Alberto Ravara explica su trabajo social con el teatro desde Parque Central. |
Es otro
Quijote que en este caso vino desde Argentina hacia 1981 y se quedó
recorriendo y trabajando en Venezuela por sus cuatro costados, enseñando el
teatro como pensamiento y acción. Desde hace 17 años, instalado en Parque
Central de Caracas, proyecta, organiza y presenta un singular Festival Internacional
de Teatro y Títeres en las comunidades de toda la zona metropolitana caraqueña.
Y es por eso que entre el 13 de octubre y el 5 de noviembre, con entrada libre
y gratuita, realiza el Fetcom 17.
Hablamos
de Alberto Ravara, una especie de gurú del teatro sociocultural, que con
papeles en mano revela como está realizando la muestra de este año 2017 con 18
grupos teatrales nacionales y dos internacionales, con los cuales ha proyectado
59 funciones, 59 conversatorios, 15 talleres motivadores en las comunidades de
la Gran Caracas. Además adelanta tres talleres magistrales, 77 registros
audiovisuales, además de encuentros y reconocimientos. En suma ejecutará, él y
toda lo gente, voluntariosa y muy comprometida, que lo acompaña, unas 215
actividades de promoción investigación, difusión y formación teatral en valores
humanos y sociales.
El, Alberto
Ravara, insiste en que está dispuesto al debate inteligente razonado y por eso repite,
parafraseando a un legendario periodista que fue víctima de los nazis en
Checoslovaquia, que “con férrea voluntad trabajamos, con cierta inteligencia y
sensibilidad proyectamos, con inmensa alegría vivimos, nuestra impronta y nuestro
nombre nunca debe ser asociado a la tristeza, a la ignorancia o al rencor. Por
la vida, por la alegría y por el teatro vivimos y así seguiremos en los tiempos
con los saberes milenarios del teatro”.
Lamenta
y se lo manifestó a este periodista que no pudo programar a otras 264
agrupaciones idóneas que querían participar. No tenía los recursos y lo que
ahora hace se ha logrado de manera autosustentable. Se quedó esperando las ayudas
prometidas, pero espera que para fechas posteriores lo hagan, le cumplan, porque
no trabaja para él, sino para el pueblo venezolano que cada vez más ama y hace
su cultura. Y espera que en el teatro La Rampa (que lo dirige José Gregorio
Magdaleno), en el sótano del edificio San Martín, pueda recibir a la gente ansiosa
de ver teatro.
Nosotros
veremos lo que está a nuestro alcance y reseñaremos como nos corresponde, porque
otro mundo es posible si somos capaces de imaginarlo.
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