En ese auténtico “ateneo de la comunidad” del suroeste, o sea en el Teatro San Martín de Caracas (TSMC), se presenta la agrupación Pathmon (fundada hace siete años) con su positiva versión escénica de la popular pieza Las criadas, del ex ladrón, homosexual e intelectual francés Jean Genet, correctamente actuada por Maigualidad Gamero, Yhoana Bello y además José Gregorio Franquiz, quien es director del espectáculo.
Las criadas está inspirada en un sórdido crimen ocurrido en Francia, cuando dos mujeres que acompañaban en una casona a una encopetada señora, terminan involucrándose en su asesinato, tras celebrar un extraño ritual de transferencia de personalidades. Es una recreación de la historia criminal de las hermanas Christine y Lea Papin. Se trata de un texto de Genet, entregado en 1947, donde se realiza un juego cuyas reglas son la crueldad extrema, en donde las cachifas o sirvientas asumen la personalidad de la dama y al final se eliminan, ante la imposibilidad de ser como a la millonaria a quien sirven, ante el fracaso de convertirse en la otra dama de alcurnia y poder.
No es una pieza fácil de asimilar si se pretende explicar ese juego de las dos mujeres, ese teatro dentro del teatro, como un simple ritual de unas locas. Hay que sumergirse en la estética de Genet- París, 19 de diciembre de 1910/ París, 15 de abril de 1986- que procuraba la rebelión de los oprimidos, como lo fue predicando en toda su posterior producción intelectual, en sus ensayos, novelas y más piezas teatrales, llegando incluso a ser exaltado hasta por el mismo Jean Paul Sastre.
Se trata, pues, de una pieza conmovedora, “dura” como dicen los colombianos, en la que Genet planteó una gran parte de la intransigencia y marginación que llevaba dentro, porque la vivió y hasta tuvo que prostituirse para sobrevivir. Es un texto oportuno para estos tiempos cuando las desigualdades sociales ya no se pueden ocultar ni disfrazar más, ni achacar únicamente a los demás.
Para algunos teóricos, Las criadas no es otra cosa que una materialización del odio y la envidia del explotado por su incapacidad de ser el explotador, el no aceptarse como lo que es y pretender ser infiel a su propia condición social.
Resulta confortante encontrarse con un montaje de tanto compromiso ideológico como el que exhibe Pathmon, un trabajo artístico que además esta bien resuelto por sus intérpretes, personas de comprobada capacitación y ejercicio profesional. Un terceto de artistas jóvenes que está asumiendo un compromiso ideológico públicamente, algo que asombra en estos tiempos de tantos encubiertos o enmascarados.
Y Pathmon no está haciendo precisamente proselitismo político, sino mostrando en lo que creen y por lo cual luchan. Y por eso creemos que el público debe seguirles la huella para aplaudirlos o acompañarlos hasta donde lleguen.
Las criadas está inspirada en un sórdido crimen ocurrido en Francia, cuando dos mujeres que acompañaban en una casona a una encopetada señora, terminan involucrándose en su asesinato, tras celebrar un extraño ritual de transferencia de personalidades. Es una recreación de la historia criminal de las hermanas Christine y Lea Papin. Se trata de un texto de Genet, entregado en 1947, donde se realiza un juego cuyas reglas son la crueldad extrema, en donde las cachifas o sirvientas asumen la personalidad de la dama y al final se eliminan, ante la imposibilidad de ser como a la millonaria a quien sirven, ante el fracaso de convertirse en la otra dama de alcurnia y poder.
No es una pieza fácil de asimilar si se pretende explicar ese juego de las dos mujeres, ese teatro dentro del teatro, como un simple ritual de unas locas. Hay que sumergirse en la estética de Genet- París, 19 de diciembre de 1910/ París, 15 de abril de 1986- que procuraba la rebelión de los oprimidos, como lo fue predicando en toda su posterior producción intelectual, en sus ensayos, novelas y más piezas teatrales, llegando incluso a ser exaltado hasta por el mismo Jean Paul Sastre.
Se trata, pues, de una pieza conmovedora, “dura” como dicen los colombianos, en la que Genet planteó una gran parte de la intransigencia y marginación que llevaba dentro, porque la vivió y hasta tuvo que prostituirse para sobrevivir. Es un texto oportuno para estos tiempos cuando las desigualdades sociales ya no se pueden ocultar ni disfrazar más, ni achacar únicamente a los demás.
Para algunos teóricos, Las criadas no es otra cosa que una materialización del odio y la envidia del explotado por su incapacidad de ser el explotador, el no aceptarse como lo que es y pretender ser infiel a su propia condición social.
Resulta confortante encontrarse con un montaje de tanto compromiso ideológico como el que exhibe Pathmon, un trabajo artístico que además esta bien resuelto por sus intérpretes, personas de comprobada capacitación y ejercicio profesional. Un terceto de artistas jóvenes que está asumiendo un compromiso ideológico públicamente, algo que asombra en estos tiempos de tantos encubiertos o enmascarados.
Y Pathmon no está haciendo precisamente proselitismo político, sino mostrando en lo que creen y por lo cual luchan. Y por eso creemos que el público debe seguirles la huella para aplaudirlos o acompañarlos hasta donde lleguen.