Lo fundó hace 29 años, lo llevó a un nivel nunca antes alcanzado por ninguna otra institución y ahora lo tiene que abandonar, precisamente cuando él está en su mejor momento de raciocinio y de creación. Así paga la Universidad Central de Venezuela a quien bien le sirve. Es por eso que el periodista y teatrero Armando Carías,(Caracas, 1952) dejó la dirección general del Teatro Universitario para Niños El Chichón.
Ante el torrente de nuestras preguntas y de comentarios impublicables por ahora, pero no exentos de verdad, Carias explica que como la UCV lo jubiló, él se vio obligado a abandonar al más famoso grupo de teatro para niños que existe en Venezuela y el que más ha perdurado. “El Chichón no era mío, pero sí es una creación mía, a cual creamos, con otros artistas, en mayo de 1978, pero la institución es de la Universidad. Yo no voy a reclamar una propiedad que no me pertenece. Si la UCV me pagó a lo largo de 29 años y además me dio tantas oportunidades de desarrollo profesional y cultural y además construí buena parte de mi vida en el claustro, lo menos que yo puedo hacer es intentar irme en armonía con la UCV, pese a que en estos momentos no comparta algunos de sus planteamientos, pero más allá de eso, la UCV fue mi hogar, mi casa. Me dio posibilidades de desarrollo personal, ahí conocí a quien hoy es mi esposa y mis hijos han estado en todas las instancias educativas de la UCV; mi hija se gradúa de médico. Yo no tengo otra cosa sino agradecimientos hacia la UCV”.
-¿Cuántas obras dirigió usted o hizo El Chichón durante su etapa?
- Inicialmente se hicieron tres espectáculos por año, pero a eso hay que sumarle otros montajes o actividades que no tuvieron mayores despliegues en las carteleras, ya que eran actividades para los circuitos escolares. Yo siempre digo que la mayor parte del trabajo de El Chichón es anónimo, porque no siempre es aparecer en el Aula Magna o en la Sala de Conciertos. En 29 años creo que se hicieron más de 100 montajes. Su primer espectáculo se mostró el 7 de octubre de 1978, cuando se estrenó Pluf el fantasmita de la autora brasileña Maria Clara Machado
-¿Qué pasará con El Chichón?
-Legalmente, el cargo mío debe salir a concurso, tal como lo establece la normativa legal, pero mientras eso sucede se nombra a un director encargado, que en este caso es Edgar Paredes, quien fue mi asistente durante estos 29 años, y Dewis Durán, quien ha sido mi actor y productor durante 18 años, queda como productor, hasta que se llame a concurso para esos cargos y ellos podrán concursar. Y uno de ellos debería ser el designado. Yo lo que no quiero, y se lo dije a Domingo García, actual director de Cultura, que se repita con El Chichón la triste y dolorosa experiencia que se vivió con el Teatro Universitario (TU), donde jubilaron a su director y comenzaron una especie de caravana de directores invitados.
-¿Pero qué terremoto sacudió a la UCV?
-La otrora directora de cultura de la UCV, entre las muchas cosas malas que hizo, fue destruir el alma del teatro universitario. ¿Cómo? Jubiló a Gustavo Meléndez que era su director, un integrante que tenia 30 años dentro del grupo, y comenzó a rotar directores, como la famosa presencia de Luigi Sciamanna, después Alba Chacón y ahora vienen cuatro. Eso no le da arraigo ni pertenencia ni estabilidad a un grupo. Cuando una directora de Cultura indolente, que no le interesa el sentimiento de arraigo jubila a una persona que no quiere jubilarse, no digo que ese sea mi caso, esta debilitando a las instituciones.
-¿A usted quién lo jubila?
-Yo le dije a Domingo García: yo me jubilo contra mi voluntad, pero lo acepto porque uno cumple ciclos en la vida y yo no quiero que en El Chichón pase lo que pasó en el TU, y el me dio su palabra.
-¿Ahora que pasará con Armando Carias?
-Quiero despedirme de los escenarios de la UCV y lo haremos con un espectáculo monumental, La guitarra de oro, de Alicia Sergent, con música de Antonio Khan que será interpretada por la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la conducción de Alfredo Rugeles. A mi llamaron a dirigir ese evento, donde estará, por supuesto, El Chichón, además de varias agrupaciones artísticas de la UCV. Inicialmente se estrenaría el próximo 28 de julio. Actualmente estoy al frente de la Radio Nacional de Venezuela Activa, que es un trabajo absorbente. La jubilación no me ha afectado, porque además estoy vinculado activamente con el proceso revolucionario que comanda el presidente Hugo Chávez.
-¿Pero el teatro infantil si necesita de usted?
- La necesidad personal de hacer teatro para niño nunca va a desaparecer pero en este momento tengo un compromiso con este proceso, porque hay que cubrir una urgente necesidad comunicacional, trabajo que además la hago con mucho agrado,
-¿Valieron la pena esos 29 años en el teatro infantil?
-Seria muy pretencioso de mi parte aceptar que uno ha sido importante. Uno en el teatro infantil no debe pretender formar espectadores para el mañana, porque esa es una forma de minimizar el rol del teatro para niños y del creador sino del propio niño. Los niños son importantes ahora y para el futuro, pero esos niños tienen que ser felices hoy. Eso de que el teatro infantil forma al espectador del mañana es una gran subestimación y una falta de respeto al creador que trabaja para niños. El teatro para niños es fundamentalmente para hacer feliz al niño ahora . El teatro para niños es un fin en si mismo y no es un transito hacia otro estadio.
