El gran autor rumano-francés |
La noticia no hemos podido verificarla, pero de ser
cierta, es preocupante: la mención Artes Escénicas de la Escuela de Artes de la
UCV (creada por Isaac Chocrón Serfati, en 1978) no fue abierta para el lapso
del 2020, porque casi no había alumnos y tampoco se consiguieron
los profesores idóneos.
Mientras esto ocurre, el
Ministerio del Poder Popular para de Cultura por intermedio de la Fundación
Compañía Nacional de Teatro (puesta en marcha por el mismo Chocrón Serfati, en
1984) anunció una vigorosa programación con más de una decena de espectáculos y otros eventos artísticos,
diseñados y coordinados por el director Carlos Arroyo.
Mientras tanto, en el sector privado, se anuncia
que la Asociación Cultural Humboldt, ambiciosa institución creada por
inmigrantes alemanes y apuntalada con una de las mejores salas de Caracas,
proseguirá con su ciclo destinando a mostrar los más selectos textos de William
Shakespeare, todo eso pensado y coordinado por Federico Pacanins, los cuales después
mostraran en el todopoderoso canal You Tube Y mientras
tanto, la Fundación Cultural Teatro Trasnocho rompe fuegos con la sexta entrega
de su Festival de Jóvenes Directores, la cual comenzó con la pieza Las
sillas de Eugene Ionesco, legendario escritor (Slatina, Rumania, el 26
de noviembre de 1909/Paris, 28 de marzo de 1994).
Pero sobre este Festival hay que recalcar que en esta era digital en la cual la pantalla del teléfono inteligente, la
computadora, el E-Book, las Tablet nos rodean, nos acosan y nos obligan a
inclinar la cabeza ante su poder, pues no integrarnos, sería como condenarnos
al ostracismo, sucede un interesante fenómeno: los jóvenes venezolanos aún se
apasionan por el teatro. Sí, el mismo teatro que nos viene desde tiempos
inmemoriales, el foro en el cual los ciudadanos podrían expresar sus críticas a
inconformidades, sigue vivo. El mismo teatro que nos sorprende una y otra vez
al presentar sobre el escenario esa mezcla de ingenio, conocimiento, emoción y
vitalidad, capaz de representar y proyectar mundos en nuestra imaginación, con
la palabra, el gesto, con los silencios, con el juego de la luz y oscuridad,
con su texto. El teatro nos hechiza y transporte siempre.
.Verónica Etiene, licenciada en
Comunicación Social, eligió Las sillas de Eugene Ionesco y tenía en
el elenco a Erick Palacios, Sara Valero Zelwer y Rafael Gorrochotegui. Se
presentó, a sala llena, del 17 al 26 de enero, a las 7:30 pm. 7:00 pm y 6:00 pm.
Las sillas, considerada obra maestra" del teatro del absurdo,
logra combinar con precisión "la tragedia, con toda su
falsedad y todo lo grotesco, y, por otro, la comedia".
Ahí se plasma la historia
de una pareja de ancianos que viven aislados del mundo, quienes
ante el final de sus vidas se preguntarán qué han hecho y que les queda por
vivir. Ante este hecho, la pareja convoca una recepción en su casa a la que
acuden grandes personalidades para comunicarles un mensaje y con el
único problema de que todos ellos sólo existen en sus mentes.Hay una lectura política pero nos reservamos esto,por ahora.
Las sillas, con la participación activa de no
menos veintena de sillas y taburetes "hace pensar y reflexionar al espectador". Ahí el autor
propone "un viaje desde el
vacío existencial hasta una plenitud" de los personajes que
"está en su fantasía", ya que sus invitados "sólo existen para
ellos".
Este espectáculo caraqueño que vimos de Las sillas, está
en el logico proceso de definición actoral (son muy jóvenes y faltos de experiencia) pero
se hace soportable a pesar de las dos horas de duración.
Algunos teóricos explican la "importancia" de la
simbología y los signos del decorado como es la aparición de las sillas vacías
en el escenario que representan a los "invitados invisibles" y
que todo ello significa "la presencia de la ausencia" y
que no es más que un "poema visual que se centra en los detalles".
Nosotros pues asistimos a este nuevo experimento juvenil y estamos a
la espera de que los otros montajes superen las deficiencias de la
inexperiencia, que es el denominador común de estos eventos.
Y. por qué estamos escribiendo sobre Las sillas de Ionesco, porque el teatrero y cinéfilo Rafael Marín
ha logrado que su programa Venezuela
sobre tablas, que se presenta periódicamente en el canal local de Globovision, haya
logrado llegar a miles de miles de espectadores, con lo cual el teatro y la
buena televisión,algo que escasea, ganaron muchísimo y especialmente la comunidad que los presenció.
Va bien este proyecto de Marín.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario