Los caraqueños se quedaron sin espectáculos teatrales en diciembre del 2006. De nuevo les cerraron las puertas de las salas, precisamente durante el mejor mes, cuando hay dinero en abundancia y tiempo libre de sobra para disfrutar de los respectivos eventos. “En el 2006, al parecer la campaña electoral asustó no sólo a los artistas sino también a los empresarios”, es una de las excusas que se escuchan. La verdad es que las hallacas y las gaitas, entre otras diversiones, predominan en la cultura criolla durante el duodécimo mes, al cual debería cambiársele el nombre y renombrarlo con algo así como “Consumo Express”. No hay que olvidar que en diciembre del 2005, el Ateneo hizo abultadas taquillas con el espectáculo erótico ¡Oh Caracas!, producción de Esteban Trapiello, el cual se mantuvo hasta la antesala del Festival Internacional de Teatro, en marzo.
No hay que buscarle mayores explicaciones por ahora al mutis teatral. Es muy difícil, pero no imposible, cambiarle las costumbres a un pueblo. Ojalá que eso cambie y que aquí se monte, como se hizo en otros años, la ópera Amahl y los visitantes nocturnos, del compositor italiano Gian Carlos Menotti, obra que en Madrid, según reseña el diario El País, optaron por convertir a los casi abstractos espectros de su libreto en los muy concretos tres reyes magos que vienen de Oriente.
Amahl y los Reyes Magos, como la retitularon, se presentó en el Teatro Fernando de Rojas, bajo la dirección musical de Miguel Ángel Arqued, la cual incluía la novedad de las marionetas gigantes diseñadas por Lourdes Sánchez y Cristina Llanos, en una escenografía de Carla García y Marina Martín. Este teatro musical, con libreto del propio compositor, se estrenó en España en 1961, fue escrito originalmente para el estadounidense canal de televisión “Hallmark Hall of Fame”, en una época en que la cultura musical norteamericana dejaba sentir las influencias del musical.
Encargaron a Menotti una ópera y el argumento ideado por el creador era el de un niño cojo que toca la flauta, vive solo con su madre y recibe la misteriosa visita de tres espectros en la noche de Navidad. Podría decirse que Amahl... es en gran medida el propio Gian Carlo, que nació el 7 de julio de 1911 en Varese y se naturalizó norteamericano al emigrar junto a su madre viuda cuando era un inquieto estudiante del conservatorio Verdi de Milán.
Amahl..., pequeña joya del repertorio del siglo XX, no es una más dentro de las 30 de su autor, sino un esfuerzo por acercar a los niños al terreno de la gran música. Lo que en principio podría ser un tierno cuento de Navidad tiene como fondo la trágica soledad de un niño minusválido con talento para la música que sólo tiene en el mundo el amor y la protección de su madre. Cuando Amahl ve desde la ventana una estrella de enormes dimensiones que atraviesa el cielo sabe que algo va a pasar y recibe la visita de esos tres espectros nocturnos y promisorios.
No hay que buscarle mayores explicaciones por ahora al mutis teatral. Es muy difícil, pero no imposible, cambiarle las costumbres a un pueblo. Ojalá que eso cambie y que aquí se monte, como se hizo en otros años, la ópera Amahl y los visitantes nocturnos, del compositor italiano Gian Carlos Menotti, obra que en Madrid, según reseña el diario El País, optaron por convertir a los casi abstractos espectros de su libreto en los muy concretos tres reyes magos que vienen de Oriente.
Amahl y los Reyes Magos, como la retitularon, se presentó en el Teatro Fernando de Rojas, bajo la dirección musical de Miguel Ángel Arqued, la cual incluía la novedad de las marionetas gigantes diseñadas por Lourdes Sánchez y Cristina Llanos, en una escenografía de Carla García y Marina Martín. Este teatro musical, con libreto del propio compositor, se estrenó en España en 1961, fue escrito originalmente para el estadounidense canal de televisión “Hallmark Hall of Fame”, en una época en que la cultura musical norteamericana dejaba sentir las influencias del musical.
Encargaron a Menotti una ópera y el argumento ideado por el creador era el de un niño cojo que toca la flauta, vive solo con su madre y recibe la misteriosa visita de tres espectros en la noche de Navidad. Podría decirse que Amahl... es en gran medida el propio Gian Carlo, que nació el 7 de julio de 1911 en Varese y se naturalizó norteamericano al emigrar junto a su madre viuda cuando era un inquieto estudiante del conservatorio Verdi de Milán.
Amahl..., pequeña joya del repertorio del siglo XX, no es una más dentro de las 30 de su autor, sino un esfuerzo por acercar a los niños al terreno de la gran música. Lo que en principio podría ser un tierno cuento de Navidad tiene como fondo la trágica soledad de un niño minusválido con talento para la música que sólo tiene en el mundo el amor y la protección de su madre. Cuando Amahl ve desde la ventana una estrella de enormes dimensiones que atraviesa el cielo sabe que algo va a pasar y recibe la visita de esos tres espectros nocturnos y promisorios.
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