Ante el torrente de nuestras preguntas y de comentarios impublicables por ahora, pero no exentos de verdad, Carias explica que como la UCV lo jubiló, él se vio obligado a abandonar al más famoso grupo de teatro para niños que existe en Venezuela y el que más ha perdurado. “El Chichón no era mío, pero sí es una creación mía, a cual creamos, con otros artistas, en mayo de 1978, pero la institución es de la Universidad. Yo no voy a reclamar una propiedad que no me pertenece. Si la UCV me pagó a lo largo de 29 años y además me dio tantas oportunidades de desarrollo profesional y cultural y además construí buena parte de mi vida en el claustro, lo menos que yo puedo hacer es intentar irme en armonía con la UCV, pese a que en estos momentos no comparta algunos de sus planteamientos, pero más allá de eso, la UCV fue mi hogar, mi casa. Me dio posibilidades de desarrollo personal, ahí conocí a quien hoy es mi esposa y mis hijos han estado en todas las instancias educativas de la UCV; mi hija se gradúa de médico. Yo no tengo otra cosa sino agradecimientos hacia la UCV”.
-¿Cuántas obras dirigió usted o hizo El Chichón durante su etapa?
- Inicialmente se hicieron tres espectáculos por año, pero a eso hay que sumarle otros montajes o actividades que no tuvieron mayores despliegues en las carteleras, ya que eran actividades para los circuitos escolares. Yo siempre digo que la mayor parte del trabajo de El Chichón es anónimo, porque no siempre es aparecer en el Aula Magna o en la Sala de Conciertos. En 29 años creo que se hicieron más de 100 montajes. Su primer espectáculo se mostró el 7 de octubre de 1978, cuando se estrenó Pluf el fantasmita de la autora brasileña Maria Clara Machado
-¿Qué pasará con El Chichón?
-Legalmente, el cargo mío debe salir a concurso, tal como lo establece la normativa legal, pero mientras eso sucede se nombra a un director encargado, que en este caso es Edgar Paredes, quien fue mi asistente durante estos 29 años, y Dewis Durán, quien ha sido mi actor y productor durante 18 años, queda como productor, hasta que se llame a concurso para esos cargos y ellos podrán concursar. Y uno de ellos debería ser el designado. Yo lo que no quiero, y se lo dije a Domingo García, actual director de Cultura, que se repita con El Chichón la triste y dolorosa experiencia que se vivió con el Teatro Universitario (TU), donde jubilaron a su director y comenzaron una especie de caravana de directores invitados.
-¿Pero qué terremoto sacudió a la UCV?
-La otrora directora de cultura de la UCV, entre las muchas cosas malas que hizo, fue destruir el alma del teatro universitario. ¿Cómo? Jubiló a Gustavo Meléndez que era su director, un integrante que tenia 30 años dentro del grupo, y comenzó a rotar directores, como la famosa presencia de Luigi Sciamanna, después Alba Chacón y ahora vienen cuatro. Eso no le da arraigo ni pertenencia ni estabilidad a un grupo. Cuando una directora de Cultura indolente, que no le interesa el sentimiento de arraigo jubila a una persona que no quiere jubilarse, no digo que ese sea mi caso, esta debilitando a las instituciones.
-¿A usted quién lo jubila?
-Yo le dije a Domingo García: yo me jubilo contra mi voluntad, pero lo acepto porque uno cumple ciclos en la vida y yo no quiero que en El Chichón pase lo que pasó en el TU, y el me dio su palabra.
-¿Ahora que pasará con Armando Carias?
-Quiero despedirme de los escenarios de la UCV y lo haremos con un espectáculo monumental, La guitarra de oro, de Alicia Sergent, con música de Antonio Khan que será interpretada por la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la conducción de Alfredo Rugeles. A mi llamaron a dirigir ese evento, donde estará, por supuesto, El Chichón, además de varias agrupaciones artísticas de la UCV. Inicialmente se estrenaría el próximo 28 de julio. Actualmente estoy al frente de la Radio Nacional de Venezuela Activa, que es un trabajo absorbente. La jubilación no me ha afectado, porque además estoy vinculado activamente con el proceso revolucionario que comanda el presidente Hugo Chávez.
-¿Pero el teatro infantil si necesita de usted?
- La necesidad personal de hacer teatro para niño nunca va a desaparecer pero en este momento tengo un compromiso con este proceso, porque hay que cubrir una urgente necesidad comunicacional, trabajo que además la hago con mucho agrado,
-¿Valieron la pena esos 29 años en el teatro infantil?
-Seria muy pretencioso de mi parte aceptar que uno ha sido importante. Uno en el teatro infantil no debe pretender formar espectadores para el mañana, porque esa es una forma de minimizar el rol del teatro para niños y del creador sino del propio niño. Los niños son importantes ahora y para el futuro, pero esos niños tienen que ser felices hoy. Eso de que el teatro infantil forma al espectador del mañana es una gran subestimación y una falta de respeto al creador que trabaja para niños. El teatro para niños es fundamentalmente para hacer feliz al niño ahora . El teatro para niños es un fin en si mismo y no es un transito hacia otro estadio.