El elenco de "Peludas en el cielo" |
Para exaltar a la
actriz Francis Rueda por su Premio Nacional de Teatro 2017, la Compañía
Nacional de Teatro (CNT) se instala en la sala Anna Julia Rojas, de Unearte, durante
este fin de semana, donde presentará el montaje Peludas en el cielo, una obra de Gustavo Ott, puesta escena por
Carlos Arroyo y protagonizada por la comediante homenajeada, junto a Aura Rivas,
Vanessa Vásquez y Luis Domingo González, dentro del dispositivo
escenográfico del finado Rafael Sequera. Las funciones del espectáculo están pautadas
para el sábado 21 y el domingo 22 de octubre, a partir de las 4:00 de la tarde,
con un costo de 800 bs por entrada.
Aura Rivas, quien obtuvo el Premio Nacional de
Teatro en el año 2010, comentó que le parece más que justo que Francis Rueda
reciba el Premio máximo de las artes escénicas venezolanas porque su carrera
profesional es impresionante, tanto en número de montaje y en la calidad de
cada uno de sus trabajos, además de haber tenido un respetable trabajo en la televisión
y el cine venezolanos. “Yo la conozco desde los años 73, cuando se enamoró de
Gilberto Pinto, con quien se casó y concibieron a un hijo, Máximo. Con ella
participe en los años 80 para la fundación de la Compañía Nacional de Teatro, que
dirigió Isaac Chocrón, y es también por su
insistencia que ahora la CNT se ha
abierto a contratar un elenco estable y mantener así una temporada permanente de teatro, precisamente
en el teatro Nacional, como sede. No me cansare de repetir a todos los vientos
que Francis es un valioso ser humano y una profesional que a buena hora se le
premia, porque es digno ejemplo para la juventud venezolana y además es una
mujer comprometida con los avances sociales de la feminidad lograda en este proceso
revolucionario, iniciado por el comandante Hugo Chávez. Y estoy, además satisfecha,
de que se le haga este homenaje en Unearte”.
PELUDAS EN EL CIELO
Hay que recordar
que Peludas en el cielo, ganadora del Premio Apacuana de Dramaturgia Nacional 2015, creado por
el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, puede calificársele como un
sainete venezolano contemporáneo y es una producción de la Compañía Nacional de
Teatro.
Esta obra, que fue
estrenada en el estado Zulia y también participó en el Festival de Teatro de
Caracas 2016, plasma en la escena teatral los temibles vuelos de las mariposas palometas peludas
en la región del Delta del Orinoco, las cuales han retornado. Ahora no serán en
la región oriental venezolana, sino en Caracas. Que no cunda el pánico ante la
reaparición del peligroso lepidóptero distrisio o hylesiua
metabus y sus pelos que producen enfermedades epidemiológicas
entre las que destacan: erosiones, alergias en la piel y conjuntivitis; en
algunos casos estas afecciones están acompañadas por fiebre y trastornos
respiratorios.
Cuenta el
director Arroyo (Chabasquén, 14 de octubre de 1965, Portuguesa) que la pieza
transcurre en este temible siglo XXI, en la población de
Piacóa, Delta del Orinoco, al noroeste venezolano, en la humilde casa de las
Pacheco (Mariana y Yesenia), donde coinciden la maestra Rita y el amigo Luis
Domingo González. Estos personajes, amantes de la libertad pero conscientes de
las limitaciones que tienen por sus precarios recursos económicos, superan
cualquier asomo del aburrimiento cotidiano recordando los tiempos idos,
paseándose por las inconmensurables páginas de la poesía universal y la que la
ellos mismos pueden componer o armar, y especialmente sueñan con todo lo que
podrían hacer, como viajar a París, si se ganan la lotería para lo cual
compraron un billete. Pero se les presenta un delicado problema: cómo dominar
la invasión de mariposas peludas que les pueden destruir todos sus anhelos si
llegan a enfermarse con la plaga que ellas transmiten y mucho más ante
las naturales carencias de medicinas adecuadas para curarse.
Por supuesto que
las palometas peludas son una metáfora del autor que le propone a sus
espectadores venezolanos, porque las incómodas mariposas son algo más de lo que
representan físicamente.
Para Arroyo, el
dramaturgo Ott (Caracas, 1963) es un digno heredero de la escuela teatral de
José Ignacio Cabrujas porque toma personajes y situaciones venezolanos y los
recrea dentro de un espacio simbólico para desarrollar sus tareas
escénicas, que siempre son críticas y que en esta pieza su mayor conflicto son
las palometas peludas y todo lo que ellas ocasionan y el peligro que
representan, tanto en lo físico como en lo simbólico. No es una pieza con
intenciones ecologistas, sino que utiliza la existencia real de las mariposas
para invitar a reflexionar más allá.
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