Agoteatro, empresa cultural que lideriza Virginia Aponte, es
una positiva alternativa con la cual
cuenta el teatro de arte en Venezuela, o sea
espectáculos bien hechos y con textos respetables, nada banales. Lleva dos décadas en esos complejos avatares
de mostrar teatro artístico sin contar con presupuestos millonarios para
invertir en escenografías, vestuarios y elencos con actores reconocidos, además
de las indispensables campañas publicitarias. Una institución privada formada
en los predios y con la gente de la Universidad Católica Andrés Bello.
La primera lucha de
Virginia Aponte ha sido capacitar con el
Teatro UCAB a excelentes comediantes y después atrapar a algunos de ellos para
los espectáculos de Agoteatro. Hace 20
años comenzó un trabajo de proyección, pero siempre de manera sencilla y con
textos que implican siempre
investigaciones.
Eso le ha funcionado y es por eso que para conmemorar esas dos
décadas de labores que todos los venezolanos han visto y aplaudido, escribió y llevó a escena su pieza Sólo sé
de mi, la cual exhibió en la UCAB y después hizo temporada en el Teatro Escena
8, espacio muy reconocido del teatro
comercial, donde tuvo que ceñirse a las
normas que imperan en ese sector, como es aquella de que “lo importante es la
taquilla, sea como sea lo que se exhiba”, para mostrar su producto cultural.
-¿Por qué cayó en la densidad
filosófica de Hannah Arendt para
teatralizarla en la pieza “Sólo sé de mí”?
-La densidad es el resultado de penetrar el dilema del pensamiento
y las emociones en mi trabajo.Con Hannah Arendt descubrí que el dilema podía dejar de serlo y que apostar por
comprender era el camino.Hannah me permitió tomar de ella su capacidad intelectual y dejarme vivir una de
sus ideas más maravillosas. Ella me permitió
comprender que sí
era posible “pensar con el
corazón'', como lo enseña Edith Stein en mi pieza El regreso, la cual montamos en la
temporada 2009, e inicié así mi trilogía sobre
pensadoras judías.
-¿Cómo creó su texto y cómo lo llevó a escena?
- Durante dos años los escritos de Hannah me acompañaron a todas partes. No sabía cómo comenzar a escribir. Un día sin más titubeos asumí que ya tenía lecturas suficientes como para aventurarme a encontrarme con el reto de teatralizar su pensamiento y sin saber hacia dónde me dirigía comencé a escribir. Funcionó. Las ideas de Hannah comenzaron a encajar en esa especie de rompecabezas que va tomando forma y comprendí que la única manera de escribir sobre Hannah era con un corazón pensante. Me apropié con libertad de su pensamiento como testimonio viviente y así nació esa mujer que en apariencia es distante y que cuando uno penetra su palabra descubre su apuesta por el “Amor Mundi”.
-¿Qué pasará ahora con el espectáculo'?
- Durante dos años los escritos de Hannah me acompañaron a todas partes. No sabía cómo comenzar a escribir. Un día sin más titubeos asumí que ya tenía lecturas suficientes como para aventurarme a encontrarme con el reto de teatralizar su pensamiento y sin saber hacia dónde me dirigía comencé a escribir. Funcionó. Las ideas de Hannah comenzaron a encajar en esa especie de rompecabezas que va tomando forma y comprendí que la única manera de escribir sobre Hannah era con un corazón pensante. Me apropié con libertad de su pensamiento como testimonio viviente y así nació esa mujer que en apariencia es distante y que cuando uno penetra su palabra descubre su apuesta por el “Amor Mundi”.
-¿Qué pasará ahora con el espectáculo'?
-Queremos llevarlo a Nueva York, pero el Festival previsto para
octubre fue adelantado para mayo y perdimos la oportunidad, así que ante la
circunstancia decidimos intentar presentar en octubre la pieza de nuevo, probablemente
de nuevo en la UCAB y con posibilidades de un fin de semana en la sala Humboldt, mágico lugar que
nos permitiría la realización de un foro al terminar la pieza. Estamos
convencidos que la reflexión que nos permite el pensamiento de Hannah nos abre
un camino con luz. No podemos encerrar en la oscuridad una apuesta a la
esperanza y eso es Sólo sé de mí.
-¿Satisfecha?
-Sí, muy satisfecha por los resultados porque logramos llevar al
público a ver la pieza en Escena 8 y logramos abrir un espacio para la reflexión en las zonas teatrales de
Caracas. El público se mostró muy interesado. Y para mi escuchar las distintas
opiniones que la pieza generó fue una ratificación de que si tenemos un público
abierto a un teatro que te exige mucho.
-¿Qué viene después?
-Viene La virgen roja, texto escrito sobre el pensamiento de
Simone Weil, donde se plantea un experimento dramático que si resulta,
permitirá recorrer muchas aulas y universidades. Es la tercera mujer judía que
reúno en mi trilogía ''Pensar con el corazón''.
-¿Cómo va la obra social en El Páramo?
-El trabajo del grupo en El Páramo va concretándose más cada día.
Se extiende nuestro contacto con las comunidades y hemos conseguido trabajar
más a fondo en zonas aisladas de muy difícil acceso. Salimos los primeros días de agosto a iniciar nuestras actividades de teatro
con los integrantes del Teatro UCAB. La idea es darles talleres teatrales a 400
niños que no podrían recibirlos por lo aislado de sus comunidades. Es abrir una
opción de crecimiento e igualdad a todos esos muchachos que con tanta ilusión
esperan sus vacaciones. Por otra parte se han abierto experiencias nuevas en
comunidades que estaban con serios problemas de abandono del campo. Volver a
apreciar sus raíces y hacerles comprender que vivir en sus tierras es
fundamental para el país que queremos. Y en Caracas pudimos trabajar con
Antímano, La Vega, Carapita y Las Mayas, donde unos 600 niños se benefician con
los jóvenes del grupo. Y seguimos.
37 años de Teatro UCAB
Han transcurrido 37 años de la puesta en marcha del Teatro de la
Universidad Católica Andrés Bello (Teatro UCAB), fenómeno educativo que ha contribuido al
fortalecimiento de la sociedad civil y además a la repotenciación de una
disciplina artística importante. Virginia Aponte, una de sus fundadoras y
columna clave por su accionar dentro y fuera del claustro académico, cuenta que entre 1974 y 1975 se trabajó para
arrancar con el grupo teatral de Humanidades que el padre Plaza le había pedido
al profesor Marcos Reyes Andrade. “En esa época estaba en el último año de Comunicación
Social y Marcos había sido mi profesor de teatro dos años antes. Él convocó a
unos alumnos, entre ellos Javier Vidal y yo para darle vida a El proceso a
Jesús de Diego Fabri. Estuvimos trabajando en esa idea desde octubre hasta
abril, donde yo era la asistente de dirección, La estrenamos el 17 de ese mes y
a partir de ese momento empezamos a caminar juntos, Marcos y yo. Comencé a
trabajar a partir de 1975 en la UCAB, después que la dirección de Cultura me
contrató como profesora a tiempo completo. Marcos se fue años después y el rector Guido Arnal creó el
cargo de directora del grupo Teatro UCAB y se me dio el nombramiento. Nuestro
horizonte profesional era que el grupo
pudiese hacer conocer el mejor teatro posible en el ámbito universitario
y además estar en condiciones de presentarlo en el interior del país. En total
no son menos de 100 textos los que hemos escenificado, hasta ahora”.