el mismo apoyo que se le da a las artes musicales.

 C. H.- Cantidad y calidad no siempre van de la mano. Es bueno elevar los índices de actividad pero debe contribuirse a que la calidad estética, conceptual, artística y técnica se una a fin de que el incremento exponencial de lo bueno vaya a óptimo. El mejor teatro es el que se hace en las tablas, en las calles, en los barrios, en las comunidades. Si los números son altos pues se puede hablar que hay cantidad. Apostemos a que tanto Alcaldía de Caracas, el GDC e, incluso, la suma de otros entes estatales estudien los comportamientos de estas cifras y no caigan en la complacencia de metas sino de logros. ¡Ése es el reto! Si llegamos a 700 funciones de teatro, ¡pues que sean 700 funciones de alta factura artística! Si se propende a buscar de forma alterna talleres, encuentros, conferencias y otras vías de interrelación entre grupos/creadores y el público, se podrían cambiar algunos paradigmas. También está la voluntad política, que se prosiga y se fortalezca y así cantidad y calidad en algún momento hablará de ese “mejor teatro”. El teatro que Venezuela debe tener y debe ser capaz de exportar.

-. De acuerdo a lo que han podido ver ¿cuál es el estatus del teatro venezolano?
E. M.- No somos una potencia, pero sí tenemos dramaturgos respetados en todo el continente y hasta en Europa. Durante los últimos 30 años del siglo XX éramos un importante punto de referencia por los festivales internacionales que organizo y dirigió Carlos Giménez. Ojala que esos tiempos retornen, porque así nuestro pueblo y nuestros artistas podrán ver otros espectáculos y aprehender. Aquí hay pasión por el teatro, pero hay unos obstáculos o rémoras que no lo dejan crecer o expandirse, tenemos artistas, pero falta una coordinación con ellos y una sensata concertación con el Estado. Los festivales caraqueños son la avanzada de algo mayor que vendrá.
 C. H.- El status del teatro actual está siendo renovado por dramaturgos, directores, actores, productores, diseñadores que desde los años ochenta han buscado su nicho profesional, aun cuando otrora, un sector de la crítica y hasta de la institucionalidad artística cultural de esos tiempos, o no creyó en ellos o los obvió. Nombres como César Rojas, Elio Palencia, Gustavo Ott entre otros dramaturgos ahora son parte significante del nuevo estatus del teatro nacional o internacional. Han habido más estudios, más preparación, más ganas y, las tablas como el cine, demuestran esa renovación. Veamos a actores como Miguel Ferrari que ahora logra una película de alto vuelo. Detallemos como grupos y compañías independientes crecen y se fortalecen a pesar de los vaivenes de los subsidios y la falta de un mayor compromiso de entes gubernamentales. Ellos y muchos otros están logrando posicionar al nuevo teatro y su calidad es inocultable. El estatus del teatro venezolano está insuflado de buenos augurios. Sólo hay que seguirles apoyando. 
- Las expectativas para este Festival que inicia el próximo viernes 22 son muy grandes por parte del público, de las compañías, de las instituciones promotoras. ¿Qué espera AVENCRIT ver es esta segunda edición?

C. H.- Como crítico teatral y miembro de AVENCRIT siento que es prometedor que vitrinas como el Festival de Teatro de Ccs se institucionalicen y vayan más allá de algo coyuntural. Los festivales permiten, por su carácter festivo más que ir a sentarse a contemplar pasivamente en una butaca, fomentar el diálogo. Estamos urgidos de un compromiso de diálogo y de establecer caminos de apoyo con ellos y con nosotros, con los entes institucionales que crean y sostienen estos eventos como con el resto de la sociedad. El Festival en su segunda edición no sólo será espectáculo, será territorio de formación, espacio de reflexión y zona para el cruces de criterios. Como parte de un gremio que vuelve a tomar forma, espero que desde los teatros, las salas o desde los espacios no convencionales se produzcan cambios de fondo que revaloricen el arte, la sensibilidad, la tolerancia, la diversidad y la renovación.

E. M.- Algunos de los espectáculos programados ya los hemos visto, pero hay otros novedosos y, en especial, hay una audiencia que disfrutará mucha más porque hay montajes que no han visto jamás, especialmente esos que tienen el feo rotulo de “teatro comercial”.


-. ¿Habrá premios o reconocimientos de parte de la naciente asociación de críticos?
E. M.-  Tenemos proyectado dar el Premio Nacional de la Crítica para la temporada 2012 y también deberíamos exaltar a los tres montajes de calidad que se muestren en el Segundo Festival de Teatro de Caracas 2013. Hay que reconocer siempre al talento de nuestros artistas. Este festival es una especie de olimpiada teatral venezolana y debe dejar huella.

 C. H.- También que ello coadyuve a que un ente institucional “X” o "Y" pueda tener las recomendaciones del gremio a fin de que los ayude a circular en otros eventos internacionales. Eso es fundamental para decirle a Latinoamérica y al resto del orbe que en Venezuela hay talentos, que en este país hay una ilimitada cantera de artistas, grupos, compañías que esperan ser vistas y aplaudidas en otras latitudes. Insisto, que AVENCRIT genere reconocimientos es una cosa pero debe haber más y ese “más” es compromiso del Estado. 
- Este Festival es bastante plural desde el punto de vista político y estético ¿Ustedes creen que tenga repercusión en las líneas editoriales privadas que tradicionalmente no cubren las actividades del Gobierno Bolivariano?

C. H.-  Seré lacónico en la respuesta. No sé qué esperar de las líneas editoriales que no coinciden con el proceso. Si me repreguntan, lo vuelvo a pensar y siento que, sinceramente, su animadversión estará presente y no se evidenciarán giros sorpresivos. Si ello ocurriese –y lo aplaudiría públicamente- sería magnífico para el teatro como para la cultura de este país. Pero, ¿se puede pedir peras al olmo? ¡Ojala que me hagan pensar que hasta eso es posible!

E. M.-  No pidamos a los medios de comunicación que ayuden al teatro, pidamos a los medios cómo quieren que el teatro los ayude. Los medios de comunicación están en crisis pero pueden ganarse a la comunidad si participan más generosamente, como lo propone el artículo 100 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. No pueden desechar una noticia cultural polisémica de tales características como es el Segundo Festival de Teatro. No pueden dedicarse “a fusilar” los contenidos de Internet, cuando tienen noticias culturales nacionales a montón.